Decíamos en la entrada de ayer (ver aquí) que el impulso de la cooperación entre agencias se observa en cuatro direcciones:
- El desarrollo de programas de estudios homogeneizados en campos que corresponden a profesionales reguladas, como las ingenierías (caso del MERCOSUR).
- Hacer comprensibles (y comparables) los informes de evaluación para que puedan ser útiles a los usuarios, incluso los de otros países (proyecto EQAREP de la red ENQA).
- La evaluación coordinada de programas de estudio conjuntos entre universidades de distintos países (proyecto de la red ECA).
- El fomento de acuerdos mutuos de reconocimiento “automático” de las decisiones de acreditaciones entre agencias de países diferentes (proyecto piloto MULTRA de la red ECA).
A continuación, me centraré en otros dos aspectos relacionados con la internacionalización de la actividad evaluadora.
Actividades evaluadoras fuera del ámbito nacional
Cuando las agencias nacionales de evaluación de la calidad universitaria desarrollan evaluaciones fuera de su territorio (es decir, cuando exportan sus servicios) entran en otro nivel de desarrollo internacional, por dos razones principales: la primera es que tales actividades, que suelen ser voluntarias y costosas, solamente se solicitan a aquellas agencias extranjeras que se ven más “creíbles” que las agencias nacionales. La segunda es que tales actividades suponen una capacidad de actuación bastante más compleja que las evaluaciones realizadas en el ámbito nacional: por ejemplo, determinación de los criterios y los procedimientos de evaluación para que correspondan a lo que busca la universidad evaluada, actividades a menudo desarrolladas en un idioma extranjero (habitualmente en inglés), constitución de un grupo evaluador con experiencia internacional adecuada, producción de un informe adaptado, visibilidad de la decisión a nivel internacional, etc.
No son muy numerosas las agencias nacionales que ya han logrado este nivel de desarrollo internacional; entre ellas destacan agencias de EE.UU. y de algunos países europeos (como Francia o Alemania), especializadas en un determinado campo del conocimiento (ingeniería, dirección de empresas y algunos otros), y unas pocas agencias generalistas, en EE.UU., el Reino Unido, Suiza (para evaluaciones institucionales), Francia, o España (sobre todo en Latinoamérica).
Si bien una evaluación positiva o una “acreditación” por una agencia nacional de otro país puede permitir a una universidad demostrar una cierta capacidad competitiva y compararse así con las universidades del país de la agencia evaluadora, padece no obstante la misma limitación que todas las certificaciones nacionales, es decir, no es intrínsecamente internacional, con credibilidad garantizada fuera del ámbito nacional donde se otorga.
Sellos de calidad realmente internacionales.
Junto a los sellos de calidad (llámense “acreditación” o “evaluación positiva”), otorgados por agencias nacionales, aumentan de manera significativa otros sellos realmente internacionales, sobre todo en algunos ámbitos profesionales muy globalizados, como la dirección de empresas, las ingenierías, las artes, etc.
El punto de partida fue la creación del sello EQUIS, gestionado por la EFMD (European Foundation for Management Development), como una forma de “acreditación” a nivel europeo de las mejores escuelas y facultades de dirección de empresas. EQUIS evalúa la calidad, tanto del punto de vista académico como profesional, e intenta premiar las instituciones y los programas de alta calidad (no es una acreditación de mínimos). A diferencia de los sellos nacionales, no se necesitan mecanismos de comparación o de reconocimiento, ya que el mismo sello se puede otorgar a instituciones de Francia, Inglaterra, Alemania, España y muchos otros países europeos y no europeos. Permite así a universidades demostrar internacionalmente su nivel de calidad, incluso si no disponen en su país de una agencia de calidad universitaria reconocida en el mundo.
Bajo el impulso de EQUIS y con el apoyo inicial de la UE, se han diseñado a lo largo de la última década otros sellos de calidad europeos en diversos ámbitos educativos y profesionales, como las ingenierías (sello EUR-ACE, gestionado por el consorcio europeo ENAEE), la informática (sello EURO-INF, gestionado por el consorcio europeo EQANIE), la química (titulaciones de Euro-Bachelor, Euro-Master y Euro-Doctorado, gestionados por la red Chemistry Eurolabels), los conservatorios de música (sello gestionado por la Asociación Europea de Conservatorios y Academias de Música, AEC), etc. Desde algunos años, estás nuevas agencias de evaluación de la calidad, que son intrínsecamente internacionales y suelen integrar una evaluación desde el ángulo profesional, se han agrupado en una “alianza” europea, EASPA. Es interesante observar que los sellos europeos se encuentran sobre todo en los campos donde se habían desarrollado desde varias décadas sellos de casi-acreditación otorgados por agencias de EE.UU., como AACSB (dirección de empresas) o ABET (ingenierías). Se mantienen unas relaciones a la vez competitivas y cooperativas entre las agencias americanas y su contrapartida europea, con tendencias simultáneas hacia el reconocimiento mutuo y la competición abierta.
A este listado de sellos de calidad europeos especializados se debería añadir el Programa de Evaluación Institucional (Institutional Evaluation Programme – IEP), gestionado por la Asociación de Universidades Europeas (EUA). Oferta evaluaciones institucionales por un panel internacional de ex rectores universitarios; no se otorga ningún sello formal, sino solamente un informe de evaluación que pretende ayudar a la institución a diseñar un plan estratégico, basado en una visión internacional de sus fortalezas y debilidades.
Todos estos sellos europeos/internacionales se conciben como voluntarios. En ningún caso son obligatorios en el ámbito nacional para cualquier universidad, sino que pueden ayudarla a establecer su credibilidad en el ámbito internacional y, por supuesto, también en el marco nacional. Con excepción de EQUIS y del IEP, donde las evaluaciones se gestionan directamente por la agencia europea responsable, estos sellos suelen otorgarse según una evaluación basada en los criterios propios del sello, pero gestionada por una agencia nacional autorizada por la entidad europea que controla el sello de calidad. Desde este punto de vista, no son propiamente internacionales (y posiblemente algo menos atractivos) al menos como el IEP o el sello EQUIS. No obstante, para las universidades que los piden, sellos como el EUR-ACE o el EURO-INF constituyen un paso importante hacia acreditaciones con credibilidad europea/internacional garantizada.
Tomado del Blog de Studia XXI con permiso de sus editores
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