Como editor adjunto de la revista Profesorado llegan hasta mi un conjunto considerable de trabajos que dicen utilizar una perspectiva (auto)biográfico-narrativa. Al comprobar que muchas de ellas no cumplirían con los requisitos básicos de esta particular metodología cualitativa de investigación, y a modo de aviso a navegantes, me veo en la necesidad de pronunciarme al respecto.
Desde el giro hermenéutico-interpretativo en la investigación en el ámbito de las ciencias sociales en general y de la educación en particular, gana terreno el giro narrativo. Con ello se logra una concepción más abierta de la realidad y la verdad, proporcionando nuevas formas de reconfigurar el conocimiento. Emerge con legitimidad el “pensamiento narrativo” y se entienden los fenómenos sociales como “textos”, cuyo valor y significado viene dato por la autointerpretación que de ellos dan sus propios actores, que los han vivido, sentido, creado… Desde ese momento se pone en valor la perspectiva (auto)biográfica y narrativa para acceder e interpretar el mundo subjetivo, oculto y tradicionalmente no valorado de la exclusión, la identidad, el pensamiento profesional, la práctica docente, las emociones, los sentimientos…
Con ello llega una fase de síntoma biográfico-narrativo que hacía cotidiano la aparición de publicaciones que decían usar este enfoque o metodología. Instaurados en una fase de racionalización, consolidación y ampliación de esta particular metodología de investigación cualitativa, observamos que no siempre lo hacen con pertinencia y que incluso con parámetros técnicos acertados, que no todo vale.
Como se trabaja con una información altamente sensible, una clave trascendente es la dimensión ética del proceso, de la producción, la interpretación y el uso de las historias y relatos de vida. Como alertaba Ángeles Parrilla (2009, 2010), en este momento hay que cuidar bien para qué sirve nuestra investigación; a ver si la misma, incluso adjetivándose como inclusiva sirve para excluir, marginar, catalogar o justificar en lugar de incluir, transformar, mejorar, denunciar…. Esta es una idea central y analizador clave para establecer unos marcos en los que cabría o no adjetivar a esta investigación como tal. Es pertinente pues repensar bien qué es y no es propio de este enfoque y desde qué perspectiva se utiliza, para no confundir su verdadero sentido con una moda o un uso instrumental de técnicas que trabajen con relatos e historias de vida.
En este sentido cabe denunciar ciertos usos y abusos que en nombre de este método se vienen realizando. En particular me estoy refiriendo a usos folklóricos que ilustraban curiosidades, o directamente colonizadores, que desde perspectivas supremacistas, estereotipadas y prejuiciadas extraen los relatos para usos no siempre confesables o que desposeen a los informantes de sus verdaderos sentidos y palabras. Todos ellos utilizan los de relatos de vida desde diseños metodológicos reduccionistas o alienantes que se alejan del sentido primigenio del mismo y del contexto del discurso; que caen en un textualismo radical o, lo que es peor, que instrumentalizan la voz sin un compromiso con la verdad (de los informantes) o que ignora relatos alternativos o evidencias que se alejen de lo pretendido por el investigador. O que ingenuamente, no son conscientes de estos efectos colaterales de su trabajo.
En cambio, también se dan otros usos más interesantes, que ya sí cabrían dentro del paraguas de este modelo de investigación. Son estudios documentativos o restitutivos que dan la voz a los sin voz (normalmente de colectivos vulnerables, incluyendo a estudiantes, padres, profesores en toda la amplitud de casuísticas) o que recopilan relatos ejemplificadores, con el objeto de aprender de los mismos.
Junto a ellos, los que estarían con más propiedad dentro de la perspectiva actual del método, existe otro bloque de estudios basados en procesos de profundización reflexiva (de manera personal o bien con otros interlocutores) en base a relatos e historias de vida que ponen en diálogo pasado, presente y futuro, sentidos y sin sentidos de determinados episodios, momentos o decisiones, objetivos con logros y realidades, impactos con pretensiones… Con lo que se avanza en dos direcciones en paralelo. De un lado, hacia la construcción conjunta de un nuevo significado superador, una nueva historia de vida nacida del consenso dialéctico. De otro, abriendo la posibilidad de mejora, con propósitos abiertamente transformadores y de empoderamiento de los informantes y de los colectivos que representan.
Ello nos lleva a otra cuestión clave. Con qué intención y perspectiva analítica se aborda este tipo de estudios, con objeto de documentar, describir, interpretar, comprender…; desde qué mirada se aborda, si desde lo que quiere la academia, la investigación o si es el propio sujeto e informante. En este sentido se puede orientar y colonizar el estudio o bien se da opción a emerger conocimiento relevante, propio de la teoría fundamentada. Y, seguidamente, reparar en una cuestión ética que no siempre está presente. Me refiero a cuestionarse al servicio de quién o de qué está la investigación, del sujeto, de la propia investigación, de la transformación…
Junto a estas perspectivas y usos, cabría repensar también en qué consiste esta “particular” metodología de investigación cualitativa. Pues en no pocas ocasiones nos llegan trabajos que, aunque dicen utilizar esta particular metodología cualitativa de investigación y atendiendo bien las cuestiones anteriores, utilizan sin mucho criterio el método. Son trabajos que denotan que se confunde el uso de instrumentos y técnicas propias de este enfoque con la propia metodología de investigación, que va mucho más allá del instrumental utilizado o que se trabaje en torno a relatos de vida.
Como venimos defendiendo y argumentando (Bolívar, Domingo y Fernández, 2001; Bolívar y Domingo, 2019), los relatos (auto)biográficos y narrativos son una forma propia de discurso que da significado a la experiencia vivida mediante la ordenación de objetos y eventos en un todo significativo. En este momento se ha consolidado ya la idea de que además de una metodología de recogida/análisis de datos, se ha constituido como forma legítima de construir conocimiento en la investigación educativa y social. Que constituye un enfoque propio (y no sólo metodología “cualitativa” más), que altera algunos supuestos de la investigación sobre el profesorado y la enseñanza, así como el propio lenguaje de la investigación. La investigación narrativa es transversal: Contar las propias vivencias (auto), y “leer” (en el sentido de “interpretar”) dichos hechos/acciones, a la luz de las historias que los agentes narran (biografía), se convierte en una perspectiva peculiar de investigación.
Con metodología se pretende acceder y comprender al conocimiento narrativo, sacando el lado oscuro, profundizando en los significados y en las interpretaciones, desde una lógica de participativa de diálogo, reflexión y compromiso conjunto (investigador e investigado, narrador e interlocutor con el que dialoga o al que narra), que hacen emerger historias de aprendizaje y de vida, como reconstrucción interpretativa en primera persona, bien de una vida en su totalidad o una parte significativa de la misma, con el objetivo no simplemente de relatar ‘lo que sucedió’ sino también de la comprensión, desde la mirada del momento actual, el significado y el movimiento del pasado con prospectiva de futuro.
Autoría de la imagen: ThorstenF
Avanzar en el enfoque metodológico implica también que la interrelación dialéctica con los relatos y sus interlocutores suponga una aproximación abierta a la reflexión, el análisis y el diálogo en torno a relatos de vida profesional. Ello supone ir más allá de los mismos, para (de y re)construir el discurso emergente y el conocimiento y los valores puestos en escena, movilizado el poder de (re)interpretación, (re)ubicación y (re)construcción cognitiva. Comprender desde el respeto, la dignidad y el derecho a ser particular, diferente, incluso discrepante.
Normalmente, se parte sobre el pasado y la realidad vivida o sentida como real, vista desde el hoy, desde lo que se es ahora. En este relato se proyectan sus valores, posicionamientos, perspectivas y prospectivas sobre qué ha realizado, afrontado, pensado, aprendido, evolucionado, redimensionando…, sobre lo que valora como bueno, importante, extraño, impactante, controvertido y en base a qué razones personales o contextuales y las consecuencias de todo ello, para proyectar el futuro.
Estos relatos no pretenden tanto contar o mostrar la realidad, ni siquiera darle justificación al presente o a la toma de decisiones, como darle sentido a una vida, a unas decisiones, a una trayectoria. En definitiva, comprender quién se es y cómo se actúa para profundizar en los significados personales (identidad) y reinterpretarlos, enraizarlos en genealogías de contexto y ethos (cultura e identidad profesional), unirlos con toda una vida dándole sentido y, en definitiva, propiciar entornos dialecticos para transformar esta realidad.
Por tanto, su sentido está en la reflexión descriptivo-explicativa que se moviliza de manera serena, personal, significativa, comprensiva e implicativa en torno a los relatos de vida que en ellos como tales. La construcción de conocimiento emergente de estas narrativas biográficas se va construyendo y articulando en torno a un relato (no siempre lineal y secuencial en el tiempo), ofreciendo también una opción de autointerpretación y de dotación de sentido, de significado de la profesión, de la realidad, de su identidad, etc.
Conocido el propósito y la fundamentación epistemológica del enfoque, cabe añadir una nueva condición. Hablar de metodología de investigación supone ir más allá y reparar en otras cuestiones también de interés, especialmente si se pretenden publicar en revistas de impacto. En concreto me refiero a unas coordenadas iniciales para ubicarse, pues lo marca todo. En este sentido, esta perspectiva –pese a su particularidad y espacio propio– debe reunir y acatar todos los requisitos de la investigación cualitativa de calidad (Flick, 2011), y no valen licencias al respecto. A lo que hay que añadir otro nuevo argumento. Como se decía en otro momento (Bolívar y Domingo, 2019), si bien toda vida merece ser contada y tiene un valor emic incuestionable, no toda historia de vida merece ser objeto de investigación, ni todos los informantes pueden ser catalogados como clave (buenos informantes para el propósito de la investigación), ni todos los usos de material biográfico-narrativo es investigación (auto)biográfica.
Conviene reparar en el objeto y problema de investigación, y con ello discernir si se trata de un tema central, actual que afronta temáticas relevantes para el colectivo o para el conocimiento pedagógico actual o si es meramente puntual, local o personal. Obviamente, sin que ello suponga que lo local y personal no importa, en cambio marcará si se puede publicar o no en determinadas revistas y si será citadas. Una cuestión central sería (re)presentar los relatos, entre lo singular del mismo y lo general (lustrar para poner en debate en cuestiones centrales de interés o que puedan abrir temáticas y perspectivas).
Es importante garantizar la “validez” y “veracidad” (comprometida, dialéctica, plausible) en el método biográfico, extremando el cuidado por la sistematización y cristalización de procesos y decisiones tomadas. Promover diseños flexibles y secuenciales en cascadas dialécticas de profundización comprensiva tematizada, con proceso de preguntas, comparaciones, contrastes… sucesivos, en procesos analíticos y dialecticos hasta llegar a una nueva comprensión. Componer un nuevo significado o una resignificada historia de vida que pueda aportar al conocimiento pedagógico actual.
Autoría de la imagen: Adina Voicu
Finalmente reparar en los principios de una investigación cualitativa de calidad, estando abiertos a hibridaciones y empleo de técnicas e instrumentos que puedan incrementar el valor añadido del estudio, aunque de partida parecieran no estar en línea con esta metodología. Muchas veces estas vías aportan evidencias complementarias y abren escenarios para orientar, contextualizar y articular lo biográfico singular en un marco general. Inscribir las narrativas biográficas en las ‘genealogías de contexto’ que las explican, en sus geografías sociales.
En este sentido y sin ánimo de crear doctrina, pues existe todo un conjunto de excelentes trabajos que avanzan en esta línea de investigación (Bolívar, 2002; Goodson, 2012; Moriña, 2017), pudiese ser muy gráfico poner sobre la mesa de debate algún ejemplo de uso de esta metodología de investigación. A modo de botón de muestra se cita un artículo (Cruz, Pérez y Domingo, 2020), que es firmado como coautora del trabajo la propia informante clave. Aborda un estudio de caso que podía tener relevancia por considerar un tema central hoy como es el liderazgo para la mejora educativa; más específicamente en contextos de difícil desempeño; y más concretamente en el contexto español, en el que la identidad de liderazgo pedagógico y para justicia social no es común; además de tomar como central la variable género, pues suponía una doble ruptura del techo de cristal para este tipo de profesionales, aderezada de un fuerte compromiso social y comunitario valioso en estos retantes contextos. Ello le transporta a otro nivel, mucho más allá de señalar qué dice y piensa una directora en particular y que cuenta cómo ha sido su vida y su proceso de desarrollo identitario como personal y profesional.
Referencias bibliográficas:
Bolívar, A. & Domingo, J. (2019). La investigación (auto)biográfica y narrativa en educación. Octaedro.
Bolívar, A. (2002). «¿De nobis ipsis silemus?»: Epistemología de la investigación biográfico-narrativa en educación. Revista Electrónica de Investigación Educativa, 4(1), 1-26.
Bolívar, A., Domingo, J. & Fernández, M. (2001). La investigación biográfico-narrativa en educación. Enfoque y metodología. La Muralla.
Cruz, C., Pérez, M. & Domingo, J. (2020). Marta’s story: a female principal leading in challenge contexts. School Leadership & Management, 40(5), 384-405. http://dx.doi.org/10.1080/13632434.2020.1719401
Flick, U. (2011). Introducing Research Methodology: A Beginner’s Guide to Doing a Research Project. Sage Publishers.
Goodson, I. F. (2012). Developing Narrative Theory: life history and personal representation. Routledge.
Moriña, A. (2017). Investigar con Historias de Vida: Metodología biográfico-narrativa. Narcea Ediciones.
Parrilla, A. (2009). ¿Y si la investigación sobre inclusión no fuera inclusiva? Reflexiones desde una investigación biográfico-narrativa. Revista de Educación, 349, 101-118.
Parrilla, A. (2010). Ética para una investigación inclusiva. Revista de Educación Inclusiva, 3 (1), 165-174.
Cómo citar esta entrada:
Domingo Segovia, J. (2021). La investigación (auto)biográfica en educación. Unas coordenadas críticas. Aula Magna 2.0. [Blog]. Recuperado de: https://cuedespyd.hypotheses.org/8942
Tomado de Aula Magna 2.0 con permiso de sus editores
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