domingo, 30 de junio de 2019

Estar informado (semanal 29/6/2019)


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viernes, 28 de junio de 2019

Desarrollo sostenible, biogeología y universidad

Escribe David Vallespín

El desarrollo sostenible, cuya primera definición se incorporó en el Informe Brundtland de 1987, elaborado por Naciones Unidas, entendiéndose como aquel desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer aquellas otras que son propias de las generaciones futuras, se sustenta sobre cuatro grandes pilares que no pueden ni deben ser considerados de forma aislada, sino, antes al contrario, de modo integrado: el económico, el social, el ambiental y el cultural (educativo). Asumir la sostenibilidad en la universidad implica optimizar recursos, buscando la eficiencia y el ahorro en todos los procesos y niveles de actuación, con el consiguiente beneficio económico; asumir el compromiso ético y de solidaridad respecto a la sociedad a la que sirve y, en general, con relación a la humanidad; respetar los elementos y los valores ambientales, especialmente los biológicos, en cualquier actuación, tanto dentro como fuera de la universidad, así como reducir los residuos generados con motivo de su actuación; impregnar la formación del alumnado en todos los niveles académicos, así como las prácticas del PDI y del PAS, con los valores que son propios de la sostenibilidad; e involucrar a la institución, fruto de su proyección internacional, en los debates acerca del desarrollo sostenible.
El conocimiento actual sobre la materia nos ofrece una guía completa en orden a la sostenibilidad, pues fruto del desarrollo conceptual y práctico de la economía ecológica resulta factible conjugar dos términos en apariencia antitéticos: de una parte, la economía circular que, inspirada en la naturaleza, tiene por objetivo transformar los residuos en nuevos recursos; y, de otra, la teoría del bien común. Pese a todo ello, lo cierto es que lo que hoy constituyen los objetivos de la Agenda 2030, aprobada en la histórica cumbre de septiembre de 2015 en la que participaron más de 150 jefes de Estado y de Gobierno, dirigidos a transformar nuestro mundo mediante la eliminación de la pobreza, el favorecimiento de un desarrollo sostenible, la ampliación del acceso a los derechos humanos, la consolidación de la perspectiva de género, la consecución de una vida sana, y el alcance de una economía sostenible y respetuosa con el planeta y los recursos que éste nos ofrece, chocan con la falta de cultura biogeológica de nuestra sociedad y, en consecuencia, con las notables dificultades de la ciudadanía, todavía hoy, para entender y comprender los retos vinculados con el cambio climático, la explotación sostenible de los recursos naturales, la prevención y mitigación de los riesgos geológicos, o la eficiente gestión del agua.
En este contexto, las ciencias y, más concretamente, las biogeológicas, son claves, no solo para identificar los recursos que nos ofrece el planeta y gestionarlos de forma adecuada en aquellas actividades humanas y productivas en las que la ingeniería tiene mucho que ver como es el caso, por ejemplo, de la construcción de grandes obras civiles e infraestructuras (edificios, carreteras, vía ferroviaria, túneles, presas); sino también para alcanzar la inaplazable concienciación ética de las ciudadanas y ciudadanos respecto a la correcta comprensión de lo que implica su “huella planetaria” a nivel ecológico y de uso responsable y sostenible de los recursos naturales.
Ante este reto social la universidad está llamada a jugar, dentro de la sociedad del conocimiento, un papel importante. En esta línea, por ejemplo, hay que destacar el esfuerzo realizado por la Facultad de Ciencias de la Tierra de la Universitat de Barcelona, heredera de la tradicional Facultad de Geología, conjuntamente con el resto de Facultades que integran el Área de Ciencias e Ingenierías y, por descontado, por la prestigiosa Facultad de Biología de la UB, la cual tiene el objetivo global de preservar la vida en un planeta sostenible mediante la defensa de la biodiversidad y el equilibrio de ecosistemas, el alcance de una vida más sana, el diseño de una gestión del agua más sostenible y saludable, la producción de alimentos sanos y de materiales biodegradables y el conocimiento del funcionamiento básico de la vida, la salud y la enfermedad.
La referida Facultad de Ciencias de la Tierra ha sabido transformarse con el objetivo de hacer visible que sus estudios no están circunscritos a aquéllos que tradicionalmente se han relacionado con una visión clásica de la geología, sino que también alcanzan a aquellos otros, demandados por la sociedad, que afectan al conjunto del planeta. De hecho, a sus estudios centrados en el análisis de la corteza terrestre y su registro mineral, litológico, dinámico y paleontológico, se han añadido otros orientados al estudio geofísico del planeta, la interacción presente y pasada entre los diferentes subsistemas terrestres (litosfera, hidrosfera, atmósfera, criosfera y biosfera), el examen integral del medio físico en el contexto del medio ambiente y los recursos hídricos, y las llamadas geociencias marinas.
Llegados a este punto resulta obligado señalar que los estudios referidos en el párrafo anterior no solo presentan estrechas relaciones con sus tradicionales áreas de conocimiento afines, como son la Biología, la Física, la Química, la Geografía o las Matemáticas, sino también con otras como la Educación, la Informática, la Economía, la Nutrición, el Derecho, o la Medicina y las Ciencias de la Salud, con las que, cada vez con mayor frecuencia e intensidad, deberán interaccionar de forma transversal y recíproca. Si realmente nos creemos, más allá del envoltorio de marketing y los buenos propósitos políticos, los objetivos y metas de la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible, hemos de hacer posible, con la participación e implicación activa de la universidad, que la formación de nuestros estudiantes, más allá de su particular especialidad, sea también cívica, medioambiental, ética, humanística y científica.
La universidad, por tanto, debe ser sostenible e incorporar a sus valores corporativos la “marca verde”, no por la modernidad o el pedigrí que pueda llevar aparejado dicho término, sino por la necesidad económica y la obligación ética para con nuestros congéneres y el planeta. La ignorancia sobre temas básicos relacionados con el desarrollo global sostenible no es una opción, sino un problema que debe resolverse con urgencia. Su persistencia en el tiempo no solo afectará, en negativo, la calidad de vida de nuestro planeta, sino también al propio desarrollo social y económico de nuestro país. Todas y todos lo tenemos que tener claro, pues nos jugamos, en verdad, el presente y futuro de nuestras hijas e hijos. El futuro es suyo, pero lo hemos de asegurar nosotros asumiendo la responsabilidad de poner en marcha, fruto de nuestra conciencia intergeneracional (con un papel activo del sector universitario), aquellas medidas que son necesarias y que deben adoptarse sin más excusas o dilaciones.
Tomado del Blog de Studia XXI con permiso de sus editores

jueves, 27 de junio de 2019

¿Bots en la biblioteca? Las universidades intentan que la IA ayude a los investigadores

Escribe Editor de Universo Abierto

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Bots in the Library? Colleges Try AI to Help Researchers (But With Caution). By Jeffrey R. Young. EdSurge, jun 2019
El bibliotecario más joven de la Universidad de Oklahoma es un robot.
Es un chatbot, que los funcionarios de la biblioteca planean añadir al sitio web de la biblioteca este verano para responder a algunas de las preguntas más comunes con las que plantean los estudiantes, así como para ayudarles a comenzar con su investigación. El sistema puede abordar preguntas como “¿dónde puedo imprimir?” o “¿qué bases de datos tienes sobre biología?”. Cualquier cosa que no pueda responder se envía a un bibliotecario humano.
El bot es sólo un ejemplo de cómo las bibliotecas universitarias y los tecnólogos están experimentando con la inteligencia artificial para apoyar a los estudiantes y profesores en sus investigaciones. Los algoritmos pueden ayudarles a preparar sus revisiones de literatura al encontrar rápidamente los artículos más importantes en un área, y ayudar a emparejar a los investigadores con sus pares en otras disciplinas que realizan un trabajo similar para fomentar nuevas colaboraciones.
Estos bots de IA son la última frontera en la digitalización de herramientas de investigación. Los catálogos de tarjetas físicas fueron retirados hace mucho tiempo (y a menudo convertidos en mesas de café). Muchos libros impresos se han trasladado a instalaciones de almacenamiento externas para liberar espacio para el estudio o para proporcionar espacio para ordenadores que ahora pueden acceder a la vasta reserva de información disponible en línea y en bases de datos de suscripción.
El uso de la IA en las bibliotecas ha vuelto a surgir preguntas antiguas, tales como si la tecnología reemplazará a los bibliotecarios humanos. Pero también plantea nuevas cuestiones, como qué puntos ciegos podrían crearse cuando los algoritmos desempeñan un papel aún más importante en la forma en que los estudiosos realizan su trabajo. ¿Y quién tendrá acceso a los datos sobre lo que los estudiantes y académicos están buscando cuando el bibliotecario es un robot?
“Creo que es posible, y probablemente inevitable, que este tipo de cosas estén disponibles y supongan un reto para la profesión bibliotecaria”, dijo Steven J. Bell, bibliotecario universitario asociado para servicios de investigación e instrucción en las bibliotecas de la Universidad de Temple, cuando se le preguntó sobre los chatbots y otros tipos de inteligencia artificial en las bibliotecas. “En cierto modo, tal vez estas herramientas nos liberen de tener que hacer muchas cosas básicas”.
Entrenamiento de bots
El sitio web de la biblioteca ofrece desde hace mucho tiempo a los usuarios la posibilidad de chatear con bibliotecarios humanos durante ciertas horas. Pero los funcionarios dicen que la idea de añadir el chatbot surgió de la observación de que los usuarios tenían preguntas las 24 horas, en momentos en que no había nadie disponible para responder. Los estudiantes “trabajan las 24 horas del día y necesitábamos una manera de responder preguntas de bajo nivel las 24 horas del día”, dice Timothy Smith, jefe interino de servicios web de las bibliotecas de la Universidad de Oklahoma.
Así es como el chatbot de la biblioteca de la Universidad de Oklahoma saluda a los usuarios. Su nombre es un guiño al apodo de estudiante para la Biblioteca Bizzell Memorial de la universidad.
El chatbot ha estado en una fase de prueba durante los últimos seis meses, y Smith admite que no siempre da la respuesta correcta. Un problema recurrente es cuando el sistema malinterpreta la pregunta.
Los funcionarios de la biblioteca también están capacitando al chatbot para ayudar a los usuarios a realizar una búsqueda básica de un libro. Por supuesto, los estudiantes y otros usuarios han podido buscar durante mucho tiempo en el catálogo en una parte diferente del sitio web, pero Smith dice que los estudiantes de hoy en día quieren interactuar con la tecnología usando lenguaje natural, de modo que la solicitud se parece más a una conversación que a rellenar un formulario de base de datos.
La biblioteca está trabajando con otros recursos y proyectos sobre inteligencia artificial. Como muchas universidades, Oklahoma alberga un depósito de documentos académicos escritos por sus investigadores. La universidad planea tener una herramienta de búsqueda de IA en el texto completo de todos esos documentos para identificar los casos en los que los académicos de diferentes disciplinas podrían estar trabajando en ideas similares. La técnica se denomina “extracción de conceptos”.
Tales herramientas, podrían algún día ayudar a los investigadores a compilar revisiones de literatura o más rápidamente encontrar investigaciones relacionadas para acelerar su propio trabajo.
Hasta ahora, el proyecto se encuentra en sus primeras etapas, y aún falta un año para su puesta a prueba. Y se espera que, con el tiempo, puedan buscar incluso en las colecciones comerciales de revistas de investigación, aunque con el permiso de sus editores.
Tomado de Universo Abierto con permiso de su editor 

miércoles, 26 de junio de 2019

La educación que limita es la que libera

Escriben Por David Reyero García y Fernando Gil Cantero. Universidad Complutense de Madrid

Hace poco nos han contado la siguiente anécdota ocurrida dentro de un aula de cuarto curso de Educación Social de nuestra universidad. Tras elaborar en la pizarra un breve campo semántico de la educación, el profesor pidió a todos los alumnos que se acercasen para tachar aquellos términos que consideraban que no definían a la educación o que dificultaban su comprensión y práctica. Pues bien, el término más tachado fue el de normas. En el mismo año académico, esta vez en el grado de Pedagogía, una profesora que dedicó todo el cuatrimestre a explicar las aportaciones pedagógicas de los grandes pedagogos de la historia, nos contó y así lo pudimos comprobar, que el cartel anunciador de la actividad final del curso en la que los alumnos presentaban los trabajos elaborados, la habían titulado “La educación sin límites“. A nuestro juicio, algo está pasando en la pedagogía y en nuestra sociedad para que esto ocurra en una Facultad de Educación.
En la actualidad es más común encontrar relacionado el concepto de educación con términos como emancipación, autonomía o libertad, que con las palabras normas, disciplina, autoridad, sometimiento o límite. El objetivo de este artículo es mostrar que los límites, las normas, las reglas, incluso las limitaciones físicas resultan fundamentales en la educación porque forman parte esencial de la realidad y de la condición humana. La tesis principal es que las reglas no sólo ordenan o regulan desde fuera una actividad humana sino que operan desde la raíz de la misma que surge como expresión de la racionalidad peculiar del ser humano y su forma de estar en el mundo. El artículo muestra esta tesis en el modo de abordar educativamente ciertas limitaciones físicas y en diversos ámbitos humanos: el lenguaje, el juego, la ecología, el internet y la sexualidad.
Pero antes de analizar la presencia y conveniencia de ciertas reglas en cada uno de estos ámbitos, el artículo propone que una de las causas del rechazo de todo tipo de limitación se encuentra en la negación de la verdad al concebir cualquier deseo particular de cada uno como lo más constitutivo del ser humano, su ontología: somos lo que deseamos.
¿Es el pensar una actividad diferente al jugar con palabras? Si el pensar es una acción diferente al jugar con palabras debe ser porque el primero opera sobre la realidad mientras que el segundo lo hace sobre reglas. Estamos ahora en el momento del desprestigio de las filosofías realistas y en el auge de los juegos metafóricos y sentimentales de las palabras que podríamos englobar en el término postmodernidad. No es tanto que se niegue la existencia de la verdad sino que la pregunta por la misma se ha convertido, para algunos, en absurda e incomprensible. La raíz del problema se encuentra, pues, en que el desdibujamiento de la fuerza constitutiva del reconocimiento intelectual y comprometedor de las posibilidades de lo que vamos desvelando como verdad, ha traído consigo, a su vez, una percepción de cualquier tipo de límite, de cualquier tipo de prohibición como impedimento para el desarrollo humano. La educación pasa a entenderse erróneamente como el proceso de aprendizaje crítico que evite cualquier orden de sentido que no haya tenido su origen en el deseo de uno mismo y, por tanto, las puestas en acción generadoras de esa educación consisten en derribar, suprimir, cuestionar cualquier tipo de límite a mis propias apetencias. Todo orden social o moral se vive, pues, como imposición frente a la que hay que resistirse para poder ser uno mismo. ¿Qué hay de valioso para la educación en esa resistencia y qué hay de mentira? ¿Cómo funciona la limitación en el ser humano? El artículo trata de dar respuesta a estos interrogantes.
No cabe duda de que la lucha contra las dificultades físicas, fruto de enfermedades o accidentes, resulta necesaria y legítima, pero el intento de suprimir, mediante una loca carrera posthumanista cualquier imperfección física, pues todas en algún sentido nos limitan, puede conducirnos a un mundo en el que las virtudes adquiridas mediante la educación sean desconocidas al olvidar que toda virtud se educa en el ejercicio frente a la limitación. En educación el valor humanizador del fin tiene que mantenerse y expresarse en los medios, por eso no vale cualquier manera de terminar con lo que nos limita.
Otro ámbito donde se muestra claramente la presencia y conveniencia de los límites y de las reglas es el lenguaje humano. El artículo muestra que las reglas del lenguaje no han de ser vistas como elementos accesorios o intercambiables cuya única función fuese permitir la comunicación sino que, sobre todo, expresan nuestra forma humana de ser y estar en el mundo. Esto es, su constitución se origina y guía por la aspiración humana de comprender la realidad. Esto es importante para la línea de argumentación educativa del artículo: cuando una regla expresa, en una situación concreta de formación, una obligación o límite, esta obligación o límite no es una mera “regla regulativa”, institucional o, de conveniencia práctica circunstanciada y, por lo tanto, intercambiable de cualquier modo y aún  prescindible con respecto al hecho mismo de la obligación, sino que, por el contrario, responde a una consideración previa de carácter racional sobre la conveniencia de algo para el desarrollo del ser humano.
Un tercer ámbito donde el artículo trata de mostrar la relevancia extraordinaria que tiene para el desarrollo de la vida humana la importancia de los límites, de las normas, de las reglas, es la ecología. Importancia que alcanza no sólo a la supervivencia, como es obvio, sino a la misma idea de una calidad de vida realmente humana. No cabe duda que el ser humano es capaz de reconocer las constricciones sobre nuestro comportamiento en relación al medio ambiente. Limitaciones que nacen del conocimiento de las leyes que rigen en su funcionamiento. Pero, dicho esto, en el artículo nos interesa responder al interrogante de ¿cómo es posible que se vea con tanta evidencia y necesidad la aceptación, promoción y consolidación de límites en el ámbito ecológico y no en otros órdenes de la realidad humana?
Un cuarto ámbito del que nos ocupamos en el artículo tiene que ver con el Internet y, en concreto, con los efectos que está provocando en el modo de cultivar la atención, dispersándola, alterando el ánimo y creando dependencia tanto en la adolescencia como en la vida adulta por la ausencia de límites o normas claras.
El último ámbito del que nos ocupamos en este trabajo es la sexualidad. En este caso, como en los anteriores, pero tal vez de manera más sobresaliente, se muestra la necesidad humanizadora y, por tanto, educativa de pensar también la sexualidad humana, su identidad y orientación, dentro de unos límites. En efecto, en los estadios presentes de la teoría del género se considera enemiga de la libertad, una forma de opresión, toda oposición al deseo plural y cambiante de la identidad sexual y su respectiva -o no- orientación sexual. Ya no se trata, pues, de ampliar o cambiar la categoría o los límites sino de acabar directamente con ellos. En el artículo planteamos, por nuestra parte, que es un error en la comprensión de lo cultural considerar que dado que la sexualidad humana está modulada por la cultura no puede estar sujeta a norma o límite alguno, o bien que cualquier norma o límite en este ámbito es indiferente o intercambiable al ser fruto de la arbitrariedad.
El artículo finaliza con una serie de conclusiones. Que las reglas no sólo ordenan o regulan desde fuera una actividad humana sino que operan desde la raíz humana de la propia actividad que surge como expresión de la racionalidad peculiar del ser humano y su forma de estar en el mundo. Que las reglas, los límites, precisamente por acotar las posibilidades de desarrollo de una determinada acción, nos permiten intuir, vislumbrar, a su vez, otro tipo de acotaciones, otras posibilidades -con sus correspondientes normas- del desarrollo humano, no siempre mejores. Por eso hemos indicado también, ya más desde el punto de vista de la antropología pedagógica, que las posibilidades futuras de un sujeto en su forma de estar y vivir el mundo se expanden, acrecientan y surgen si durante su crecimiento familiar, escolar y social ha vivido en un espacio acotado de límites y normas que le permiten sentirse lo suficientemente seguro para iniciar un proceso de asimilación crítica de la herencia recibida. Se entiende mucho mejor la realidad y sus diferentes posibilidades de valoración cuando se ha partido desde un punto de vista relativamente cerrado, con sus límites y normas, sobre la tradición recibida.
Educar es, pues, saber elegir por el otro, por aquel a quien educas, sus límites, para que éste sepa después asumir los suyos. Los límites son la única posibilidad de ser y por eso delimitar las propuestas de lo bueno o lo malo, buscar claridad en lo conveniente e inconveniente y aplicar las consecuencias para la formación es una tarea educativa ineludible. Poder establecer como norma educativa que el que los sujetos aprendan a atenerse a un orden de acciones con sentido, a una reglamentación o límites, que no han puesto ellos ni tampoco pueden inicialmente modificar a su antojo, establece mejor unas condiciones educativas de formación futura que un planteamiento que busque suprimir o minusvalorar o aún ridiculizar cualquier tipo de límites o reglas.
Referencias bibliográficas:
Reyero García, D. y Gil Cantero, F. (2019). La educación que limita es la que libera.Revista española de pedagogía77(273), 213-227.
Cómo citar esta entrada:
Reyero García, D. y Gil Cantero, F. (2019). La educación que limita es la que libera. Aula Magna 2.0. [Blog]. Recuperado de: http://cuedespyd.hypotheses.org/6359
Tomado de Aula Magna 2.0 con permiso de sus editores

martes, 25 de junio de 2019

Resumen CRECS 2019

Escribe Luis Rodríguez Yunta Unidad de Apoyo a la Edición de Revistas Centro de Ciencias Humanas y Sociales CCHS-CSIC
Las CRECS, Conferencia Internacional de revistas de ciencias sociales y humanidades, celebraron su 9ª edición en Logroño del 22 al 24 de mayo. Con más de 170 asistentes, han sido una vez más un punto de encuentro para editores científicos, bibliotecarios, documentalistas, profesores e investigadores. http://www.crecs.info/crecs2019-logro%C3%B1o/
Lo más destacado de las jornadas de este año era la presentación de Dialnet Métricas:https://dialnet.unirioja.es/metricas/. El proyecto sigue en marcha incorporando el mayor número posible de citas a partir de los artículos incluidos en la plataforma. Aunque los indicadores de momento en versión beta se refieren solamente a pocas disciplinas (Educación, Deporte y Comunicación), el proyecto pretende abarcar todos los campos de ciencias sociales y humanidades. Dialnet está enriqueciendo además las fichas para las revistas y autores, y añadiendo nuevas secciones para las instituciones, con directorios de sus investigadores, portales de la investigación, etc.
Otra novedad importante es el Plan S, una iniciativa europea para promocionar el acceso abierto. Aunque España y Alemania aún no lo han firmado, sí tiene apoyo de países importantes como Francia, Reino Unido o Países Bajos. Se propone que la obligación de publicar en abierto se dirija a revistas de alta calidad o repositorios que cumplan ciertas condiciones técnicas. Las revistas deberán eliminar las suscripciones y aceptar un precio tasado de las APC por publicar. La idea es evitar el doble pago, pero se discute si al promover este modelo pueda acabar redundando en que más revistas acaben cobrando por publicar. Las instituciones públicas deberían apoyar la inversión en un acceso abierto auténtico, no un mero cambio en el modelo de negocio de las multinacionales.

También se presentaron los nuevos indicadores de Latindex para revistas electrónicas y los resultados de la última convocatoria del sello de la FECYT, en la que se aplican también nuevos criterios. A partir de 2020 todas las revistas renovarán el sello de calidad anualmente sin necesidad de presentar solicitudes (sí tendrán que hacerlo las que aún tengan que obtenerlo por primera vez).
Otras ideas que se propusieron o discutieron en las jornadas:
  • La bibliometría debe utilizarse con cierto escepticismo y solo como apoyo, no como reemplazo de la evaluación de los contenidos. El excesivo peso de las métricas de citas ha alimentado malos hábitos para aumentarlas artificialmente. Frente a ello, las conductas de publicación científica deben regirse siempre por la ética.
  • El sistema de revistas debe basarse en la bibliodiversidad: debe salvaguardarse la sostenibilidad de diferentes modelos de publicaciones.
  • Las infraestructuras son cada vez más esenciales para responder a los nuevos requerimientos (como Latindex o el Plan S). Se corre el riesgo de no garantizar su sostenibilidad si no hay mayor institucionalización acompañada de presupuestos para la edición electrónica de calidad. Sería deseable que haya proyectos colaborativos sin que cada institución tenga que hacer la guerra por su parte. Por ejemplo la migración a la versión 3 de OJS trae claras ventajas para cumplir con los nuevos requerimientos y aun solamente pocas editoriales han emprendido el cambio.
  • Otro de los cambios en Latindex es la valoración de que las revistas apliquen un sistema internacional para normalizar las citas y referencias bibliográficas. A este respecto se preguntó a la FECYT si desde la filosofía del acceso abierto podría plantear una norma nacional, dado que algunos de los manuales de estilo de mayor uso o incluso la norma ISO son recursos de pago. La representante de FECYT contestó que transmitiría esta propuesta.
  • Hay un interés creciente por la publicación de datos abiertos en repositorios especializados, y en definir políticas sobre su utilización. No se trata solo de materiales complementarios a los artículos sino de conjuntos de datos con su propia entidad y descripciones adecuadas de contenido y derechos de reutilización: estadísticas, entrevistas en bruto, datos de laboratorio. Algunos recursos como zenodo dan un doi para cada uno de estos materiales.
  • La edición bilingüe no garantiza una mayor difusión de citación. Igualmente el uso de blogs y medios sociales puede contribuir a la difusión, pero no se traduce generalmente en más citas.
  • Se puede hablar de decepción al respecto de la aplicación de las altmétricas (en especial sobre métricas basadas en la presencia en medios sociales). Pueden tener cierto interés en temáticas con relevancia social, pero no pueden aplicarse en campos en los que las comunidades muestran actitudes más pasivas.
Finalmente, cabe destacar la reinvindicación de que la gestión científica de revistas debe ser considerada dentro de los sexenios de transferencia de conocimiento.
Gracias a Luis por habernos permitido publicar esta entrada, y a Isabel Olea por el material fotográfico que nos ha facilitado.
¡Nos encontramos en la próxima edición de CRECS!
Tomado de Aula Magna 2.0 con permiso de sus editores

lunes, 24 de junio de 2019

Vía universitaria 2: Encuesta a Estudiantes Universitarios

Escriben Helena Troiano Gomà y Anna Prades Nebot

La encuesta Vía Universitaria 2 es la segunda edición de un proyecto que tiene por objetivo conocer el perfil del estudiantado universitario, sus condiciones de estudio y la satisfacción que muestra como tal. En la presente edición se ha desarrollado bajo los auspicios de la Xarxa Vives d’UniversitatsAQU CatalunyaAgència de Qualitat de l’Ensenyament Superior d’Andorray la Fundació Bancària “la Caixa”.
En la encuesta han participado 20 universidades que pertenecen al ámbito de la Xarxa Vives, por tanto, ubicadas en el arco mediterráneo y con impartición de cursos en catalán. El trabajo de campo se llevó a cabo de febrero a abril de 2018 y se recogieron 37.361 respuestas de estudiantes de Grado y 3.871 de Máster.
La explotación de los datos ha corrido a cargo de una red de equipos de investigación que se encuentran vinculados a seis universidades. Aunque cada equipo se ha encargado de una temática diferente, los ejes de origen social y área han sido comunes; género ha contado con una atención especial y se le dedica un capítulo propio.
En esta entrada vamos a hacer un pequeño recorrido por algunos de los principales resultados que han surgido de este estudio. Las referencias a cada uno de los capítulos y los informes se encuentran al final del texto.
En primer lugar, atendemos a la composición social de las áreas disciplinarias —recordemos que se trata de una muestra, no de datos de registro. Es bien conocido que, en el conjunto de la universidad, las clases sociales medias y altas están sobrerrepresentadas, como también lo están las mujeres, en relación a la proporción que suponen en el conjunto de la sociedad. Sin embargo, más allá de esta constatación, el equipo GRET de la UAB nos señala que resulta fundamental atender a la distribución que presenta cada área, puesto que así se refleja la segregación horizontal entre tipos de estudios (figura 1).
Figura 1. Composición social por ámbito de estudio.
Se observa claramente que son las áreas de humanidades y ciencias sociales las que acogen estudiantes de un perfil social más bajo. Este perfil también se asocia a los itinerarios educativos más complejos, con interrupciones, vías de acceso alternativas a las PAU, edades más avanzadas, etc., y cabe especialmente notar que se asocia en mayor medida al retraso en el avance de los estudios; en cambio, tal retraso no se asocia con la procedencia de Ciclos Formativos de Grado Superior (CFGS), una vez se controlan las variables relacionadas con el perfil social del estudiante.
Por otro lado, en la misma figura 1 queda reflejado lo que Inés Soler de la UV avisa que es una segmentación según la orientación de las estudiantes hacia las áreas de salud y cuidado, mientras que ellos van hacia las que tienen que ver con el espacio exterior de poder y toma de decisiones. Lo cual también se hace patente en un examen más pormenorizado, puesto que, por ejemplo dentro del área de sociales, ellas eligen más educación, mientras que ellos son mayoría en economía.
El siguiente gran tema que abordamos es el de cómo viven los estudiantes. Un aspecto que condiciona mucho la manera en que son estudiantes es la forma con la que financian sus estudios. Luís Ortiz de la UPF ha analizado las fuentes de financiación que utilizan y constata que, a más bajo el origen social, más frecuentes son las fuentes alternativas a las de la propia familia y crece especialmente la contribución que aporta el estudiante mediante su propio trabajo (figura 2).
Figura 2. Porcentaje medio de ingresos por trabajo durante el curso según clase social. Estudiantes que declaran algún ingreso por trabajo durante el curso. 
Otra de las fuentes de financiación posible, el préstamo, es más frecuente entre estudiantes con familias con mayor capacidad de endeudamiento, paradoja que apunta a que su función parece errar en los objetivos iniciales.
Como cuestión que nos remite a la forma en que viven los estudiantes su experiencia universitaria, nos encontramos la participación, que sabemos que no es muy habitual. El equipo liderado por Antonio Ariño, indica que un tercio participa en actividades de carácter deportivo o cultural, pero la implicación en asociaciones culturales, que requeriría mayor dedicación, solo se lleva a cabo por una quinta parte de los estudiantes. Esta misma proporción es la que participa institucionalmente en el ámbito de toma de decisiones universitario. Los servicios universitarios de movilidad y de orientación son, por otro lado, poco utilizados.
El aspecto que tomamos como central y complementario ahora es el de cómo estudian en la universidad. Por un lado, el equipo de la Universidad de Andorra ha trabajado sobre la dedicación horaria al estudio. Asumiendo que las personas encuestadas tienden a sobrestimar las horas que entregan a cuestiones académicas —probablemente porque extrapolan el horario de las semanas de mayor dedicación al resto del curso—, los resultados muestran que se produce una elevada dedicación de horas al estudio. En relación a la dedicación teórica de horas por crédito matriculado (que debería ser de 0,63 por semana), todas las áreas se sitúan por encima en diversa magnitud (figura 3).
Figura 3. Horas de estudio por crédito matriculado. 
Por otro lado, uno de los equipos de la Universidad de Barcelona ha analizado las metodologías docentes y de evaluación con que se trabaja en la universidad. Las mejor valoradas son las que implican algún tipo de trabajo práctico, en clase o fuera, mientras que se prefiere la evaluación individual a la de grupo y la de elaboración de producto diferente al examen. Finalmente, el equipo constata lo tan consabido de que las metodologías tradicionales impulsan a hacer lo imprescindible, mientras que las más activas implican una mayor dedicación.
En último término, el equipo TRALS, también de la UB, se ha centrado en todos los aspectos relacionados con los estudiantes de máster. Su composición social sigue patrones similares a los que encontrábamos para los grados, de manera que se da una sobrerrepresentación de clases medias y altas en el conjunto, pero también con una gradación por áreas que nos remite a las mismas tendencias de segregación horizontal. Un resultado algo contra intuitivo de su análisis es que observan un bajo grado de absentismo, lo que favorece el sentimiento de integración y vinculación con los estudios.
Las recomendaciones que se derivan de cada capítulo confluyen en el horizonte de trabajar por una universidad socialmente responsable, que integre los aspectos de equidad, participación social y calidad de la enseñanza-aprendizaje. En la figura 4 se recogen algunas de las propuestas que así enmarcadas se realizan.



Referencia general:
Capítulos citados (por orden de aparición):
DAZA, Lidia; ELIAS, Marina; SÀNCHEZ-GELABERT, Albert; TROIANO, Helena. (GRET-UAB) “Accés a la universitat i trajectòries”.
SOLER, Inés (UV). “Via Universitària des de la perspectiva de gènere”
ORTIZ, Luís (UPF). “Finançament dels estudis: ingressos i habitatge”
ARIÑO, Antonio (UV); LLOPIS, Ramon (UV); MOLINA, Fidel (UdL). “Vinculació amb la universitat”.
CASALPRIM, Montserrat; SABRIÀ, Betlem (Universitat d’Andorra). “Condicions d’estudi”
GROS, Begoña; MARTÍNEZ, Miquel; PONS, Ernest. (UB) “El procés de docència i aprenentatge en els ensenyaments de grau”.
FIGUERA, Pilar; TORRADO, Mercedes. (TRALS-UB) “Els estudiants de màster”.
 Tomado del Blog de Studia XXI con permiso de sus editores