Escribe Javier Tourón
Decir que el sistema educativo está cambiando es una vulgaridad, en el sentido de que ya todo el mundo lo ha dicho multitud de veces. La escuela no tiene que adaptarse, tiene que cambiar de enfoque radicalmente. Hay que salvar la educación del valle de la muerte, como dijera Ken Robinson en esta conferencia.
Salvar la educación del
valle de la muerte
La sociedad, el mundo laboral, las relaciones sociales cambian a una velocidad vertiginosa, impulsados —sobre todo— por el cambio tecnológico y el acceso a la información.
Un año atrás, aproximadamente, me encontré con un post interesante en un blog de un profesor de primaria de Islandia, quien, con un sentido común extraordinario, plantea catorce aspectos que ya están viejos en una escuela del siglo XXI. Quizá algunos de ellos puede que estén por estrenar todavía en tu escuela, lo que pone de manifiesto algo bien conocido como es la resistencia al cambio del sistema educativo que se afana en buscar “seguridades” en la “tradición” de lo que siempre se hizo de otro modo. Eso sería razonable si el entorno se moviese a la misma velocidad, si las necesidades sociales no cambiasen o lo hicieran lentamente. No es el caso, insistimos: la sociedad, el mundo laboral, las relaciones sociales cambian a una velocidad vertiginosa, impulsados sobre todo por el cambio tecnológico y el acceso a la información.
¿Podéis algunos de los lectores de este medio decirme cómo era el mundo sin televisión, sin ordenadores personales, sin teléfonos móviles, sin Internet? Muchos seguro que no, otros que ya vamos cumpliendo años, sí. Siempre hago considerar a mis alumnos el cambio tan importante que las bases de datos bibliográficas suponen en el acceso a la información que necesitamos… y les explico cómo eran aquellas fichas que penosamente escribíamos a mano y mandábamos por correo esperando que el autor nos enviase, también por correo, una copia de su paper… Meses, con suerte, semanas, en ocasiones, ¡nunca! Ello imponía una velocidad (una lentitud, en realidad) al trabajo que nada tiene que ver con la accesibilidad actual a la información y a las personas. Ventajas, muchas; inconvenientes, también.
Si la sociedad y las necesidades de las personas cambian, el sistema
educativo debe adaptarse a ese cambio, no cabe duda.
Pero en lo que al sistema educativo se refiere, que es lo que nos ocupa, parece claro que la escuela y los profesores no pueden seguir (valga la analogía) rellenado fichas a mano y sellando luego los sobres. Bueno, esto quizá sí podría ser una actividad para que los alumnos experimenten la fascinación del progreso, pero nada más.
Si la sociedad y las necesidades de las personas cambian, el sistema educativo debe adaptarse a ese cambio, no cabe duda. Eso sí, distinguiendo, como buen educador, qué es lo permanente y qué es lo cambiante, porque como señalé hace poco: “la educación se resuelve, a la postre, como un encuentro entre personas”. De lo contrario perderá su funcionalidad o acabará siendo prescindible.
Selecciono algunos de los aspectos que este profesor islandés ve como obsoletas en la escuela del siglo XXI (hago mis adaptaciones, y añado hiperenlaces a otras fuentes donde me ha parecido oportuno. Al final ofrezco el enlace de la fuente original con la lista completa de este autor).
Entre otras muchas cosas,
hoy está viejo en la escuela…
1
La sala de ordenadores
Porque la tecnología no es un “contenido”, es una herramienta transversal de uso en todos los aprendizajes de todas las materias, con aplicaciones específicas para muchas de ellas, otras comunes en todas (¿os acordáis de que hace no tanto hablábamos de ‘alfabetización informática’?). Uno no va a la sala de “informática”, uno usa la tecnología digital para aprender, cosa bien diversa.
2
Las clases cerradas
(Aisladas), tanto físicamente (cerrando puertas y cortinas o persianas), como intelectualmente. Hoy en día no tiene sentido seguir pensando en estos “microcosmos” donde un profesor enseña un contenido que viene en un libro. Estamos en la época de la clase global, inter-conectada y con acceso a la información en red. Este vídeo que he visto docenas de veces no deja de sorprenderme, si te apetece pincha aquí, no tiene desperdicio.
3
Las escuelas sin WIFI
Sin un acceso a la red robusto para profesores y alumnos, porque esto los aislaría del mundo exterior y de la información que, eventualmente, convertirán en conocimiento.
4
Prohibir el uso de teléfonos y tablets
Ya he contado alguna vez que el uso de estas herramientas en el aprendizaje es muy positivo, como utilizar Twitter durante las clases, herramientas de evaluación on line, etc. Hay que infiltrar la tecnología digital de usos educativos relevantes que motiven a los alumnos. ¿Qué alguno se distraerá?, es posible, ¿pero nadie se distrae cuando hablas desde la tarima? Es una cuestión de enfoque. No olvidemos aquello de que “si no quieres aprender nadie te podrá ayudar…”. No quiero señalar, sin embargo, que no haya que racionalizar su uso desde un punto de vista educativo y formativo.
5
Director de tecnología con acceso de administrador
Tener una persona responsable del sistema informático, trabajando desde una oficina sin ventanas en el sótano de la escuela , rodeada de viejas computadoras, que actualiza los programas y le dice al personal qué herramientas se pueden y no se pueden usar … es obsoleto. Hoy necesitamos coordinadores de tecnología que saben lo que los profesores y los estudiantes necesitan para tener éxito y resuelve problemas en lugar de crear barreras. Alguien que ayuda a la gente a ayudarse a sí misma, dándoles responsabilidad y que encuentra maneras mejores y más baratas de hacer las cosas.
6
Profesores que no comparten lo que hacen
Hoy en día no se concibe un profesor que no comparte lo que hace, tanto en su escuela como fuera de ella (echa un vistazo al informe TALIS [p. 90 y ss.] y verás cuántos profesores entran en clase de un colega para aprender, compartir o corregir/sugerir algo, o reciben feedback en su trabajo). Y si quieres ver cómo repercute esto en sus prácticas docentes, puedes ver este trabajo que publicamos recientemente. Si tienes un rato puedes repasar esta entrada o ver el infográfico de esta otra.
7
Escuelas que no tienen Facebook y Twitter
O profesores o asignaturas que no tengan sus cuentas específicas (u otras equivalentes). En el libro The Flipped Classroom que escribimos hace no mucho, se incluye, entre otras muchas, la experiencia de un profesor que da sus clases de Biología en Secundaria basándose en Facebook y Youtube, por citar un ejemplo.
8
La biblioteca tradicional
Donde solo hay libros analógicos y mesas para leer. Una biblioteca del siglo 21 debe estar en el corazón de la escuela y ser un lugar donde los estudiantes y el personal pueden venir a relajarse, leer, obtener consejos, acceder a los dispositivos potentes, editar vídeos, música, impresión en 3D y aprender a programar, por citar algunos ejemplos. Este espacio de aprendizaje del siglo 21 debe dar a las personas la misma oportunidad de usar estos dispositivos y acceder a la información. De lo contrario, estas bibliotecas se convertirán en museos donde la gente irá a mirar las cosas que solíamos usar.
9
Todos los alumnos reciben lo mismo
Agrupar a los niños en la misma clase porque nacen en el mismo año es obsoleto. Los sistemas escolares se establecieron originalmente para satisfacer las necesidades de la industrialización. En aquel entonces teníamos que preparar a la gente para trabajar en las fábricas, o para ser buenos funcionarios del imperio, como dice el profesor Sugatta Mittra; nadie estaba destinado a sobresalir o ser diferente en aquel entorno. Eso no encaja con nuestras necesidades actuales y, mucho menos, con el futuro, pero muchas escuelas todavía se configuran como las fábricas que estaban destinadas a servir de hace 100 años.
CE
CAPACIDAD DE ELECCIÓN
Debemos aumentar la capacidad de elección, dar a los niños apoyo para que profundicen en lo que les interesa y no sólo darles una atención especial en las cosas que están mal. En la mayoría de las escuelas, si eres bueno en Arte, pero malo en Alemán, recibes clases de Alemán para llegar a la par con los otros estudiantes, en lugar de sobresalir en el Arte… ¡Todos iguales, todos lo mismo!
La educación debe ser individualizada, personalizada, los estudiantes deben trabajar en grupos, independientemente de la edad y su educación debe ser construida en torno a sus necesidades.
Y es que, lo queramos o no, como dijera Andrea Schleicher:
“Las escuelas tienen que ser capaces de preparar a los alumnos para trabajos que aún no existen, para usar tecnologías que aún no se han inventado y para resolver problemas que aún no se han planteado”.
¡Todo un reto! ¿No te parece? Puedes ver el artículo original del profesor Ingvi Hrannar Ómarsson en este enlace, a quien agradezco su amabilidad.
Tomado de INED 21 con permiso de su autor
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