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lunes, 27 de enero de 2025

80 años. Compendio (II). Semblanza de L. García Aretio

 Por Lorenzo García Aretio

Tras la primera entrada en la que expresé las motivaciones de este proyecto de serie, a continuación, presento una semblanza en primera persona que integra una síntesis de mi historia de vida, familiar y, especialmente, académica, con el propósito de situar quién está detrás de esta extensa serie de reflexiones sobre la Educación a Distancia (EaD), a punto de cumplir 80 años en este 2025. He procurado reunir los pasajes más significativos de mi trayectoria, desde la infancia hasta mi labor universitaria en la UNED y en la Cátedra UNESCO de Educación a Distancia (CUED), sin olvidar los reconocimientos internacionales que he tenido el honor de recibir y disfrutar.

Esta narrativa pretende mostrar, más allá de fechas y logros, la esencia de los valores, personas y circunstancias que me han acompañado a lo largo de este extenso camino.

ORIGEN FAMILIAR Y PRIMERAS VIVENCIAS

Nací en 1945 en Villalba de los Barros (Badajoz), en el seno de una familia numerosa que marcó profundamente mi carácter. De mi madre me quedó la pasión, la energía y, quizás, algo de simpatía y chispa; de mi padre, la sensatez, la moderación y el equilibrio. Ambos me inculcaron principios como la amabilidad y el respeto por cómo son y piensan los demás. Al ser el penúltimo de cinco hermanos varones, tuve que esforzarme para hacer notar mi presencia y, sobre todo, para absorber lo mejor de cada uno de ellos.

Mi maestro de infancia, don Vicente, me inculcó el valor del esfuerzo: “En la vida no regalan nada”, repetía con insistencia. “Si quieres algo decente, tendrás que trabajarlo”. Cuando apenas tenía nueve años, él mismo le dijo a mi padre: “Este chico va a llegar lejos”. Tal vez no sabía cuán lejos o cerca podría llegar, pero esa semilla de exigencia y dedicación caló para siempre en mí.

Mi infancia se desarrolló en un entorno rural, donde el esfuerzo colectivo y la solidaridad eran esenciales para afrontar las dificultades. Aquel escenario despertó mi sensibilidad ante las desigualdades sociales y me mostró la educación como herramienta de transformación y justicia.

INICIOS EN LA DOCENCIA Y CONEXIÓN CON LA REALIDAD SOCIAL

En la Escuela Normal de Magisterio de Badajoz, era el más pequeño en edad (no en estatura física) de todo el curso. Durante los tres años de mis estudios de magisterio hubo una persona que influyó en mi persona porque me transmitió valores como la acogida, comprensión, cercanía emocional, etc., hacia el alumno. Se trataba del Dr. Benito Mahedero, director de aquel centro y profesor de Matemáticas, Física y Química.

Con 17 años, obtuve el título oficial de Maestro de Primera Enseñanza por aquella Escuela Normal de Magisterio de Badajoz. Poco después, en febrero de 1963, no había cumplido aún los 18 años, comencé a impartir mis primeras clases oficiales en Educación Primaria en las Escuelas Profesionales Virgen de Guadalupe de Badajoz, hoy Escuelas Virgen de Guadalupe, un macrocentro dirigido por la Compañía de Jesús. Desde el tercer año en ese centro ya impartía docencia en Formación Profesional.

Durante casi 23 años, ese centro Virgen de Guadalupe fue mi gran escuela de vida: allí enseñé, aprendí y asumí responsabilidades de alta dirección siendo muy joven. Desde 1965 se me otorgaron responsabilidades y cargos directivos que, entonces, raramente había desempeñado un seglar español en un centro dirigido por la Compañía de Jesús. El Rector (director) de aquel centro, era un jesuita, sí, pero el siguiente responsable en jerarquía, a mis 22 años, pasé a ser yo durante mucho tiempo.

Aquel centro acogía alumnos de primaria, formación profesional (FP) (primer y segundo grado), de transporte escolar e internado, chicos entre 4 y 20 años y provenientes en su mayoría de familias con recursos muy escasos, principalmente de toda la provincia de Badajoz, lo cual reforzó mi compromiso con la educación de calidad y con la prioridad a quienes contaban con menos oportunidades. Todo ese tiempo estuve entre aulas, tizas, talleres, pistas deportivas, barro de los patios de recreo, internado, transporte escolar, campamentos, sala de profesores, reuniones, juntas de evaluación, comisiones e impulsando diferentes proyectos de innovación educativa.

Por otra parte, con 18-19 años tuve a mi cargo la dirección de una residencia de estudiantes de Magisterio y, luego, la del Colegio Menor “Virgen de Guadalupe”, ligado a las citadas Escuelas. Todas esas experiencias iban ahondando mi visión sobre la formación integral de la infancia, adolescencia y juventud. Fue un permanente compromiso con tantas necesidades de educación de aquellos chicos de un barrio humilde (en aquel entonces) de Badajoz y de otros muchos pueblos de la provincia (becados de internado y transporte), procedentes en su mayoría de familias poco favorecidas socioeconómicamente. Sí, mi compromiso con la equidad, la inclusión, con la educación de calidad, con la innovación, con el trabajo colaborativo, etc., se forjó allí.

Conservo una gratitud enorme hacia ese centro Virgen de Guadalupe, hacia los jesuitas y mis compañeros seglares con los que compartí, así como hacia tantos estudiantes que pasaron por aquellas aulas: ellos fueron, sin duda, parte fundamental de mi formación como educador.

ENCUENTRO CON LA UNED Y LA EAD

Mientras trabajaba en las Escuelas Guadalupe y asumía responsabilidades familiares (me casé a los 25 años), me matriculé en la Licenciatura en Ciencias de la Educación en la recién creada Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), en su Centro Asociado de Mérida. Así comencé a vivir la educación a distancia en primera persona y a descubrir sus retos y fortalezas. Nunca habría imaginado que, años más tarde, el grueso de mi labor profesional se volcaría precisamente en esta modalidad.

En 1981/82, comencé mi andadura como docente universitario como profesor-tutor de la UNED en Mérida, compaginándolo con mis escritos sobre educación en la prensa regional y con cursos de formación para profesores y padres, en este último caso, con jornadas promovidas por la Junta de Extremadura por toda la región. Fue un periodo de crecimiento acelerado, en el que se entrelazaban la experiencia de campo, la difusión de mi visión pedagógica y mis primeros pasos en la educación universitaria.

Ya en el curso 1984/85, obtuve la plaza de profesor en la Facultad de Educación de la UNED, en su sede central y me trasladé a Madrid. Se abría ante mí un panorama nuevo para ahondar en el desarrollo teórico y práctico de la Educación a Distancia (EaD).

Hubo dos personas que marcaron mi rumbo universitario: el Dr. Ricardo Marín Ibáñez y el Dr. Ramón Pérez Juste, queridos maestros y amigos. El primero me animó a centrar mi tesis doctoral en la EaD, mostrándome un campo de investigación con un inmenso potencial y futuro. Al segundo le debo años de colaboración, proyectos compartidos y aspiraciones por lograr una universidad excelente. A ambos, ya fallecidos, los evoco con cariño y admiración. Una tercera persona relevante y querida, fue testigo excepcional de mis diferentes promociones universitarias como doctor, profesor titular y catedrático de universidad, el Dr. José Luis García Garrido. Sus sabios consejos siempre me ayudaron y agradecí profundamente. Sería largo, muy largo, enumerar a tantas y tantos amigos y colegas de todas las facultades y de los servicios administrativos de la UNED, también de otras universidades de España y de fuera de este país, de los que aprendí, con los que compartí, con los que disfruté…, mi agradecimiento para todos.

CONSOLIDACIÓN EN LA UNED: CARGOS ACADÉMICOS Y CÁTEDRA UNESCO

A lo largo de más de cuatro décadas en la UNED, he desempeñado diversas funciones de gestión: secretario y director del Programa de Formación del Profesorado, Coordinador general de Planes de Estudio de toda la universidad, director del Instituto Universitario de Educación a Distancia (IUED), director del  Máster Internacional de Enseñanza y Aprendizaje Abiertos y a Distancia (EAAD), uno de los primeros másteres internacionales íntegramente por Internet y que graduó a estudiantes de 32 países diferentes, y decano de la Facultad de Educación (2003-2012), entre otras. En este último cargo, la Facultad contaba con unos 18.000-20.000 estudiantes, lo que supuso un reto apasionante.

A inicios de la década del 2000, se me confirió la dirección/titularidad de la Cátedra UNESCO de Educación a Distancia (CUED). Este nombramiento me facilitó extender aún más lo que ya venía haciendo desde 1986, la investigación y el trabajo en EaD proyectado hacia Iberoamérica, colaborando con autoridades y universidades de distintos países. Tras dirigir esta cátedra durante más de dos décadas, a mis 76 años me nombraron Presidente de Honor de la misma, cargo que agradezco profundamente y desde el cual continúo apoyando, en la medida de mis fuerzas, las iniciativas que ahí se impulsan. Quiere decirse que, como catedrático emérito de la UNED, a mis 80 años, no he cesado aún de ofrecerme como docente, con mis escritos, vídeos, conferencias, etc. Aunque ya en acciones muy limitadas debido a mi edad y a la propia situación personal y familiar. (¡Y ahora me atrevo con esta serie…!)

INVESTIGACIÓN, PUBLICACIONES Y DIFUSIÓN

De esta dedicación surgen diversas obras: 46 libros (como autor único, coordinador o coautor), cientos de artículos científicos y de divulgación, más de 200 vídeos con charlas, ponencias, lecciones y entrevistas, y proyectos de investigación que he tenido la fortuna de liderar o participar.

Recuerdo cómo en los inicios de mi trayectoria universitaria algunos colegas, especialmente de universidades distintas a la UNED, consideraban “poco interesante” la EaD y me aconsejaban y presionaban para que dejase esa minucia. Argumentaban que la única educación de calidad era la presencial y en ella debería centrar mis esfuerzos, que con la otra dedicación (a la EaD), ¿a qué podía aspirar? Afortunadamente, decidí no prestarles atención. Con el tiempo, más de uno de aquellos colegas acabó interesándose, e incluso escribiendo, sobre estos formatos educativos, y di por buenas aquellas presiones que en su momento sufrí.

Pienso que tuve la ventaja de compaginar la Teoría de la Educación, mi materia universitaria, con la práctica y experiencia real de años en la escuela y en la formación profesional. Muchos profesores de facultades de educación no han pisado aulas escolares más allá de su etapa de estudiantes y escriben sin rubor sobre la práctica educativa en esos centros; en mi caso, vivir tantas experiencias fue una gran ayuda para estudiar, escribir e investigar con cierto fundamento. Qué suerte poder integrar años de práctica con la teoría educativa.

Algunos de mis libros y artículos pioneros se convirtieron en referencia de la EaD para numerosos lectores, especialmente en Iberoamérica. Siempre que pude procuré, además, publicar en abierto o facilitar las referencias para quienes quisieran profundizar en mis propuestas teóricas y prácticas sobre la modalidad a distancia.

LA RIED Y SU IMPACTO CIENTÍFICO

En 1998, la Asociación Iberoamericana de Educación Superior a Distancia (AIESAD) me solicitó la creación de una revista científica dedicada a la EaD y las tecnologías aplicadas a la educación. Así nació la actual RIED – Revista Iberoamericana de Educación a Distancia, de la cual he sido fundador y director-editor desde entonces, con un breve paréntesis de cuatro años. Actualmente, la RIED figura en importantes índices internacionales como Scopus y Social Sciences Citation Index (SSCI) de Web of Science (JCR-JIF). También fui director de la revista Educación XX1, de la Facultad de Educación, durante ocho años, en cuyo período alcanzó también, y antes que RIED, similares logros de indexación.

RECONOCIMIENTOS NACIONALES E INTERNACIONALES

El desarrollo y dedicación a mi labor universitaria me ha valido el más alto honor que cabe conceder en cada universidad, cinco Doctorados Honoris Causa concedidos por cinco universidades de diferentes países (EcuadorArgentinaMéxicoColombia y Costa Rica), distinciones que recibí con profunda gratitud y humildad.

Quizás, sin embargo, el premio y distinción más destacado de toda mi carrera ligado a la EaD, fue en 2023, cuando tuve el honor de que el más importante organismo internacional de la educación a distancia, el International Council for Open and Distance Education (ICDE) me otorgase el Premio Mundial a la Excelencia a una Trayectoria de Vida dedicada a la Educación a Distancia, siendo el primer hispanohablante en recibirlo en toda su historia.

Por otra parte, la AIESAD, además de un impresionante homenaje internacional junto a la UNED que me ofrecieron, creó el premio que lleva mi nombre, como el Premio García Aretio, organizado y concedido anualmente y destinado a la innovación de la práctica docente y a la trayectoria de vida en la Educación Superior a Distancia y Virtual.

Entre otras distinciones, también me fueron otorgadas medallas, libros y homenajes diferentes en universidades y organismos de países como República Dominicana, Venezuela, México, Chile, Perú, España.

Igualmente, la UNED ha dejado su impronta al bautizar con mi nombre el Salón de Actos de la Facultad de Educación, (Salón García Aretio) o al concederme el estatus de Catedrático Emérito de esta Universidad.

Por otra parte, la AIESAD coordinó el libro-homenaje a mi persona “Visiones en educación sin barreras ni fronteras, escrito por 46 autores de 12 países, ha supuesto un gesto colectivo de gran afecto y valoración hacia mi labor.

FAMILIA Y GRATITUD PERSONAL

Aunque tantos logros profesionales adquieran relevancia pública, siempre destaco que mi familia ha sido mi pilar esencial: mi esposa, Lupe, mujer maravillosa, con quien llevo compartiendo  más de medio siglo de vida, mis tres hijos, José Luis, Eva y Lorenzo, con sus parejas, cada uno con sus dones únicos y sus valores humanos extraordinarios. Y ahora mis cuatro nietos, quienes me recuerdan que siempre se puede —y se debe— aspirar a ser mejor persona.

Mi familia no sólo fue sostén en los momentos de mayor exigencia, sino que me impulsó a saber “frenar” cuando la salud o las circunstancias lo han requerido, como es la presente situación. En cada etapa, han estado allí, celebrando los triunfos, asumiendo sacrificios e inyectándome la energía y la serenidad para mantener el equilibrio. A ellos les debo gran parte de lo que soy.

REFLEXIÓN FINAL: UNA VIDA DE COMPROMISO CON LA EAD

He intentado vivir en permanente compromiso con la educación, primero como maestro de primaria y formación profesional en Badajoz, y luego como profesor universitario y gestor académico en la UNED. Creo firmemente en la fuerza democratizadora de la Educación a Distancia, modalidad que facilita el acceso a estudios a quienes no disponen de medios o tiempo para una formación presencial. A lo largo de estos 60 años de docencia, he procurado que mis estudiantes (fueran niños, adolescentes o adultos), “superasen mi estatura”, tanto académica como humana.

He cometido errores, he tenido aciertos y he sufrido alguna frustración; pido disculpas por los momentos en que mi acción u omisión pudiera haber dañado a alguien. Sin embargo, todo ello ha formado parte de un trayecto vital plagado de esfuerzos y empeños compartidos con colegas, compañeros, autoridades y, sobre todo, con miles de estudiantes que, con sus ganas de aprender, me han recordado día tras día la nobleza de esta profesión.

Sigo convencido de que la Educación a Distancia es una modalidad no solo válida, sino fundamental para la construcción de sociedades más justas, inclusivas, equitativas y con un acceso más amplio a la formación de calidad. Hoy, agradezco a todas las personas que han hecho posible cada uno de los hitos que conforman mi biografía.

Tal y como indiqué en la primera entrada de este proyecto, ya en la próxima de esta serie “80 años. Compendio” comenzaré a publicar entradas que suponen ese compendio o síntesis estructurada sobre la educación a distancia. Esa entrada, primera del Módulo I, hará mención a los factores que propiciaron el nacimiento y evolución de la EaD. Se publicará el próximo jueves. Les invito a seguir la serie.

Esta síntesis ha sido extraída de las siguientes fuentes:


OpenEdition le sugiere que cite este post de la siguiente manera:
García Aretio (13 de enero de 2025). 80 años. Compendio (II). Semblanza de L. García Aretio. Contextos universitarios mediados. Recuperado 27 de enero de 2025 de https://doi.org/10.58079/132hb

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