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jueves, 20 de octubre de 2016

Colaboración y Cooperación.

Escribe Ángel Fidalgo 

colabora
No hay acuerdo en las diferencias entre colaboración y cooperación. Voy a presentar una opción con un ejemplo, que a mi modo de ver, podría aclararlo:
Se suele denominar colaborador de un periódico a la persona que contribuye al mismo con alguna aportación. Así pues, si una persona escribe un artículo para un periódico de forma regular se le denomina colaborador. Sin embargo, si un determinado artículo es escrito por más de una persona se dicen que cooperan para escribir el artículo. Colaborar expresa la idea de que distintas personas aportan partes para realizar un recurso común. Cooperar expresa la idea de que varias personas construyen un mismo recurso en común.
En el caso del periódico un mismo conjunto de personas pueden ser colaboradores (si han aportado un artículo) y a la vez cooperadores (si han escrito el mismo artículo en común).
Para saber si se coopera o colabora hay una serie de “dimensiones” que podemos tener en cuenta para ver el alcance del trabajo en común. Esas dimensiones son: las personas, el recurso que comparten y la visión del resultado final.
Las personas. Las diferencias vienen dadas por la vinculación entre las personas. Si se necesita una vinculación de intensidad fuerte, entonces cooperan, si es débil, entonces colaboran. Una vinculación fuerte es la que se necesita durante la realización de un trabajo en equipo y una vinculación débil es la que tienen, entre sí, los colaboradores de un periódico.
Los recursos. Las diferencias vienen dadas por la vinculación entre los recursos. Si hay una fuerte dependencia entre los recursos, entonces se estaría cooperando. Si la dependencia es débil, están colaborando. Un artículo científico publicado por varios autores requiere que las aportaciones de cada autor estén muy vinculadas entre sí, de hecho exige interacciones y reuniones comunes para escribir el artículo; es decir, los autores cooperan en la escritura. Si un libro está formado por artículos independientes de varios autores, estos han colaborado en el libro.
La visión común. Compartir determinados aspectos del resultado final determina las diferencias. Por ejemplo, es habitual que haya un interés común, pero no tan habitual que todos los que participan tengan las mismas recompensas o castigos. Cuantos más aspectos comunes se compartan harán que la visión pase de colaborativa a cooperativa.
Seguramente, alguna persona pensará que lo dicho anteriormente funciona justo de modo contrario. Pero independientemente de definiciones, la realidad es que la intensidad de los vínculos entre personas, entre recursos y entre los aspectos comunes que compartimos es lo que define las distintas formas de compartir para llegar a desarrollar un bien común.

Tomado de Innovación educativa con permiso de su autor. 

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