Por Lorenzo García Aretio
Hoy exponemos una síntesis de aspectos esenciales del quinto artículo de RIED más citado de 2021, de entre todos los publicados (34) en ese año, Vols. 24(1) y 24(2). Es decir, uno de los artículos de RIED que más impacto han generado. Al final aparece la referencia del trabajo y el enlace para poder consultarlo, junto a las fuentes bibliográficas del artículo. Las citas en este caso hasta el día de la fecha en Google Scholar, son un total de 124. Y, por otra parte, aquí se muestran todos los artículos resumidos en esta serie.
En el ámbito educativo contemporáneo, se ha observado una evolución notable en la implementación de nuevas metodologías y tecnologías para mejorar el proceso de enseñanza y aprendizaje. Se han adoptado enfoques como las metodologías activas, la gamificación y el aula invertida, junto con la integración de tecnologías emergentes como la realidad aumentada y las analíticas de aprendizaje. Esta evolución requiere una nueva fundamentación teórica, como el conectivismo o el aprendizaje rizomático, para respaldar el aprendizaje en red.
Sin embargo, a pesar de estos avances, la evaluación educativa ha mostrado una resistencia significativa al cambio. Los procesos de evaluación continúan apoyándose en concepciones tradicionales y en instrumentos convencionales, lo que se vio exacerbado durante el confinamiento y la transición a modalidades virtuales de enseñanza debido a la pandemia. Esta resistencia se deriva en gran medida de una cultura escolar arraigada en enfoques de enseñanza centrados en la transmisión de información y en una evaluación basada en la memorización de contenidos.
La preocupación por la integridad académica, especialmente en entornos virtuales, ha desviado la atención de la evaluación como un proceso integral para mejorar la instrucción y analizar la eficacia de las metodologías y recursos utilizados. Es esencial comprender que la evaluación no se limita a la medición del conocimiento adquirido por los estudiantes, sino que también debe contribuir al análisis del proceso formativo en su conjunto.
Se argumenta que la evaluación debería ser percibida como una oportunidad para el aprendizaje, en lugar de simplemente como un juicio final sobre el desempeño del estudiante. Se aboga por nuevos modelos de evaluación, como aquellos basados en tareas y actividades, que pueden potenciar el proceso de enseñanza-aprendizaje al centrarse en el desarrollo de competencias clave y en la evaluación auténtica del desempeño del estudiante.
Es crucial reconocer que la evaluación auténtica implica observar directamente el desempeño de los estudiantes en tareas intelectuales relevantes, lo que fomenta la reflexión y el desarrollo personal y profesional. Estas tareas están diseñadas para desafiar a los estudiantes y proporcionarles oportunidades para aprender y reflexionar sobre su proceso de aprendizaje, favoreciendo así la transferencia del conocimiento y el desarrollo de habilidades prácticas.
En el contexto de la educación virtual, las actividades (e-actividades) desempeñan un papel fundamental en la implementación de estrategias de evaluación auténtica, que van más allá de la mera memorización de contenidos y se centran en el desarrollo de competencias y habilidades prácticas. Esto requiere un replanteamiento de las prácticas de enseñanza, situando al estudiante en el centro del proceso formativo y alineando las técnicas y herramientas de evaluación con los objetivos de aprendizaje.
En suma, la evaluación educativa en entornos virtuales debe evolucionar hacia enfoques más auténticos y centrados en el estudiante, que valoren no solo el conocimiento adquirido, sino también las habilidades, competencias y capacidades desarrolladas a lo largo del proceso de aprendizaje. Este cambio de paradigma requiere una redefinición de las prácticas evaluativas y la adopción de estrategias innovadoras que promuevan la participación activa, la reflexión y el aprendizaje significativo.
Estas actividades, diseñadas para ser realizadas por los estudiantes en entornos digitales, sirven como vínculo entre la enseñanza y el aprendizaje en línea. Su función principal es promover la interactividad y la participación activa del estudiante, en contraposición a un aprendizaje pasivo y memorístico.
Las e-actividades deben diseñarse considerando diversos aspectos, como la variedad de tipos de actividades, el nivel progresivo de dificultad, la racionalidad temporal y la posibilidad de realización tanto individual como grupal. Además, es fundamental proporcionar instrucciones claras para su realización y establecer criterios claros de evaluación. Se sugiere la utilización de e-rúbricas que contemplen diferentes dimensiones para evaluar la calidad de las respuestas de los estudiantes.
La calidad de las e-actividades también depende de su alineación con los objetivos de aprendizaje y la pertinencia de su diseño pedagógico. Deben ser realistas, retadoras, diversas y relevantes para los estudiantes, integrando diferentes competencias, habilidades y conocimientos. Se destaca la importancia de promover el aprendizaje reflexivo y colaborativo a través de estas actividades, lo que puede facilitar la transferencia del aprendizaje y promover la autonomía del estudiante.
Sin embargo, existen algunas limitaciones en el uso de e-actividades, como la dependencia de la tecnología, la reproducción fiel de actividades presenciales y la falta de formación tanto para profesores como para estudiantes en entornos virtuales. Es necesario superar estas limitaciones mediante una planificación cuidadosa, la implementación de estrategias de apoyo y la formación adecuada del profesorado en competencias digitales.
La evaluación de las e-actividades es un aspecto crucial para garantizar su efectividad. Se sugiere la utilización de criterios de evaluación que no solo contemplen la calidad técnica de las actividades, sino también su calidad pedagógica. La evaluación debe centrarse en el diseño pedagógico de las actividades, la capacidad del estudiante para dirigir su propio proceso de aprendizaje y la incorporación de elementos significativos para los estudiantes.
Para mejorar la calidad de las e-actividades y su evaluación, es fundamental que los docentes desarrollen competencias digitales adecuadas y reciban formación específica en el diseño y la implementación de actividades formativas en línea. Los Marcos de Referencia de la Competencia Digital Docente, como DigCompEdu, proporcionan un marco para el desarrollo de estas competencias, centrándose en criterios pedagógicos sobre criterios tecnológicos.
Por tanto, las e-actividades desempeñan un papel fundamental en la formación virtual al promover el aprendizaje activo, significativo y colaborativo. Su diseño y evaluación adecuados son esenciales para garantizar su efectividad y contribuir al desarrollo de competencias digitales tanto en estudiantes como en docentes.
Respecto a la diversidad de e-actividades utilizadas en entornos virtuales de aprendizaje, se destacan tipos como explicaciones en red, presentaciones de alumnos, actividades de repetición, investigación guiada, análisis guiado, trabajo en equipo, tormenta de ideas, estudios de casos, juegos de rol, crítica de grupo, simulaciones, entre otros.
Estas actividades pueden agruparse en categorías como personales (centradas en el estudiante) y sociales (que implican interacción con otros). En el artículo se menciona también la importancia de actividades asimilativas, productivas, de gestión de información, comunicativas, de aplicación, experiencial y evaluativa para abordar diversos aspectos del aprendizaje. Además, se presenta una amplia gama de e-actividades propuestas por diferentes autores y organizaciones, que incluyen desde proyectos de trabajo hasta formularios interactivos y juegos educativos.
Se subraya la relevancia de diseñar e-actividades que fomenten la participación activa del estudiante, su capacidad de resolución de problemas y su autonomía en el aprendizaje. La evaluación en entornos virtuales también se aborda, destacando la necesidad de considerar criterios pedagógicos y técnicos para garantizar la calidad de las actividades. Se sugiere la utilización de herramientas como las e-rúbricas para evaluar tanto el contenido como la forma de las respuestas de los estudiantes. Además, se destaca la importancia de la formación docente en competencias digitales para aprovechar plenamente el potencial de las e-actividades en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
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