Por Paulete Delgado de EDUNEWS
Hoy en día se ha vuelto común ver a infantes pegados a alguna pantalla, ya sea la del celular, tableta electrónica o televisión. Esta dependencia puede llegar a provocar grandes problemas en su desarrollo cognitivo, lingüístico y socioemocional. Aunque es verdad que las pantallas pueden ser herramientas para la educación y el aprendizaje, el tiempo que se pasa frente a estas debe ser limitado, especialmente para niños y niñas, ya que reduce la cantidad y calidad de las interacciones entre personas de su edad y adultos, así como su desarrollo del lenguaje.
Muchas personas han tomado las redes sociales, como es el caso de TikTok, para quejarse de los famosos iPad Kids o “Niños iPad” diciendo que son una pesadilla absolutamente aterradora y que es imposible lidiar con ellos. Por ejemplo, la usuaria teresakayenewman, que es educadora, cuenta que el tiempo que la generación Alfa pasa frente a la pantalla afecta su comportamiento en el aula, sus habilidades sociales y su desempeño escolar.
La realidad es que, hoy en día es más extraño que los infantes o adolescentes estén desconectados a que tengan una adicción a la pantalla. Es por eso que es necesario preguntarse si la generación Alfa es realmente “una pesadilla absolutamente aterradora” con la cual no se puede lidiar, según las quejas virales publicadas en TikTok. ¿Realmente tienen la culpa las iPads y las pantallas?
El impacto en el desarrollo en los infantes y adolescentes
Los infantes de hoy son «nativos digitales», ya que nacieron en un ecosistema digital en constante cambio, tanto que, según un estudio publicado por la revista médica Cureus, empiezan a interactuar con estas tecnologías desde los cuatro meses. El propósito de esa publicación es profundizar en los efectos del tiempo excesivo frente a una pantalla y su impacto en el desarrollo de las infancias, así como las estrategias y responsabilidades que madres, padres, tutores y las instituciones deben asumir para gestionar y disminuir eficazmente el tiempo frente a esta.
Es verdad que pareciera que las pantallas se han vuelto omnipresentes en los hogares y son usadas cada vez más en los sistemas escolares, sin embargo, esto puede tener un impacto negativo en el desarrollo del estudiantado. Diversas investigaciones incluso han demostrado que libros electrónicos y diferentes aplicaciones para aprender a leer pueden mejorar las habilidades de lectura temprana y la capacidad de pensamiento creativo de los infantes. Aun así, también advierten que el uso excesivo tiene efectos negativos en el desarrollo cognitivo, como el funcionamiento ejecutivo, el desarrollo sensoriomotor y el desempeño académico.
Según un análisis del Estudio Longitudinal de Quebec sobre Desarrollo Infantil, por cada hora que las infancias de dos años ven televisión, se disminuye en un 7 % su participación en clase, así como 6 % en unidades de dominio de matemáticas cuando lleguen a cuarto de primaria. Otros estudios lo corroboran ya que se ha encontrado que entre más tiempo se pase frente a una pantalla, menor será el rendimiento académico. Aun así, es importante aclarar que los resultados de la menor atención y concentración puede ser por el uso excesivo de las tecnologías o por conductas multitarea (multitasking). Se requiere más investigación al respecto para descubrir esta relación, ya que el desarrollo del lenguaje ha recibido la mayor atención en el área de investigación del uso de pantallas y las infancias, a diferencia de habilidades ejecutivas.
En cuanto al desarrollo del lenguaje, en los primeros años de vida es donde es más crucial adquirir habilidades lingüísticas y aprender vocabulario y fonología, lo cual se adquiere por medio de interacción humana. Sin embargo, debido a que cada vez es más frecuente que los infantes pasen tiempo frente a una pantalla que interactuando con otras personas, pierden la oportunidad de practicar y desarrollarlas.
Según el estudio de Cureus mencionado anteriormente, una mayor exposición a la televisión, aunque sea de fondo, puede tener efectos adversos en el uso del lenguaje, el funcionamiento ejecutivo y la cognición de infantes menores de cinco años. Además, su uso excesivo también puede afectar potencialmente el desarrollo del lenguaje y las habilidades de lectura a una edad temprana.
Y no es sólo el uso del lenguaje, sino el desarrollo cognoscitivo y el rendimiento académico. Pasar tanto tiempo frente a una pantalla puede afectar la salud mental de los jóvenes, así como el desarrollo de sus capacidades físicas, lo que podría resultar en obesidad, problemas de sueño, ansiedad y depresión.
Un estudio revela que los bebés de seis a 18 meses que están expuestos a este tipo de tecnología de manera excesiva muestran una reactividad emocional, agresión y conductas de externalización. Además, este estudio demostró que las y los adolescentes que hacen uso de computadoras y videojuegos, en lugar de la televisión, están relacionados con síntomas depresivos y de ansiedad más severos. Otra publicación muestra que tener un televisor en la habitación de un menor de seis años provocará un nivel más bajo de comprensión emocional a los ocho años. Otro punto es que los infantes menores de tres años crecen acostumbrados a un mundo 2D en lugar del real, lo que limita el desarrollo de sus habilidades motoras finas y la conciencia de su espacio.
Los investigadores a cargo del estudio publicado en Cureus señalan que “los efectos psiconeurológicos del uso adictivo del tiempo frente a una pantalla incluyen una disminución de las habilidades de afrontamiento social y el desarrollo de conductas ansiosas que se asemejan a la dependencia de sustancias. Se han observado cambios estructurales en el cerebro relacionados con el control cognitivo y la regulación emocional en personas con comportamiento adictivo en los medios digitales”.
Por otro lado, el uso adictivo de las pantallas afecta también la atención y el desempeño dentro del aula. La compañía de software Impero Software realizó una encuesta a más de 2000 estudiantes de entre 11 y 18 años. En este reporte encontraron que una cuarta parte ha visto contenido violento en línea mientras estaba en el aula y el 17 % estaba viéndolo en un dispositivo escolar. Aunado a esto, el 10 % ha utilizado sitios de apuestas, un 13 % ha accedido a sitios de pornografía y un 38 % juega videojuegos, todo esto en medio de sus clases o mientras están en la escuela.
Sin embargo, el uso de tecnología no es completamente mala o nociva para los infantes, también trae beneficios a la formación y al desarrollo de los niños, niñas y adolescentes. A partir de los dos años, por ejemplo, los programas de televisión o videos de alta calidad diseñados con fines educativos sirven para el desarrollo temprano del lenguaje y alfabetización de los infantes. Estos pueden apoyar el desarrollo cognitivo, la imaginación, actitudes positivas, habilidades sociales y lingüísticas; especialmente para aquellos que viven en situaciones de pobreza.
Es su uso excesivo lo que puede afectar negativamente el funcionamiento ejecutivo, el desarrollo sensoriomotor y el desempeño académico. Especialmente para los más pequeños, la exposición temprana a las pantallas se ha asociado con capacidades cognitivas y rendimiento académico más bajos en años posteriores.
Se necesita gestionar y reducir el tiempo frente a la pantalla
El hábito de mirar de manera excesiva la pantalla se desarrolla a lo largo del tiempo, por lo que involucrar a las familias y a los docentes es crucial para ayudar a los infantes y adolescentes a alcanzar su potencial. Los primeros tienen la oportunidad de implementar un control conductual en el hogar mediante la observación y el establecimiento de reglas sobre su uso.
Vic Raynor, experto en protección de Impero Software, enfatiza la necesidad de un enfoque equilibrado. Para esto, es importante recordar que los hijos e hijas observan el comportamiento de los adultos, si ven que sus padres pasan una gran cantidad de tiempo frente el televisor, incluso a la hora de comer, las criaturas tienen mayor probabilidad de verla en exceso. Si ven que sus progenitores ven la televisión por cuatro horas o más al día, estos tendrán tres veces más probabilidades de hacer lo mismo.
La publicación en Cureus demuestra que restringir el uso de pantallas es efectivo. Este indica que “los límites de tiempo de pantalla discrecionales ideales son de 0,5 a 1 hora/día para niños de tres a siete años, una hora para niños de 7 a 12 años, 1,5 horas para niños de 12 a 15 años y dos horas para mayores de 16 años”. De la misma manera que las familias se preocupan por la alimentación de sus hijos, también deben ser conscientes del uso de las pantallas; tanto lo que están consumiendo como el tiempo que pasan utilizándolas. Es importante que los cuidadores, educadores y profesionales de la salud comprendan los riesgos y empiecen a promover actividades alternativas que ayuden a los infantes y adolescentes a alcanzar su potencial.
Cuéntanos, ¿te has topado con alguno de estos famosos iPad Kids? ¿Consideras que la generación Alfa realmente tiene problemas de comportamiento y un desarrollo más lento provocados por el uso excesivo de las pantallas?
Tomado de EDUNEWS del Tec de Monterrey
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