Estoy aprendiendo un nuevo idioma. Concretamente, llevo unas semanas utilizando distintos recursos en Internet (Busuu, Duolingo, Second Life, Conversaciones en Skype, Videos en youtube, podcast, etc.) para aprender Francés. Son muchos los beneficios, dicen, de aprender nuevos idiomas. Y andaba pensando en ello cuando he encontrado un artículo que aporta elementos adicionales.
¿Porqué estudiar nuevos idiomas?
-Buscaré con calma la fuente pero leí hace un tiempo que el aprendizaje de nuevos idiomas es un poderoso antídoto para sobrellevar mejor experiencias traumáticas de pérdida, síntomas depresivos en general. El tema resulta coherente con el de la observación del mundo exterior, la creatividad, cualquier cosa que consista en situar el foco de la atención fuera de los propios problemas, como elementos que nos ayudan a “volver a fluir”. También puede tener relación con la construcción de nuevas realidades, de nuevos “yo” cada vez que aprendemos un nuevo lenguaje que analizamos más abajo.
-Mejora en las capacidades: parece que las personas biligües pueden cambiar de actividad de forma mucho más rápida. Muestran mayor flexibilidad cognitiva y encuentran más fácil adaptarse a circunstancias inesperadas (Gold et al., 2013)
–Aprender nuevos idiomas estimula la apertura mental. Un estudio en Psicología social observaba una relación directa entre el conocimiento de distintos idiomas y las actitudes que muestran una mentalidad más abierta, más tolerante, más flexible, con menos ideas y estructuras preconcebidas.
Parece lógico si recordamos estudios que afirman que las palabras con que definimos la realidad cambian la percepción de la misma (recuerdo la curiosidad de que en algunas culturas se percibe de forma distinta el tiempo, lo cual se refleja también en las palabras que lo describen).
-Se trata de una actividad mental exigente, buenas actividades de fitness para nuestros cerebros. En el caso de la memoria, por ejemplo, se sabe que tenemos distintos sistemas y que el aprendizaje de un nuevo idioma afecta a todos ellos. La memoria procesual, que se encarga de perfeccionar el acento, la declarativa de recordar palabras, dominar la gramática y expresarnos de forma fluida, la memoria más consciente, la más inconsciente, etc…
Así, muchos estudios han demostrado que ser multiligüe puede mejorar también tanto la memoria como la atención, llegando incluso a retrasar unos cinco años la aparición de la demencia en la vejez.
-Cambios en la personalidad:
Algunos expertos afirman que no se trata solamente de inteligencia a la hora de ser mejores aprendiendo un idioma. Somos “camaleones culturales” y aprender un nuevo idioma cambia nuestras estructuras cerebrales y nos ayuda a reinventarnos. Nos convierte en un poco ciudadanos de cada lugar, adoptando parte de sus costumbres y modos. Ir siendo cada vez más “ciudadanos del mundo”…. ¿no puede sonar mejor, no? De forma parecida, muchos estudios han demostrado que los multiligües son capaces de adaptarse a cada lugar con mayor facilidad, comportándose de forma distinta de acuerdo con el idioma en que están hablando en cada momento.
En este sentido ocurre algo curioso e interesante en Psicología Clínica. Era algo que sabía de forma intuitiva: distintas experiencias en nuestras vidas están codificadas en distintos idiomas en nuestros cerebros.
Una anécdota histórica nos remite a Nabokov. Al parecer escribió su autobiografía en Inglés, dándose cuenta durante el proceso de que era complicado, como si su memoria no pudiera desarrollarse más allá del Ruso en el que se vivieron las experiencias de su niñez. Una segunda escritura en el Ruso materno desveló detalles que no pudieron expresarse en la segunda lengua.
Así, parece que existen ciertos compartimentos para cada lenguaje en nuestras mentes, ligado a las experiencias vividas y codificadas en ese idioma. No es tanto la cantidad como la intensidad o calidad de las experiencias vividas lo que facilita el aprendizaje de cada idioma.
Por último en cuanto a la relación entre personalidad e idiomas, la falta de adaptabilidad a los cambios puede ser una importante barrera a la hora de aprender lenguajes nuevos. Se denomina “permeabilidad del ego” y tiene relación con la capacidad empática. Keeley, un investigador de la Kyushu Sangyo University en Japón ponía a prueba a estudiantes de idiomas con cuestiones como “Me es fácil ponerme en los zapatos de otro e imaginar cómo se siente” o “Tengo impresiones acerca de otra gente” o “Puedo cambiar de opinión fácilmente de acuerdo con la opinión de la gente que tengo cerca”, confirmando que los que más altos puntuaron hablaban el nuevo lenguaje de forma más fluida.
En fin.. que seguiremos aprendiendo, observando y ejercitando nuestras mentes. Al parecer, con 15 minutos de escuchar la radio, ver videos, hacer ejercicios, hablar el nuevo idioma, etc. cuatro veces al día es suficiente. No parece tan difícil…
Tomado del Caparazón con permiso de su autora.
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