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lunes, 29 de mayo de 2017

Universidades sostenibles

Escribe Mª Antonia García Benau

En una entrada anterior (ver aquí), definíamos brevemente a qué nos referimos cuando hablamos de Responsabilidad Social Universitaria (RSU) y Desarrollo Sostenible (DS). En este post, tomado de uno de los Cuadernos de Trabajo que publiqué para la serie de Studia XXI, trato de mostrar algunos indicadores que reflejan una dimensión que debería formar parte de la estrategia y del objeto social de las instituciones de Educación Superior.
La sostenibilidad es un término muy complejo. La sociedad está demandando una mayor implicación de las universidades al solicitar una mayor incorporación de los criterios de desarrollo sostenible en sus actividades. Pero, ¿cómo hacerlo? Su implantación puede realizarse desde la aproximación top-down change o desde la aproximación bottom-up approach. Ambas requieren incorporar cambios institucionales y acciones concretas, llevar a cabo procesos de integración gradual y requieren una implantación paulatina; pero, una de ellas se aplica de arriba/abajo y la otra de abajo/arriba, es decir, la primera parte de tomar como referencia las acciones de las universidades líderes en este terreno mientras que la segunda supone incorporar iniciativas y demandas de los estudiantes.
Ambas aproximaciones – top-down change ybottom-up- pueden convivir y compartir las ventajas de la introducción de la sostenibilidad en las universidades.
Aunque lo que parece que se impone en las universidades es implantar las mejores prácticas seguidas por otras universidades, debemos tener en cuenta que las mejores prácticas para elaboración de memorias de sostenibilidad lo son porque su memoria recoge y se orienta hacia las demandas de los grupos de interés. Cuando las universidades desean implantar la responsabilidad social deben seguir un proceso que, en mi opinión, abarca tres pasos. El primero de ellos es el compromiso estratégico, el segundo es la implantación de un sistema de gestión interno y el tercero de ellos es abogar por una transparencia y por la rendición de cuentas a la sociedad.
El compromiso estratégico supone considerar que la RSU y el DS están íntimamente unidos a lo que debería ser el objeto social de las universidades, idea muy próxima a lo establecido en la Estrategia de Lisboa. Por ello, los planes estratégicos de las universidades deberían incluir estos aspectos.
La implantación de un sistema de gestión interno supone que las universidades instauren una serie de prácticas y se definan unos sistemas de evaluación/indicadores que permitan medir el esfuerzo. Sirva el cuadro 1 para mostrar algunos de los posibles indicadores que pueden elaborarse.

La rendición de cuentas sobre la responsabilidad social universitaria está vinculada a la publicación de los esfuerzos realizados y de los resultados obtenidos, es decir a la divulgación de la información sobre sostenibilidad. Quizá sea este aspecto, la “divulgación de dicha información”,  el menos desarrollado por las universidades. Tradicionalmente las universidades centran la publicación de su información en cuestiones financieras y presupuestarias. No es nada habitual encontrar información estructurada de carácter no financiero en sus páginas webs (más bien es muy escasa). De hecho, en ocasiones, se encuentra esta información dispersa e incluida dentro de informes técnicos, sin utilizar informes específicos para este cometido. Los informes que recogen la información sobre sostenibilidad se denominan habitualmente Memorias de Sostenibilidad.
Divulgar información de sostenibilidad es de carácter voluntario. Sin embargo, el paulatino incremento experimentado en la divulgación de información de tipo social en las universidades españolas y extranjeras puede considerarse como un éxito de la demanda de los stakeholders por lograr mayor transparencia y mejorar la rendición de cuentas.
Sería interesante crear modelos de valoración que permitieran analizar el grado de transparencia de información en términos de responsabilidad social universitaria y se pudieran crear procesos de comparación con otras universidades líderes en esta cuestión con el objetivo de mejorar actuaciones, y también como una forma de mejora de la legitimidad y de aproximación a los stakeholders.
Siguiendo la filosofía de elaboración general de las Memorias de Sostenibilidad, las universidades deberían informar a los distintos stakeholders sobre el impacto social, económico y medioambiental de su gestión, al igual que sobre los sistemas de gobierno corporativo establecidos. Es decir, las universidades deberían comunicar los objetivos de sostenibilidad que persiguen y los logros alcanzados.
El marco más utilizado para elaborar Memorias de Sostenibilidad son las directrices del Global Reporting Initiative (GRI), institución independiente que creó el primer estándar mundial de elaboración de sostenibilidad en todo tipo de organizaciones, aunque sus guías no ofrecen un formato estandarizado de presentación de la información. La estructura de información que proponen las guías del GRI incluyen información respecto a la visión de la sostenibilidad, la estructura de gobierno y los sistemas de gestión, así como un grupo de indicadores de actuación económica, social y medioambiental.
Aunque el marco conceptual del GRI es un buen instrumento para publicar información social y también ha sido utilizado por universidades, quizás sería interesante adaptarlo a las universidades y precisar el alcance del término sostenibilidad e integrar las dimensiones educativas a las memorias de RS (Lozano, 2006). Con fecha noviembre de 2011, el número de universidades públicas españolas que han publicado Memorias de Sostenibilidad de acuerdo con el GRI son: Universidad de Barcelona, Universidad de Cádiz, Universidad Internacional de Andalucía, Universidad Nacional de Educación a Distancia, Universidad de Santiago de Compostela y Universidad de Zaragoza (Puede consultarse también, Ministerio Educación, 2011).
Los principios informativos que guían las Memorias de Sostenibilidad, siguiendo la G4 del GRI (2013), son los recogidos en el cuadro 2.

En términos generales, y siguiendo la Guía G4 del GRI (2013), una vez establecidos los principios, el contenido básico de la Memoria de Sostenibilidad debería ser recogido en el cuadro 3, entre información del contexto y contenidos básicos específicos.

Las universidades que han mostrado interés en fortalecer el compromiso con sus grupos de interés han situado los temas medioambientales y sociales como una de sus máximas. Pero como puede fácilmente adivinarse, no todo se acaba con presentar con regularidad Memorias de Sostenibilidad sino que también se requiere que su contenido exprese, de forma adecuada, el objetivo perseguido por ella. Dado que se trata de memorias cuya presentación es voluntaria por parte de las universidades, la calidad de la información contenida en ellos se alza como un requisito cada vez más exigido por los grupos de interés. Para ello se requiere que las mismas sean sometidas a un proceso de verificación/aseguramiento externo, como una forma de garantizar la credibilidad de la información publicada.
La lucha por la calidad de esta información divulgada y la definición del verdadero papel que las universidades juegan en la construcción social de la sostenibilidad empresarial pueden dar un impulso importante al aseguramiento/verificación externa de estos informes. El aseguramiento de los informes de sostenibilidad, práctica también de carácter voluntario, supone que un experto independiente realice un informe en el que valore el cumplimiento sobre el desempeño de las universidades en este campo. De acuerdo con los datos publicados en el Informe de Sostenibilidad en la UE (2010), el 49% de las memorias de Responsabilidad Social Corporativa (presentadas por las empresas) publicadas en 2008 realizaron algún tipo de aseguramiento. Los datos del GRI de 2010 corroboran esta tendencia pues casi la mitad de los informes han sido asegurados.
Los informes de verificación/aseguramiento se configuran, pues, como mecanismos de control que otorgan mayor garantía y credibilidad a la información contenida en los informes de sostenibilidad.
Sin embargo, no existe ninguna legislación de tipo obligatorio que regule los encargos de verificación, si bien se han publicado algunos marcos teóricos que ayudan a su desarrollo. Dichos marcos teóricos, precisamente con un enfoque centrado en los stakeholders, contienen recomendaciones para el aseguramiento externo de los informes de sostenibilidad (Véase, entre otros, AccountAbility, 2008; IAASB, 2012). A grandes líneas, los elementos que componen el informe de aseguramiento están muy próximos a los del informe de auditoría, incluyéndose los términos del encargo, los criterios que van a seguirse, los logros respecto a algunos aspectos del encargo y, en algunos casos, recomendaciones. Los expertos que, de momento, están llevando a cabo la realización de informes de aseguramiento son auditores de cuentas anuales y consultores.
Y no queremos terminar este apartado sin hacer una mención a la relación entre la rendición de cuentas y el gobierno de la universidad.
Las universidades, actuando dentro de su autonomía universitaria (Embid, 2013), deben poner en marcha un sistema de gobierno eficaz, que refuerce su autonomía y su compromiso con la responsabilidad y rendición de cuentas. En este mismo sentido se pronunció el Comunicado del proceso de Bolonia en Londres, en 2007, al decir que es importante tener “instituciones fuertes, que sean diversas, adecuadamente financiadas, autónomas y responsables”. Apoyamos lo señalado por la Comisión y el Parlamento Europeo (2006) cuando señalan que las universidades deben “aceptar una completa rendición de cuentas institucional de sus resultados a la sociedad.
Por ello, y siguiendo la filosofía de este documento, la rendición de cuentas a la sociedad, definida como un plan estratégico en las universidades, supone definir los stakeholders y sus intereses específicos y diseñar un conjunto de indicadores que puedan cubrir las expectativas de los grupos de interés identificados. Los indicadores, cuantitativos y cualitativos, pretenden mostrar el cumplimiento de las universidades.
Los Consejos Sociales, de acuerdo con el art 81.5 de la LOU, tienen la competencia de la rendición de cuentas ya que son el órgano de participación de la sociedad en las universidades.
Para animar la discusión, planteamos unas preguntas a nuestros seguidores: las universidades ¿representan efectivamente los intereses de la sociedad?, ¿se consideran los objetivos de responsabilidad social en el control de las universidades?

Fuente: Cuaderno de Trabajo 8 de STUDIA XXI, Responsabilidad Social Universitaria y Desarrollo Sostenible.Las citas mencionadas en el post pueden consultarse en el estudio completo.

Tomado de Studia XXI con permiso de sus editores. 

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