Por Paola Dellepiane
"...la docencia híbrida no debe centrarse únicamente en alternar educación presencial con educación a distancia mediada por tecnología, sino que debe promover un uso más efectivo en el aula de las posibilidades de aprendizaje que ofrecen las herramientas digitales, con un mejor aprovechamiento de la tecnología para crear experiencias centradas en el alumno, que sean personalizadas, relevantes y atractivas" (BID, 2021: 7).
Este párrafo está extraído de un informe reciente publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID): Hacia una educación 4.0: 10 módulos para la implementación de modelos híbridos
En este sentido, existen grandes desafíos para que los modelos de educación híbrida sean efectivos: ¿Cómo hacer que estos modelos no amplíen las brechas de aprendizaje, en particular en términos de dispositivos tecnológicos conectividad? ¿Cómo preparar a los docentes para el uso de las herramientas y recursos necesarios para proporcionar un aprendizaje que no resulte de menor calidad? ¿Cómo promover cambios en las formas de enseñar?
Así, híbrido no es solo incorporar tecnología, sino es pensar una transformación de la propuesta de enseñanza, en especial para transformar la experiencia de aprendizaje. Hablar de una modalidad flexible para que los estudiantes puedan “optar” la manera de cursar, en un continuo entre presencial y virtual.
Reconfigurar las prácticas de enseñanza transformando las configuraciones del espacio y del tiempo abre también otros interrogantes que nos interpelan como docentes: ¿Cómo diseñar entonces una clase que suceda al mismo tiempo en dos escenarios? ¿Qué estrategias de enseñanza se establecen para dar sentido a cada escenario? ¿Cómo redefinir la presencialidad en un encuentro sincrónico? ¿Las actividades que se programan en formato presencial deberían, por ejemplo, grabarse?
A partir de la educación remota de emergencia en Pandemia han surgido "modelos de educación híbrida" como parte de la solución a la crisis del aprendizaje y la transformación educativa.
En una publicación del año 2020 del BID, Hablemos de política educativa #2: de la educación a distancia a la híbrida, se presenta un marco conceptual para el diseñar e implementar modelos híbridos en un contexto de Pandemia, conformado por 4 pilares claves:
Si bien estos pilares fueron pensados y planteados en el contexto de cierre de escuelas para proporcionar una guía para el diseño y la implementación de modelos híbridos en el contexto de la pandemia de COVID- 19, pueden ampliarse para concebir una educación híbrida más allá de la pandemia, "como oportunidad para mejorar la calidad y equidad de los aprendizajes, acelerar los procesos de transformación digital educativa, e impulsar una educación 4.0, con un abordaje innovador, enfocado en habilidades, y adaptado a las necesidades y contextos de cada sistema educativo".
Así, en este documento se describen los 10 módulos que constituyen el marco de implementación modular para la educación híbrida. Para cada módulo se presenta una breve conceptualización, junto con una selección de experiencias y recursos, como iniciativas promisorias e innovadoras:
La lógica del marco modular supone que cada país o sistema educativo pueda seleccionar o combinar aquellos módulos que mejor se adaptan a su contexto, elaborando su propia hoja de ruta para la educación híbrida. En este sentido, el marco propone adaptabilidad y flexibilidad a la vez que establece los módulos mínimos necesarios para implementar una educación hibrida efectiva, en sus distintas modalidades.
Sin dudas, la implementación de modelos de educación híbrida efectivos debe estar acompañada de un proceso de adaptación curricular en el que prime el foco en competencias y habilidades claves que puedan articularse en prácticas pedagógicas genuinas para cada escenario, de manera de generar un esquema nuevo, no la mezcla de dos modalidades.
Si bien los docentes son el eslabón fundamental para lograr una implementación efectiva de modelos híbridos de educación, es necesario que todos los recursos humanos del sistema educativo estén alineados, preparados y capacitados para la migración hacia modelos híbridos. En este sentido, la formación sobre nuevas pedagogías y competencias digitales resulta fundamental para que el sistema educativo en su conjunto pueda acompañar y orientar a los docentes en la transformación de los procesos de enseñanza y aprendizaje.
".. el abordaje de los modelos híbridos debe construir sobre las fortalezas y trabajar sobre las oportunidades. Los modelos híbridos no deben reemplazar la labor docente ni suplir la presencialidad, sino aprovechar las nuevas oportunidades que presentan, principalmente para responder mejor a las necesidades del estudiante, mejorar la calidad y la equidad de los aprendizajes e impulsar una transformación digital educativa que permita dotar a los niños, niñas y jóvenes de la región con las herramientas que precisan para afrontar las necesidades y demandas del mundo actual" (BID, 2021: 18).
A partir de este marco, podemos decir que los sistemas educativos necesitan, ya no sólo contenidos, sino de entornos flexibles que permitan desarrollar las capacidades de autoaprendizaje, creatividad, autonomía, iniciativa y expresión multilenguaje. En la modalidad híbrida la clase es una continuidad de actividades presenciales, virtuales asincrónicas y sincrónicas virtuales.
Finalmente, más allá de los marcos políticos e institucionales que se pongan en juego, para aprender y enseñar en escenarios mixtos de presencialidad y virtualidad hay que generar un esquema nuevo, no la mezcla de dos modalidades y para esto es clave tomar buenas decisiones en el uso de la tecnología, diferentes a las situaciones de uso de TIC en la enseñanza o de educación totalmente virtualizada y a distancia.
Tomado de Aplicaciones educativas en entornos virtuales con permiso de su autora
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