Por Paola Dellepiane
Desde la primera entrada con el hasthtag #EduCOVID19: Virtualidad y tiempos de repensar la enseñanza en educación superior, contabilicé 21 entradas que contienen el hashtag publicadas entre marzo 2020 y diciembre 2022.
Aquí un párrafo de aquel primer post significativo en un mar de incertidumbres a nivel planetario en el que nos encontrábamos:
El espíritu solidario del maravilloso colectivo de docentes y trabajadores de la educación "del mundo", que habitan el increíble mundo de las redes sociales, no ha dejado de sorprenderme: compartir herramientas, tutoriales, conversatorios virtuales, guías didácticas, espacios de consultas, recopilación de enlaces de interés... En tiempos revueltos y de cuarentena, RECOMIENDO (con Mayúsculas) estar y participar activamente en las redes sociales, no es una "pérdida de tiempo", al contrario. Desde mi experiencia, puedo decir que son genuinos espacios de aprendizaje e intercambio cuando tenemos un propósito definido.
En tanto, como cierre y balance de un ciclo lectivo, en diciembre de 2022 compartía la entrada Recalculando la enseñanza pospandemia en la Universidad, con varios interrogantes:
- ¿Qué papel tiene el docente y cómo lo desempeña en la clase? ¿Qué estrategias didácticas son mejores?
- ¿Qué vale la pena ser enseñado con mediación tecnológica (sincrónica y asincrónica) y qué experiencias resultan vitales en la presencialidad física?
- ¿Qué realizan los estudiantes? ¿Qué aplicaciones se necesitan para las actividades?
- ¿Qué contenidos resultarán relevantes y será prioritario construir que no estén a un "clic" de distancia?
- ¿Qué indicadores de seguimiento serán necesarios considerar para trayectorias educativas cada vez más heterogéneas?
- ¿Qué condiciones institucionales serán necesarias para habilitar cambios profundos en las próximas décadas?
- ¿Qué diálogos tendremos que construir con la comunidad educativa en su conjunto?
Un escenario que sin dudas fue mutando a lo largo del tiempo y nos encuentra hoy con algunos interrogantes que parecían tener una respuesta concluyente pero que a mi entender, no resultó así: ¿Quedó atrás la Pandemia?
Sin dudas el impacto del COVID19 ha forzado una mejora global de las capacidades tecnológicas pero ¿el mundo verdaderamente se volvió híbrido como se predijo? ¿Las "bondades" y "oportunidades" que presentó la virtualidad para una gran parte de la población, ¿se convirtió en una cambio de vida en lo que respecta a la organización de la vida profesional y personal?
Los docentes aprendieron a reconceptualizar estrategias de enseñanza de la presencialidad que se adecuen mejor a la enseñanza remota. Aprendieron también que la educación a distancia no necesariamente está asociada a una educación de menor calidad y que merece una preparación técnica y pedagógica para su desarrollo. Aprendieron también a alternar clases en línea 100% con presenciales, en un formato blended o híbrido.
Nuevamente nos encontramos en un inicio de ciclo lectivo en la Universidad y en la mayoría de los casos pasamos por alto la planificación de Unidades curriculares flexibles que contemplen propuestas didácticas híbridas con doble puerta de acceso en su realización. Adicionalmente, "formar estudiantes de profesorados capaces para la enseñanza tanto presencial como en línea es una necesidad para preparar a los alumnos para la vida en un mundo híbrido..." Y en este sentido, las estrategias de enseñanza y las formas que los docentes utilicen serán las formas en que los estudiantes aprenden en su formación, y una oportunidad para expandir el ecosistema de entornos de aprendizaje que experimentan los estudiantes.
En el artículo The Coming Sea-Change in Teacher Education, de Chris Dede (2022), y traducido por Alejandro Artopoulos, sugiere algunas ideas importantes a considerar en esta Pospandemia:
● Los programas de formación docente deben basarse en las lecciones aprendidas de la pandemia sobre las formas personalizadas de cómo asistir a los formadores de docentes en servicio a partir de lo que saben sobre la enseñanza presencial eficaz y, al mismo tiempo, reconceptualizar las estrategias de enseñanza que funcionan en las clases para adaptarlas a la interacción a distancia.
● Los graduados de los programas de formación docente deben comprender qué tipos de enseñanza se adaptan mejor a los distintos niveles de infraestructura tecnológica de que disponen en la práctica, así como la forma de utilizar los redes sociales para proporcionar apoyo emocional a los estudiantes a distancia.
● Los programas de formación docente deberían certificar que sus egresados son expertos en la enseñanza presencial y en línea, utilizando garantías de sistemas de simulación de realidad mixta que pueden imitar tanto las interacciones cara a cara como a distancia con los estudiantes (Bondie y Dede, en prensa).
Retos que nos llevan a repensar y contemplar otros modelos de enseñanza digital, y que implican darnos espacios de diálogo y planificación para poder incorporar las mejores prácticas que podemos diseñar para la virtualidad y para la presencialidad. La Pandemia quedó atrás, pero con muchos aprendizajes que aún debemos atender y capitalizar en pos de una mejora continua.
Tomado de Aplicaciones educativas en entornos virtuales con permiso de su autora
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Ingrese su texto en esta ventana. Aparecerá publicado pasadas unas horas. Muchas gracias.