Hay diversas metodologías activas, las cuales consiguen que el aprendizaje del alumnado sea a través de su participación e implicación en el proceso formativo.
Las hay clásicas como el aprendizaje basado en proyectos y los métodos de dinamización. Las que se han importado de otras áreas como el aprendizaje basado en retos y el aprendizaje servicio y las hay nuevas, como la Inteligencia Colectiva y el Flip Teaching.
Sin embargo, aunque las metodologías son muy distintas en cuanto a las actividades, procesos y estrategias, todas ellas comparten algo en común. Si las metodologías las representásemos como edificios distintos, todos ellos utilizarían el mismo “ladrillo”.
Todas las metodologías activas trabajan con una misma espiral basada en tres pasos: reflexión, creación de conocimiento y feedback.
- Reflexión. Su objetivo es provocar que el alumnado reflexione sobre un determinado aspecto de forma crítica y razonada. La reflexión se puede basar en la propia experiencia del alumnado (por ejemplo, actividades que hayan realizado) o bien algo totalmente nuevo. La reflexión no debe ser interna, sino que se debe poner en común con toda la clase.
- Creación de conocimiento. Es el producto de la reflexión. La reflexión debe producir la creación y compartición de conocimiento por parte del alumnado. Esta creación puede ser de forma individual o bien de forma cooperativa. El conocimiento puede ser desde la contestación a una simple pregunta o bien algo más elaborado.
- Feedback. El conocimiento creado por el alumnado se debe relacionar con el objetivo de aprendizaje. Si está mal, se deberá explicar la razón, los elementos que no se han tenido en cuenta en la obtención del resultado erróneo y reforzar algunos aspectos necesarios para obtener un resultado correcto. Si el conocimiento creado es correcto lo utilizaremos de igual forma: identificar elementos que se han tenido en cuenta, su relación e incluso utilizarlo como una buena práctica. El feedback se realiza para toda la clase (no solamente para el alumnado que lo ha creado). Así mismo el profesorado a través de todo el conocimiento creado por el alumnado también debe obtener un feedback que le servirá para tener una visión de lo que aporta el conjunto del alumnado y, en consecuencia, tomar decisiones sobre su estrategia formativa.
La espiral puede comenzar de nuevo generando reflexión a partir del feedback, o bien se puede comenzar una nueva.
Reflexión, creación de conocimiento y feedback son como el soporte de un trípode, basta con que falte una sola pata para que el trípode no cumpla su cometido.
Tomado de Innovación educativa con permiso de su autor
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