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viernes, 6 de marzo de 2020

Qué son las metodologías ágiles y su aplicación a la innovación educativa.

Escribe Ángel Fidalgo


Imagínese que, a pesar de tener un gran presupuesto, desarrollar un producto con una determinada calidad y funcionalidad implica tres años de trabajo. Al cabo de un año de desarrollo se entera que la competencia sacará el mismo producto dentro de 6 meses ¿qué haría?
Si no es problema de inversión ni de recursos humanos, entonces tendría que seguir una estrategia que le permita tener en el mercado dicho producto al menos un año y medio antes de lo previsto.  La estrategia podría consistir en comercializar el producto sin todas sus funciones (se dejarían las menos utilizadas para la nueva versión) o realizar un prototipo en el cual las pruebas las realizaría directamente  el usuario final.
Las metodologías tradicionales de desarrollo se basaban en tener muy claros los objetivos y seguir una serie de fases para optimizar el proceso de producción (mantener los objetivos  pero realizando  el producto final en el menor tiempo posible y de la forma más barata posible).
Sin embargo, hoy en día es posible que las condiciones iniciales del proyecto cambien (por ejemplo, acortar la duración, dar preferencia a determinadas funciones e incluso definir nuevos objetivos). Las metodologías tradicionales ya no valen en estas situaciones. Se necesitan metodologías que permitan adaptarse rápidamente a las condiciones cambiantes que pueden surgir  durante el desarrollo del proyecto. A estas metodologías se las conoce como metodologías ágiles.
¿Qué relación tienen las metodologías ágiles con los proyectos de innovación educativa?
Los proyectos que tienen las condiciones más cambiantes, de mayor incertidumbre y con necesidad de obtener resultados inmediatos son los proyectos de innovación de cualquier sector. Los proyectos de innovación educativa, tienen un conjunto de características adicionales que (los) complican un poco más su desarrollo, por citar algunas:
  • No hay separación temporal entre la elaboración del producto y la aplicación. El profesorado desarrolla el proyecto a la vez que lo aplica con su alumnado.
  • La motivación para la realización del proyecto es vocacional y se suele hacer poniendo mucho corazón y pocas técnicas de desarrollo de proyectos.
  • El profesorado suele tener claro lo que quiere mejorar, pero no los indicadores que le permitirán observar la mejora.
  • La reacción del alumnado puede ser distinta a la esperada y, en estos casos, se tienen que cambiar los procesos y objetivos.
Así pues, si algunos proyectos necesitan metodologías ágiles  son los de innovación educativa.
Tomado de Innovación educativa con permiso de su autor

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