Por Lorenzo García Aretio
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Con la publicación de esta entrada C.EaD-47 cerramos una etapa más de nuestro recorrido de la serie “80 años. Compendio EaD“. El Módulo 3 nos ha llevado desde la planificación y el diseño técnico-pedagógico del Módulo 2 al factor humano. A ese grupo de profesionales docentes, tutores y técnicos que con el apoyo de la tecnología propicIan en sus estudiantes experiencias de aprendizaje valiosas y profundas.
En las próximas líneas condensamos las 10 lecciones esenciales que han marcado estas diez entregas (37-46). Vimos cómo evoluciona el perfil del profesor en línea, qué roles articulan un equipo EaD de calidad, y por qué la evaluación docente se transforma en un compendio de evidencias para la mejora de la práctica educativa. Más que un repaso, este resumen es una invitación a repensar la propia práctica y a prepararse para el siguiente salto, metodologías y estrategias didácticas en EaD en el Módulo 4 de nuestro Compendio EaD. Vamos ahora a destacar aspectos relevantes de este Módulo 3, esas diez lecciones.
- El profesor a distancia en la era digital: del ‘sabio en el estrado’ al ‘diseñador-mentor’. Redefinimos al docente como arquitecto de experiencias que combina diseño didáctico, curación de recursos y acompañamiento afectivo. Ya no cabe la clase trasladada al Zoom o peor, al pdf. El interés ahora es, o debería ser, facilitar la autonomía y la interacción en un ecosistema flexible, multicultural y guiado por datos. Las funciones de diseñador, mentor, orientador, animador, mediador y evaluador, exigen competencias difíciles de improvisar en el contexto digital actual.
- Diversidad de agentes educativos: del solista al equipo sinfónico La EaD distribuye tareas entre autores, diseñadores, técnicos, tutores y gestores. Cada pieza aporta valor si existe una partitura pedagógica compartida y canales de coordinación que eviten duplicidades y silencios. Esa entrada desgrana perfiles, sinergias y riesgos de una mala concertación que termina pagando el estudiante.
- Profesionalización docente: el marco CDPIT y los compromisos que sostienen la calidad. Ampliamos el reconocido modelo TPACK con la dimensión Investigadora/ Innovadora y un contorno de compromisos éticos, sociales e institucionales. La profesionalización incluye validar evidencias, actualizarse de forma continua y rendir cuentas al estudiantado y a la sociedad. El mensaje: ser competente ya no basta; hay que ser conscientemente responsable en la era de la IA.
- Paradigmas y saberes indispensables para navegar la liquidez digital. Del conductismo industrial al conectivismo crítico, el docente conjuga saber científico, teórico, técnico y práctico para responder a entornos líquidos o VUCA. La entrada invita a “pensar híbrido”, integrando teorías clásicas, diálogo didáctico mediado y analítica de aprendizaje, sin perder el timón humanista.
- El tutor como puente humano y garante de la permanencia. Figura clave para reducir la soledad en línea, el tutor asume roles cognitivos, socio-afectivos y organizativos. Su eficacia se mide en motivación, retención y personalización; su perfil requiere empatía comunicativa, rapidez de respuesta y dominio de la retroalimentación formativa.
- Modalidades y estrategias de tutoría: sincronía, asincronía y la irrupción de los chatbots. Se tipifican cuatro grandes modalidades (síncrona, asíncrona, presencial complementaria y automatizada) y se detallan tácticas proactivas: seguimiento con analíticas, tutoría entre pares o micro-vídeos de feedback. La clave es proporcionar y coordinar canales según propósito y contexto, sin delegar la calidez humana a la IA.
- Diseño y gestión de entornos virtuales: la “arquitectura pedagógica” del EVA. Un buen EVA combina navegación clara, interacción multidireccional, recursos variados y accesibilidad. El docente gestiona presencia, actualiza materiales y modera la convivencia digital, apoyado por analítica para decidir dónde intervenir.
- Dinámicas sociales y presencia CoI: de las conexiones a la comunidad con propósito. Adoptando el modelo Community of Inquiry, la entrada muestra cómo presencia social, docente y cognitiva se entrelazan para crear experiencias transformadoras. Se aportan estrategias para cultivar identidad digital, diálogo profundo y sentido de pertenencia en redes dispersas.
- Competencias docentes y desarrollo profesional permanente. A partir de marcos DigCompEdu, UNESCO y TALIS se enumeran competencias pedagógicas (diseño, moderación, evaluación) y digitales (curación, seguridad, IA crítica). Se proponen itinerarios de formación continua, comunidades de práctica y certificaciones específicas para no naufragar en la tormenta tecnológica.
- Evaluar la docencia en EaD: cinco presencias, múltiples evidencias. El cierre ofrece criterios e indicadores basados en la trazabilidad del LMS, la analítica de aprendizaje y la retroalimentación estudiantil. Propone pasar de la encuesta simplista a un portafolio de evidencias alineado con los modelos de “presencias”. La evaluación se reivindica como palanca de mejora más que como trámite burocrático.
Si los dos primeros módulos nos contaron qué es y cómo se diseña la EaD, este tercero nos muestra quién la hace posible: personas capaces de tejer vínculos reales en la distancia, de pilotar tecnología sin rendirse a ella y de asumir que la calidad empieza en su propio desarrollo profesional.
Pero cuidado: la revolución no termina aquí. El Módulo 4 se adentra en metodologías y estrategias al servicio del aprendizaje. Seguimos avanzando en nuestro apasionante proyecto en el que nos quedan retos por resolver en los siguientes módulos, ¿me acompañan?
OpenEdition le sugiere que cite este post de la siguiente manera:
García Aretio (16 de junio de 2025). Resumen Módulo 3. Del perfil individual a la comunidad inteligente: 10 lecciones (C.EaD-47). Contextos universitarios mediados. Recuperado 22 de junio de 2025 de https://doi.org/10.58079/144te
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