Por Mariana Sofía Jiménez Nájera tomado de EDUNEWS
Todos hemos estado en esa situación donde por fin nos acomodamos para dedicarle tiempo a la lectura con todas las comodidades del mundo a nuestro favor: una taza de té caliente, tu sofá favorito, silencio en tu hogar. Sin embargo, hay un pequeño gran detalle que puede arruinar esta experiencia, y es que el libro que estás leyendo no te gusta.
Que un libro no te guste es normal, y no hay un deber-ser o regla que indique cuál es la mejor opción para enfrentar este tipo de casos, sino que cada persona debe evaluar las razones que más se apeguen a su personalidad. Esto, con el fin de no cuestionarnos constantemente entre dejar o continuar leyendo una obra y alentar el proceso de convertir la lectura en un hábito.
Como la mayoría de las personas a las que les gusta leer han pasado por situaciones similares a esta, existen opiniones diferentes al respecto. Mientras que una de las resoluciones más populares es aumentar la cantidad de libros leídos, siempre van a existir lecturas que a pesar de ver la sinopsis antes de comenzar, la cual parece atractiva o la recomendación entusiasmada de tu amigo sonaba increíble, no serán de nuestro agrado. Por lo que al ser lectores y comprometernos con la lectura nos preguntamos: ¿lo dejo o continúo?
La lectura, esencial en la educación y muchas veces parte del trabajo de miles de personas, también es un hobby para muchas personas; y un pasatiempo no debe de ser tedioso ni provocar sentimientos negativos (ya si debes leer para sacar una calificación aprobatoria o por cuestiones laborales, es otra cuestión). Sin embargo, ambas posturas: continuar leyendo o no, aunque no lo creas, tienen sus beneficios.
¿Y si lo abandono?
En un mundo lleno de expectativas y perfeccionismo mostrado constantemente en redes sociales, sería inaudito dejar el libro que explícitamente pusiste en tu lista por leer en aquella story de Instagram y no acabarlo.
Inventarte excusas, reemplazar ese tiempo procrastinando o plenamente evitar el libro, pueden ser tus señales para dejarlo. La idea no es que sea una obligación, sino una actividad recreativa para relajarte, aprender cosas nuevas o fomentar el hábito de la lectura. Especialmente, si estás comenzando con integrarla en tu rutina, dejar un libro con el que estás batallando por continuar es una buena opción, ya que al forzarte estarás inculcando en ti mismo que leer es una tarea difícil y aburrida en vez de placentera.
Mientras que a lo largo de la vida estudiantil a veces se nos imponía un libro o si no reprobábamos, ten en cuenta que mientras que estés leyendo sea por placer, no habrá repercusiones, lo dejas de lado. Puedes buscar otra recomendación o incluso seguir adelante con tu pila de libros que están pendientes y olvidarte del que dejaste o incluso retomarlo tiempo después.
La idea es que un libro no aliente tus propósitos lectores o que retrase la construcción de este hábito. Recuerda que mientras que aquella obra no te gustó, puede ser que lo siguiente que leas pueda ser una experiencia transformadora que te brinde tranquilidad, enseñe algo nuevo o simplemente disfrutes.
…¿Y si continúo?
Puede ser que seas una persona que realmente disfruta de los retos, aunque te sea difícil seguir adelante con una lectura que te disguste, existen beneficios al continuar sin que sientas que todo está perdido.
Estarás abriendo tu panorama lector hacia nuevas maneras de escribir e historias a las que no estás acostumbrado. Incluso, te estás regalando la oportunidad de explorar nuevos géneros a los que, probablemente, encuentres obras de ese estilo que sí sean de tu agrado.
La paciencia apremia. Estarás entrenando tu resiliencia para leer obras que no sean de tu agrado y, aun así, comprenderlas o facilitar la resistencia hacia lecturas que te parezcan tediosas o aburridas, por ejemplo, algún ensayo larguísimo y aburrido o una investigación científica difícil de comprender para tu trabajo. También, es posible que aquello que leas no te guste al inicio, pero al seguir progresando puede que te topes con tan solo un capítulo tan interesante que haya hecho que toda la experiencia haya valido la pena.
De igual manera, si esta actividad ya se ha convertido en un hábito en tu vida diaria, con el paso del tiempo será más sencillo pasar las partes aburridas, ya que tu tolerancia y velocidad al leer incrementará.
Al leer obras que no son de tu agrado, no solo aprenderás sobre nuevos géneros, maneras de escribir y autores. También te darás la oportunidad de hacer un análisis más profundo para conocerte a ti mismo con respecto a la manera en que criticas a un libro de acuerdo a la forma en que escribe el autor, sus valores y perspectivas. Al estar en desacuerdo, podrás comparar tus ideales con aquellos plasmados en la obra y entender el porqué estás en desacuerdo con el escritor.
Leer es beneficioso para todas las personas
A pesar de ambas decisiones, de las cuales no hay buena ni mala, lo más importante es continuar leyendo y recordar que aunque decidiste continuar o dejar un libro por otro, esta actividad trae consigo muchos beneficios. Algunos de ellos son:
- Ampliación del vocabulario y mejora de la ortografía: Con la lectura se está más expuesto a nuevas palabras y por ende, tiene un impacto positivo en el vocabulario, ortografía y redacción de las personas.
- Incrementa la concentración y habilidad para enfocarse: Al estar acostumbrados a los videos cortos e información rápida, leer hará que practiques tu concentración, en donde podrás permanecer enfocado por cada vez más tiempo.
- Mejora el sueño: Leer en sí es una actividad relajante, y estudios revelan que integrarla en tu rutina antes de dormir ayudará a mejorar la calidad de sueño.
- Promueven la empatía: Conocer nuevos mundos, personajes e ideales hace que las personas comprendan las situaciones planteadas en una obra literaria.
- Impulsa y mantiene el funcionamiento cognitivo: Al tener que recordar detalles y situaciones del libro e imaginar escenarios, estarás ejercitando tu cerebro constantemente.
¿Ninguna de las dos opciones te convence? La escritora Nancy Pearl recomienda aplicar lo que ella ha denominado la regla de los 50: leer cincuenta páginas de un libro y al llegar a este número, preguntarte a ti mismo si te interesa realmente lo que está ocurriendo con la historia, algún personaje, te agrada la manera de escribir del autor, etc. Si las respuestas ante estas preguntas son negativas, déjalo y comienza una nueva lectura.
No hay malas ni buenas respuestas, es el lector quien debe tomar la decisión final al momento de querer abandonar un libro. Es cuestión de cada persona elegir los beneficios que más se apeguen a su personalidad, y así como la gran diversidad de libros que existen, también existen diversas maneras en que las personas leen.
Cabe mencionar que al leer por tu cuenta te complaces a ti mismo y no a los demás; y mientras que una amiga te recomienda un libro que le guste, lo hará para que pases un buen rato y no lo opuesto, es válido que tengas sentimientos diferentes. Es importante no dejarse llevar por lo que decidan los demás, ¡elige lo que te haga sentir mejor y te ayude a alcanzar tus metas literarias!
Tomado de EDUNEWS del Tec de Monterrey
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