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lunes, 22 de septiembre de 2025

Resumen del Módulo 4: Metodologías y estrategias didácticas en EaD (C.EaD-67)

 Por Lorenzo García Aretio

Todas las entradas de la serie “80 años. Compendio EaD”, VER AQUÍ

El Módulo 4 del proyecto 80 años. Compendio EaD ha estado dedicado a explorar el corazón mismo de la práctica pedagógica, las metodologías y estrategias didácticas en la Educación a Distancia. Si los módulos anteriores pusieron los cimientos históricos, conceptuales y organizativos de la EaD, así como una aproximación al perfil del docente EaD (tutor), este cuarto módulo se adentró en la dimensión operativa de la enseñanza y el aprendizaje, en los modos concretos en que se construye el conocimiento, se acompaña al estudiante y se logra que el Diálogo Didáctico Mediado cobre forma en la práctica.

A lo largo de 19 entradas se abordaron cuestiones que van desde la reinvención de metodologías tradicionales en entornos digitales hasta la emergencia de estrategias innovadoras; desde el protagonismo de las actividades y los foros virtuales hasta la relevancia de la autonomía y la retención estudiantil; desde la evolución de las herramientas de comunicación hasta los retos del blended y el aprendizaje híbrido. El recorrido, en definitiva, mostró la riqueza de enfoques y la pluralidad de recursos que hoy configuran el mapa de la EaD, sin perder de vista su hilo conductor: cómo favorecer experiencias valiosas de aprendizaje, inclusivas y sostenibles en contextos mediados por tecnologías.

El objetivo de este resumen es integrar y poner en perspectiva las principales ideas trabajadas, de manera que se aprecie la coherencia interna del módulo y se proyecte su sentido dentro del conjunto global del Compendio.

METODOLOGÍAS ACTIVAS EN INTEGRADORAS

El módulo y este primer bloque se inauguraron con una reflexión sobre la lección magistral reinventada para entornos digitales. Lejos de descartar esta forma de enseñanza, la propuesta consistió en comprenderla como un recurso que, cuando se adapta a los lenguajes audiovisuales, interactivos y multimodales de la EaD, puede mantener su capacidad inspiradora y de transmisión de saber experto. Se subrayó que la clave no es eliminar la magistralidad, sino resignificarla en un ecosistema digital que exige brevedad, interactividad y claridad.

En otra entrada siguiente se destacó el papel central de las actividades en la EaD. Si la presencialidad solía apoyarse en la transmisión verbal, la educación a distancia descansa sobre el diseño de actividades que hacen al estudiante protagonista del proceso. Se analizó cómo las tareas, proyectos y retos constituyen el eje del aprendizaje activo, permitiendo la construcción autónoma y colaborativa del conocimiento.

Posteriormente se abordó las metodologías activas clásicas adaptadas a la EaD, es decir, el estudio de casos, aprendizaje basado en proyectos, trabajo colaborativo, seminarios… La mirada se centró en cómo estas prácticas, con décadas de tradición pedagógica, se resignifican cuando se trasladan a escenarios virtuales, requiriendo un rediseño en la secuenciación, la comunicación y la evaluación.

Se avanzó, posteriormente. hacia metodologías activas emergentes en educación digital, como la clase invertida, el aprendizaje por retos o las simulaciones digitales. Se mostró cómo estas metodologías, favorecidas por entornos virtuales y herramientas tecnológicas, colocan al estudiante en el centro y amplían las posibilidades de personalización y de experiencias inmersivas.

Después, introdujimos un tema de gran actualidad, el pensamiento computacional como estrategia para la resolución de problemas en EaD. Lejos de limitarse a la programación, el pensamiento computacional se planteó como competencia transversal que fomenta la descomposición de problemas, el diseño de algoritmos y la transferencia de la lógica digital a diversas disciplinas.

Finalmente, la última entrada de este bloque, estuvo dedicada a la gamificación y el aprendizaje basado en el juego. La EaD se beneficia de la incorporación de dinámicas lúdicas que incrementan la motivación, generan compromiso y favorecen la experimentación. Se analizaron tanto las posibilidades como los riesgos de banalización, remarcando la importancia de un diseño cuidadoso alineado con objetivos formativos.

En conjunto, estas seis entradas mostraron la riqueza del espectro metodológico activo, recordando que la EaD exige repensar los métodos tradicionales, adaptar las clásicas metodologías y explorar con rigor las más innovadoras.

COMUNIDADES, INTERACCIÓN Y FOROS

Uno de los grandes pilares de la EaD es la interacción, que trasciende la simple transmisión de contenidos. La primera entrada de este bloque exploró las comunidades de aprendizaje en entornos virtuales, destacando que el aprendizaje no es solo individual sino también social, y que las plataformas digitales ofrecen múltiples posibilidades para construir sentido compartido, identidad grupal y apoyo mutuo.

Después, nos centramos en la interacción asincrónica, clave en la EaD por su capacidad de flexibilizar tiempos y espacios. Se subrayaron sus virtudes pedagógicas: permitir reflexión, dar espacio a voces diversas y democratizar la participación. Pero también se señalaron los riesgos de la pasividad o el abandono, lo que exige dinamización y acompañamiento docente.

En la siguiente, abordó específicamente los foros virtuales, probablemente la herramienta más emblemática de la EaD. Se analizaron buenas prácticas, desde el diseño de consignas claras hasta la moderación activa, y se destacó su potencial para generar pensamiento crítico, colaboración y construcción conjunta de conocimiento.

Después se puso el foco en el liderazgo y la moderación de comunidades, rol esencial del docente o tutor en la EaD. Más allá de transmitir contenidos, se mostró cómo el educador ejerce de guía, dinamizador y facilitador de interacciones, asegurando un clima de confianza y una orientación hacia el logro de objetivos.

Este bloque, en suma, reveló que la EaD es también un espacio de socialización académica y que el éxito de una comunidad virtual depende tanto de las herramientas como de la calidad del acompañamiento humano.

CONVERGENCIA Y REDES DE COMUNICACIÓN

La historia de la EaD es también la historia de sus medios de comunicación. La primera entrada de este bloque propuso un recorrido desde el correo postal hasta la mensajería instantánea, subrayando la vigencia de cada medio en su contexto y el modo en que la digitalización ha multiplicado la velocidad, la riqueza y la ubicuidad de la comunicación educativa.

Posteriormente ampliamos el panorama a otras herramientas de comunicación: chats, wikis, WebQuest y videoconferencias. Se mostró cómo cada recurso aporta un tipo específico de interacción y cómo su integración estratégica permite enriquecer la experiencia de aprendizaje.

Se abordó el impacto de las redes sociales en el aprendizaje digital. Estas herramientas, nacidas fuera del ámbito educativo, han sido incorporadas por docentes y estudiantes como espacios de aprendizaje informal, difusión de contenidos y construcción de comunidades temáticas. Su potencial convive con riesgos de dispersión, distracción o brechas de participación.

En la siguiente entrada se analizó la evolución del blended learning, desde sus primeras formulaciones de “mezcla” entre presencialidad y virtualidad hasta su configuración actual como “convergencia” de modalidades. Se remarcó que la clave no es tanto sumar medios como articularlos de manera integrada y coherente.

Finalmente, nos centramos en los aprendizajes híbridos, explorando sus modelos, secuencias y posibilidades de diseño. Este concepto va más allá del blended tradicional, integrando modalidades síncronas, asíncronas, presenciales y virtuales en propuestas pedagógicas flexibles y adaptativas.

El bloque puso en evidencia cómo las herramientas y modalidades de comunicación no solo transmiten información, sino que modelan la experiencia de aprendizaje y redefinen las fronteras entre lo presencial y lo digital.

MOTIVACIÓN, AUTONOMÍA Y ÉXITO DEL ESTUDIANTE

La última sección del módulo situó en el centro al estudiante y su vivencia del aprendizaje a distancia. Iniciamos el bloque sobre la autonomía y la autorregulación, competencias indispensables para la EaD. Sin la presencialidad constante, el éxito depende en gran medida de la capacidad del estudiante para planificar, autorregular su tiempo y mantener la motivación.

Después, tratamos sobre el abandono y fracaso en la EaD, un problema persistente que exige analizar causas múltiples, tales como dificultades de adaptación, carencias tecnológicas, sobrecarga laboral, falta de apoyo institucional. Se subrayó que reducir el abandono requiere estrategias integrales de acompañamiento y flexibilidad.

La siguiente, en contraste, puso el acento en la retención y el compromiso. Más allá de evitar la deserción, se trata de generar condiciones que favorezcan la permanencia y el sentido de pertenencia del estudiante, mediante dinámicas motivadoras, comunidades sólidas y apoyos personalizados.

Finalmente, se ofreció orientaciones prácticas para el éxito del aprendizaje a distancia, integrando consejos, estrategias y actitudes que permiten a los estudiantes desenvolverse con eficacia en entornos virtuales.

Este bloque recordó que ninguna metodología, por sofisticada que sea, logra resultados sin estudiantes motivados, autónomos y acompañados en su proceso.

CONCLUSIÓN

El Módulo 4 ha puesto de manifiesto que la Educación a Distancia no puede entenderse únicamente como un cambio de escenarios o tecnologías, sino como una profunda transformación metodológica. En sus páginas se recorrió el tránsito desde la reinvención de la lección magistral hasta las metodologías activas emergentes; desde la construcción de comunidades hasta la convergencia de modalidades; desde la evolución de las herramientas de comunicación hasta los retos de autonomía, retención y éxito del estudiante.

Lo que emerge de este conjunto no es una receta única, sino un mosaico de posibilidades que el docente ha de combinar e integrar según el contexto, los objetivos y las características de sus estudiantes. La EaD contemporánea se configura así como un espacio de hibridación entre tradición e innovación, entre individualidad y comunidad, entre presencialidad y virtualidad.

En definitiva, el módulo muestra que las metodologías y estrategias didácticas son el terreno donde se hace tangible la promesa de la Educación a Distancia, es decir, un aprendizaje flexible, activo, inclusivo y de calidad. Con este cierre, el Compendio avanza un paso más en la construcción de una visión integral y actualizada de la EaD, proyectando su sentido hacia los desafíos que los siguientes módulos abordarán.

OpenEdition le sugiere que cite este post de la siguiente manera:
García Aretio (4 de septiembre de 2025). Resumen del Módulo 4: Metodologías y estrategias didácticas en EaD (C.EaD-67). Contextos universitarios mediados. Recuperado 21 de septiembre de 2025 de https://doi.org/10.58079/14lcw

sábado, 20 de septiembre de 2025

Aprender a distancia: orientaciones para el éxito (C-EaD-66)

 Por Lorenzo García Aretio

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Todas las entradas de la serie “80 años. Compendio EaD”, VER AQUÍ

Esta entrada puede parecernos que se sale del guión de este proyecto o serie, dado que este Compendio EaD tiene como destinatarios fundamentales a docentes e investigadores, sobre todo, de educación superior o a diseñadores y desarrolladores de programas de formación docente. El texto de esta entrada se enfoca, se dirige, especialmente a los estudiantes, a quienes siguen cualquier tipo de estudios a distancia en cualesquiera de sus formulaciones o presentaciones, ¿entonces, que sentido tiene la entrada aquí? Pensamos que nadie mejor que los docentes pueden ayudar a sus estudiantes a aprovechar de la mejor manera el abanico de posibilidades que le brinda el estudiar a distancia. Esta entrada puede ser un pretexto para orientar a estos docentes en ese tipo de ayuda. En todo caso, me van a permitir que la escriba, excepcionalmente, dirigiéndome al estudiante que cursa o piensa hacerlo, en esta modalidad educativa.

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Si tienes este texto delante es probable que estés pensando en cursar estudios a distancia o que ya formes parte de un aula virtual. Sea cual sea tu punto de partida conviene aclarar algo de entrada: aprender a distancia no es más fácil ni más difícil que aprender en presencia; es, sencillamente, distinto. La diferencia crucial reside en el reparto de responsabilidades. En el campus tradicional un horario fijo, un espacio dedicado y la mirada constante del profesor sostienen en buena medida tu disciplina. En la educación a distancia (EaD), en cambio, la institución te ofrece el entorno virtual, los recursos y la tutoría; pero el timón lo llevas tú.

Esa redistribución del control se traduce en un doble reto. Por un lado, hay que construir hábitos que mantengan el impulso cuando las obligaciones laborales o familiares intentan robar tiempo al estudio. Por otro, es preciso aprender a aprender con recursos digitales, como:

  • seleccionar fuentes fiables,
  • participar en foros,
  • sacar provecho del feedback, y
  • coordinar proyectos colaborativos a través de pantallas.

En nuestro libro (García Aretio -coord.-, 2001) titulado Aprender a distancia. Estudiar en la UNED, señalábamos que quienes desarrollan esas destrezas no solo completan la titulación sino que se llevan un kit (auto-organización, disciplina, competencia digital) muy apreciado en el mundo profesional.

Esta entrada funciona como guía práctica. No sustituye los reglamentos de tu programa ni las orientaciones de tus docentes, pero sí convierte la teoría de la autonomía y la autorregulación en consejos accionables. Avanzaremos en seis pasos: autodiagnóstico, gestión del tiempo y del entorno, aprendizaje activo, comunicación y colaboración, bienestar y motivación, y, finalmente, un compendio de recursos. Cerraremos con un decálogo que podrás imprimir o guardar como recordatorio de cabecera.

Idea clave La flexibilidad es poder porque te permite estudiar a tu ritmo. Pero el poder sin método se disipa. El objetivo es dotarte de ese método.

AUTODIAGNÓSTICO: PUNTO DE PARTIDA Y HOJA DE RUTA

Antes de lanzarte a descargar temarios, detente quince minutos y toma una instantánea de tu situación. Empieza por estas preguntas:

  • Competencia digital. ¿Te manejas con gestores de contraseñas, editores en la nube, videoconferencias y foros?
  • Disponibilidad real de tiempo. ¿Cuántas horas netas puedes dedicar a la semana? Sé sincero: descontar traslados, atención familiar, autocuidado.
  • Hábitos de estudio previos. ¿Planificas con calendario? ¿Anotas dudas al leer?
  • Motivación y propósito. ¿Qué significa para ti lograr este título: ascenso, reconversión profesional, realización personal?
  • Red de apoyo. ¿Dispone tu entorno de personas, pareja, amigos, compañeros, que entiendan y respeten tu compromiso?

Anotar las respuestas transforma intenciones difusas en datos concretos. Con ellos podrás diseñar un plan realista y, sobre todo, detectar con anticipación las áreas que exigirán refuerzo (por ejemplo, cursar un micro-MOOC sobre competencias digitales básicas si esa casilla quedó en negativo).

DOMINAR EL TIEMPO Y EL ENTORNO DE ESTUDIO

El tiempo: de los 168 h/semana al calendario inverso

La semana tiene 168 horas. Visualízalas como un tablero. Bloquea primero lo inamovible (trabajo, cuidados, sueño). Verás franjas blancas: ahí ubica el estudio. Estos principios ayudan:

  • Calendario inverso: Empieza por el final. Marca en tu calendario todas las fechas de entrega de trabajos y exámenes del curso, semestre, cuatrimestre… Ahora, trabaja hacia atrás, estableciendo hitos semanales y diarios para llegar a esas fechas sin agobios.
  • Bloques de estudio: Traduce esos hitos en bloques de tiempo específicos en tu agenda (p. ej., usando Google Calendar). Trátalos con la misma seriedad que una reunión de trabajo o una cita médica.
  • Técnica Pomodoro: (pomodoro, unidad de trabajo de 25 minutos). Para combatir la procrastinación y mantener la concentración, trabaja en bloques de 25-45 minutos de concentración intensa, seguidos de 5 minutos de descanso. Tras cuatro “pomodoros”, tómate un descanso más largo (15-20 minutos).
  • La regla de oro: “Poco y a menudo”: Es la estrategia más eficaz contra los atracones de última hora. Es infinitamente mejor estudiar una hora cada día que siete horas seguidas el domingo. La consistencia crea el hábito y facilita una asimilación más profunda de los contenidos.

Evita los atracones de fin de semana o de antes del examen. A largo plazo agotan y reducen la retención. Diez horas dispersas en la semana valen más que diez seguidas el domingo.

El espacio: tu “campus” personal

Crea tu “campus” personal Tu entorno físico tiene un impacto directo en tu capacidad de concentración. No necesitas una biblioteca en casa, pero sí un espacio de estudio, un rincón, dedicado que tu cerebro asocie con “modo estudio”. Reglas básicas:

  • Iluminación: ¿Hay suficiente luz para no forzar la vista? Preferiblemente luz natural.
  • Ergonomía: ¿Tu silla y la altura de tu pantalla te permiten mantener una postura cómoda durante largos periodos?
  • Minimización de distracciones: ¿Está tu espacio lo más aislado posible del ruido y del tránsito de personas? ¿Has comunicado a tu familia que durante tus bloques de estudio necesitas concentración? ¿Está el móvil en silencio y fuera de tu vista?

Al ritualizar el entorno reduces la fricción inicial. así cada vez que te sientes, la mente entiende que toca concentrarse.

APRENDIZAJE ACTIVO: DEL CONSUMO A LA CONSTRUCCIÓN

No seas un consumidor pasivo de contenidos El error más común del estudiante novel a distancia es limitarse a leer textos y ver vídeos. Eso es consumir, no aprender. El aprendizaje activo implica procesar, cuestionar y conectar la información. Quien solo lee o mira vídeos consume información; quien toma apuntes, resume y explica construye conocimiento. Algunas técnicas probadas:

  • Método Cornell. Divide la página en dos columnas (ideas clave / desarrollo) y un pie de síntesis. Al revisar, las preguntas surgen solas y el repaso se agiliza.
  • Mapas mentales. Herramientas como MindMeister o Freeplane permiten visualizar conexiones y detectar lagunas.
  • Efecto test. No te limites a releer. Ponte a prueba constantemente. Tapa tus apuntes e intenta recordar. Hazte preguntas. El esfuerzo de recuperar la información de tu memoria la consolida enormemente..
  • Técnica Feynman. Elige un concepto y trata de explicárselo a alguien (o a una pared) en los términos más sencillos posibles. Si te lías, es que no lo has entendido bien. Vuelve al material, aclara la duda y vuelve a intentarlo.
  • Añade interacción, realiza pregunta en foros, responde a compañeros, discute un artículo. El diálogo oxigena tu comprensión y construye pertenencia.
  • Dialoga y aprovecha el feedback con los iguales. No estás solo. El foro de la asignatura no es un tablón de anuncios, es tu plaza del pueblo. Úsalo para preguntar, para debatir y para responder a las dudas de tus compañeros (enseñar es una de las mejores formas de aprender).
  • Igualmente, considera el feedback de tu docente como un regalo. No es una crítica a tu persona, sino la guía más valiosa que tienes para entender qué se espera de ti y cómo puedes mejorar.

COMUNICACIÓN Y COLABORACIÓN: APRENDER CON OTROS, NO CONTRA OTROS

Netiqueta esencial

  • Asunto preciso en correos (ej. “Duda Unidad 3 – ejercicio 2”).
  • Saludo y contexto: los docentes atienden decenas de mensajes; ayúdales a ayudarte.
  • Foros. Lee hilos previos antes de preguntar; si aportas, cita y construye, no repitas.

Construye tu Red de Apoyo y Cuídate

  • Metas realistas. Divide las grandes tareas (“estudiar el tema 4”) en pasos pequeños y manejables (“hoy leeré el epígrafe 4.1 y haré un esquema”).
  • Conecta con pares. Forma grupos informales de estudio por WhatsApp o Telegram. Compartir dificultades y celebrar logros con compañeros que entienden tu situación es un potente antídoto contra el aislamiento.
  • Desconecta para reconectar. El descanso no es para los débiles, es para los inteligentes. Planifica micro-pausas y asegúrate de desconectar por completo al final del día. El ejercicio físico moderado es una de las mejores herramientas para gestionar el estrés.
  • Celebra los avances. ¿Has entregado un trabajo importante? ¿Has superado un examen difícil? ¡Celébralo! Reconocer tu propio esfuerzo es fundamental para mantener la motivación a largo plazo.

La colaboración bien llevada incrementa la motivación, refuerza la comprensión y simula dinámicas profesionales.

BIENESTAR Y MOTIVACIÓN: CUIDAR EL MOTOR QUE TE IMPULSA

Estudiar a distancia implica exposición prolongada a pantallas y a la tentación de posponer tareas. Tres frentes: cuerpo, mente y emoción.

  • Micro-pausas. Cada 50-60 minutos levántate, estira, hidrátate. Disminuye el cansancio ocular.
  • Gestión del estrés. Respiración diafragmática 2-3 minutos, o la regla 5-4-3-2-1 para anclarte al presente cuando la ansiedad asoma (nombra 5 cosas que ves, 4 que tocas, 3 que oyes, 2 que hueles y 1 que saboreas).
  • Metas realistas. Divide proyectos en pasos semanales; celebra hitos (café especial, paseo, capítulo de serie). La recompensa condiciona positivamente.

Construye, además, una red de apoyo con compañero de estudio virtual, con familiar que entienda tu horario, o con grupo de WhatsApp para dudas rápidas. Compartir avances y tropiezos reduce la sensación de soledad académica que, según los estudios de retención, es causa frecuente de abandono.

RECURSOS COMPLEMENTARIOS PARA IR UN PASO MÁS ALLÁ

El aprendizaje no termina en el campus virtual. Explora recursos como:

  • Apps de organización. Notion (tableros y bases de datos), Trello (kanban visual), Google Calendar (recordatorios).
  • MOOC sobre autorregulación. Coursera y edX ofrecen cursos gratuitos que profundizan en gestión del tiempo y metacognición.
  • Blogs y podcasts. Revistas científicas sobre los temas de estudio, blogs académicos, podcasts, etc.
  • Herramientas de bienestar digital. Insight Timer para respiración guiada, Stretchly para pausas programadas.
  • Y, por supuesto, los podcasts y materiales de esta misma serie del Compendio, que, aunque, pensados para los docentes, podrían ayudarte.

Explora, prueba y quédate con lo que encaje en tu estilo porque la clave es la constancia, no la herramienta en sí.

CONCLUSIÓN

A modo de resumen, aquí tienes tu hoja de ruta condensada en diez principios clave:

  1. Define tu propósito y asume el protagonismo. Saber por qué estudias te sostendrá cuando la motivación flaquee. Tu éxito depende, ante todo, de ti. Un autodiagnóstico honesto evita planes imposibles.
  2. Crearás tu propio campus. Organizarás un espacio de estudio sagrado y libre de distracciones. Acondiciona tu espacio. Tu campus cabe en un escritorio bien iluminado y libre de distracciones.
  3. Gobernarás tu calendario. Planificarás con antelación y respetarás tus bloques de estudio. Domina tu agenda. Conquista bloques de estudio en tu calendario inverso.
  4. Practicarás el “poco y a menudo”. Elegirás la consistencia frente a los atracones.
  5. Serás un aprendiz activo, no un lector pasivo: Procesarás la información, no solo la consumirás. Toma apuntes Cornell, pon a prueba tu memoria y explica en voz alta.
  6. Dialogarás y colaborarás. Usarás los foros y a tus compañeros como aliados de aprendizaje. Pregunta, comparte, debate. El aprendizaje florece en diálogo.
  7. Amarás el feedback. Verás cada comentario del docente como una oportunidad para crecer. No es crítica, es la brújula que corrige tu rumbo
  8. Construirás tu red de apoyo. No caminarás solo; conectarás con tus pares. Nadie llega lejos completamente solo.
  9. Cuidarás tu bienestar. Entenderás que descansar y desconectar es parte del plan. Cuida tu cuerpo y tu mente. Pausas, ejercicio suave y técnicas de regulación emocional.
  10. Celebrarás tus Logros. Reconocerás cada paso del camino para mantener viva la llama de la motivación. El éxito grande se cocina con logros pequeños y frecuentes.

Recuerda siempre que las habilidades que estás desarrollando aquí, disciplina, autonomía, gestión del tiempo, competencia digital, comunicación asíncrona, son precisamente las que más se valoran en el mundo profesional actual. Estás haciendo mucho más que obtener un título; te estás preparando para el futuro. Adopta estas orientaciones, adáptalas a tu contexto y conviértelas en rutina, así el éxito académico será la consecuencia natural.

FUENTES

  • García Aretio, L. (Coord.) (2001). Aprender a distancia. Estudiar en la UNED. UNED.
  • Boekaerts, M., Pintrich, P. R. y Zeidner, M. (Eds.). (2000). Handbook of Self-Regulation. Academic Press.
  • Cornell University. (s. f.). Cornell Note-Taking System. Recuperado el [Fecha de acceso], de Cornell University, Learning Strategies Center:
  • Karpicke, J. D., y Blunt, J. R. (2011). Retrieval practice produces more learning than elaborative studying. Science, 331(6018).
  • MindTools. (s. f.). The Pomodoro Technique: Take Regular Breaks to Improve Productivity. Recuperado el [Fecha de acceso], de MindTools
  • Tinto, V. (2017). Through the eyes of students. Journal of College Student Retention: Research, Theory & Practice19(3), 254-269.
  • Zimmerman, B. J. (2000). Attaining self-regulation: A social cognitive perspective. En M. Boekaerts, P. R. Pintrich y M. Zeidner (Eds.), Handbook of Self-Regulation (pp. 13-39). Academic Press.
OpenEdition le sugiere que cite este post de la siguiente manera:
García Aretio (1 de septiembre de 2025). Aprender a distancia: orientaciones para el éxito (C-EaD-66). Contextos universitarios mediados. Recuperado 14 de septiembre de 2025 de https://doi.org/10.58079/14k32

jueves, 18 de septiembre de 2025

Inteligencia Artificial y profesionales bibliotecarios

Tomado de Universo Abierto

Cox, Andrew M. AI and the UK Library Profession: Survey Results — A Report for CILIP. London: CILIP, 2025

Texto completo

El informe analiza cómo los profesionales de bibliotecas e información en el Reino Unido están incorporando la Inteligencia Artificial (IA) en su trabajo, cuáles son sus percepciones y qué apoyos necesitan.

La encuesta, realizada entre noviembre y diciembre de 2024, recogió 162 respuestas válidas procedentes principalmente de bibliotecas universitarias, de salud y públicas. El objetivo del estudio fue conocer no solo el nivel de adopción de estas tecnologías, sino también las oportunidades, riesgos y necesidades que identifican los bibliotecarios.

El resultado más llamativo es que un 65 % de los participantes reconoció estar utilizando herramientas de IA en su trabajo cotidiano. Entre las más citadas se encuentran ChatGPT y Copilot, empleadas sobre todo para tareas de redacción, búsqueda de información y automatización de procesos rutinarios. El uso resulta más extendido en bibliotecas universitarias y de salud, mientras que en las públicas todavía es más moderado. Pese a esta presencia creciente, solo un tercio de las instituciones encuestadas contaba ya con una política específica sobre IA y otro cuarto estaba en proceso de desarrollarla, lo que indica que todavía existe un marco normativo y estratégico insuficiente.

En cuanto a los ámbitos de aplicación, el informe destaca el uso de la IA generativa para redactar borradores de documentos, apoyar la alfabetización digital de los usuarios e integrar la enseñanza crítica de estas tecnologías en programas formativos. También se la emplea en la síntesis de información y en la mejora de procesos internos, con el fin de ganar eficiencia administrativa y liberar tiempo para otras tareas de valor añadido. Todo ello revela que la profesión percibe la IA como una herramienta práctica y útil, aunque aún en fase exploratoria.

Los encuestados identificaron varias oportunidades relacionadas con la IA. Entre ellas figuran la posibilidad de mejorar la eficiencia de los servicios bibliotecarios, reforzar las competencias en análisis y gestión de datos, enriquecer la experiencia de los usuarios y desarrollar nuevas funciones profesionales ligadas a la enseñanza y mediación tecnológica. Sin embargo, junto a estos beneficios emergen preocupaciones importantes que frenan una adopción plena.

Las principales barreras son de naturaleza ética, económica y técnica. En el terreno ético, se señalaron riesgos como la falta de transparencia, los sesgos de los algoritmos, la generación de desinformación y los problemas de privacidad. Desde el punto de vista económico, muchas instituciones consideran que el coste de las soluciones comerciales de IA resulta excesivo. También se subraya el impacto ambiental que puede tener el uso intensivo de estas tecnologías, especialmente por el alto consumo energético de los sistemas. A todo ello se suma la percepción de un déficit de competencias técnicas dentro de la profesión, que limita el aprovechamiento de las herramientas disponibles, y las dudas legales vinculadas a los derechos de autor y la propiedad intelectual en relación con los contenidos generados por IA.

Frente a este panorama, los profesionales expresaron con claridad sus necesidades de apoyo. La mayoría reclama formación accesible en distintos formatos —cursos cortos, seminarios web o materiales escritos— que les permita adquirir un conocimiento práctico y actualizado. También demandan guías éticas y regulatorias que orienten el uso responsable de la IA, así como ejemplos concretos de buenas prácticas adaptadas a diferentes tipos de bibliotecas. Se espera además que CILIP desempeñe un papel de liderazgo institucional, actuando como referente en la elaboración de políticas, en la difusión de recursos y en la representación del sector en los debates públicos y regulatorios sobre la IA.

El estudio muestra que la IA se ha integrado de forma significativa en el trabajo bibliotecario del Reino Unido, aunque de manera desigual y todavía experimental. Los profesionales reconocen tanto sus beneficios como los riesgos que entraña, y existe una demanda clara de liderazgo, formación y marcos normativos que permitan gestionar esta integración de manera responsable. El informe refleja un sector en transformación, que avanza con cautela pero con la convicción de que la IA será una pieza clave en el futuro de las bibliotecas. 

Tomado de Universo Abierto

miércoles, 17 de septiembre de 2025

Retención y compromiso en una educación sin presencia física (C.EaD-65)

 Por Lorenzo García Aretio

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Todas las entradas de la serie “80 años. Compendio EaD”, VER AQUÍ

En la entrada anterior de este compendio, pusimos el foco sobre una de las sombras que históricamente ha acompañado a la educación a distancia (EaD), el abandono. Analizamos su marco conceptual, las variables que lo provocan y sus diferentes tipologías, dibujando un mapa del problema. Sin embargo, comprender por qué los estudiantes se marchan es solo la mitad del desafío; la otra mitad, más compleja y definitoria, consiste en construir un ecosistema que los invite a quedarse, a participar y, finalmente, a prosperar. La sostenibilidad académica y financiera de cualquier institución universitaria depende directamente de su capacidad para retener, comprometer y graduar a quienes ya han confiado en su proyecto.

La relevancia de esta cuestión es estratégica. No hablamos de cifras menores. Según el informe Education at a Glance 2023 de la OCDE, una mejora de apenas cinco puntos porcentuales en la tasa de finalización de los estudios puede traducirse en incrementos muy significativos de los ingresos por matrícula, al tiempo que reduce hasta en un 20% los costes asociados a la siempre exigente captación de nuevos estudiantes. En paralelo, los marcos internacionales de calidad más prestigiosos, como los Standards and Guidelines for Quality Assurance in the European Higher Education Area (ESG) de la European Association for Quality Assurance in Higher Education (ENQA, 2015) o la red AI in Action del International Council for Open and Distance Education (ICDE, 2024), sitúan la retención y el éxito estudiantil entre los indicadores primordiales de la garantía de calidad institucional.

Pero sería un error conceptual y práctico entender la retención o permanencia como la mera ausencia de abandono. Como han subrayado autores de referencia en este campo, desde los trabajos pioneros de Tinto (1993) sobre la persistencia hasta los estudios de Kuh (2009) sobre la participación estudiantil, el verdadero salto cualitativo se produce cuando la permanencia se transforma en compromiso (engagement). Este compromiso implica la activación de procesos de implicación cognitiva (pensar críticamente), emocional (sentirse parte de una comunidad) y conductual (participar activamente) que son los que verdaderamente cristalizan en un aprendizaje eficaz y en un duradero sentido de pertenencia.

En el ecosistema propio de la EaD, donde la interacción está mediada por la tecnología y la ubicuidad redefine las relaciones, ese tránsito de la permanencia a la prosperidad no es un producto del azar. Exige un diseño deliberado, una auténtica ingeniería pedagógica que sostenga lo que en mi obra he denominado el Diálogo Didáctico Mediado (DDM). Se trata de multiplicar las oportunidades de diálogo y retroalimentación humana, asegurando que la tecnología sea un puente y no una barrera. En esta entrada, pasamos del “por qué se van” de la entrada anterior, al “cómo logramos que se queden y prosperen”, convencidos de que retener con sentido es, hoy más que nunca, el mejor indicador de la calidad, la equidad y la viabilidad de la educación a distancia.

DEL RIESGO DE ABANDONO AL SOSTÉN DEL COMPROMISO

Para pasar del diagnóstico a la acción, es imprescindible un cambio de enfoque, debemos transitar desde una lógica centrada en el déficit (¿por qué abandonan?) hacia una lógica constructiva y proactiva centrada en el compromiso (¿cómo creamos un entorno para que deseen quedarse, participar y tener éxito?). El concepto de student engagement, entendido como invertir tiempo, esfuerzo y recursos emocionales y cognitivos en todas aquellas acciones que producen los resultados deseados (Kuh, 2009), resulta fundamental. No basta con que el estudiante no se vaya; es necesario que se quede y que “esté” de forma activa y satisfcho.

Mi propuesta teórica del Diálogo Didáctico Mediado (DDM) busca precisamente integrar estos marcos de referencia. El DDM sitúa el diálogo, en sus múltiples formas y variantes, como el eje vertebrador que articula tanto la integración académica y social como el compromiso (engagement). Este diálogo se materializa a través de esas tres “presencias” interconectadas, un concepto que hunde sus raíces en el trabajo de Garrison et al. (2000):

  1. La presencia cognitiva es la que crea las condiciones para el análisis, la síntesis y la transferencia del conocimiento. Es el motor del compromiso intelectual, el diálogo, del estudiante con los conocimientos, contenidos y las competencias del curso.
  2. La presencia social es la que alimenta el sentimiento de pertenencia a una comunidad, la base del indispensable compromiso emocional. Es el antídoto contra la soledad, uno de los mayores riesgos de la formación a distancia, diálogo con los otros..
  3. La presencia didáctica o docente, materializada en el diseño pedagógico, la facilitación docente y, crucialmente, el feedback, es la que regula la actividad y sostiene el compromiso conductual, el “hacer” del estudiante. El diálogo didáctico, vertical, con el docente.

En definitiva, diálogo con el contenido (conocimientos), con los pares y con el docente. Cuando estas tres presencias, estos tres tipos de interacción, son robustas y se entrelazan de forma armónica, la persistencia se convierte en una consecuencia emergente de un diálogo rico, multidireccional y profundo. Por el contrario, cuando alguna de ellas se debilita, se inicia un peligroso ciclo inverso que lleva a la desafección, a la desinversión de esfuerzo y, en última instancia, al abandono. La clave, por tanto, reside en una ingeniería pedagógica e institucional que mantenga activas estas tres presencias, o estos tres tipos de diálogo, en todo momento.

ESTRATEGIAS PARA UN ECOSISTEMA DE RETENCIÓN: DE LA INSTITUCIÓN AL AULA

La retención no es responsabilidad exclusiva de un tutor o de una tecnología; es el resultado de un sistema coherente que opera a distintos niveles. Comienza con una visión institucional proactiva, que no espera a que el problema surja para poner remedios, sino que se anticipa a él de forma sistemática. A nivel institucional, la proactividad se materializa en cuatro líneas de acción convergentes.

  • La primera son los sistemas de alerta temprana.. Estos sistemas utilizan los rastros digitales del alumnado en el campus virtual (clics, tiempo en tarea, calificaciones iniciales) para alimentar algoritmos que predicen el riesgo de abandono. Pero la tecnología es inútil sin un protocolo humano. La alerta debe llegar a un tutor con un guion de intervención claro, y la acción debe ser inmediata. Cuando esto se hace bien, la probabilidad de permanencia del estudiante siempre crece.
  • La segunda línea es la tutoría predictiva y proactiva, donde el tutor combina la analítica de datos con la mentoría humana para ofrecer un apoyo personalizado e inmediato.
  • La tercera son los programas de acogida y orientación, que desde el primer día integran al estudiante en la cultura digital de la institución y fortalecen su pertenencia temprana.
  • Finalmente, la flexibilidad evaluativa y normativa, con calendarios adaptativos y opciones de evaluación alternativas, es crucial. Los programas con reglamentos flexibles pueden reducir la tasa de abandono temporal.

El diseño

nivel de diseño pedagógico, el curso es el espacio donde el Diálogo Didáctico Mediado cobra vida día a día. Aquí, estos componentes destacan como catalizadores del compromiso.

  • Primero, el micro-aprendizaje, estructurando el contenido en unidades breves que generan éxitos rápidos y alimentan la autoeficacia pero cuidando el riesgo de excesiva fragmentación.
  • Segundo, un feedback personalizado y dialogado, para ofrecer una retroalimentación formativa sin demora que transforme la evaluación en una conversación para la mejora.
  • Tercero, la gamificación, usando retos e insignias alineados con las competencias para reforzar la motivación.
  • Y, por último, la creación deliberada de comunidades de aprendizaje, a través de foros temáticos moderados y grupos de proyecto que fomenten la responsabilidad compartida y el apoyo entre pares.

Es en este punto donde cobra todo su sentido la máxima que debería guiar cualquier estrategia de analítica institucional, la de que predecir sin actuar no retiene. De nada sirve disponer de los algoritmos más sofisticados y de los paneles de control más visuales si las alertas que generan no se traducen en una intervención humana, rápida, personalizada y empática. La tecnología puede señalar el riesgo con una precisión asombrosa, pero la retención se materializa en la llamada del tutor, en el correo de ánimo del profesor, en el ajuste de un plazo o en la activación de un recurso de apoyo. Sin un protocolo de acción claro y un capital humano preparado para ejecutarlo, la analítica se convierte en un costoso ejercicio de contemplación, en una colección de alarmas que nadie atiende.

EL FACTOR HUMANO Y LA TECNOLOGÍA COMO PILARES

Si hay un predictor consistente del éxito estudiantil en toda la literatura, es el sentido de pertenencia, un factor clave para construir el compromiso y la vinculación del alumnado en la educación superior (Thomas, 2012). En EaD, donde la soledad puede ser un enemigo silencioso, la prevención de ese sentimiento debe ser diseñada y construida de forma intencionada. Los programas de mentoría entre pares, que conectan a estudiantes que inician con compañeros veteranos, son una herramienta de un poder extraordinario en la retención del estudiante. A esto se suma la necesidad de ofrecer servicios de bienestar en línea, como asesoría psicológica breve o talleres de autorregulación, que atienden la dimensión emocional y personal del estudiante, a menudo ligada al riesgo de abandono.

La analítica de compromiso y la inteligencia artificial emergen como grandes aliados en este proceso, pero su uso conlleva una enorme responsabilidad. La misma analítica que predice el abandono debe usarse para monitorizar el pulso del compromiso, ofreciendo a los docentes datos para intervenir a tiempo.

Como siempre advertimos, la implementación de estas herramientas debe ser ética y transparente. El estudiante debe saber qué datos se recogen y con qué fin, en un marco de IA responsable que audite los sesgos algorítmicos y garantice siempre la supervisión humana en las decisiones críticas. El principio debe ser claro, sin acción no hay valor, y sin transparencia no hay confianza. La analítica solo contribuye a la retención si se percibe como acompañamiento, no como vigilancia.

Finalmente, nada de esto es posible sin liderazgo y una cultura institucional centrada en el estudiante. Las instituciones con altas tasas de retención son aquellas donde el éxito estudiantil está en el centro de la estrategia, donde existe formación continua para el profesorado en pedagogía digital y uso de analíticas, y donde se evalúa el impacto de las intervenciones para una mejora continua.

CONCLUSIONES

Llegados a este punto, podemos afirmar que retener y comprometer al estudiante en la educación a distancia es un propósito multifactorial que requiere una concordancia precisa entre la cultura institucional, el diseño didáctico y el apoyo humano, todo ello mediado por una tecnología utilizada con sentido pedagógico y ético. A lo largo de esta entrada hemos partido de una premisa fundamental, la retención no puede ser reducida a la simple métrica del “no abandono“. Es, más bien, el resultado emergente y visible de un ecosistema diseñado deliberadamente para cultivar las tres presencias, cognitiva, social y didáctica, de ese Diálogo Didáctico Mediado que consideramos central para el aprendizaje. La permanencia del estudiante es la consecuencia natural cuando este diálogo es rico, constante y profundo.

Hemos visto que las estrategias más eficaces son aquellas que operan de forma proactiva y sistémica. En el plano institucional, los sistemas de alerta temprana, que pueden alcanzar precisiones predictivas altas, solo generan un impacto real cuando se integran en un protocolo claro y ágil: alerta → tutoría → ajuste. Este flujo, respaldado por políticas de flexibilidad académica y programas de acogida que tejen un sentimiento de pertenencia desde el primer día, ha demostrado poder reducir la deserción en cifras dignas de consideración

En el plano didáctico, el diseño del curso se revela como el escenario clave donde se gana o se pierde la batalla del compromiso. Estrategias como el micro-aprendizaje, el feedback personalizado entregado sin demora y una gamificación alineada con las competencias son herramientas poderosas para transformar la motivación extrínseca en una motivación autónoma y duradera. A su vez, las comunidades de práctica y los servicios de bienestar fortalecen el capital social y emocional, construyendo una red de seguridad que sostiene al estudiante en momentos de dificultad. La clave, en este nivel, es cerrar constantemente el bucle, es decir, cada interacción genera datos que deben devolverse al estudiante en forma de apoyo adaptativo y humano.

La gobernanza de datos y el uso ético de la inteligencia artificial suponen un gran pilar que permite escalar estas prácticas sin deshumanizar el proceso. Las instituciones de éxito son transparentes, declaran qué datos recogen y por qué, auditan los sesgos de sus modelos y garantizan que la tecnología sirva al acompañamiento y no a la vigilancia.

En definitiva, y mirando a los retos futuros como la hiper-personalización o la IA generativa, las instituciones que logran una retención con sentido son aquellas que convierten los datos en diálogo, la flexibilidad en confianza y la tecnología en un puente para la conexión humana. El compromiso, por tanto, no es un fin añadido, sino la condición de posibilidad para que la EaD cumpla su promesa de democratizar la formación superior de manera sostenible, equitativa y de calidad.

CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DEBATE

  • Si la evidencia principal de esta entrada es que “predecir sin actuar no retiene”, ¿cómo deben las instituciones reequilibrar estratégicamente su inversión? ¿Deberían priorizar la adquisición de tecnología de analítica predictiva cada vez más sofisticada o el fortalecimiento del capital humano (más tutores, formación docente, diseñadores instruccionales) que es indispensable para traducir los datos en intervenciones pedagógicas eficaces y personalizadas?.
  • El texto aboga por una “ingeniería pedagógica e institucional” para fomentar el compromiso. ¿Dónde se sitúa la frontera ética entre un acompañamiento proactivo y personalizado, que es bienvenido por el estudiante, y una monitorización que puede ser percibida como vigilancia?.

FUENTES

  • European Association for Quality Assurance in Higher Education (ENQA). (2015). Standards and guidelines for quality assurance in the European Higher Education Area (ESG). ENQA.
  • García Aretio, L. (1987). Rendimiento académico y abandono en la educación superior a distancia. UNED.
  • García Aretio, L. (1989). Factores que inciden en el rendimiento académico de los alumnos de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) española (elaboración de un índice). Revista de Tecnología Educativa, vol. XI – núm. 1
  • García Aretio, L. (1991). El perfil personal y sociolaboral y su incidencia en el rendimiento de los alumnos de la UNED. En VV.AA. La investigación educativa sobre la Universidad. Madrid: C.I.D.E.
  • García Aretio, L. (2001). Educación a distancia. De la teoría a la práctica. Ariel.
  • García Aretio, L. (2014). Bases, mediaciones y futuro de la educación a distancia en la sociedad digital. Síntesis.
  • García Aretio, L. (2019). El problema del abandono en estudios a distancia. Respuestas desde el Diálogo Didáctico Mediado. RIED-Revista Iberoamericana de Educación a Distancia, 22(1).
  • García Aretio (2025). Diálogo Didáctico Mediado (DDM): Hacia una teoríasuperadora en educación a distancia. Contextos universitarios mediados.
  • Garrison, D. R., Anderson, T. y Archer, W. (2000). Critical inquiry in a text-based environment: Computer conferencing in higher education. The Internet and Higher Education, 2(2-3).
  • International Council for Open and Distance Education (ICDE). (2024). AI in action: Quality network report. ICDE.
  • Kuh, G. D. (2009). What student affairs professionals need to know about student engagement. Journal of College Student Development, 50(6).
  • OCDE. (2023). Education at a Glance 2023: OECD indicators. OECD Publishing.
  • Thomas, L. (2012). Building student engagement and belonging in higher education at a time of change: Final report from the What Works? Student Retention & Success Programme. Paul Hamlyn Foundation.
  • Tinto, V. (1993). Leaving college: Rethinking the causes and cures of student attrition (2.ª ed.). University of Chicago Press.
OpenEdition le sugiere que cite este post de la siguiente manera:
García Aretio (28 de agosto de 2025). Retención y compromiso en una educación sin presencia física (C.EaD-65). Contextos universitarios mediados. Recuperado 14 de septiembre de 2025 de https://doi.org/10.58079/14it8