Escribe Carlos Bravo Reyes
Son métodos que se renuevan cada día en su relación con los medios modernos. La base de la didáctica colaborativa está en la didáctica general que como ciencia data desde la época de Comenio. Rescatamos de la misma las categorías más conocidas como objetivos, contenidos, métodos, medios, evaluación y formas de organización y las insertamos en un ambiente donde prevalece la colaboración entre profesores y estudiantes, entre los profesores y entre los estudiantes. Tenemos que cambiar nuestra manera de percibir el trabajo del estudiante. Los profesores opinamos muchas veces que no tienen la preparación mínima, que no saben estudiar, que son “flojos” entendido en que ponen en segundo o tercer lugar los estudios, en vez de constituirse en una actividad permanente.
El estudiante se inserta dentro de la dinámica social que existe tanto en su país como en la institución escolar. No es ajeno a la problemática de la sociedad, muchas de las cuales el conocimiento y la investigación no son tareas prioritarias. Vive dentro de organizaciones estudiantiles que ponen primero los intereses personales de sus dirigentes por encima de los colectivos por el que fueron electos. ¿Aceptamos esto como una pandemia permanente, nos sumamos al no se puede cambiar? Al menos a mi me cuesta trabajo aceptarlo.
Repetir las consignas del aprendizaje significativo no ha sido hasta hoy de utilidad, repetir que el estudiante es el centro del aprendizaje, tampoco nos ayudó en mejorar la eficacia del proceso pedagógico. No nos ayudó por que los profesores no cambiamos y no cambiamos a los estudiantes.
La didáctica colaborativa centra su objeto de estudio en la colaboración y parte de modificar el trabajo de profesores y estudiantes, dando el mayor peso a la colaboración
Se debe contar con una selección previa y a partir de esta el estudiante ampliará en función a sus necesidades, intereses y en especial las próximas tareas de clases.
Aquí intervienen las habilidades relacionadas con los medios y recursos. Debemos superar la creencia de entregar una fotocopia donde se recopilan artículos de otras personas, muchas veces sin índice, sin comentarios, con tipografía diferentes, en formatos variados, que no alientan la lectura y pocas veces empleados en el aula. Ese procedimiento debemos cambiarlo, aligerar esos textos, seleccionar lo verdaderamente necesario y estimular al estudiante a buscar lo que es útil para ese momento.
Otra de las tareas del profesor es la organización del trabajo grupal, pero con el empleo de los recursos digitales. Debemos suprimir la estructuración de este trabajo donde los estudiantes se hacen responsables de exponer uno de los temas de la asignatura, práctica frecuente y apoyada en la supuesta “pasividad” del estudiante. Los temas para el trabajo grupal deben estar concebidos para aplicar los contenidos en situaciones específicas de su entorno, de su institución e incluso de su hogar. Los grupos pueden formarse bajo la concepción de las inteligencias múltiples y tomar en cuenta los estilos de aprendizaje. Es tarea del profesor colaborar en el trabajo de cada equipo y para ello una herramienta de gran utilidad es Google Drive, donde cada grupo crea un documento que comparte con el docente y este tiene la responsabilidad de seguir de cerca el trabajo grupal.
Las responsabilidades del profesor parten del dominio de sus habilidades de enseñanza y se centran en su tarea básica de organizador del aprendizaje.
Tomado de 366-días con permiso de su autor
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