miércoles, 23 de abril de 2014

La configuración de espacios y de entornos físicos y tecnológicos en la nueva Enseñanza Superior (I)

Publicado por: Miguel Zapata-Ros (Universidad de Alcalá)

La totalidad de las universidades poseen uno o varios campus virtuales, y un porcentaje muy próximo a cien de los profesores utilizan en formas muy variadas los LMS. Se han escrito multitud de artículos sobre casos y experiencias de diseño de cursos, clases y actividades utilizando tecnologías digitales y entornos de redes. Se han realizado igualmente un número considerable de investigaciones sobre qué metodología y qué condiciones favorecen las diversas formas de aprender y de adquirir competencias. Sería un tópico a estas alturas citar los MOOCs, pero es un hecho que estos cursos promovidos por las más prestigiosas universidades norteamericanas, inicialmente, pero hoy asumidos por la casi totalidad de instituciones académicas y administrativas han creado un estado de opinión donde no se entiende la actividad docente si el concurso de la tecnología digital.

Flipped classroom, e-learning, blended learning, ubiquitous learning, educación a distancia, abierta, OER, objetos de aprendizaje, Khan Academy, MOOCs ---Clark, (2013) nos propone una taxonomía de ocho tipos---,… constituyen todos ellos conceptos que encierran complejos sistemas de organizar la actividad educativa.

Se están produciendo cambios no solo de metodologías docentes sino en el complejo mundo que rodea la actividad educativa en la universidad. Los cambios son estructurales y sistémicos, y en consecuencia todos los elementos que configuran el sistema se ven afectados.

Sin embargo se está produciendo una línea de desarrollo que posiblemente conduzca a una vía muerta, se están aplicando patrones ya existentes de educación a las nuevas affordances. Se están utilizando criterios, medios, configuración de espacios y de tiempos, de una etapa anterior, a sistemas de naturaleza distinta.

Las referencias siguen siendo las mismas, se habla de espacios, de aulas virtuales y de campus virtuales, pensando en los de ladrillo, se habla de libros y de revistas digitales pensando en el papel, y esto limita no solo las affordances de estas herramientas y soportes, sino incluso sus funciones y las de los actores en los procesos que se desarrollan.

Sucede algo parecido a lo que pasó con la naturaleza de la luz, en las teorías físicas: La respuesta a la pregunta de si la luz era partícula u onda no se encontraba porque esa no era la pregunta, y tal como estaba planteada no podría tenerla. Hubo que cambiarla dando paso a otras opciones. Tuvieron que construir las condiciones en las cuales la pregunta tuviera respuesta.

Al final hubo que cambiar lo que parecía importante: preguntarse si la luz era una onda o una partícula. A veces la solución radica en cambiar el problema.

Pensemos en espacios y en edificios. La universidad siempre los ha tenido y han sido su referencia.

Pensemos, como un ejemplo para situarnos, en la prensa digital, y que en los periódicos digitales tuvieran que construirse edificios para almacenar el papel, y que hubiese algo en la edición a lo que se llamase rotativas digitales, pensemos en hora de cierre y en hora de salida.Realmente serían limitaciones que lastrarían muchas funciones que son la esencia del periodismo digital.

Otro tanto sucede con espacios, tiempos y funciones de la universidad. Habrá que pensar en funciones de los distintos actores, en sus roles, en las posibilidades que ofrecen los entornos, en las que aparecen. Esto está estudiado y descrito en Instructional Theory and Technology for the New Paradigm of Education (Reigeluth, 2012).

En definitiva habrá que pensar, a partir del análisis de las posibilidades y de la ganancia de aprendizaje que producen, así como de las experiencias e investigaciones, en las formas de ubicarse los actores en función de las emergentes posibilidades. La ubicación de profesores y alumnos es distinta y variante para la enseñanza y para el aprendizaje, es distinta de la única existente en la fase anterior, y de la única de posicionarse en los entornos tecnológicos que existe en la educación virtual tradicional.

Cada vez más el aprendizaje es ubicuo (Zapata-Ros, 2012a y b) se produce anywhere y any-time (Zapata-Ros, julio 2013). También aparece ganancia del aprendizaje en las situaciones y usos con los dispositivos personales (Los que el alumno utiliza en su vida real y en sus relaciones personales). De esta forma la posición relativa, la ubicación física en que pueden situarse universidad, alumno y profesores es cada vez más relativa. Afecta menos al resultado del aprendizaje o según en qué casos puede mejorarlo incluso.

Otro tanto sucede con los recursos: Bibliotecas digitales, revistas online, OER y en general los recursos en red.

Con todo ello se produce un auge en las formas distribuidas de aprendizaje, y la distancia geográfica entre los alumnos y sus instituciones matrices es un problema menor.

Esto determina una nueva economía de espacios en la universidad. No se pueden crear aulas masivas o de gran grupo simplemente como hasta ahora si la van a utilizar una vez a la semana o al mes.

Los alumnos están familiarizados con las capacidades de sus propios recursos, cada vez más se generaliza la tendencia BYOT (Zapata-Ros, febrero 2014). "Traiga su propio dispositivo 'es ahora un lugar común en las universidades y los estudiantes ya no tendrán que estudiar en un solo lugar, o en el que le preste la universidad, con el ordenador de sobremesa o con el laptop que le suministren. Ya no tendrá que hacerlo, basta que le den una red de banda ancha potente y enchufes para conectar las fuentes de alimentación de sus dispositivos. Si esto sucede así los espacios cambian bastante.

Los alumnos no estarán físicamente muchas veces en la universidad, pero no quiere decir que no estén. Sí quiere decir que cuando estén estarán de forma diferente

Qué repercusiones tiene esto. Al menos sin gran esfuerzo podemos pensar varias cosas:

La primera es que los espacios tradicionales, como la sala de conferencias, el salón de actos, el aula de clase, y la sala de informática tienen menos importancia.

En buena medida el dinero invertido, o peor el que está presupuestado para invertir y se invertirá en los próximos años, se podría haber aprovechado en otros fines más relevantes: Investigación, bajada de matrículas, infraestructura tecnológica e incluso en los nuevos espacios necesarios que después veremos.

No obstante estos espacios no desaparecerán, pero cobraran nuevas funcionalidades y la manera en que están configurados necesita ser repensada:

La sala de conferencias y el salón de actos: la interacción entre alumnos y entre alumnos y profesor cobra importancia. No tiene sentido que los asientos estén clavados al suelo en filas y el columna, de forma rígida y que impiden la interacción entre estudiantes en momentos puntuales. Es pensable una estructura de mesas y de sillas, y con proliferación de conexiones a la red eléctrica adosadas a las mesas, para que los alumnos conecten sus portátiles y los teléfonos móviles cuando haya que recargar las baterías.


Aulas de clase.- En un momento determinado el alumno tiene que echar mano de su smartphone, de su móvil. Ya vimos una experiencia con representación de curvas y Wolfram (Zapata-Ros, febrero 2014). Tiene las aulas wifi de suficiente potencia, están las aulas de hoy diseñados con enchufes suficientes al alcance de los alumnos.

                   








Aula de informática.- Este fue un hito en los años ochenta del siglo pasado, con el advenimiento de los PC. Seguir hoy día conservando y manteniendo este tipo de cosas (salvo casos muy señalados donde el laptop, el tablet, el laptop-tablet de pantalla sensible o el smartphone no tengan las prestaciones de ordenadores de sobremesa especializados, para el diseño gráfico o la delineación por ejemplo) es un derroche de todo tipo, de recursos, dinero y lo que es peor: Supone prescindir de affordances que presta la tecnología ubicua. Pero aun así ¿por qué seguimos con ordenadores de sobremesa organizadas en filas y columnas en el aula de ordenadores? La razón ¿no es simplemente replicar el estilo de las aulas tradicionales? ¿Todavía necesitamos limitar la informática a la liturgia de un lugar específico y a un rito antiguo?

Referencias

Clark, D. (2013). MOOCs: taxonomy of 8 types of MOOC. Donald Clark Plan B.
Reigeluth, C. (2012). Instructional Theory and Technology for the New Paradigm of Education. RED, Revista de Educación a Distancia. Número 32. 30 de septiembre de 2012. Consultado el (dd/mm/aaa) en http://www.um.es/ead/red/32
Zapata-Ros, 2012a http://www.um.es/ead/red/31/zapata_ros.pdf
Zapata-Ros, 2012b http://eprints.rclis.org/17463/
Zapata-Ros, julio 2013 http://blogcued.blogspot.com.es/2013/07/any-time-and-anywhere.html
Zapata-Ros, febrero 2014 http://redesabiertas.blogspot.com.es/2014/02/byot-aprendiendo-con-el-movil.html
Zapata-Ros, 2013. http://microblogmiguelzapata.blogspot.com.es/2014/02/byot-vamos-estudiar-con-tu-smartphone.html

Este post ha sido publicado originalmente en Redes Abiertas. Autorizada por el autor su publicación en este Blog CUED.

1 comentario:

Michelle A Martinez Rubio dijo...

Hola, me parece muy interesante este blog.
La educacion a distancia es un tema que en nuestros tiempos se ha vuelto mas recurrente debido a el ritmo de vida tan acelerado que llevamos y a que todas las actividades que realizamos no nos permiten asistir a una escuela tradicional.