Sí, eso soy: “curadora de contenidos”. Significa que busco, selecciono, comento y comparto… contenido que me interesa y que encuentro en la Web.
He escrito algunos artículos sobre esto, pero quiero centrarme en este post en las motivaciones que hacen que dedique parte de mi tiempo a “convertirme en un filtro”.
He convertido en hábito la necesidad de estar al día en mi trabajo. Estar al día significa identificar a las personas interesantes que publican en la red (artículos, ponencias, informes, libros…). Nos cuentan qué están investigando, qué están leyendo, interactúan con otras personas interesantes que, como ellos, publican… Y yo, tirando del hilo…
Leer no basta. A mí no, por lo menos. Aunque leo mucho y rápido. Tengo una selección de lugares interesantes que visito solo si hay novedades. “Me asomo” y de un vistazo identifico si hay algo que “deba” leer. El interés propio es quien dirige mi elección: Lo que más necesito es lo que encuentro.
Pero como leer no basta, decía, colecciono. Guardo lo que leo y me gusta. Lo clasifico para encontrarlo otra vez, para relacionarlo con otras lecturas, para conectarlo con otras personas… Me obligo a escribir una nota breve que resuma el contenido o que destaque lo que más me ha interesado. Además, elijo aquellas palabras que hacen que yo identifique ese contenido, ahora y dentro de un año, cuando quiera volver a él. Este proceso es clave para aprenderporque me obliga a reflexionar, a relacionar… Con la práctica esto también se hace rápido y es muy efectivo. Por ejemplo, cuando asisto a una reunión, visito a un cliente, imparto un curso, puedo recordar y citar algunos de “mis tesoros” que leí ayer mismo o hace tiempo. O cuando quiero documentarme para realizar un trabajo, recurro a mis propias fuentes sin tener que empezar de cero por la cajita enigmática de Google.
En resumen y hasta ahora: la cosa empieza por la necesidad de aprender, de actualizarte, de no quedarte atrás… Y os aseguro que funciona.
No me quiero olvidar del “criterio”. Si tu rutina incluye elegir, cada vez elegirás mejor. Es algo automático. Identificas lo que tiene valor y descubres enseguida lo que está mal hecho. Tener criterio te ahorra mucho tiempo, sin duda.
Ahora voy a cerrar el círculo. ¿Puede que lo que yo hago interese a otros? Es fácil compartirlo y hacerlo público y los beneficios son inmensos. De repente tu aprendizaje se enriquece mucho más porque tienes el poder de la interacción. Compartir significa que se inicia una conversación. Las personas interesantes empiezan a hablar contigo. ¿No es genial?
Otra de mis motivaciones es enseñar. Me gusta explicar esto y ayudar a otras personas a encontrar su propio modelo de auto-aprendizaje, a perder la “timidez digital” y a utilizar las redes sociales para cuestiones menos frívolas. Me gusta hacer regalos.
Como podéis comprobar no hay tecnología en este artículo, no he hablado de herramientas. Hay muchas y yo también he elegido las que mejor se adaptan a mi rutina.
Pero eso no es lo más importante. Si quieres convertirte en curador…
Descubre tus motivaciones
Incluyo en este artículo el Hangout “Curate the curators” en el que participé el pasado mes de junio con algunas de esas personas interesantes. A todas las encontré en la red. Hablamos de curación de contenidos para el #eduPLEmooc del INTEF.
Tomado de Reflexiones sobre aprendizaje con permiso de su autora
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