lunes, 22 de mayo de 2023

(Lo + de RIED-28). El bosque semántico sobre educación a distancia

 Por Lorenzo garcía Aretio

Hoy exponemos una síntesis de aspectos esenciales del primer artículo de RIED más citado de 2020, de entre todos los publicados (30) en ese año, Vols. 23(1) y 23(2). Es decir, uno de los artículos de RIED que más impacto han generado. Debajo aparece la referencia del trabajo y el enlace para poder consultarlo, junto a las fuentes bibliográficas del artículo. Las citas en este caso hasta el día de la fecha en Google Scholar, son un total de 200. Y, por otra parte, aquí se muestran todos los artículos resumidos en esta serie.

(Una aclaración previa, cuando se publicó este artículo, enero de 2020, aún no se había declarado la pandemia, con lo que supuso de incremento del bosque semántico)

De aquella inicial educación a distancia, de probada calidad y eficacia, se ha transitado a multitud de modelos organizativos, tecnológicos y pedagógicos que vienen a culminar en una enseñanza y aprendizaje que aprovecha las posibilidades de una comunicación y colaboración ubicuas, instantáneas, permanentes y sostenidas, cuestión impensable décadas atrás donde sólo se concebía la relación presencial, apoyada generalmente en un solo recurso que podría utilizarse también en la distancia, el libro de texto. Toda esta evolución metodológica vino dando lugar a una multiplicidad de conceptos y expresiones que trataban de denominar estas nuevas prácticas educativas.

Quizás la raíz de esta multiplicidad terminológica puede provenir de que las realizaciones prácticas de educación en formatos virtuales han olvidado o, al menos, en ellas no se percibe un anclaje claro en propuestas teóricas realizadas tras investigaciones generadas en torno a la enseñanza por correspondencia y a la más convencional EaD.

Desde luego, en los últimos años y en lo referente a los sistemas digitales de enseñanza y aprendizaje, las teorías pedagógicas no han sido capaces de estructurar conceptualmente de una forma más o menos consensuada ese bosque semántico al que nos referíamos.

Quizás en la literatura científica, se ha venido abusando de mostrar sólo experiencias sobre qué es o cómo se hace o utiliza acá o allá una tecnología, una herramienta, un curso, una experiencia. Aún muchos autores que tratan de estudiar el tema continúan limitándose a mostrar datos descriptivos, perfiles, resultados sobre la experiencia, etc. Aunque todo eso sea positivo y necesario para describir una realidad y, quizás en muchos casos, para explicarla, no es suficiente.

Por supuesto que los sistemas digitales de enseñanza y aprendizaje, la educación digital, el aprendizaje digital, nos están exigiendo nuevos enfoques teóricos. Enfoques que no deberían ignorar las más clásicas teorías, sino sustentar esas nuevas visiones.

Los numerosos términos que en estos años se han ido vertiendo en torno al tema obligan en cada caso a delimitarlos con el fin de conocer unívocamente a qué podemos estar refiriéndonos cuando de realizaciones prácticas o de investigaciones se trate. En lenguaje académico esto último se hace siempre preciso, sobre todo cuando abundan tantos términos con significados idénticos, análogos o afines.

Desde la década de los años 90 del siglo pasado, en algunas ocasiones, en congresos o conferencias, el autor vino utilizando una diapositiva que daba fe de lo dicho anteriormente, del bosque semántico en el que nos encontramos inmersos

Denominaciones en torno a la educación no presencial

Prácticamente todos estos términos vienen a significar que estudiante y profesor, tutor o instructor se encuentran separados físicamente en gran parte del proceso o de la acción educativa concreta y que se comunican a través de una determinada mediación tecnológica.

Para dar testimonio de lo que hemos afirmado con anterioridad, veamos seguidamente algunas de las más destacadas denominaciones que se asignaron a diferentes propuestas educativas de carácter no presencial, recogidas de publicaciones especializadas, según países y según el sentido último que el autor desease reflejar, aprovechando de nuestros trabajos anteriores:

  • Correspondence education o correspondence study (educación o estudio por correspondencia). La comunicación postal define a esta designación mediante la que el docente enseñaba escribiendo y el alumno aprendía leyendo.
  • Fernunterricht – Fernstudium (instrucción a lo lejos) que enfatizaba la separación física de profesor y alumno sin posibilidades prácticamente para la interacción presencial.
  • Home study (estudio en casa). El proceso de enseñanza-aprendizaje se produce en el propio hogar, donde se generan una serie de sentimientos agradables de privacidad y familiaridad.
  • Angeleitetes Selbststudium (autoestudio guiado). Se sugería que a la posibilidad de aprender por sí mismo, se le suma la de hacerlo con la guía de alguien que puede ayudarnos.
  • Study withou leaving production (estudiar sin dejar de producir). Posibilidad de mantener sus ritmos de producción mientras aprende.
  • Independent study (estudio independiente). El estudiante determina el cuándo, dónde y cómo realizar su aprendizaje.
  • Industrialized form of instruction (forma industrializada de instrucción). Se destaca el proceso de planificación previa, de organización, división del trabajo, el creciente uso de equipos técnicos para la producción de materiales.
  • External studies (estudios externos). Asignado al australiano modelo integral, dual de las instituciones que enseñan de forma presencial y a distancia.
  • Teleformación. Relación formador-participante a través de las tecnologías avanzadas de la comunicación.
  • Open education/learning (educación, enseñanza/aprendizaje abiertos). El énfasis se pone en la libertad de acceso, en la apertura.
  • Educación/enseñanza o aprendizaje virtual. Tanto los materiales de estudio como la relación entre docentes y estudiantes se realiza exclusivamente a través de las redes de comunicación, fundamentalmente Internet.
  • Online learning (educación/enseñanza/aprendizaje en línea). El énfasis se pone en el uso prioritario de los ordenadores y dispositivos móviles conectados a Internet.
  • Educación (enseñanza/aprendizaje) basados en la Web. Podría simplificarse como un proceso educativo sustentado fundamentalmente en la navegación web.
  • eLearning. Utilización de las tecnologías electrónicas en las estrategias de enseñanza y en los procesos de aprendizaje, o como tecnología educativa, aprendizaje digital o aprendizaje mejorado por la tecnología.
  • Blended-learning (educación/enseñanza/aprendizaje mixtos o combinados). Se tratarían de aprovechar los beneficios de ambas modalidades educativas, presencial y a distancia, integrando los mejores recursos y metodologías (Bartolomé, 2008).
  • Enseñanza/aprendizaje o educación distribuidos. Se enfatiza la idea de los recursos distribuidos a los que, para aprender, se accede en diferentes tiempos y momentos, sin necesidad de que permanentemente instructor y aprendiz se encuentren separados.

Parece apropiado señalar que el término que ha parecido a lo largo de la corta historia de estas modalidades educativas como de mayor consenso ha sido el de “educación a distancia”, al menos hasta finales del siglo pasado, durante las primeras generaciones de esta innovación. La denominación “educación a distancia” continúa siendo válida. Los dos términos clave que componen la denominación “educación” y “distancia”, son defendibles también en este momento donde lo digital lo inunda todo, también la educación.

Usamos el término educación porque con él queremos referirnos a los dos agentes esenciales del proceso, profesor y alumno, y a las dos acciones más propias de cada uno de ellos, enseñar y aprender. En el caso que nos ocupa, el concepto enseñanza a distancia excluye al que aprende y el de aprendizaje a distancia, al que enseña. Aunque en cualquier propuesta educativa, siempre la relevancia la deben ostentar los aprendizajes logrados, éstos no serán posibles sin las adecuadas estrategias de enseñanza.

El autor entiende que desde todas las denominaciones que hemos expresado en torno a la modalidad a distancia, se pretende educar. Si es así, por qué tanta resistencia a hablar de educación.

Quizás parezca a muchos que esa denominación de “educación a distancia” ha quedado obsoleta y resulta poco atractiva. Y por eso llega a rechazarse buscando nuevos términos que ignoren el apelativo de “distancia”, tales como electrónico, virtual, en línea, digital, distribuido, etc., porque, argumentan, la tecnología puede mitigar o, incluso, anular el problema de la distancia, aunque la física o geográfica entre los agentes educativos continúe existiendo.

Para los críticos no parece apropiado utilizar el término “distancia” como esencial en esta denominación. Pero, claro, si el término “distancia” es inadecuado, los sustitutos, abierta, virtual, en línea, (e)electrónico…, podrían igualmente no ser muy correctos. Ninguno de ellos es abarcador de la realidad de una educación en la que el profesor y el alumno están habitualmente separados espacialmente y en la mayoría de las ocasiones, también temporalmente. Algunos autores hicieron esfuerzos por tratar de diferenciar el concepto de EaD del de otros que fueron surgiendo al calor de los avances tecnológicos.

Por ejemplo, el término open learning destaca que la EaD parte del supuesto de la producción de cursos para un mercado masivo frente al open learning que se centraría en atender las necesidades específicas de los usuarios y de los contextos locales.

¿Y qué es lo virtual?, ¿lo contrario de lo real?, ¿no son reales, por ejemplo, las destacadas universidades a distancia del mundo? Una comunicación a través de la red, ¿es real o virtual?; unos materiales anclados en las diferentes plataformas o entornos “virtuales” de aprendizaje, ¿son reales o virtuales? La institución, los docentes, los estudiantes, ¿son reales o virtuales?

¿Y sobre el término que hizo más fortuna, el eLearning? Sobre este término en inglés, aunque se trate de una digresión menor, ni siquiera existe acuerdo en la forma de expresar por escrito este aprendizaje electrónico: elearning, eLearning, e-Learning, con guion o sin él.

Respecto al aprendizaje distribuido resalta el hecho de poder aprender en diferente tiempo y espacio pero sin que sea necesaria la separación sistemática de docente y estudiante

Quizás la educación digital como proceso que se sustenta íntegramente en los sistemas digitales podría ser aceptable, pero quizás como delimitador del concepto a distancia. Así podría ser una educación a distancia digital. Aunque, por ejemplo, en estudios universitarios no resulta aún sencillo que todos los buenos materiales estén íntegramente digitalizados.

Finalmente, sobre el blended-learning, señalar que en los momentos actuales existe una tendencia a la convergencia presencia-distancia y este modelo de educación mixta o combinada supone una buena respuesta a ese acercamiento entre los extremos.

Tras los anteriores análisis, se podría acordar que, si se trata de acciones formativas sistemáticas, intencionales y que pretenden aprendizajes valiosos, estaríamos hablando de educación, término en el que englobamos los de enseñanza y aprendizaje. Otra cuestión serán acciones puntuales, metodologías concretas o aprendizaje o actividades conducentes a la adquisición de una determinada habilidad.

El autor propone esta sencilla definición final abarcadora: La EaD se basa en un diálogo didáctico mediado entre docentes de una institución y los estudiantes que, ubicados en espacio diferente al de aquellos, pueden aprender de forma independiente o grupal.

En realidad, se habla de un concepto que se estructura en base a tres componentes y dimensiones: la dimensión pedagógica de logros de aprendizajes valiosos (componente didáctico), la dimensión social plasmado en el componente diálogo que refuerza el hecho de la interacción educativa, y la dimensión tecnológica que asume el componente mediado, necesario al producirse el acto educativo con una separación entre profesor y estudiante.

En esta conceptualización de EaD caben casi todas las formas y denominaciones aludidas. Como siempre sucede en estos tipos de argumentaciones, todo está basado en la idea de la que se parta. Nosotros partimos de la idea de nuestra definición, de lo que entendemos como EaD, y en esa definición caben todos los desarrollos a los que hacen referencia esas denominaciones basadas en las TIC.

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