jueves, 28 de septiembre de 2023

El principal desafío a superar, según los estudiantes, en el trabajo en equipo

 Por Ángel Fidalgo

Fotografía A. Fidalgo

El trabajo en equipo es una habilidad que la mayoría de los profesores considera esencial en la formación de sus estudiantes. ¿Por qué es tan importante? Hay varias razones. En primer lugar, el mundo laboral actual demanda cada vez más habilidades de trabajo en equipo, ya que la colaboración es esencial en la mayoría de los entornos profesionales. Además, trabajar en equipo es uno de los métodos más efectivos para desarrollar cualquier producto o servicio, ya que combina diferentes habilidades y perspectivas. También fomenta la cooperación entre sus miembros y facilita el aprendizaje entre iguales, lo que significa que los estudiantes pueden aprender unos de otros. Por último, el trabajo en equipo es una excelente manera de profundizar en diversos temas de una asignatura.

Sin embargo, a pesar de todos estos beneficios, existen barreras que dificultan la formación de la competencia de trabajo en equipo. Estas barreras suelen clasificarse en tres tipos:

  • las relacionadas con la complejidad de la propia competencia, por ejemplo,  la coordinación entre los miembros de un equipo.
  • La aplicación en el contexto académico, por ejemplo, la forma de evaluar su adquisición de forma individual.
  • las percepciones tanto de los profesores como de los alumnos, como por ejemplo la predisposición a trabajar con dicha competencia.

La percepción de los alumnos es especialmente crucial, ya que determina su disposición a participar en el trabajo en equipo. Si los estudiantes tienen una percepción positiva, es más probable que se involucren activamente en este tipo de aprendizaje, pero si tienen una percepción negativa, será un obstáculo para el propio desarrollo del trabajo en equipo.

¿Cuál es la principal desventaja que los alumnos identifican en el trabajo en equipo?

Un estudio realizado por investigadores de varias universidades españolas encontró una respuesta común a esta pregunta. La principal queja de los estudiantes se relaciona con la injusticia percibida en el trabajo en equipo, en particular, el hecho de que no todos los miembros del equipo contribuyen de manera equitativa. Para ser más específicos, la queja más común fue la presencia de lo que llamaron «Jetas», es decir, personas que se aprovechan de que otros miembros del equipo quieren obtener una buena nota y trabajan menos. Sorprendentemente, este problema parece agravarse en estudiantes con un historial académico más destacado.

OBSERVACIÓN.

Este mismo post se ha escrito con una base científica para poder ser citado en trabajos de divulgación científica, tanto en congresos como en revistas.

Acceso la versión científica de este post:

En ambos caos, el trabajo se puede citar como:

“Fidalgo-Blanco, Ángel. (2023). El principal desafío a superar, según los estudiantes, en el trabajo en equipo. Zenodo. https://doi.org/10.5281/zenodo.8363204

Tomado de Innovación educativa

miércoles, 27 de septiembre de 2023

Divulgación científica y redes sociales en España

Por José David Gutiérrez-Sánchez[i]Elías Said-Hung[ii] y Noemí García-Sanjuán[iii]

Universidad de Málagai y Universidad Internacional de La Riojaii, iii 

Las redes sociales digitales han alcanzado, en la última década, un papel relevante en las sociedades modernas y, poco a poco, ganan fuerza en ámbitos académicos y científicos (Gutiérrez y Estepa, 2023; Berg, 2018). Esta cuestión no solo ha puesto de manifiesto la creación de nuevos espacios de diseminación científica, sino también la capacidad de llevar a cabo divulgación científica de los resultados obtenidos en los diversos procesos de investigación y de aquellas actividades orientadas a la cultura o a la educación científica de la sociedad (Sánchez-Caballé et al., 2021; Wilkinson y Ashcroft, 2019).

En este marco de trabajo, se llevó a cabo un estudio que tuvo como objetivo conocer la percepción que tienen investigadores del campo de las Ciencias Sociales que trabajan en áreas afines a la Educación acerca de la importancia de las redes sociales en la divulgación científica. El estudio partió de dos hipótesis, por un lado, los investigadores estudiados tienen una percepción positiva de la importancia de las redes sociales para la divulgación científica (H1) y, por otro lado, la divulgación científica realizada por los investigadores analizados es baja (H2). La investigación, de corte cuantitativo de tipo exploratorio, se ejecutó entre septiembre de 2021 y enero de 2022 y se tomó como población de estudio la totalidad de investigadores que han publicado contenido científico en los últimos cinco años (2016-2020). Los datos que se muestran en este trabajo fueron obtenidos por medio de una encuesta aplicada en el marco del proyecto Comunicación y diseminación científica en materia educativa en España, a través de las redes sociales (FCT-20-15761), realizado en España entre los meses de julio de 2021 y junio de 2022, desde la Universidad Internacional de la Rioja y el Grupo de Investigación SIMI, con la colaboración de Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología-Ministerio de Ciencia e Innovación.

 

Divulgación y el fenómeno influencer

En este trabajo, se puso de relieve cómo la opinión de familiar o compañero de trabajo puede ocupar un lugar notable a la hora de decantarnos por la aproximación a investigadores, textos o proyectos de innovación (Gómez, 2018). Igualmente, si la persona de referencia es experta y tiene influencia en el medio que resulta de interés y provecho, el acercamiento a la persona, publi­caciones y exploración de información estará prácticamente asegurada. La persona-consumidora concede cierto estatus de autori­dad (al influencer) debido al conocimiento sobre un área en concre­to (Brown y Hayes, 2008).

Los usuarios de las redes so­ciales suelen ver a los influencers como genuinos y similares a ellos (Sokolova y Kefi, 2020). En el caso de la divulgación científica en educación, este fenómeno puede incentivar la difusión de resultados de investigación, al mismo tiempo, es posible incluso conocer a la persona que se expone si se da el caso que además participa en la investigación que muestra. Una cuestión relevante es que la persona que expone una investigación o resultados de la misma debe saber que de algún modo influye en las personas que generan dicha producción de corte científico.

En los últimos años, ha habido un progreso en las redes sociales de este fenómeno influyente. Al ser un concepto reciente, encontrar una definición exacta sobre tipologías de influencers es un tanto complicado. No obstante, Sandoval (2014) distingue los perfiles, entre los cuales destacamos: especialistas de un sector; especialistas de un producto; influencers de tendencia; influencers por imitación; e influencers anónimos.

En definitiva, el ámbito de la educación y la divulgación científica pueden hallar en las personas influencers un nuevo camino de exposición y difusión. El manejo de personajes populares es una técnica concreta del marketing (Santamaría y Meana, 2017). Quizás, sea atrayente estimular este perfil profesional en el ámbito educativo como medio para democratizar aún más el conocimiento y lograr una difusión mayor de nuestras investigaciones.

Una cuestión para tener en cuenta: Información sesgada

Desde la óptica que vivimos en una sociedad de consumo, hay que tener en cuenta que la investigación puede verse influenciada por ciertos aspectos, es decir, es posible plantear cómo la divulgación científica por medio de redes sociales podría ir en detrimento de la rigurosidad científica que se expone por medio de artículos de gran impacto (Arce et al., 2023). La difusión en grandes dosis de resultados puede provocar en aquellas personas interesadas obtener información con carácter sesgado, sobre todo, en lo que respecta a la tendencia en la creación de mensajes reducidos y de impacto inmediato como plantean ciertas redes sociales. Tomando como base la interpretación de Bauman (2000), es posible plantear que cuando la divulgación científica abandona el mundo académico para orientarse al público en general, puede transformarse en un bien de consumo. En resumidas cuentas y si se complementa lo anterior con la reflexión que aporta Bourdieu (1983) sobre bienes simbólicos, podríamos estudiar dos procesos que emergen de la cuestión. Por un lado, es posible observar la divulgación como un bien elitista y de acceso complejo y, por otro lado, la circulación de elementos científicos puede acabar sometido a la demanda existente y finalmente acabar subordinado a los propios medios de difusión y sus consumidores.

En conclusión, sería pertinente encontrar equilibrios entre la divulgación y el debate científico que forma parte de los procesos de investigación. En definitiva y partiendo del debate existente entre algunos investigadores, la limitación de carácter presencial puede propiciar según las reflexiones de Aguilar y Said-Hung (2010), un estado confuso en el que sea complejo verificar las identidades de las personas que forman parte del ciberespacio. Este aspecto puede ofrecer una realidad imprecisa donde se concibe a las personas como entes repletos de virtudes y sin ningún defecto.

Fuente de la imagen: Pixabay

Para concluir

Los resultados obtenidos ofrecen evidencia empírica sobre la percepción que tienen los investigadores en el campo de las Ciencias Sociales que, cercanos a la Educación, exponen su producción científica empleando redes sociales digitales. En primer lugar, existe en términos generales una actitud proactiva ante un aprovechamiento de las redes sociales en aras de mejorar el acceso a contenidos. En segundo lugar, las acciones de comunicación realizadas desde las redes sociales se estarían centrando entre pares académicos y no a nivel del resto de actores sociales, potencialmente interesados en aplicar el conocimiento generado por los investigadores estudiados. En resumidas cuentas y en el caso específico de la población estudiada, se estaría dando más una diseminación que una divulgación científica.

Los datos expuestos nos ayudan también a reiterar lo señalado por García y Vírseda (2016) en cuanto a las limitaciones presentes dentro del escenario de educación superior en España a la hora de garantizar un escenario proclive a beneficiar las condiciones necesarias para acrecentar la capacidad de divulgación científica de los investigadores estudiados, por lo que no solo se precisaría mejorar el escenario formativo, sino también la visibilidad de las acciones que ya se estén llevando a cabo en el interior de este tipo de instituciones encaminadas a mejorar la alfabetización digital de estos, a tener una mejor percepción de la relevancia del uso de este tipo de recursos comunicativos digitales y a aplicar estrategias de comunicación vinculadas a su labor científica.

Referencias

Arce, S. Said-Hung, E. y Gutiérrez, J.D. (2023). Importancia y utilidad de las RRSS en la comunicación, difusión y diseminación científica de la educación en España. En E. Said-Hung y M.A. Merino (Dir.), Comunicación y diseminación científica a través de las redes sociales: aproximación desde el ámbito educativo en España. (pp. 39-64), Tirant lo Blanch.

Bauman, Z. (2000). Modernidad líquida. Fondo de Cultura Económica.

Berg, J. (2018). Social media for social change in science. Science, 360(6385), 162-163. http://doi.org/10.1126/science.aat7303

Brown, D. y Hayes, N. (2008). Influencer Marketing. Who really influences your customers? BH Elsevier.

García, F. J. y Vírseda, E. (2016). Inclusión de competencias digitales en los estudios de grado en Trabajo Social. Opción, 32(9), 802-820.

Gómez, B. (2018). El influencer: herramienta clave en el contexto digital de la publicidad engañosa. Methaodos, Revista de Ciencias Sociales, 6(1), 149-156.

Gutiérrez, J.D. y Estepa, F. (2023). Information and communication technologies (ICTs) and qualitative tools in Social Work. Social Work Educationhttps://doi.org/10.1080/02615479.2023.2168639

Sandoval, D. (2014). Las 10 tipologías y perfiles de influencers que deberías conocer. Recuperado de http://www.puromarketing.com/30/19590/tipologias-perfiles-influencers-deberias-conocer.html

Sánchez-Caballé, A., Gisbert-Cervera, M. y Esteve-Món, F. (2021). La integración de la competencia digital en educación superior: Un estudio de caso de unauniversidad catalana. Educar, 57(1), 241-258. https://doi.org/10.5565/rev/educar.1174

Santamaría, E. y Meana, R. (2017). Redes sociales y fenómeno influencer. Re­flexiones desde la perspectiva psicológica. Miscelánea Comillas, 75(147), 443-469.

Sokolova, K., y Kefi, H. (2020). Instagram and Youtube bloggers promote it, why should I buy? How credibility and parasocial interaction influence purchase intentions. Journal of retailing and consumer services53, 101-142.

Wilkinson, A. y Ashcroft, J. (2019). Opportunities and Obstacles for Providing
Medical Education through Social Media. JMIR Publications, 5(2), 1-10. https://doi.org/10.2196/15297

 

Artículo original

Gutiérrez, J.D., Said-Hung, E. y García-Sanjuán, N. (2023). Utilidad de las redes sociales en la divulgación científica de las Ciencias Sociales en España. Educarhttps://doi.org/10.5565/rev/educar.1632

Cómo citar esta entrada:

Gutiérrez-Sánchez, José David; Said-Hung; Elías y García-Sanjuán, Noemí (2023). Divulgación científica y redes sociales en España. Aula Magna 2.0. [Blog]. https://cuedespyd.hypotheses.org/13906

Tomado de Aula Magna 2.0