Escribe Javier Tourón
Termino con esta entrada un rápido repaso por algunas estrategias de atención diferenciada a los alumnos en razón de su capacidad. En próximas entradas hablaremos de algunos modelos de enriquecimiento, para terminar con un proyecto que os va a interesar mucho, me parece.
Veamos algunos propuestas de autores clásicos en este asunto. Ya sabéis aquello de que sobre gustos está todo escrito, basta con leerlo.
Según Clark (1992) dependiendo del grado o nivel de dotación, pues los más dotados no son un grupo homogéneo ni en capacidad, motivación, intereses o preferencias, el continuo de servicios necesarios se extenderá desde las medidas a tomar en la clase regular hasta la clase especial o, incluso, el centro especial. Así, siguiendo un orden creciente de necesidades tendríamos:
La clase regular, en la que la atención a los alumnos con alta capacidad requiere:
- a) clusters o agrupamientos, en los que el propio profesor les proporciona un currículo diferenciado dentro de la clase regular con la intención de que éstos obtengan un ambiente de aprendizaje más adecuado. Pueden realizar actividades de estudio independiente, desarrollo de proyectos de investigación o adquirir una mayor maestría o dominio en áreas de conocimiento como las matemáticas, ciencias o lengua (Davis y Rimm, 1994). Kaplan (1974) al respecto opina que con estos agrupamientos los más capaces tienen la posibilidad de compartir sus experiencias de aprendizaje, reduciendo así su aislamiento, al tiempo que recomienda que las actividades propuestas sean realmente enriquecedoras y no les penalicen.
- b) Pullout, en los que los alumnos abandonan la clase regular durante un período de tiempo establecido (por ejemplo dos o tres horas por semana), para recibir una instrucción especial adaptada a su nivel e intereses o para participar en actividades especiales de enriquecimiento guiadas por un profesor. Siendo para Davis y Rimm (1994) una de las estrategias más populares, también es de las más criticadas por ser cara, compleja la selección de los alumnos que integrarán el grupo, ya que puede afectar a las relaciones sociales entre los compañeros, o incluso por considerar que, en ocasiones, cuentan con demasiados juegos y entretenimientos.
- c) Combinación de clusters y pullout. Cuanta mayor individualización de la enseñanza exista en la clase convencional, menor será la necesidad de agrupar a los alumnos y de sacarlos del aula para atender a sus necesidades. En este planteamiento la intervención especial para el alumno más dotado es la mínima, pues la mayor parte del tiempo lo pasa con sus compañeros de curso, siendo ésta la principal desventaja que se le achaca.
La clase individualizada por su parte, supone el encuentro con alumnos de diferentes edades, una enseñanza en la que tienen cabida diferentes tipos de aprendizajes, en la que el currículo de cada alumno se establece a partir de una evaluación de sus necesidades, en la que surgen centros de interés de los alumnos y la enseñanza puede ser individual o en equipo. Permite a los estudiantes trabajar a su propio ritmo y asegura que las experiencias de aprendizaje sean continuas, siendo la principal desventaja de este planteamiento que el alumno puede encontrarse solo. También existe la posibilidad de establecer clusters, con lo que se evita la soledad o el aislamiento, o combinar clusters y pullout, contando de esta forma con la posibilidad de trabajar con más recursos tanto para el alumno como para el propio profesor. Esta combinación permite que los alumnos vean con normalidad, sin exclusivismos, que pueden satisfacer sus necesidades e intereses. Incluso cabe también la posibilidad de agrupar alumnos de diferentes niveles educativos (cross-grading), facilitando el libre acceso a los materiales y el ritmo de aprendizaje individual.
La tercera modalidad corresponde a los programas adjuntos o complementarios. Estos prestan un servicio adicional que en muchas ocasiones se plantea fuera del horario escolar, los sábados o en verano. Pero, para el autor, sólo en la medida en que se integren dentro de una programación total y específica para estos alumnos, tendrán valor. Como su nombre indica, deben constituir una estrategia o una ayuda más en un programa de atención a los más capaces, nunca una medida única. Entre las diferentes opciones Clark (1992) distingue:
- a) Mentores, que pueden serlo desde alumnos mayores para con los menores, padres de los propios estudiantes de alta capacidad o profesionales de diferentes campos, a los que no se consideran como profesores convencionales, sino que se trata de una relación más entre iguales centrada en guiar el aprendizaje más que en evaluar el progreso del alumno.
- b) Estudio independiente que, aunque como advierte el autor puede incluir aceleración de contenidos, suele ser una estrategia más propia de enriquecimiento cuyo objetivo es preparar alumnos capaces de investigar problemas reales. Doherty y Evans (1981) describen las diferentes etapas que supone este proceso, en el que no nos vamos a detener.
- c) Aula de recursos (resource rooms), típicamente utilizada para enriquecer el programa regular con un tiempo de participación mínimo en un aula o centro especialmente dotado de recursos (libros, revistas, ordenadores, laboratorios, juegos, instrumentos musicales, etc.), después del cual el alumno vuelve a la clase convencional. Acudir a esta aula de recursos no puede consistir en una experiencia aislada sino que debe formar parte de una programación en la que ésta es una actividad más, sólo así se constituye en fuente de experiencias de enriquecimiento.
Las clases especiales integradas en clases heterogéneas (special class scheduled with some heterogeneous classes) constituyen una estrategia de individualización muy importante en atención a la diversidad que a su vez se da entre los propios alumnos dotados. Organizadas en torno a materias específicas, el núcleo de la actividad lo forma la interdisciplinariedad.
Para Clark una intervención basada en clases especiales es más indicada para sujetos moderada o altamente dotados. Posee las ventajas y desventajas de la estructura anterior mixta ausente de la relación con otros grupos de alumnos con alta capacidad en otras áreas. En la clase especial cada alumno puede ser exigido o retado en todo su potencial en cada área. Para que la clase resulte eficaz, precisa de profesores especialmente entrenados para trabajar con estos alumnos.
Por último, las escuelas especiales que suponen ya una separación total del aula regular, se recomiendan exclusivamente para los alumnos altamente capaces. En este caso, es muy necesario tener en cuenta la edad, así como el nivel intelectual del alumno. Para estos alumnos está justificado que el agrupamiento por alta capacidad constituya la mayor parte de su experiencia educativa, pues necesitan relacionarse con quienes constituyen un reto para ellos.
En este mismo sentido Pendarvis, Howley y Howley (1990) proponen el siguiente continuo de servicios o medidas —desde las más convergentes hasta las más divergentes en relación con el currículo normal—:
- a) clase regular-programa regular en la que un estudiante de alta capacidad puede permanecer todo el tiempo si entre su capacidad y su rendimiento existen discrepancias, siendo este último normal;
- b) clase regular-programa enriquecido que proporciona al alumno actividades y contenidos no incluidos en el currículo regular, con la intención de interesarle;
- c) clase regular-situación evolutiva (developmental placement) en la que el alumno recibe instrucción en una clase más avanzada a tiempo total o parcial;
- d) clase de recursos-situación avanzada (advanced placement), en la que un profesor especial imparte materia avanzada;
- e) clase especial-programa avanzado, se trata ya de una medida claramente acelerativa por la que el alumno recibe clases especiales aceleradas,
- f) escuelas especiales-programa avanzado, constituye la medida más drástica, para los alumnos más capacitados de edades correspondientes a la junior high-school hasta universitarios.
A la vista de lo expuesto queda claro que las estrategias de enriquecimiento pueden aplicarse en diferentes contextos de aprendizaje que, a su vez ,requieren medidas o estructuras organizativas diferentes. La decisión de cuál de ellas sea la más indicada es obvio que en primer lugar dependerá de las necesidades educativas —incluyendo aquí necesidades académicas, afectivas, cognitivas y sociales por edad y sexo— de los estudiantes, y en segundo lugar de los recursos materiales y humanos así como de la capacidad creativa y emprendedora de los propios profesionales de la educación.
De hecho, cualquier programa de individualización educativa podría adecuarse para enriquecer la educación de un alumno dotado. En este sentido Treffinger (1982) propone 60 sugerencias para atender a estos alumnos en el aula regular, siendo algunas de ellas las siguientes:
- a) utilizar pretests o tests de dominio, para conocer exactamente qué sabe el alumno; (ver p. e. modelo DTPI)
- b) utilizar materiales de aprendizaje individualizados, aprendizajes programados, módulos de aprendizaje, centros de aprendizaje, etc.;
- c) permitir un tiempo ininterrumpido cada día para el desarrollo de proyectos individuales o en pequeños grupos;
- d) ayudarles a desarrollar capacidades de análisis, síntesis y evaluación;
- e) ayudarles a entender sus propias posibilidades, intereses, estilos de aprendizaje y preferencias, siendo al mismo tiempo sensibles con las de los demás, etc.
Como se puede apreciar, hay un gran territorio por explorar, un sinfín de posibilidades para probar y experimentar. Nada de ello será posible si no se reconoce antes la necesidad de que los alumnos reciban una atención que esté a la altura de su capacidad. Si algunos profesores siguen empeñándose en la "normalización", nada de lo dicho les será de utilidad. Espero que sean los menos.
Tomado de Javier Tourón con permiso de su autor
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