lunes, 17 de julio de 2023

(Lo + de RIED-35). ¿Es posible relacionar las tecnologías digitales con el Aprendizaje-Servicio?

Por Lorenzo García Aretio 

Hoy exponemos una síntesis de aspectos esenciales del octavo artículo de RIED más citado de 2020, de entre todos los publicados (30) en ese año, Vols. 23(1) y 23(2). Es decir, uno de los artículos de RIED que más impacto han generado. Debajo aparece la referencia del trabajo y el enlace para poder consultarlo, junto a las fuentes bibliográficas del artículo. Las citas en este caso hasta el día de la fecha en Google Scholar, son un total de 62. Y, por otra parte, aquí se muestran todos los artículos resumidos en esta serie.

Las tecnologías permiten establecer vínculos de una persona o un colectivo con otras personas con inquietudes y reivindicaciones similares y trasladar a los espacios virtuales el proceso de debate y deliberación llevado a cabo en los entornos físicos. Es por ello por lo que se abren espacios de oportunidades, nuevos hábitos de participación de la ciudadanía, que encuentran en las tecnologías digitales nuevas maneras de dar respuesta a sus necesidades, dando lugar a lo que se han denominado usos cívicos de las tecnologías digitales. Las tecnologías digitales se presentan como el camino para potenciar:

  • la implicación política,
  • la participación en actividades de voluntariado,
  • la solución colectiva de problemas comunitarios, y
  • las actividades de protesta política.

Y ello es posible, dado que las redes sociales permiten segmentar los problemas, convertirlos en microproblemas y afrontarlos desde microsoluciones, diseñando estrategias, repartiendo tareas, compartiendo resultados mediante la formación de auténticas comunidades cívicas.

La ciudadanía digital incluye habilidades, pensamientos y acciones en las redes sociales que facilitan a las personas moverse en la red, comprenderse y participar tanto a nivel individual como grupal. Por ello se hace necesario conocer en detalle los escenarios educativos, las modalidades que asume la construcción del saber, superando la mirada restrictiva sobre lo que las personas en formación deben hacer y saber para protegerse de los “peligros” de las redes sociales y las tecnologías digitales.

La educación debe ser repensada en el marco de la sociedad digital aprovechando las potencialidades de las tecnologías tanto en relación con el acceso al conocimiento como en el fomento de la participación cívica. Así, la autora concluye que el concepto de ciudadanía digital y el desarrollo de la participación cívica a través de las redes sociales nos sitúa en el camino del aprendizaje-servicio digital, también denominado como e-aprendizaje-servicio.

La evolución de la modalidad educativa a distancia tiene la mejor alianza posible con el aprendizaje-servicio al reforzarse mutuamente, llegando a un número elevado de estudiantes y a mayores contextos de servicio, de manera que se establece una relación simbiótica. Por ello, señala la autora que el aprendizaje-servicio mediado por tecnologías digitales es más que una curiosidad pedagógica o el empecinamiento tecnológico de algunos educadores, más bien representa el futuro del aprendizaje-servicio.

Los diferentes usos de las tecnologías digitales nos permiten apuntar algo especialmente relevante: aquello más importante cuando nos planteamos introducir las tecnologías digitales en un proyecto de aprendizaje-servicio es que la tecnología siempre tiene que ponerse al servicio del proyecto. Es bastante obvio, pero la tecnología es solamente una herramienta que debe dar respuesta a los objetivos educativos y a la necesidad, y es importante no olvidarnos de este principio fundamental. Es por ello por lo que la selección de las tecnologías debe ser realizada de manera fundamentada.

Tal y como puede verse en la figura, habría cuatro tipos de e-aprendizaje-servicio, desde el tipo I (servicio presencial y aprendizaje virtual) al tipo IV (completamente virtual, tanto el aprendizaje como el servicio), pasando por el tipo II (servicio virtual y aprendizaje presencial) y el tipo III (en el que tanto el aprendizaje como el servicio se realizan de manera semipresencial. La decisión sobre qué tipo de proyecto de aprendizaje-servicio podemos usar tiene que ver con los productos y resultados esperados.

A modo de ver de la autora, las tecnologías digitales y el aprendizaje-servicio van de la mano en la actualidad. Ello se debe a dos motivos; el primero tiene que ver –como se ha comentado ya– con el uso intensivo que hacen chicos y chicas de las tecnologías digitales en los diferentes ámbitos de su vida cotidiana. El segundo motivo está relacionado con las facilidades que ofrecen las tecnologías digitales y las redes sociales en relación con la participación.

Así, de manera opuesta a la percepción extendida que la juventud de hoy en día está menos interesada en los temas sociales y políticos que en otras épocas y que tienen poco interés en ejercer su ciudadanía, los datos muestran que niños, niñas y jóvenes están comprometidos a través de las redes sociales en temáticas centradas en los intereses de la comunidad y en el desarrollo de su identidad ciudadana, de manera que su compromiso cívico puede aumentar en la medida que tengan nuevas y diferentes oportunidades para participar en la vida pública.

Unir los proyectos de aprendizaje-servicio y las tecnologías digitales facilita que jóvenes, niñas y niños experimenten de forma real aquello que es la solidaridad, la responsabilidad y el servicio a los otros, así como la satisfacción por los objetivos conseguidos. En definitiva, facilita conseguir el desarrollo de una ciudadanía responsable y consciente.

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