Un año más, las tecnologías de la información de las universidades españolas han pasado la revisión médica. El informe UNIVERSTIC 2017, a modo de radiografía (ver aquí), nos dice que el estado de salud es bueno, pero por supuesto mejorable. Si queremos conocer más detalles, pero no queremos perdernos en los datos detallados del propio informe, podemos acudir a la infografía, que es la imagen en forma de pirámide de Maslow. ¿Y qué tiene que ver la Pirámide de Maslow con las TIC en la universidad? La primera vez que vi la asociación entre la pirámide de Maslow y las TI fue en una charla de Antoni Bosch sobre gobierno de las TI. Así que vaya por delante mi reconocimiento. Ahora, déjenme que me explique.
En 1943, Abraham Maslow formula su teoría psicológica de la motivación humana, sobre la base de una concepción integral del organismo. Considerando que hay varios caminos para alcanzar una misma meta, afirma que los deseos conscientes, específicos y culturales no son tan fundamentales en la teoría de la motivación como las metas más básicas e inconscientes. Y que no se puede tratar ninguna necesidad o impulso como si estuvieran aislados; cada impulso está relacionado con el estado de satisfacción o insatisfacción de otros impulsos. Y establece su conocida jerarquía de necesidades humanas y defiende que conforme se satisfacen las necesidades más básicas (parte inferior de la pirámide), los seres humanos desarrollan necesidades y deseos más elevados (parte superior de la pirámide).
La idea básica es muy sencilla: aunque todos aspiramos a satisfacer necesidades superiores, sólo se atienden necesidades superiores cuando se han satisfecho las necesidades inferiores. Es decir, la necesidad superior de transformación digital de las universidades sólo podrá ser atendida cuando se hayan atendido las necesidades precedentes. O dicho de otra manera, cuando las universidades tengan cubiertas las necesidades tecnológicas más básicas es cuando surgirá la necesidad de la autorrealización de la transformación digital (ver aquí). Por tanto, empecemos a repasar, desde la base a la cúspide de la pirámide, si las necesidades tecnológicas están cubiertas.
Si subimos por la pirámide de Maslow, se debe mantener el esfuerzo de mantener la infraestructura TI necesaria y ofertar los servicios que permitan cumplir con la misión de la universidad. Hay que asegurarlo con una asignación suficiente de recursos, tanto económicos como de personal. Y poner especial énfasis en la seguridad de los sistemas informáticos y la protección de los datos. Formar parte de una comunidad, colaborar con otras universidades, compartir recursos y experiencias. Abrirnos a la sociedad y difundir todo el trabajo que se realiza en las universidades. La transparencia es lo que permitirá a las universidades su reconocimiento. Y la alineación de las TI y las estrategias universitarias nos llevará a la transformación.
En valores medios, el Sistema Universitario Español dispone de los mimbres. Aquí únicamente hemos analizado las tecnologías de la información, tanto en sus aspectos de integración de tecnologías como de análisis y explotación de datos e información. Pero el éxito de la transformación digital de las universidades pasa ineludiblemente por transformación digital de las personas que trabajan en ellas (ver aquí): el liderazgo y la implicación de los directivos, la formación especializada de los expertos y la formación genérica para optimizar las experiencias de sus usuarios. La transformación, por definición, es claramente estratégica, y por tanto tiene más que ver con el liderazgo que con las herramientas.
Tomado del Blog de Studia XXI con permiso de sus editores
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