miércoles, 2 de abril de 2025

IA en la educación superior: ¿una revolución o un riesgo?

 Por Mauro Rodríguez Marín 

El uso de la inteligencia artificial (IA) en la educación superior ha generado grandes expectativas en las universidades alrededor del mundo, por su capacidad para personalizar el aprendizaje, automatizar tareas y optimizar procesos administrativos. Sin embargo, debemos poner sobre la mesa los riesgos y los desafíos éticos que conlleva el uso de la IA en la educación superior como son: la dependencia tecnológica, la degradación de la autonomía intelectual, la disminución en las habilidades para la resolución de problemas, la integridad académica, así como también sus efectos en el desarrollo del pensamiento crítico. En este artículo deseo destacar algunas ventajas y desventajas de utilizar la IA en el aula sobre las cuales, debemos ser conscientes y generar investigación más profunda al respecto.

De acuerdo con una encuesta realizada entre agosto y octubre de 2024, el 88 % de los estudiantes de licenciatura encuestados del Tecnológico de Monterrey, Campus Guadalajara, reportó mejoras académicas tras el uso de IA generativa. Entre los beneficios mencionados, se encuentran la mejora en la escritura de ensayos y presentaciones, la creación de resúmenes, la resolución de problemas matemáticos complejos y la preparación para los exámenes. Sin embargo, el 30 % indicó que ha reducido significativamente el tiempo empleado en tareas complejas. Esta información sugiere que muchos estudiantes recurren a la IA no solo como una herramienta de apoyo, sino como un recurso clave para automatizar procesos de aprendizaje, como la generación de predicciones o la síntesis de información extensa en resúmenes de una página. Esta tendencia plantea preguntas sobre la dependencia tecnológica y sus efectos en el pensamiento crítico, la autonomía intelectual y la equidad educativa.

Herramientas de IA para potenciar el aprendizaje de negocios

En la Escuela de Negocios del Tec de Monterrey se integraron herramientas de IA con el fin de explorar y mejorar la experiencia de aprendizaje del estudiantado. El objetivo fue fomentar la innovación, preparar a las y los estudiantes para el futuro laboral, promover la creatividad en la resolución de problemas y brindar acceso a recursos educativos avanzados. Entre los recursos de IA utilizados se encuentran ChatGPTGrammarlyGamma.appFliki.aiWolfram AlphaConsensusQuillbotJenni.aiGoogle GeminiDALLEGPTs personalizados, entre otros.

Encontramos que, en especial, herramientas como ChatGPT y Wolfram Alpha facilitan la resolución de problemas y la organización académica. Es común que las y los estudiantes de negocios enfrenten dificultades al aplicar modelos predictivos, programación lineal y líneas de espera. En estos casos, la IA puede servir como un apoyo clave, al proporcionar soluciones guiadas y facilitar la comprensión de conceptos complejos. Asimismo, estas herramientas les permiten priorizar las actividades que desarrollarán, mejorar su efectividad, gestionar mejor su tiempo y con ello, la posibilidad de mejorar su desempeño académico.

Sin embargo, el uso de estas herramientas debe estar regulado para evitar la dependencia tecnológica, la deshonestidad académica, así como también la pérdida de la competencia del pensamiento crítico. La IA debe complementar el aprendizaje, no sustituirlo. Para garantizar que la IA no sustituya el esfuerzo del estudiante, implementamos estrategias como evaluaciones orales, problemas aplicados y evaluaciones individuales argumentativas. Con ello, fomentamos que los estudiantes expliquen su razonamiento, defiendan sus ideas y adapten la información en lugar de simplemente copiarla. Además, algunos profesores estamos regulando su uso mediante herramientas de detección como TurnitinCopyleaksSciSpace, entre otras, para evitar la dependencia excesiva. La clave no es prohibir la IA, sino integrarla de manera efectiva para potenciar el aprendizaje sin afectar el desarrollo del pensamiento autónomo.

Desafíos éticos y dependencia tecnológica

A pesar de sus ventajas, el uso de inteligencia artificial en la educación superior presenta riesgos importantes. Uno de los principales desafíos es la dependencia tecnológica. El 34 % de los estudiantes encuestados manifestó preocupación por la posibilidad de que el uso excesivo de IA afecte su capacidad de aprendizaje independiente y su pensamiento crítico.

Este temor no es infundado. A medida que el estudiantado delega más tareas a los sistemas automatizados, existe el riesgo de que pierdan habilidades esenciales para la resolución de problemas y el análisis crítico. Estudios como los de Holmes y Tuomi (2022) advierten sobre la necesidad de equilibrar la automatización con la enseñanza tradicional, asegurando que la IA complemente, pero no reemplace la labor docente.

Otro hallazgo significativo de la encuesta revela que el 55 % de los estudiantes perciben que la IA generativa podría tener un impacto en la integridad académica. Esta preocupación radica en el potencial uso indebido de estas herramientas, desde la generación automática de ensayos hasta la resolución de exámenes sin intervención real del estudiante.

Además, el uso de IA plantea serias preocupaciones sobre la privacidad de los datos. Las plataformas educativas recopilan y analizan grandes volúmenes de información personal de los estudiantes, lo que podría ser utilizado con fines comerciales o, en el peor de los casos, resultar en filtraciones de información sensible. La falta de transparencia en el uso de estos datos es un tema que requiere una regulación clara y estricta para evitar el uso indebido de la información académica (Harouni, 2023).

El rol del docente en la era de la IA

En la era de la inteligencia artificial, el rol del docente debe evolucionar de ser un mero transmisor de conocimientos a convertirse en un facilitador del aprendizaje crítico y reflexivo. Si bien los algoritmos pueden personalizar contenidos y proporcionar respuestas inmediatas, no tienen la capacidad de comprender las emociones, motivaciones o desafíos individuales del estudiante. Por ello, el docente debe enfocarse en guiar el uso adecuado de la inteligencia artificial, enseñando a los estudiantes a cuestionar, analizar y contrastar la información generada por estos sistemas, promoviendo así un aprendizaje basado en el pensamiento crítico y la autonomía intelectual (Khlaif et al, 2024).

Además, los docentes deben preparar al estudiantado para comprender las limitaciones y sesgos de los algoritmos, fomentando una actitud crítica hacia la tecnología. La educación debe ir más allá de la mera utilización de herramientas de IA e incluir una formación en ética digital, explicando cómo los modelos de IA pueden reforzar sesgos preexistentes y por qué la confianza ciega en estos sistemas puede ser riesgosa. En este sentido, el docente se convierte en un guía esencial que ayuda a los estudiantes a equilibrar el uso de la IA con el desarrollo de habilidades humanas irremplazables, como la creatividad, la empatía y el juicio ético.

Personalización del aprendizaje con IA

Uno de los principales beneficios de la inteligencia artificial en la educación superior es la personalización del aprendizaje. Plataformas impulsadas por IA, como los tutores inteligentes y los sistemas de aprendizaje adaptativo, permite ajustar el contenido a las necesidades individuales de cada estudiante. De esta manera, disciplinas como matemáticas y ciencias han visto mejoras significativas en el rendimiento estudiantil, al proporcionar retroalimentación en tiempo real y optimizar el proceso de aprendizaje (Zawacki-Richter et al., 2019).

Además, la IA ha cambiado la forma en que el estudiantado gestiona su carga académica. El uso de asistentes de escritura automatizados y herramientas de generación de contenido han facilitado la redacción de ensayos, resúmenes y la solución de problemas matemáticos avanzados. Estudios previos sugieren que estas tecnologías no solo aumentan la eficiencia, sino que también pueden reducir la brecha de acceso a la educación, permitiendo a más estudiantes beneficiarse de recursos personalizados y asequibles (Holmes et al., 2023).

Automatización en la gestión educativa

Más allá de su impacto en el aula, la IA también está transformando la gestión educativa en las universidades. Muchas instituciones han comenzado a utilizar algoritmos para analizar datos de su comunidad estudiantil, optimizar la asignación de recursos y mejorar los sistemas de evaluación. Esto ha permitido reducir la carga administrativa de los docentes y facilitar el seguimiento del progreso académico del alumnado.

Sin embargo, esta automatización plantea preguntas fundamentales: ¿pueden los sistemas de IA tomar decisiones objetivas sobre la trayectoria de un estudiante? ¿Cómo garantizar que estos algoritmos no refuercen sesgos que puedan afectar la equidad en el acceso a la educación? Sin una regulación adecuada, la implementación de inteligencia artificial en la gestión educativa podría exacerbar desigualdades preexistentes, beneficiando solo a quienes tienen acceso a herramientas tecnológicas avanzadas (Adams et al., 2022).

El impacto en la equidad educativa

Otro desafío clave es la equidad en el acceso a la IA. Si bien esta tecnología puede mejorar la educación superior, también podría reforzar desigualdades existentes. No todas las universidades ni todos los estudiantes tienen acceso a herramientas avanzadas de inteligencia artificial, lo que genera una brecha digital entre quienes pueden beneficiarse de estas innovaciones y quienes no.

Adams et al. (2022) advierten que, si las instituciones educativas no establecen mecanismos para garantizar un acceso equitativo a la IA, los estudiantes con menos recursos podrían verse excluidos de las ventajas que ofrece esta tecnología. Para mitigar este riesgo, se deben desarrollar políticas inclusivas que aseguren que estas tecnologías estén al alcance de todos los estudiantes, independientemente de su contexto socioeconómico.

Reflexión

La IA en la educación superior es una herramienta poderosa con un gran potencial, pero su implementación debe estar acompañada de políticas éticas y marcos regulatorios adecuados. Es necesario garantizar que esta tecnología se utilice de manera justa, transparente y complementaria a los métodos tradicionales de enseñanza.

Los futuros estudios deben centrarse en evaluar el impacto de la inteligencia artificial en disciplinas más cualitativas, como humanidades y ciencias sociales, donde su efectividad aún es incierta. Además, se requiere una mayor investigación sobre su impacto a largo plazo en la educación, especialmente en términos de autonomía intelectual y desarrollo del pensamiento crítico.

La inteligencia artificial tiene la capacidad de revolucionar la educación, pero su adopción debe realizarse con cautela. La clave estará en encontrar un equilibrio entre la tecnología y la enseñanza tradicional, asegurando que la IA no sustituya el rol humano, sino que lo potencie.

Acerca del autor

El Dr. Mauro Rodríguez Marín (mauro.rodriguez@tec.mx) es profesor de la Escuela de Negocios en el departamento de Mercadotecnia y Análisis. También, es investigador en las áreas de Estrategia organizacional y Ciencia de datos de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey. Asimismo, es miembro del Sistema Nacional de Investigadores e Investigadoras (SNII).

Referencias

Adams, A., Greenhow, C., & Harouni, H. (2022). Ethical considerations of AI in education: Privacy and bias concerns. AI and Ethics Journal.

Harouni, H. (2023). Embracing artificial intelligence in the classroom. Harvard Graduate School of Education.

Holmes, W., & Tuomi, I. (2022). State of the art and practice in AI in education. European Journal of Education57(4), 542-570. https://doi.org/10.1111/ejed.12533

Khlaif, Z. N., Ayyoub, A., Hamamra, B., Bensalem, E., Mitwally, M. A., Ayyoub, A., … & Shadid, F. (2024). University teachers’ views on the adoption and integration of generative AI tools for student assessment in higher education. Education Sciences14(10), 1090.

Zawacki-Richter, O., Marín, V. I., Bond, M., & Gouverneur, F. (2019). Systematic review of research on artificial intelligence applications in higher education. Research in Science Education.

Tomado de EDUBITS del Tec de Monterrey

martes, 1 de abril de 2025

Curación interactiva de contenidos: su contribución en la disminución de la aitoxicación

 Por Carlos Bravo Reyes y Mercedes Leticia Sánchez


En un comentario reciente en el blog reflexionamos sobre un fenómeno cada vez más evidente: 
la saturación informativa provocada por la inteligencia artificial. Ante la avalancha de nuevas aplicaciones basadas en inteligencia artificial generativa (IAG) y la circulación constante de noticias, artículos, estudios, publicaciones en redes sociales e incluso rumores, estamos viviendo un momento en el que resulta prácticamente imposible procesar siquiera una fracción de la información disponible.

Este fenómeno, que hemos comenzado a llamar aitoxicación —una especie de intoxicación por inteligencia artificial— describe el estado de agotamiento cognitivo y emocional que genera la sobreexposición al contenido relacionado con la IA.

Las causas de la aitoxicación son múltiples. Por un lado, la hiperproducción mediática sobre IA nos enfrenta a titulares que van desde lo alucinante y sensacionalista hasta lo abiertamente fantasioso, promoviendo narrativas de dominio o sumisión del ser humano frente a las máquinas. En el otro lado, también hay información seria, crítica y fundamentada que busca explicar los avances reales, sus beneficios, desafíos éticos y aplicaciones concretas en la educación, la salud, el trabajo, la creatividad y otros sectores.

Este escenario nos remite inevitablemente a la advertencia que Alvin Toffler formuló en su obra El shock del futuro (1970), donde anticipó que las personas comenzarían a experimentar desorientación, ansiedad y estrés frente a la velocidad de los cambios sociales y tecnológicos. Lo que entonces parecía una mirada futurista, hoy se manifiesta con fuerza en nuestras aulas, actualizado por la irrupción vertiginosa de la inteligencia artificial en casi todos los ámbitos de la vida cotidiana.

En este contexto, los docentes vivimos en una constante tensión entre la necesidad de innovar y la incertidumbre que generan las herramientas digitales que utilizamos. Nos preguntamos: ¿Qué plataformas son adecuadas para mi clase? ¿Cómo explico su uso? ¿Cuáles conocen los estudiantes? ¿Cómo las integro sin trivializar el aprendizaje?

Pero a la hora de impartir la clase, nos enfrentamos a otro reto: la herramienta que ayer era gratuita, hoy exige pago o desapareció. A veces encontramos que cambió de URL, de empresa, de interfaz, diseño y herramientas de uso. Esta inestabilidad constante acentúa una sensación de inseguridad y desconfianza, y muchas veces nos frena en el empleo pedagógico de la IA.

La experiencia cotidiana del docente frente a la IA no es solo técnica, sino profundamente emocional y humana: es la vivencia del desconcierto frente a una transformación que parece nos lleva por el camino de la incertidumbre.

Este panorama exige no solo formación técnica, sino también acompañamiento, espacios de reflexión compartida y políticas educativas que reconozcan el valor del tiempo y la estabilidad para los procesos de enseñanza-aprendizaje. Pero si los educadores no contamos con certezas mínimas y marcos éticos claros, el riesgo es replegarnos, resistir por cansancio o delegar sin sentido crítico en las herramientas de moda.

En definitiva, la IA no puede ser una moda pasajera en la educación, pero tampoco una amenaza silenciosa. Necesitamos construir una relación pedagógica con ella, que combine comprensión, mesura y creatividad, para que no sea el vértigo quien dicte nuestras decisiones en el aula.

En este entorno marcado por el cambio constante, la saturación informativa y la sensación de inestabilidad, surge una necesidad urgente: aprender a discernir, filtrar y organizar los recursos que realmente aportan valor al proceso educativo. Es aquí donde la curación de contenidos con apoyo de inteligencia artificial se convierte en una estrategia clave, no solo para reducir la sobrecarga cognitiva, sino para potenciar una práctica docente más crítica, eficiente y significativa.

Curación de contenidos.

En el contexto actual, donde la inteligencia artificial acelera la producción y circulación de información a un ritmo sin precedentes, la capacidad de seleccionar contenidos relevantes se convierte en una competencia esencial. Ya no se trata solo de acceder a datos, sino de dar sentido al caos informativo, identificar lo pertinente y estructurarlo de forma coherente para fines pedagógicos concretos.

Curar contenidos no es simplemente acumular información: es ejercer un acto crítico de selección, interpretación y organización del conocimiento, especialmente en un entorno donde la sobreabundancia de datos puede generar más confusión que claridad. Esta labor, que hoy se potencia con el uso de herramientas de inteligencia artificial, cobra una relevancia estratégica en el ámbito educativo, no solo por su valor práctico, sino por su dimensión formativa.

Lejos de ser una práctica reciente, la curación de contenidos tiene sus raíces históricas profundas, que se remontan en el siglo I a.C.,  con La Guirnalda de Meleagro de Gadara, donde reunió una selección de poemas que daría origen a la Antología Griega, un ejemplo temprano de organización temática y estética del saber. Más adelante, en el siglo V d.C., el Anthologion de Juan Estobeo recopiló extractos de centenares de autores, abarcando disciplinas diversas, con el propósito de conservar lo esencial del pensamiento de su tiempo.

Durante siglos, las bibliotecas y los museos han sido guardianes del conocimiento, curando obras, clasificándolas, preservándolas y poniéndolas al alcance de la sociedad. Antes de la digitalización, este trabajo era realizado manualmente, apoyado en el juicio experto de quienes tomaban decisiones sobre qué preservar, cómo catalogarlo y para quién hacerlo accesible.

Con la irrupción de Internet, la explosión informativa y la aparición de la inteligencia artificial, la curación ha dejado de ser un proceso reservado a especialistas. Hoy se convierte en una tarea fundamental para universidades, instituciones escolares y, de forma más directa, para el docente en el aulaquien debe asumir el rol de mediador entre la abundancia y la relevancia, entre lo accesible y lo pedagógicamente significativo.

En suma, la curación de contenidos hoy se asume como un acto consciente de selección y organización del saber, que ha acompañado al ser humano desde sus primeras formas de preservación cultural. Hoy, en plena era digital y algorítmica, esta práctica no solo se mantiene vigente, sino que se transforma y amplifica, exigiendo nuevas competencias por parte de quienes educan y aprenden.

Sin embargo, en este nuevo escenario de colaboración entre humanos y tecnologías inteligentes, la curación ya no es un proceso unidireccional ni estático. La participación activa de los usuarios, la retroalimentación en tiempo real y el uso de plataformas que permiten explorar, comentar, construir y compartir conocimiento han dado lugar a una nueva dimensión: la curación interactiva.

Curación interactiva.

La introducción de herramientas de IA permite desarrollar otra manera de curar el contenido que se le puede denominar curación interactiva. Esta modalidad va más allá de la simple recopilación y clasificación de información: propone una experiencia activa, en la que el usuario puede interactuar directamente con el conocimiento a través de interfaces conversacionales.

El primer paso es la selección cuidadosa del contenido, guiado por un objetivo definido y sustentado en el criterio del curador. Pero el elemento innovador está en el segundo paso: el diseño de un Bot conversacional, capaz de responder preguntas específicas, adaptarse al nivel del usuario y ofrecer información en tiempo real, dentro de un marco temático concreto.

Un ejemplo de esta práctica es la creación de GPTs personalizados en ChatGPT, como el caso del GPT “Estratega de IA, diseñado para recomendar estrategias didácticas sobre el uso de la inteligencia artificial en distintos niveles educativos. Su desarrollo se basó en una curación profunda de contenido especializado sobre este tema.

Para ello, se utilizaron plataformas como ResearchRabbitConnected PapersGoogle Académico y Redalyc. En ResearchRabbit, por ejemplo, se identificaron 30 artículos clave que, mediante sus conexiones, permitieron explorar más de 300 documentos relacionados con estrategias de enseñanza y aplicaciones de IA en contextos educativos. Esta red de conocimiento curado sirvió como base conceptual y temática para alimentar al GPT personalizado, garantizando la calidad y pertinencia de las respuestas que ofrece.

En la siguiente imagen puede observarse el resultado visual de la búsqueda inicial en ResearchRabbit, que da cuenta de la riqueza y profundidad del proceso de curación interactiva llevado a cabo.

 

En Connectpapers, un sitio similar al anterior, la consulta realizada con la cuenta gratuita, y solo solicitando los papers del 2014 y 2015, dio la cifra de más de cien trabajos, algunos de estos enlaces se observan en el gráfico.

En Google académico, la cifra ascendió a más de 17 000 trabajos con las palabras estrategias de empleo de la IA. Por otro lado, en Redalyc el resultado fue más preciso con 114 trabajos.

Como se puede apreciar, el volumen de artículos recuperados en las búsquedas especializadas resulta abrumador, lo que vuelve prácticamente inviable que un docente —con una carga laboral ya exigente— pueda leer, analizar y sistematizar siquiera una mínima parte de esa producción académica. Esta realidad dificulta la toma de decisiones informadas sobre qué estrategias implementar en el aula al integrar la inteligencia artificial, generando aún más incertidumbre en un contexto que ya de por sí se percibe como vertiginoso y cambiante.

Frente a esta situación, la creación del GPT "Estratega de IA" representa una alternativa innovadora y accesible para los docentes. Este asistente conversacional, construido a partir de una curación rigurosa de contenidos académicos especializados, permite establecer un diálogo directo con el conocimiento, facilitando la exploración, comparación y selección de estrategias didácticas adaptadas a distintos niveles educativos y contextos.

Este enfoque representa lo que denominamos curación interactiva, una forma de organización del saber en la que el usuario no recibe pasivamente la información, sino que interviene activamente en su configuración a través de preguntas, ajustes y recorridos personalizados. Ya no se trata de consumir contenido curado por otros, sino de co-construir una experiencia de aprendizaje con el apoyo de herramientas de IA.

Este tipo de curación, habilitada por tecnologías como los GPT personalizadosno solo ahorra tiempo y amplía el acceso al conocimiento relevante, sino que también contribuye a reducir los efectos de la "aitoxicación" —ese estado de saturación y desorientación frente al exceso de información sobre inteligencia artificial— al ofrecer rutas claras, temáticamente acotadas y pedagógicamente significativas.

En este sentido, la curación interactiva se perfila como una respuesta pedagógica y tecnológica eficaz ante la sobrecarga informativa, promoviendo una relación más saludable, crítica y estratégica con los contenidos disponibles en la era de la inteligencia artificial.

Con este ejemplo, se muestra cómo la curación de contenidos se posiciona como una competencia clave, no solo para organizar y filtrar datos, sino para construir conocimiento significativo. Y cuando este proceso incorpora la interacción directa entre el usuario y una inteligencia artificial entrenada sobre bases académicas confiables, hablamos de curación interactiva: una nueva forma de mediar el conocimiento, más ágil, personalizada y centrada en las necesidades reales del docente y del estudiante.

El ejemplo del GPT “Estratega de IA” nos demuestra que es posible transformar la saturación informativa —la llamada aitoxicación— en una oportunidad para el aprendizaje guiado, el diálogo inteligente y la toma de decisiones pedagógicas fundamentadas.

Educar con inteligencia artificial no significa ceder el control a los algoritmos, sino aprender a dialogar con ellos, a cuestionarlos y a integrarlos como herramientas al servicio del pensamiento humano. La curación interactiva no sustituye la labor docente: la amplifica, la acompaña y la potencia, devolviendo al profesor el tiempo, el criterio y la claridad que necesita para enseñar en tiempos de complejidad.

Tomado de 366-días 

lunes, 31 de marzo de 2025

80 años. Compendio EaD (20). El edificio de la educación a distancia. Una visión de hoy

 Por Lorenzo García Aretio

Pues ya está. La semana pasada cumplí mis 80 años y, al menos hasta ahora, sigo con alguna fuerza y ganas para continuar con este proyecto. Quienes me conocen más o son más cercanos, no dejan de decirme, “¡qué valor tienes!”, y “¡con la que te está cayendo!”, y “¡con tu edad…”!, y… Pues eso, a ver hasta dónde, mis fuerzas (que van mermando) y mi entorno (que es irreversible), me permiten llegar. Desde el pasado 8/1/2025 que inicié esta serie, voy cumpliendo el compromiso, dos entradas por semana (lunes y jueves). ¿Hasta cuándo?, sólo Dios lo sabrá. Vamos allá con la nº 20 que cierra el Módulo I de este empeño.

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A lo largo de las entradas anteriores de la serie “80 años. Compendio EaD”, hemos observado cómo la educación a distancia (EaD) ha experimentado transformaciones profundas que trascienden lo meramente tecnológico. Desde el intercambio postal de materiales, pasando por el uso de soportes audiovisuales y hasta llegar a la proliferación de entornos virtuales dinámicos, las instituciones de EaD han debido replantearse continuamente cómo diseñar y gestionar sus procesos para asegurar experiencias de aprendizaje de calidad.

Hoy, para culminar el Módulo I de esta serie, les presento la metáfora del “Edificio de la Educación a Distancia” que la he ido enriqueciendo a lo largo de más de tres décadas, sobre un primer gráfico de una conferencia impartida en 1991 en mi querida América, evolucionando desde las imágenes y propuestas iniciales, en acetatos (jejeje!), que utilizaba en los años ochenta hasta la versión más actual.

En esta representación, la parte alta o ático del edificio, con la inscripción “Educación a distancia”, simboliza el carácter global de la modalidad, integrando, respaldando y apoyándose en cada uno de los componentes que conforman el sistema. Este “ático” es el elemento que garantiza la cohesión, asegurando que, sin importar la diversidad y complejidad de los bloques, dimensiones, elementos o componentes que se encuentran en el gráfico, todos operen en función de un mismo propósito: ofrecer una educación a distancia de calidad, inclusiva, innovadora y orientada al logro de aprendizajes valiosos, interactuando de forma multidireccional para responder a los desafíos y oportunidades del entorno actual.

EL CONTEXTO

En la metáfora del edificio de la EaD, todo sistema educativo, ya sea presencial o a distancia, se asienta en un contexto social, político, económico, cultural, geográfico e institucional que condiciona sus objetivos, componentes y procesos organizativos. Hoy, ese contexto se ha vuelto más complejo que nunca, debido a factores varios:

  • Las transformaciones económicas y sociales. El auge de las tecnologías digitales y la creciente globalización han impulsado la diversificación de la oferta educativa en línea. Así, instituciones gubernamentales, iniciativas privadas, consorcios universitarios internacionales y organizaciones no gubernamentales ofrecen cursos y programas a distancia para perfiles muy diversos. Además, la pandemia de COVID-19 aceleró la aceptación de esta modalidad, exponiendo tanto sus enormes posibilidades como los desafíos que conlleva.
  • La influencia de la transformación digital. Las plataformas virtuales de aprendizaje, las redes sociales, las aplicaciones móviles, las herramientas de videoconferencia y hoy, la inteligencia artificial, han transformado la forma de diseñar y ofrecer programas educativos, facilitando el acceso a recursos desde cualquier lugar y en cualquier momento. Sin embargo, este cambio también exige mayores competencias digitales en docentes y estudiantes.
  • El panorama laboral, económico y geográfico también afecta. El mercado laboral actual demanda perfiles capaces de desenvolverse en contextos cambiantes y entornos interculturales. Esto ha impulsado la formación continua y el reciclaje profesional, para lo cual la EaD resulta una solución ágil y flexible. Hoy, las instituciones de educación a distancia compiten con cursos abiertos en línea (MOOC), microcredenciales y certificaciones de empresas tecnológicas. Por su parte, el contexto o área geográfica condiciona las necesidades: determinadas zonas, bien sea por sus grandes dimensiones o por infraestructuras de comunicación física o digital deficientes, hacen que formatos de EaD “menos digitales” (por ejemplo, materiales impresos o la radio) sigan teniendo cabida para atender a ciertos públicos.

En síntesis, el contexto se ha hecho más complejo. Lo que antes se consideraba una modalidad “secundaria” se ha convertido en una alternativa eficaz para:

  • profesionales que buscan reciclarse,
  • jóvenes que inician su formación superior,
  • adultos mayores deseosos de mantenerse activos, o
  • comunidades alejadas geográficamente.

La rápida evolución tecnológica, con avances en inteligencia artificial y entornos virtuales, también forma parte de este contexto, obligando a las instituciones a anticipar cómo integrarlos de manera eficaz y ética para no quedarse rezagadas.

EL “ÁTICO” DEL EDIFICIO: EDUCACIÓN A DISTANCIA

En la parte superior de esta “casita” conceptual se encuentra el “ático”, que lleva el texto “Educación a distancia”. Este elemento es esencial y muestra cómo, dentro de un determinado contexto, está soportado por vigas, postes, columnas, peanas, cimientos, interacciones, agentes, etc. Podríamos simbolizar lo siguiente sobre este cierre superior de nuestro edificio:

  • Integración y cohesión: este cierre superior actúa como si fuese una envoltura que recubre todo el sistema, garantizando que cada elemento o componente restante esté orientado hacia el mismo fin.
  • Solidez y visibilidad: representa la consolidación de un modelo educativo que, a pesar de las transformaciones y desafíos, se mantiene firme y bien sostenido, ofreciendo un espacio seguro y coherente para el desarrollo del aprendizaje.
  • Declaración de identidad: al exhibir de forma destacada “Educación a distancia”, se reafirma la identidad y denominación preeminente de la modalidad y el compromiso con el que ha sabido adaptarse e innovar a lo largo del tiempo.

Con este elemento superior, el edificio no solo se muestra robusto en su estructura interna, sino también en su capacidad de brindar una experiencia educativa integral.

LA INSTITUCIÓN Y SU MISIÓN

En la parte alta de nuestro “edificio”, justo por debajo del “ático”, se encuentra la institución de EaD, con su misión, objetivos y metas. Puede tratarse de una universidad, un consorcio de instituciones, un organismo gubernamental o una organización privada. Esta institución se define por:

  • Su misión y visión: cuáles son sus objetivos formativos, en qué campos disciplinares se especializa y hacia qué público dirige sus esfuerzos.
  • La coherencia con el entorno: la misión institucional debe dialogar con el contexto social, político, económico y cultural al que se aludió antes.

En el panorama digital actual, surgen misiones institucionales muy variadas: algunas se enfocan en programas de grado y posgrado completamente en línea, otras priorizan la formación para el empleo a corto plazo, y existen también propuestas que promueven la educación abierta, la colaboración global o la investigación interdisciplinar. Para que un proyecto de EaD se consolide, no basta con disponer de tecnología ni con diseñar planes de estudio “atractivos”. La institución debe tener una misión clara, realista y alineada con las demandas del entorno. Cuando la misión se formula de manera difusa o no responde a las necesidades sociales y laborales, la institución corre el riesgo de no sostenerse.

GESTIÓN, LIDERAZGO Y ESTRATEGIAS

Existen componentes que no siempre se “ven” a simple vista, pero que son fundamentales para la viabilidad del proyecto: la organización, gestión y liderazgo. Entre ellos destacan:

  • Diseño y producción de materiales: equipos multidisciplinares (expertos en contenidos, diseñadores pedagógicos, programadores, correctores de estilo, editores de audio y vídeo, etc.) encargados de crear los recursos didácticos.
  • Distribución de materiales y gestión de la comunicación: asegura el acceso a los recursos (por vía física o digital) y mantiene operativos los entornos virtuales de aprendizaje.
  • Gestión y administración académica: encargada de la matrícula, el control de calificaciones, la expedición de certificados, etc.
  • Evaluación y calidad: unidades que monitorean la calidad de los programas, emiten informes y diseñan planes de mejora continua.
  • Centros de apoyo al estudio: sedes regionales o virtuales que brindan soporte a los estudiantes, especialmente en instituciones de gran envergadura.

El liderazgo dentro de la institución es crucial para fomentar una cultura de innovación y cooperación. Sin un liderazgo comprometido con la EaD, es fácil caer en la improvisación y la falta de cohesión. En la actualidad, parte de esa estrategia de gestión incluye la transformación digital: la adopción de herramientas como analítica de aprendizaje o sistemas de inteligencia artificial que optimicen la administración y la toma de decisiones. Los directivos deben saber equilibrar tradición e innovación, asegurando la calidad educativa al mismo tiempo que incorporan mejoras tecnológicas que faciliten la escala y eficiencia del proyecto.

PROGRAMAS INSTITUCIONALES

Otro de los bloques importantes del edificio de la EaD son los programas curriculares, que definen el perfil de un sistema o de una institución. Estos planes de estudio deben estar en sintonía con la misión institucional y con las necesidades de la sociedad y de los estudiantes. En la actualidad, en el enfoque de estos programas, se tiende:

  • A la flexibilidad en la estructura de los planes de estudio: desde programas completos en línea o híbridos hasta itinerarios formativos personalizables (microcredenciales, certificaciones parciales, etc.).
  • Al diseño de experiencias de aprendizaje adaptativo: algunas instituciones comienzan a emplear inteligencia artificial para sugerir rutas de estudio personalizadas o proponer intervenciones pedagógicas específicas. Por ejemplo, plataformas inteligentes pueden ajustar el nivel de dificultad de las actividades en función del rendimiento del estudiante, recomendar recursos adicionales cuando detectan carencias e incluso adaptar el ritmo de enseñanza para cada alumno​. Esto individualiza la experiencia formativa y permite brindar apoyo oportuno a quienes lo necesitan​
  • Al aprendizaje basado en competencias: la evaluación se centra en las capacidades y logros del estudiante, más allá de las horas cursadas o las calificaciones de exámenes convencionales.

Lograr coherencia entre los programas ofrecidos y la realidad del estudiante es un desafío que exige un análisis continuo de las tendencias del mercado laboral y de las transformaciones sociales y científicas.

DISEÑO Y ACCIÓN PEDAGÓGICA

En la EaD, las técnicas y estrategias de enseñanza dependen en parte del tipo de programa y de las necesidades que se pretende satisfacer, así como de la filosofía educativa y valores del sistema. En este apartado, destacaríamos:

  • Estrategias activas y colaborativas: aprendizaje basado en proyectos o retos, foros, seminarios virtuales y estudios de caso compartidos, potenciados por la web 2.0 y las redes sociales.
  • Evaluaciones continuas y formativas: con retroalimentación constante mediante cuestionarios interactivos, automatizados, ejercicios autocorregidos o revisión por pares.
  • Uso de simuladores y laboratorios virtuales (y Realidad Aumentada): cada vez más frecuentes en áreas científicas, de ingeniería o de la salud. Permiten experimentar y ensayar hipótesis de forma segura en un entorno controlado. La realidad aumentada (RA) complementa estas experiencias al superponer información digital sobre el mundo real, facilitando prácticas interactivas incluso desde casa​
  • Analítica de aprendizaje y evaluación asistida por IA: seguimiento digital de la interacción y el rendimiento para ofrecer una asistencia más personalizada, permitiendo intervenciones pedagógicas tempranas. Las plataformas de análisis de datos, apoyadas en algoritmos de inteligencia artificial, pueden identificar a tiempo qué estudiantes necesitan apoyo y adaptar la experiencia en consecuencia. Asimismo, la IA facilita nuevas formas de evaluar: por ejemplo, generar automáticamente preguntas o calificar actividades objetivas, liberando tiempo al docente para centrarse en aspectos más cualitativos de la evaluación​

La “distancia” se reduce gracias a la inmediatez de la comunicación virtual y a la creciente sofisticación de las herramientas tecnológicas que sustentan estas estrategias. Las experiencias inmersivas son un buen ejemplo: hoy es posible “aprender haciendo” en entornos virtuales que imitan la realidad, algo impensable décadas atrás. Todo ello contribuye a que el estudiante se sienta más cercano a los contenidos y a la comunidad educativa, pese a la separación física.

EL ESTUDIANTE EN EL CENTRO: PERSPECTIVA INDIVIDUAL Y SOCIAL

El agente más relevantes de la educación en general y de la educación a distancia en particular es el estudiante, quien debe ser el centro de todo el proceso formativo, así aparece en nuestro “edificio”. En la actualidad, esto implica no solo ofrecer programas flexibles en cuanto a espacio, tiempo y ritmo, sino también personalizar la experiencia para adaptarla a las necesidades y motivaciones de cada persona.

Perfilar a los estudiantes: el estudiantado en EaD es heterogéneo, jóvenes que trabajan mientras estudian, personas mayores que vuelven a la vida académica tras años de inactividad, profesionales en busca de actualización, entre otros. Cada estudiante posee un contexto propio, estilos de aprendizaje, motivaciones, limitaciones tecnológicas, económicas  o familiares, que la institución debe considerar:

  • Superar las barreras de acceso: asegurar la conectividad y la disponibilidad de dispositivos adecuados, así como ofrecer orientación para el desarrollo de competencias digitales.
  • Superar los posibles sentimientos de soledad o la desconexión: la modalidad en línea puede propiciar sentimientos de aislamiento, por lo que es fundamental contar con estrategias de acompañamiento y soporte continuo (tutorías personalizadas, foros de discusión, seguimiento proactivo del progreso, etc.).
  • El apoyo integral: tutores, mentores o servicios de asesoramiento psicosocial pueden marcar la diferencia en la experiencia formativa, atendiendo necesidades particulares más allá de lo estrictamente académico.

La relación entre pares: en los inicios de la EaD, la interacción entre estudiantes era muy complicada. Hoy, las plataformas digitales han potenciado la colaboración y el contacto regular entre compañeros: foros, grupos de trabajo virtuales y redes sociales académicas fomentan un sentido de comunidad que incrementa la motivación y reduce la tasa de abandono. Incluso, entornos virtuales inmersivos proporcionan nuevas formas de interacción social, permitiendo a los alumnos reunirse en espacios simulados donde pueden conversar y trabajar juntos como si compartieran un aula.

LAS COLUMNAS: MATERIALES/CONTENIDOS Y VÍAS DE COMUNICACIÓN

Siguiendo con la analogía de nuestro “edificio”, los materiales y las vías de comunicación constituyen las columnas del edificio de la EaD sin las cuales el edificio se vendría abajo. Estos elementos han vivido una transformación radical gracias a los avances tecnológicos.

De los materiales impresos a los recursos digitales: durante décadas, la EaD se basó en guías de estudio impresas, libros de texto y, en ocasiones, cassettes, vídeos o CD-ROMs. Hoy, la producción de materiales didácticos contempla una amplia variedad de formatos digitales: documentos interactivos, vídeos, podcasts, infografías, simulaciones, juegos serios, laboratorios remotos, etc. La calidad de estos recursos depende del diseño pedagógico y de la aplicación de estándares de accesibilidad y usabilidad, y su actualización continua es fundamental en un entorno cambiante.

Vías de comunicación y acompañamiento: en los años 70, 80 y 90, las vías de comunicación incluían correo postal, teléfono, radio, tv y, más tarde, correo electrónico y los inicios de la Web. Actualmente, la oferta es mucho mayor: foros, videoconferencias, mensajería instantánea, redes sociales, realidad virtual e incluso tutores virtuales basados en inteligencia artificial. Podemos distinguir varios tipos de interacción:

  • Interacción síncrona: sesiones de clase en directo, tutorías virtuales, debates en tiempo real mediante videoconferencia u otras herramientas.
  • Interacción asíncrona: foros, blogs, wikis, correos electrónicos o tablones de anuncios, donde cada participante contribuye en distintos momentos.
  • Interacción inmersiva (metaversos): espacios virtuales tridimensionales donde alumnos y docentes, representados por avatares, se reúnen para participar en actividades en tiempo real dentro de entornos simulados. Estos entornos, apoyados en tecnologías de RV/RA, hacen que la educación sea más inmersiva, colaborativa, personalizada y accesible​. Un ejemplo es la creación de campus virtuales donde los estudiantes pueden asistir a clases, recorrer laboratorios o pasear por las instalaciones y conectar con sus compañeros, independientemente de la parte del mundo en que se encuentren​. De este modo se eliminan las barreras físicas y se logra una sensación de presencialidad antes inalcanzable en la EaD.
  • Inteligencia artificial conversacional: chatbots o asistentes virtuales para resolver dudas de logística o de contenido, derivando a un tutor humano cuando la complejidad lo requiere. Suelen estar disponibles 24/7, brindando apoyo inmediato, y pueden aprender de cada interacción para refinar sus respuestas con el tiempo​

Estos canales han favorecido la personalización del aprendizaje y la creación de comunidades académicas más cohesionadas. El estudiante dispone de múltiples vías para comunicarse, colaborar y resolver sus inquietudes, lo que disminuye la sensación de aislamiento. Al mismo tiempo, la variedad de medios exige una alfabetización digital tanto del alumno como del docente, para sacar el máximo provecho de cada herramienta.

EN LA BASE: SOPORTES Y RECURSOS DIGITALES

La infraestructura tecnológica constituye la base que soporta todo el edificio:

  • Plataformas virtuales robustas: sistemas escalables, en la nube y seguros que permiten gestionar la alta demanda de usuarios y asegurar el acceso continuo desde diferentes regiones.
  • Recursos tecnológicos: equipamiento, software y herramientas digitales que facilitan la creación, distribución y actualización de contenidos (desde un buen ancho de banda e internet de alta velocidad, hasta servidores, aplicaciones específicas y servicios de computación).
  • Accesibilidad y usabilidad: la infraestructura debe cumplir con estándares de accesibilidad para asegurar la participación plena de todos los estudiantes, sin importar sus limitaciones. Las plataformas actuales están diseñadas para ser accesibles a estudiantes de todas las capacidades, integrando funciones adaptativas como lectores de pantalla, subtitulado automático de vídeos o traducción de texto en tiempo real, que ayudan a quienes tienen discapacidades sensoriales o barreras idiomáticas​.
  • Entornos de aprendizaje adaptativos e inteligentes: la base tecnológica incorpora cada vez más inteligencia artificial para ajustar la experiencia a cada estudiante. Por ejemplo, las plataformas pueden analizar las interacciones y el progreso de un alumno y personalizar la presentación de contenidos, sugerir actividades de refuerzo o modificar el ritmo de las lecciones de forma automática​. De igual modo, mediante el análisis de grandes volúmenes de datos, estos sistemas pueden identificar qué contenidos o métodos son más eficaces y optimizar los cursos en tiempo real para maximizar el aprendizaje​. La infraestructura deja así de ser un mero soporte pasivo para convertirse en un agente activo en la mediación pedagógica.

Esta base tecnológica es imprescindible para sostener el edificio, el proceso de enseñanza-aprendizaje en un entorno digital. Cuando la plataforma tecnológica falla o es insuficiente, todo el edificio se resiente. Por ello, las instituciones invierten fuertemente en servidores fiables, seguridad informática, soporte técnico y mejoras continuas de sus entornos virtuales.

COMO CIMIENTOS: EL DOCENTE/TUTOR

Dentro de la metáfora del edificio, el profesorado se ubica en los cimientos. El éxito de una institución de EaD depende en gran medida de la formación, las competencias y la motivación de sus docentes. En un entorno tan dinámico, las competencias del profesor a distancia abarcan:

  • Conocimiento didáctico y disciplinar: dominio tanto de los contenidos de la asignatura como de las metodologías más adecuadas para la enseñanza en línea.
  • Dominio de herramientas digitales: uso fluido de la plataforma que corresponda (Moodle, Canvas, Blackboard, etc.), videoconferencias, wikis, blogs, laboratorios virtuales, herramientas de autoría de contenidos y aplicaciones basadas en IA (por ejemplo, asistentes virtuales de tutoría o generadores de contenidos apoyados por inteligencia artificial).
  • Habilidades de tutoría y acompañamiento: el docente a distancia actúa a menudo como facilitador y orientador, comunicándose tanto de forma asíncrona (foros, mensajería) como síncrona (videoconferencias) para guiar y motivar al estudiante.
  • Actitud de aprendizaje continuo: la evolución constante de la tecnología y la pedagogía obliga a una formación permanente y a una mentalidad abierta a la innovación.

En definitiva, el profesor de EaD no se limita a impartir contenidos, sino que inspira, guía y motiva a estudiantes que, en muchos casos, carecen de la presencia física de compañeros de aula o de un tutor a quien ver de manera regular. Su rol evoluciona con la tecnología: hoy debe saber, por ejemplo, cómo aprovechar las analíticas de la plataforma para identificar dificultades de sus alumnos, o cómo integrar un simulador o un chatbot educativo en sus actividades. Esta versatilidad resulta crucial para cimentar la calidad del sistema.

En las instituciones con mayor número de estudiantes suelen estar diferenciadas la figura del docente o equipo responsable de una determinada asignatura, disciplina o curso y la del tutor que, según instituciones, pueden intervenir tanto de forma presencial, en momentos puntuales, como a distancia. En su momento abordaremos en esta serie con más detalle estas figuras.

EVALUACIÓN: EL MARCO INTEGRADOR

Finalmente, la evaluación se sitúa como abarcadora del edificio, cubriendo no solo la medición de los logros académicos de los estudiantes, sino también apuntando a la valoración de todos y cada uno de los componentes del sistema. La evaluación constituye una mirada crítica para verificar el cumplimiento de las metas y la coherencia interna de la institución.

Evaluación del aprendizaje: las estrategias de evaluación van más allá de la prueba escrita tradicional. Se emplean portafolios digitalesproyectos colaborativosrúbricas de evaluación formativa y revisión por pares para valorar competencias de forma más auténtica. Además, la analítica de aprendizaje permite monitorear la participación y el desempeño a lo largo del curso, facilitando intervenciones pedagógicas tempranas para apoyar al estudiante​. Surge también la evaluación asistida por IA, mediante herramientas que pueden generar cuestionarios adaptados al progreso individual o calificar automáticamente ciertos tipos de ejercicios, complementando la labor del docente​. Y la evaluación en línea. Reservaremos espacio más adelante, en esta serie, para abordar tan interesante temática.

Evaluación del docente y de los materiales: se evalúa la labor docente y la calidad de los contenidos a través de encuestas y análisis de datos. Los docentes reciben retroalimentación que les ayuda a mejorar y ajustar sus prácticas, identificando qué estrategias funcionan mejor. Del mismo modo, los materiales y recursos digitales se revisan continuamente (a veces analizando métricas de uso) para asegurar su pertinencia y atractivo.

Evaluación institucional: la institución, en su conjunto, debe someterse a procesos de control de calidad y acreditación que avalen su misión, infraestructura y eficiencia administrativa. Estos procesos (internos y externos) garantizan la confianza de la sociedad, las agencias de acreditación y los empleadores en la educación ofrecida. Indicadores como la tasa de graduación, la empleabilidad de los egresados, la satisfacción de los estudiantes o la innovación pedagógica forman parte de esta evaluación global.

INTERACCIÓN, COHESIÓN Y APERTURA

Una característica fundamental del “Edificio de la Educación a Distancia” es la interconexión permanente entre sus diferentes elementos. Si un componente o elemento no existe, distorsiona o falla, sería posible el derrumbe de nuestro edificio. Ningún componente opera de forma aislada, Así ha de contarse con:

  • Comunicación multidireccional: las flechas de doble sentido en el gráfico original simbolizan la retroalimentación continua entre todos los elementos, de modo que cada cambio se refleja en el conjunto. Por ejemplo, si las necesidades del contexto varían, la misión institucional debería ajustarse; si la tecnología ofrece una nueva herramienta, el diseño pedagógico evaluará cómo incorporarla, y así sucesivamente.
  • Coherencia y flexibilidad: esta integración permite que cualquier ajuste en un bloque repercuta en los demás, facilitando la adaptación ágil a nuevos retos y oportunidades.
  • Sinergia sistémica: la interacción entre infraestructura tecnológica, diseño pedagógico, gestión institucional y el rol central del estudiante crea un entorno holístico, donde cada componente contribuye al logro de aprendizajes valiosos. En la EaD moderna, esta sinergia se ve potenciada por los datos: por ejemplo, una plataforma puede alertar a un tutor sobre la disminución en la participación de un estudiante, lo que activa una respuesta coordinada (el tutor contacta al estudiante, se ajustan actividades, etc.). Todo está conectado.

Finalmente, este edificio mantiene sus puertas y ventanas totalmente abiertas y receptivas a la innovación educativa, a la integración de nuevos aportes tecnológicos que puedan integrarse en los diseños con sentido pedagógico para mejorar los aprendizajes y a la colaboración institucional y de los equipos docentes.

CONCLUSIONES

El “Edificio de la Educación a Distancia” representa un modelo integral en el que cada bloque, desde el ático simbólico que proclama “Educación a distancia” hasta los cimientos del docente, se articula de forma coherente y multidireccional para ofrecer una experiencia educativa de calidad. El ático integrador reafirma la identidad y el compromiso de una modalidad que abarca todas las dimensiones del aprendizaje.

La interacción constante entre contexto, misión, gestión, programas, diseño pedagógico, el estudiante, los materiales, la infraestructura y la evaluación garantiza una respuesta dinámica y adaptativa a los desafíos del entorno. Esta visión sistémica invita a las instituciones y equipos docentes a reflexionar sobre cómo fortalecer cada dimensión, implementar mecanismos de retroalimentación efectivos y transformar los desafíos en oportunidades para seguir innovando en la educación a distancia.

La metáfora del “edificio de la EaD”, empleado por este autor desde hace más de tres décadas, mantiene su plena vigencia, ya que ofrece un marco claro de los elementos fundamentales de la EaD: el contexto, la institución, el estudiante, el profesorado, los programas curriculares, las técnicas y estrategias de enseñanza, los materiales y vías de comunicación, la organización y gestión, los recursos y, finalmente, la evaluación.

Sin embargo, las circunstancias actuales difieren notablemente de las de finales del siglo XX. El entorno digital ha transformado el acceso al conocimiento, generando nuevas oportunidades y exigiendo una evolución constante de instituciones y actores implicados. El profesorado debe actualizar sus competencias digitales y pedagógicas; las instituciones deben replantear su misión de cara a un escenario global; y el estudiantado demanda flexibilidad, acompañamiento y reconocimiento de sus logros en formatos cada vez más diversos. La competencia entre instituciones se ha intensificado a nivel local e internacional, de modo que la calidad, la pertinencia de los programas, la solidez de la infraestructura tecnológica y la eficiencia de la gestión son factores críticos de diferenciación.

Para que el “edificio de la EaD” se sostenga con solidez, sus cimientos y columnas deben ser robustos, a la vez que se mantienen abiertas sus puertas y ventanas a la innovación y la colaboración. En este contexto, la integración de tecnologías emergentes (como la inteligencia artificial para la personalización o la realidad virtual para experiencias inmersivas) se convierte en una oportunidad para enriquecer cada dimensión y elemento del edificio, siempre que se incorpore con un sentido pedagógico y con criterios de equidad. En definitiva, la idea de “edificio de la EaD” recuerda que no basta con añadir tecnología a la enseñanza para lograr el éxito de la modalidad a distancia.

Es preciso diseñar un sistema coherente e integrado en el que cada componente, desde la misión institucional hasta la evaluación, pasando por la centralidad del estudiante, la preparación del profesorado, las estrategias didácticas y los canales de comunicación, funcione de manera armónica con el resto. Solo así este edificio podrá mantenerse firme y ofrecer un entorno idóneo para el desarrollo integral de quienes opten por la educación a distancia.

Con ello, cerramos el Módulo I de esta serie “80 años. Compendio EaD”, dejando sentadas las bases para seguir profundizando en los módulos siguientes en los múltiples desafíos y oportunidades de esta modalidad formativa.

CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DEBATE

  • Coherencia entre misión institucional y diseño curricular. ¿De qué manera se garantiza que la misión y visión de la institución estén alineadas con los planes de estudio y las necesidades reales del entorno social y laboral? ¿Existen mecanismos para revisar y actualizar regularmente esa coherencia en función de los cambios en el contexto?
  • Estrategias para el acompañamiento y la motivación del estudiante. ¿Qué acciones concretas se llevan a cabo para reducir la sensación de soledad y fomentar la interacción entre pares en la EaD?

FUENTES

  • García Aretio, L. (2001). Bases conceptuales. En La educación a distancia. De la teoría a la práctica. Ariel.
  • García Aretio, L. (2009). Por qué va ganando la educación a distancia. UNED.
  • García Aretio, L. (2012). El edificio de la educación a distancia. Youtube.
  • García Aretio (2012). El edificio de la Educación a Distancia (sobre gráfico de 1991). Contextos universitarios mediados.
  • García Aretio, L. (2014). La educación a distancia. Bases conceptuales. En Bases, mediaciones y futuro de la educación a distancia en la sociedad digital. Síntesis.
OpenEdition le sugiere que cite este post de la siguiente manera:
García Aretio (17 de marzo de 2025). 80 años. Compendio EaD (20). El edificio de la educación a distancia. Una visión de hoy. Contextos universitarios mediados. Recuperado 24 de marzo de 2025 de https://doi.org/10.58079/13ho4