Por Lorenzo García Aretio
Hoy exponemos aspectos esenciales del octavo artículo de RIED más citado de 2018 de entre todos los publicados (36) en ese año, Vol. 21(1) y Vol. 21(2). Es decir, uno de los artículos de RIED que más impacto han generado. Debajo aparece la referencia del trabajo y el enlace para poder consultarlo junto a las fuentes bibliográficas del artículo. Las citas en este caso hasta el día de la fecha en Google Scholar, son un total de 148. Y, por otra parte, aquí se muestran todos los artículos resumidos en esta serie.
La temática de la evaluación del desempeño docente ha evolucionado por diferentes fases y etapas: ha pasado de la evaluación de los docentes de primaria- secundaria a la de los de universidad; de la utilización de modelos donde el único informante era el estudiante, a modelos donde se recoge información de diferentes fuentes/agentes; y de modelos donde solo se utilizaba un cuestionario a la aplicación de una variedad de ellos, para la combinación y triangulación de la información encontrada. Y ha evolucionado de una etapa en la que se trataba de identificar variables o factores asociados a la eficacia docente, a otra centrada en la transferencia de modelos de calidad de la empresa (EFQM), y a una perspectiva sistémica.
Al hablar de la evaluación del docente universitario, nos encontramos inicialmente con una serie de problemas:
- la dificultad de conceptualizar qué podemos entender por buen profesor,
- los problemas inherentes a la medición de los conocimientos o aptitudes pedagógicas de un profesor,
- los problemas de carácter práctico que se nos presentan respecto a las estrategias más adecuadas que debemos seleccionar para llevar a cabo el proceso evaluador, y
- la existencia de la renombrada libertad de cátedra que para algunas personas es sinónimo de garantía de calidad y de la no necesidad de evaluación de la actividad que desempeñan.
Para hablar de evaluación del desempeño docente debemos tener en consideración diferentes aspectos que la pueden condicionar, como son:
- el nivel en el que está desarrollando la acción formativa (grado, postgrado, master, doctorado);
- la modalidad formativa en la que actúa (presencial, semipresencial o virtual);
- las funciones académicas de la institución (docencia, investigación, extensión y gestión);
- que la función docente se desempeñe a tiempo completo o parcial.
Esta acción evaluadora tendrá una doble finalidad, por una parte, el mejoramiento de los aprendizajes que adquieren los estudiantes, y por otra, el perfeccionamiento del propio docente.
El “Centro Interuniversitario de Desarrollo” (CINDA) ha sistematizado birn las áreas respecto a las cuales se debe recoger información para una evaluación significativa del desempeño docente:
- Planificación de las actividades docentes;
- Ejecución de las actividades docentes;
- Evaluación de los aprendizajes (capacidad del profesor para asegurar que sus estudiantes logren aprendizajes significativos, dando fe pública de ello);
- Evaluación de la práctica pedagógica; y
- Compromiso con el proyecto educativo institucional.
Por otra parte no podemos olvidarnos de la significación que están adquiriendo las capacidades y competencias como elementos caracterizadores de la cualificación docente.
Y en cuanto a los dominios que debe poseer el profesional docente para desenvolverse en entornos tecnológicos, en los últimos tiempos se está impulsando el denominado modelo TPACK (“Technological Pedagogical Content Knowledge) que pone de manifiesto, por una parte, que los docentes deben poseer conocimientos a nivel disciplinar, de contenido, tecnológico y pedagógico; dimensiones que no se perciben de forma aislada sino en interacción y, por otra, que puede ser un buen modelo para la capacitación de los docentes en preservicio.
A la vez, se han de abordar dos aspectos relevantes, aunque estrechamente relacionados: los agentes (que han de proporcionar información) y los instrumentos (para recabarla). Por lo que se refiere al primero de los aspectos, si bien tradicionalmente los informantes fundamentales de la evaluación del desempeño de los docentes han sido los estudiantes a través de cuestionarios de satisfacción. La evaluación del desempeño docente desde una perspectiva de mejora no puede obviar la información proporcionada por el propio docente evaluado, es decir, la autoevaluación a través de autoinformes o portafolios.
En lo que se refiere a la evaluación en contextos no presenciales, ésta requiere que no olvidemos el componente tecnológico, que nos va a llevar a analizar una serie de aspectos, como:
- qué tipo de interacción establece y favorece el docente con sus estudiantes,
- qué materiales son los que los docentes les presentan a sus alumnos, etc.
Para ello se cuenta con la posibilidad de analizar las acciones que los docentes realizan en los LMS: interacciones, número de participaciones, elementos tecnológicos que utiliza de la plataforma, herramientas de comunicación de la plataforma movilizada, etc. Interacción que es clave para el desarrollo de la acción formativa.
Ha de considerarse que la virtualidad, aunque sea por videoconferencia, ejerce “distancia” entre los sujetos; una pantalla, un monitor, puede aproximar lo que ocurre al “otro lado”, pero es un clima artificial que aproxima datos por tecnofactos más o menos actualizados. No se pueden trasladar sin más los principios y las estrategias empleados en la modalidad presencial a la forma virtual.
Los autores de este artículo defienden un modelo de evaluación del desempeño docente en el que:
- Se recoja información de diferentes actores, fundamentalmente del profesor (autoevaluación), de los estudiantes (grado de satisfacción) y de los responsables de las facultades y departamentos;
- Se utilicen diferentes tipos de instrumentos como son: cuestionarios de satisfacción docente por parte de los alumnos, autoinformes de los docentes, portafolios donde se incorporen diferentes tipos de actividades realizadas por los profesores, y documentos de evaluación por parte de los decanos, directores de centros y responsables de la formación virtual.
- Se contemplen los resultados académicos alcanzados por los estudiantes.
- Y que asuman la existencia de diferentes roles en los docentes: tutor, asesor, moderador en línea, experto en contenidos, evaluador, o director de la acción formativa.
La evaluación del desempeño del docente, que realiza su actividad profesional bajo la modalidad de la formación virtual (e-learning/b-learning), debe permitir recoger las diferentes miradas sobre la actuación del docente; en concreto:
- la visión del alumno,
- la autoevaluación del docente, y
- la evaluación de directores o responsables académicos, donde el docente realiza su actividad profesional.
Y para ello, hemos de recabar información de una serie de dimensiones para lo que hemos de servirnos de los siguientes instrumentos:
- Cuestionario de satisfacción del estudiante.
- Cuestionario de evaluación del responsable académico.
- Portafolio de actividades realizadas por el docente.
Por lo que se refiere a su aplicación, debe efectuarse en diferentes momentos del acto educativo, de manera que pueda servirnos tanto para las evaluaciones de acciones específicas, el perfeccionamiento del profesorado, como para la promoción interna de los docentes. Ello exigirá la elaboración de propuestas evaluativas que sean fáciles y rápidas de aplicar, y de ofrecer los resultados a los docentes, para su mejora educativa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario