Por Ángel Fidalgo
Cada vez más se está integrando la enseñanza online con la presencial. En algunos casos son aspectos puntuales, como es el caso de la metodología de Aula Invertida; en otros se sigue la metodología del b-learning, aplicándolo a un mismo grupo de alumnos; y en otros —el más avanzado—, algunas universidades lo aplican a todo un grado: es el modelo de formación híbrido, donde una misma actividad de aprendizaje es seguida de forma simultánea por alumnado en presencial y en modalidad online.
En todos los casos hay una serie de errores tanto en la aplicación como en el planteamiento. En este post vamos a identificar los cuatro más importantes.
1. No, no es mitad presencial y mitad online
Pensar que el modelo híbrido es dividir la clase por la mitad —unos en el aula, otros conectados online (bien en casa o en otro aula)— y ya está, no funciona.
Es como montar un partido político de centro poniendo la mitad de diputados de derechas y la otra mitad de izquierdas.
Spoiler: no gobernarían ni una comunidad de vecinos.
Evidentemente, los diputados de ese partido serían de centro, en teoría incorporando lo mejor de la derecha y lo mejor de la izquierda.
Aplicado esto al modelo híbrido, se integraría lo mejor de la enseñanza online y lo mejor de la presencial.
2. No, no se trata de ver lo mismo, sino sentir lo mismo
Poner una cámara en clase y retransmitir la sesión no convierte esa clase en híbrida.
Podríamos utilizar una metáfora de bares, cervezas y un partido de fútbol
(nota: puede cambiarse por cafetería, té y un concierto)
- Unas personas están en el bar, con ambiente, reacciones, bromas y emociones compartidas…
- Y otras están en casa con una cerveza en la mano, pero solas.
¿Ven lo mismo? Sí.
¿Viven lo mismo? Ni de lejos.
En el modelo híbrido se trata de que vean y sientan lo mismo, independientemente de si están online o presencial.
3. No, no es confiar en que el alumnado online se comporte como el presencial
Si el alumnado está en su casa, es imposible que se comporte como un alumno presencial. Puede sucumbir a muchas tentaciones (la mía es la nevera).
Si el alumnado está en un aula “viendo la retransmisión”, posiblemente permanezca en ella físicamente, pero les aseguro que espiritualmente estará en otro sitio.
4. No, no es alternar sin integrar
“Hoy presencial, mañana online, pasado ya veremos…” Eso no es híbrido, es una agenda en crisis.
La igualdad no es repartir la situación (lo malo y lo bueno). Si no se plantea bien, los alumnos que están online tendrán menos posibilidades de aprendizaje que los que están presencial.
La solución más habitual no es que todos estén en el mismo sitio, sino que todos estén en igualdad de condiciones de aprendizaje.
La igualdad, en este contexto, se trata de que todos estén en las mismas condiciones independientemente de si están presencial o virtual. Con lo cual, daría igual la modalidad en la que estén.
A veces, para entender bien un modelo, no hace falta empezar por cómo funciona, sino por todo lo que no es.
Puede que no sea más eficaz… pero reconozcámoslo: es mucho más rápido
Y sobre todo, es una buena forma de limpiar el terreno antes de construir.
Tomado de Investigación e Innovación educativa
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