Escribe Dolors Reig
Llevo
un tiempo pensando en ello. Y el 100 aniversario del nacimiento de
Julio Córtázar, en concreto la cita que aparece en la imagen, me han
decidido a lanzar este post.
Me inspira el fenómeno Youtuber, las
conversaciones que he tenido alrededor del tema con iluminadoras
personas. Ocurre frecuentemente en distintos congresos de Social Media
en nuestros tiempos, los organizadores, participantes y colegas
conferenciantes estamos sorprendidos de cómo mueven determinadas masas.
Son masas de jóvenes de los que conocemos como Generación Z (lo
explicaremos en un posteo en breve, para mi la Generación que marca el
fin de las generaciones) que admiran, ya no a los responsables de las
instituciones socialmente simbólicas, sino a sus iguales jóvenes,
prosumiendo determinados tipos de contenido audiovisual en la nueva
televisión social.
Chistes,
bromas, insultos, sátiras emocionales, lo que a unos nos parece
frescura, naturalidad en su máxima expresión por fin en los medios, a
otros se les antoja mala educación.
En todo eso pienso
últimamente, desde que a raíz de cosas tan terribles como la muerte de
un profesor en Barcelona reforcé la idea de que vivimos en sociedades
que han confundido en ocasiones civilización con automatización y
desapego, educación con represión de las emociones y vergüenza.
Y
es que no es sano mentalmente reprimir en exceso las emociones, que
cuando estallan después suelen ser explosivas. Las teorías de la
asertividad nos recuerdan que expresar justamente lo que se quiere, sin
violencia pero con seguridad nos hará sentir mucho mejor y tendrá menos
consecuencias de tipo psicosocial negativo que reprimirnos
constantemente o reaccionar siempre de forma violenta.
Son en este sentido buenas noticias las que leíamos hace un tiempo sobre cómo Facebook facilitaba la expresión emocional,
especialmente en el caso de chicos de género masculino,
tradicionalmente reprimidos en ese sentido. Es positivo también el
reconocimiento del mismo aspecto en la cultura Youtuber, nueva forma de expresión emocional adaptada al espíritu de nuestros tiempos.
Podemos
aprender mucho de la psicología de las nuevas generaciones, del
zeitgeist de nuestros tiempos conectados, observando desde una posición
lo más abierta y libre de prejuicios posible las nuevas formas de
expresión emocional que configuran esta nueva cultura.
Y sí,
parece que avanzamos en la dirección que creo adecuada: la de un mundo
más espontáneo y natural, más cercano a las temidas, olvidadas y
vilipendiadas emociones. Sólo el arte (muchas veces controlado por los
instrumentos de poder) se había atrevido históricamente a revelar, a
publicar, a popularizarlas.
Hoy los Youtubers, cada uno de
nosotros en nuestras redes sociales, en las nuevas´plazas públicas, nos
desnudamos emocionalmente un poco más. Es una forma única de
reconocernos iguales en la diversidad, de sembrar la empatía, la
inclusión y el respeto, de recuperar el espectro de la emoción como
fundamental para una evolución que de verdad sea humana.
Tomado del Caparazón con permiso de su autora
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