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Una encuesta recientemente publicada concluyó que siete de las 10 competencias más solicitadas en las ofertas de empleo son habilidades como el pensamiento crítico, la colaboración o el liderazgo. De hecho, los empleadores solicitan estas habilidades casi cuatro veces más que las cinco principales habilidades técnicas o “duras”. Las empresas dicen cada vez más que prefieren enseñar habilidades técnicas en el puesto de trabajo, pero quieren que los estudiantes se presenten con una serie de competencias que a menudo se denominan “habilidades duraderas” por su capacidad para sobrevivir a los rápidos cambios tecnológicos y por su portabilidad.
Estas competencias, también llamadas transversales, que los estudiantes conservan cuando cambian de trabajo o de trayectoria profesional, son esenciales para el futuro de la fuerza laboral y de nuestra sociedad.
A pesar del claro llamamiento de los empresarios, los estudiantes siguen incorporándose al mercado laboral sin esas competencias. En un estudio realizado en 2022 por la empresa global de contratación en línea Monster, el 91% de los empresarios afirmaron tener dificultades para cubrir un puesto de trabajo debido a la falta de competencias. Esto supone un aumento de cuatro puntos porcentuales con respecto al año anterior. Muchas de las habilidades de las que carecen los estudiantes son las duraderas.
Si se pregunta a la mayoría de los educadores si sus instituciones enseñan estas competencias, responderán con toda seguridad que sí. Pero si se les pide que señalen en qué parte de sus planes de estudios enseñan y evalúan estas competencias, no podrán hacerlo.
Algunos de los llamados cursos interdisciplinarios de educación general afirman centrarse en ayudar a los estudiantes a desarrollar competencias como el pensamiento crítico y la comunicación, pero se espera que los estudiantes asimilen estas competencias sin que se les enseñen explícitamente.
Tres razones por las que todavía se pasan por alto las habilidades duraderas
Hay una variedad de razones por las que las habilidades duraderas se pasan por alto en los planes de estudios universitarios.
- Primero, la mayoría de las instituciones están organizadas por disciplina y producen graduados con títulos en una disciplina académica específica. Las habilidades duraderas y transversales no encajan perfectamente en esta estructura. Con tanta rigidez, es imposible enseñar y evaluar estas habilidades sin un esfuerzo de cohesión entre departamentos e intencionalidad por parte de la institución.
- En segundo lugar, en ausencia de una taxonomía de aprendizaje clara, de la que carecen la mayoría de las universidades, las habilidades duraderas no se pueden enseñar ni medir universalmente. Cuando estas competencias no tienen definiciones claras y no se rastrean explícitamente en todas las disciplinas, es imposible medir si los estudiantes las están aprendiendo.
- Por último, los métodos de evaluación sumativa que se utilizan en la mayoría de las universidades, como los exámenes finales y los trabajos, están diseñados para medir el recuerdo del estudiante del contenido, no de las habilidades duraderas. Dichas competencias deben ser rastreadas mediante una evaluación formativa, donde el progreso del estudiante se mide y se desarrolla a lo largo del tiempo.
Por ejemplo, a los estudiantes de negocios rara vez se les enseñan los fundamentos de la comunicación de forma intencional, aunque son cruciales cuando se negocia un acuerdo comercial global de alto riesgo. Del mismo modo, los estudiantes de ingeniería rara vez aprenden habilidades de colaboración, aunque a menudo tienen que trabajar en equipo para resolver problemas.
La clave para enseñar con éxito habilidades transversales duraderas es aplicarlas en múltiples contextos y disciplinas y hacer que los estudiantes las practiquen a lo largo del tiempo. Esto crea un aprendizaje profundo y convierte estos conceptos en un hábito de la mente, que luego se puede aplicar en contextos nuevos y no aprendidos.
“La sabiduría es saber qué hacer en un sistema que nunca antes habías visto”, dijo Ben Nelson, fundador y director ejecutivo de Minerva Project, en una cumbre del Banco Interamericano de Desarrollo a principios de este año. “Hoy, el objetivo de preparar a un ser humano para la vida es permitirle aplicar lo que ha aprendido en un contexto a otro”.
Es hora de que nuestro ecosistema de educación superior responda a esta necesidad del mercado y enseñe intencionalmente estas habilidades duraderas, en lugar de dejarlas al azar.
Cómo integrar habilidades duraderas en los planes de estudios
En el Proyecto Minerva (en inglés: Minerva Project), hemos trabajado con universidades de todo el mundo para integrar habilidades transversales duraderas en sus planes de estudio. Aquí hay cuatro consejos sobre cómo hacerlo de manera efectiva:
- Convoca a un grupo diverso de partes interesadas que promuevan la transformación del currículo. Es crucial incluir profesores y administradores con diferentes trayectorias y que estén profundamente comprometidos con la creación de nuevos programas interdisciplinarios. Es decir, que estén dispuestos a desafiar el statu quo. Uno de nuestros socios, la Universidad de Miami, creó un nuevo equipo de 12 becarios de innovación académica con representación de las disciplinas de historia del arte, comunicaciones, ingeniería, derecho, negocios, educación y medicina, para desarrollar un nuevo programa interdisciplinario de pregrado.
- Identifica y define habilidades duraderas que sean relevantes para su institución en función de los objetivos educativos que desea lograr. Considera las habilidades que se alinean con los objetivos y la misión de su institución y aquellas que ayudarán a que los estudiantes sean atractivos para el mercado laboral después de graduarse. Obtener retroalimentación de empleadores individuales sobre competencias cruciales es importante, pero también lo es recopilar y analizar datos a gran escala del mercado. Incluya competencias fundamentales y específicas de la disciplina.
- Incorpora estas habilidades intencionalmente en el plan de estudios. Construir una taxonomía de aprendizaje que aborde intencionalmente estas habilidades y entrelazarlas a lo largo de las clases, así como el enfoque de instrucción y evaluación. Asegúrate que los resultados del aprendizaje se aborden múltiples veces y en diferentes contextos, para que los estudiantes practiquen mejor esas habilidades y retengan el material. Nuestro socio, la nueva Universidad de la Libertad, de México, se aseguró que la taxonomía abarcara todos los cursos ofrecidos.
- Crea un sistema que evalúe directamente las habilidades que se han identificado. Un enfoque de evaluación formativa garantiza que los estudiantes reciban retroalimentación a medida que aprenden y aplican habilidades específicas, en lugar de fomentar la memorización y la preparación para los exámenes. Al definir claramente los objetivos de aprendizaje desde el principio de este proceso y crear puntajes que se repiten en todos los cursos, los estudiantes tienen una mejor comprensión de lo que están aprendiendo y cómo se evalúa, lo que facilita la aplicación de estas habilidades en contextos desconocidos del mundo real.
Con la tecnología evolucionando a un ritmo sin precedentes y los empleadores solicitando trabajadores con un sólido conjunto de habilidades duraderas, ahora más que nunca, es responsabilidad de las universidades intensificar y satisfacer estas demandas.
¿Quieres más información sobre cómo integrar las habilidades transversales o duraderas en el plan de estudios? Descarga este documento técnico. Además, mira el panel junto al fundador de Minerva, Ben Nelson, durante el evento “Habilidades para la juventud. Invertir en el capital humano de América Latina y el Caribe”, aquí.
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