jueves, 20 de junio de 2019

El impacto económico de los estudiantes internacionales en España

Escribe Cristina Gasset

En el año 2006 confluían el inicio de la crisis económica global y una mayor exigencia en la concesión de visados españoles para los estudiantes de fuera de la Unión Europea. La combinación de estos factores producía una disminución importante en el número de universitarios norteamericanos que cursaban parte de sus estudios en España.
Sobre la crisis económica poco se podía hacer, pero la Asociación de Programas Norteamericanos en España (APUNE) decidió abogar ante las instituciones gubernamentales españolas por la eliminación de las barreras burocráticas que complicaban la tramitación de los visados. Se buscaba informar de una manera fiable sobre los números de estudiantes norteamericanos (study abroad) en España y los beneficios que aportaban a las comunidades que los recibían, algo que nunca se había documentado.
Los procesos largos y complejos para la obtención de visados se han mantenido durante más de una década, contribuyendo a que muchos candidatos internacionales optasen por otros destinos. El primer documento informativo de APUNE evolucionó y creció en este escenario como uno de los proyectos de investigación de la consultoría Spain Education Programs (2014, 2017 y 2018), hasta convertirse en el actual estudio sobre El Impacto Económico de los Estudiantes Internacionales en España. El trabajo ha englobado cada vez más grupos de estudiantes hasta llegar a sumar, en 2018, a los participantes en programas Erasmus+, de idioma y cultura, y posgrados en negocios.
Durante los últimos cinco años se han unido a la iniciativa cada vez más asociaciones y organismos incluyendo: APUNE, la Asociación Española de Escuelas de Negocios (AEEN), EDUESPAÑA, la Federación Española de Asociaciones de Escuelas de Español para Extranjeros (FEDELE), el ICEX como patrocinador, y el Servicio Español para la Internacionalización de la Educación (SEPIE). Esta es la primera vez que un grupo de instituciones tan diversas colaboran con el objetivo común de documentar el estado del mercado educativo internacional y llegar a conclusiones que puedan contribuir a mejorar y adaptar sus programas y facilitar el acceso a más y mejores estudiantes. Así, con el apoyo de todos, desde SEP completamos este último trabajo basado en datos del año 2018.
En nuestra investigación averiguamos que al menos 616.788 estudiantes internacionales se matricularon en instituciones de study abroad, Erasmus+, cursos de idioma, y posgrados en negocios durante el curso académico 2017-2018. Determinamos que su impacto económico conjunto en la economía española ascendió a más de dos mil millones de euros (2.143.631.704 euros). Por cada euro invertido en estos programas educativos los estudiantes gastaron 0,86 euros más en los aspectos extraacadémicos de su estancia. Es decir, el efecto multiplicador fue 1,86.
Los hallazgos de nuestro estudio anterior (2017) establecían un efecto multiplicador mayor que el actual.  Esto indica que existe una población global dispuesta a invertir un mayor porcentaje de su presupuesto en el componente académico de su experiencia en España. El dato debería animar a los proveedores de educación a continuar centrándose en la calidad, el prestigio, y el potencial de sus programas en un mercado laboral global.
Con cerca de medio millón de participantes, los programas de lengua y cultura constituyeron el grupo más numeroso y generaron también el mayor impacto contribuyendo con 793.102.474 euros. Con menor volumen, los grupos de study abroad y Erasmus presentaron números similares de participantes con los norteamericanos gastando casi el doble que los europeos. Los títulos de posgrado en negocios fueron el grupo con menos matrículas aunque sus 27.280 estudiantes tuvieron un impacto económico casi tan alto como el de los 472.150 alumnos de lengua y cultura. Los programas de posgrado se revelan como los que más impacto económico tienen por alumno, con una inversión media estimada en 27.836 euros.
Todos estos estudiantes internacionales y los proveedores de programas educativos que los traen a España están contribuyendo en gran medida a la financiación del sistema tributario español en, al menos, dos maneras. Primero, una parte del gasto que realizan está sujeta al pago del impuesto sobre el valor añadido. En segundo lugar, al menos dos tipos de programas (study abroad y escuelas de idiomas) contratan profesores y/o personal por los que realizan pagos a la Administración de la Seguridad Social. De no existir este mercado educativo internacional, no existirían los 5.340 empleos a tiempo completo creados en este sector. A estos, debemos añadir todos los empleos creados como resultado del gasto indirecto de los estudiantes en pequeñas empresas en las comunidades donde viven, incluidas: alojamientos, cafés y restaurantes de barrio, supermercados, gimnasios, farmacias, tiendas de ropa, etc.
Además de los efectos económicos de la exportación de la educación, debemos destacar los beneficios sociales que se derivan de la presencia de estos estudiantes internacionales, entre ellos: la modernización de las instituciones educativas[1], la internacionalización de las comunidades de acogida, el desarrollo del entorno sociocultural y, finalmente, la mejora de las medidas y políticas que darán forma a las futuras relaciones internacionales de España. Cada uno de los grupos de estudiantes aporta beneficios en maneras similares y particulares, y profundizar en estos efectos es una asignatura pendiente para futuros estudios.
Hay otros aspectos positivos en la realización de este estudio que queremos destacar. El primero es el esfuerzo de las organizaciones en cada uno de los grupos, aportando sus datos y su visión sobre como analizarlos. En España estamos poco habituados a que entidades que compiten entre sí se unan en estas iniciativas, reconociendo que el análisis de la información proporciona un conocimiento que beneficia a todos. El segundo es el aumento en el número de asociaciones, escuelas, universidades y proveedores educativos que han participado. Son factores esperanzadores que esperamos continúen consolidándose en futuras ediciones.
También queremos destacar otros hechos que suponen grandes impulsos para la educación internacional en España. El primero es el avance de datos proporcionado por el Ministerio de Educación y Cultura, que ha facilitado nuestro trabajo. Los datos publicados de forma inmediata son imprescindibles para completar estudios que proporcionen una visión actualizada del mercado, que se puede emplear para el diseño de estrategias efectivas. El segundo es la publicación del decreto ley del 31 de agosto del 2018, en el que se flexibilizan los requisitos para los visados de estudiantes de países fuera de la Unión Europea. Aún pendientes de la aplicación de los nuevos procedimientos, la nueva legislación sienta las bases para unas condiciones más favorables.
El pronóstico para la exportación de la educación en España es prometedor, pero no debemos olvidar que competimos con otros destinos de habla hispana, programas de conocido prestigio, y países que planifican, coordinan, y financian sus estrategias como los EE. UU., el Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda y más recientemente China. Esperamos que nuestras conclusiones y las de futuros estudios contribuyan al progreso continuado y la mejora de un sector tan relevante como poco reconocido.

[1] Álvaro Escribano, Director de la Escuela Internacional Carlos III en la Universidad Carlos III de Madrid, comunicación personal, 2 de marzo, 2017
Tomado del blog de Studia XXI con permiso de sus editores 

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