Por Lorenzo García Aretio
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El salto a las redes sociales implicó un cambio de un modelo de interacción más estructurado y basado en hilos (como los foros tradicionales), a uno más dinámico, continuo y personalizado, similar a cómo consumimos información en plataformas como Instagram, Facebook o X. En el aprendizaje digital, esto sugiere el uso de herramientas que ofrecen una experiencia de contenido y colaboración más fluida e integrada. Por tanto, se pasa de foros tradicionales a entornos de redes sociales más dinámicos, explorando cómo estas plataformas ofrecen otras posibilidades para el aprendizaje digital y la colaboración entre estudiantes.
Las redes sociales se están convirtiendo en un tejido transversal con capacidad para potenciar la comunicación, la visibilidad y la construcción colaborativa del conocimiento en la EaD. Bozkurt (2023) destaca cómo, en contextos de Educación Abierta, a Distancia y Digital, estas plataformas facilitan interacción social, colaboración, compromiso, motivación y satisfacción, además de actuar como alternativa funcional a los LMS tradicionales. Cuando su uso se integra intencionalmente en el diseño pedagógico, las redes sociales pueden elevar significativamente la motivación, la participación y la retención del alumnado. No obstante, su adopción masiva trae consigo tensiones ligadas a la extracción de datos, los algoritmos opacos y la economía de la atención, lo que obliga a una lectura selectiva. A partir de estas premisas, esta entrada persigue cuatro objetivos:
- Trazar la evolución de las redes sociales empleadas en EaD entre 1994 y 2025, identificando hitos tecnológicos y pedagógicos.
- Caracterizar las principales tipologías de redes.
- Profundizar en sus funciones educativas (comunicación, curación, colaboración, evaluación y analítica.
- Delimitar los retos emergentes y esbozar escenarios de futuro (IA generativa, Fediverso académico, credenciales Web 3).
TRAYECTORIA HISTÓRICA DE LAS REDES SOCIALES EN EaD
Foros y listas de distribución (1994-2004).
El tránsito del correo electrónico a los foros y a las listas trasladó la lógica de las comunidades epistolares clásicas a un entorno digital asíncrono. Ya se refería que la participación diferida favorecía el pensamiento reflexivo y la colaboración (Hiltz, 1994).
Web 2.0 y redes genéricas (2004-2012).
Con la irrupción de Facebook (2004) y Twitter (2006) parte de la conversación académica emigró fuera de los LMS, incorporando al currículo dinámicas de microblogging y grupos abiertos. Parece que la integración curricular de estas plataformas mejora el compromiso, la motivación y la satisfacción del estudiante (Bozkurt, 2023).
Redes académicas especializadas (2011-2018).
Plataformas como ResearchGate, Academia.edu y Mendeley surgieron para segmentar la visibilidad científica y acelerar la coautoría y revelan beneficios en la difusión de trabajos y en la formación de equipos transnacionales.
Ecosistemas móviles y microvídeo (2018-2023).
El auge de TikTok impulsó formatos de microlearning de 60-180 seg. Suelen reportar niveles de satisfacción y aceptación tecnológica al incorporar clips didácticos en la plataforma. Paralelamente, Instagram Reels y YouTube Shorts consolidaron la economía de la brevedad como estrategia de motivación y transferencia rápida de contenidos.
Hashtags y micro-comunidades en los MOOCs (2012-2025).
Etiquetas como #EduTwitter, #PhDChat o #edX han funcionado como ejes conversacionales que sostienen la interacción entre miles de participantes dispersos, aportando una capa social de acompañamiento y filtrado de recursos. Su eficacia radica menos en la masividad que en la portabilidad del diálogo a los dispositivos móviles, afianzando la idea de aprendizaje distribuido y ubicuo.
TIPOLOGÍAS DE REDES SOCIALES APLICADAS A LA EaD
La variedad de plataformas disponibles obliga a distinguirlas según propósito, grado de apertura y valor pedagógico. A continuación se describen las familias más relevantes con sus implicaciones didácticas.
- Redes horizontales de uso masivo (Facebook, X/Twitter, Instagram, TikTok, YouTube). Constituyen entornos de gran audiencia donde la mezcla de contextos favorece la difusión rápida de recursos y la validación social, pero expone a ruido informativo y algoritmos opacos.
- Redes académicas especializadas (ResearchGate, Academia.edu, Mendeley, SSRN). Su diseño prioriza la identidad investigadora, la compartición de preprints y los indicadores alternativos (alt-metrics). A nivel didáctico, facilitan el aprendizaje basado en investigación y la construcción de portafolios científicos.
- Redes profesionales y de desarrollo docente (LinkedIn, LinkedIn Learning, comunidades de Microsoft Teams o Slack institucionales). Articulan comunidades de práctica interuniversitarias, conectan con el mundo laboral y permiten reconocer aprendizaje informal a través de badges y micro-credenciales.
- Redes federadas y descentralizadas (Mastodon, PeerTube, bibliotecas Solid). Surgen como respuesta a la extracción de datos de las grandes tecnologías. Estas redes ofrecen soberanía sobre los datos, pero plantean retos de escalabilidad y mantenimiento.
- Etiquetas y micro-comunidades ad-hoc (#EduTwitter, #PhDChat, channels de MOOCs). Funcionan como capa social portadora de la conversación colectivo-global y sostienen la curación distribuida de contenidos, clave para contrarrestar la sobrecarga informativa.
- Redes de mensajería instantánea (SMS, WhatsApp, Telegram, Signal). Las plataformas de mensajería instantánea (MI), ya abordadas en otra entrada, se distinguen por su inmediatez y el bajo consumo de ancho de banda. Suelen ser limitaciones recurrentes: la dispersión de hilos, dificultad para indexar conocimiento y riesgos de privacidad en grupos numerosos. Bien moderados, funcionan como sala de emergencias para dudas de última hora antes de exámenes o entregas, a la par que refuerzan la cohesión grupal (Suárez-Lantarón et al., 2022; Andrayani et al., 2024).
FUNCIONES EDUCATIVAS DE LAS REDES SOCIALES EN EaD
Las redes sociales no son un plus ornamental de la enseñanza/aprendizaje virtuales. Deben constituir dispositivos pedagógicos que, cuando se alinean con los objetivos del curso, amplifican la densidad y la calidad de las interacciones. Éstas podrían ser sus principales funciones.
- Comunicación y construcción social del conocimiento. Los hilos de conversación, los comentarios encadenados y las respuestas multimodales (emoji, GIF, micro-vídeo) permiten sostener diálogos que trascienden el tiempo y el espacio institucional, reforzando la presencia social.
- Curación y diseminación de recursos. En ecosistemas informativos saturados, hashtags como #EduTwitter o #PhDChat actúan como filtros colectivos que resaltan lo pertinente. La curación social, hilos comentados, listas o colecciones, se integra con el aprendizaje por diseño en el que el alumnado, ahora diseñador, selecciona, anota y recontextualiza contenidos para producir documentos colaborativos, mapas conceptuales o microvídeos, mientras el docente, como arquitecto del entorno, guía ciclos de reflexión, retroalimentación e iteración que afianzan comprensión y destrezas.
- Aprendizaje colaborativo y trabajo en red. La posibilidad de cocrear artefactos convierte la red en laboratorio distribuido. Además, los grupos privados de Telegram o Discord aportan un espacio de coordinación ágil para proyectos de Aprendizaje Basado en Proyectos (PBL) o hackathons académicos, reduciendo la fricción logística típica en equipos internacionalizados.
- Evaluación formativa y retroalimentación social. Los mecanismos de like, retuit o comentario actúan como señales rápidas de apoyo que complementan la evaluación docente tradicional. Cuando estas señales se encuadran en rúbricas claras —p. ej. valorar la pertinencia científica o la claridad expositiva—, la evaluación social se convierte en palanca metacognitiva.
- Analíticas de redes y seguimiento del aprendizaje. La extracción de métricas de centralidad, densidad e intermediación permite identificar nodos clave, monitorizar la cohesión del grupo y detectar precozmente la desconexión de ciertos perfiles.
- Gestión de la identidad y proyección profesional. LinkedIn, ResearchGate o las instancias Mastodon de corte académico funcionan como portafolios vivos, donde las producciones del alumnado universitario quedan ancladas a perfiles reconocibles por la comunidad científica y empresarial. La tutoría debe abordar explícitamente estrategias de presencia digital saludable.
- Soberanía de datos y alfabetización crítica. Varias universidades están trasladando sus cuentas y servicios de comunicación a plataformas del Fediverso (como Mastodon), un ecosistema descentralizado que usa estándares abiertos y permite a cada institución alojar su propio servidor. Con ello persiguen soberanía sobre los datos, mayor privacidad y coherencia con los valores académicos, evitando la dependencia de redes sociales comerciales centralizadas.
En suma, las redes sociales despliegan siete funciones complementarias: comunicación, curación, colaboración, evaluación social, analítica, proyección y alfabetización crítica. Articuladas con solvencia didáctica, enriquecen la experiencia de aprendizaje a distancia.
RETOS Y DILEMAS
Sin embargo, esta integración de redes en los procesos de aprendizaje no está exenta de tensiones. Los mismos entornos que potencian ese aprendizaje exponen a la comunidad académica a nuevos riesgos de privacidad, salud digital y brechas de acceso. Comprender estos desafíos es clave para diseñar políticas y prácticas que equilibren innovación y responsabilidad. Veamos:
- Privacidad, seguridad y ética de datos. El uso académico de redes regidas por modelos de negocio publicitario expone datos sensibles de estudiantes (geolocalización o patrones de estudio, p. ej.). La adopción de instancias Mastodon o servidores Mattermost ofrece soberanía parcial, pero traslada la carga de gobernanza y cumplimiento normativo a la institución.
- Desinformación y verificación. La rapidez de difusión en X/Twitter o TikTok facilita la circulación de contenido pseudocientífico. Enseñar al alumnado a contrastar fuentes y etiquetar fiabilidad aumenta la resiliencia cognitiva, pero requiere tiempo y formación específica del profesorado.
- Brecha digital y accesibilidad. Aunque las redes sociales se consumen mayoritariamente desde móviles, no todos los estudiantes disponen de tarifas de datos ilimitadas o dispositivos actualizados. Las instituciones deben proporcionar alternativas offline o materiales redundantes accesibles.
- Fatiga de redes y bienestar digital. La hiper-presencia exigida por ciertos diseños pedagógicos puede derivar en agotamiento emocional y sensación de vigilancia permanente. Estrategias como ventanas horarias definidas para interacción, labores de community management rotativas entre estudiantes y métricas de participación calificativas pero no cuantitativas ayudan a equilibrar productividad y salud mental.
FUTURO Y TENDENCIAS EMERGENTES
Cada avance tecnológico va acompañado de interrogantes sobre gobernanza, equidad y sostenibilidad que las universidades deberán abordar de forma proactiva. Anticipar estas tendencias y experimentar permitirá convertir la incertidumbre en oportunidad. Algunas de ellas:
- IA generativa en tutores sociales. Modelos como ChatGPT o Claude, integrados en canales de Discord o Telegram, personalizan el acompañamiento y alivian la carga docente con resúmenes de hilos, propuestas de recursos y retroalimentación formativa en lenguaje natural. El desafío será garantizar transparencia del modelo, atribución de fuentes y detección de alucinaciones.
- Metaversos y redes inmersivas. La convergencia de espacios sociales 3D (Horizon Workrooms, Spatial) con LMS permitirá actividades síncronas multisensoriales. Los estudios piloto apuntan a mejoras en presencia social y retención de conceptos espaciales, pero plantean barreras de accesibilidad y altos requerimientos de ancho de banda.
- Credenciales Web 3 y aprendizaje descentralizado. El uso de blockchain para emitir micro-credenciales verificables (Open Badges 2.0 on-chain) facilitará la portabilidad académica-laboral y el reconocimiento automatizado en redes profesionales. La gobernanza de estos ecosistemas va a demandar estándares abiertos y marcos éticos de interoperabilidad de identidades digitales.
- Análisis de sentimientos y detección temprana de abandono. Los modelos de procesamiento de lenguaje natural aplicados a conversaciones en redes institucionales permiten predecir riesgo de deserción con hasta cuatro semanas de antelación; su aplicación efectiva exigirá protocolos claros de intervención y respeto a la privacidad.
- Fediverso académico maduro. La expansión de consorcios universitarios en el Fediverso prevé servicios de identificación federada y repositorios descentralizados de objetos de aprendizaje, reduciendo la dependencia de proveedores comerciales y fortaleciendo la ciencia abierta. El reto será el financiamiento colectivo y un mantenimiento técnico sostenible.
CONCLUSIONES
El recorrido histórico analizado confirma que las redes sociales han pasado de ser simples espacios de interacción informal a constituirse en una infraestructuras a tener en cuenta para la educación a distancia y digital. Su evolución, de los foros y listservs de los años noventa a las plataformas académicas y los ecosistemas descentralizados del Fediverso, muestra una convergencia progresiva entre sociabilidad, gestión del conocimiento y analítica del aprendizaje.

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