Quiero denunciarlo: no hay interés en promover el cambio educativo. No es una pataleta. Me baso en un análisis sencillo: si ya está investigado, relatado, divulgado, debatido….si hay tantas evidencias y voces cualificadas que lo gritan a los cuatro vientos… ¿a qué viene tanta resistencia? Esta resistencia numantina ocurre nada más que en educación. Me pregunto: ¿acaso algún médico se opondría a utilizar “nueva” tecnología o administrar tratamientos que otros colegas hubieran utilizado para sanar a muchos de sus pacientes, sabiendo que incluso a algunos le habían salvado de una muerte segura? No es sólo formación, es más una cuestión de actitud, de ética profesional, de cambio en el paradigma cultural escolar.
Sólo esta explicación me lleva a encajar algunas actitudes que no comprendo: ¿por qué el debate sobre cambio educativo, la disrupción y otros modelos actuales se configuran en la mente de algunos compañeros de profesión como un cúmulo de teorías conspiratorias, maquiavélicas que sólo desean desestabilizar la zona de confort docente? ¿por qué defendemos a capa y espada el «status quo» en vez de luchar por terminar con la clásica sociedad instructiva y transmisora?.
Escudarnos en el movimiento aparente que supone un nuevo sistema educativo es una cobardía. Los de a pié, sabemos que la sucesión de sistemas educativos sólo ofrecen continuismo. En el fondo, una estrategia conservadora para perpetuar y auto-replicar el mismo sistema al que suceden en el tiempo. Un síndrome de Lampedusa endémico. ¿Vamos hacia algún lado? ¿Tanto miedo nos da la disrupción?
Me alegró mucho leer hace unos días al profesor José Antonio Fernández Bravo, decano de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Educación de la Universidad Camilo José Cela que decía: quizás no interese que se genere pensamiento, que se genere autonomía, observación y crítica en el ciudadano. Quizás sea todo una pantomima y un disfraz con un telón de fondo en el que dice ‘no me interesa que pienses’”. Y relacioné las excelentes palabras del profesor de matemáticas con mi sensación anteriormente descrita, con el artículo “la educación placebo” y con otras reflexiones que he compartido en este magazine.
¿Algo cambia? María Acaso REDvolucionaria como pocos, afirma sin rodeos que estudiar es una especie de representación vacía o estéril y que la base para romper el simulacro es convertir la educación en experiencia.
Un simulacro que iguala estudiar con
aprender, explicar con enseñar y reproducir con saber. ¿Nos atrevemos a
acabar con esta mentira?
Aprendizaje Basado en la Experiencia: De la Educación Placebo al Aprendizaje Auténtico
Felix García Moriyón nos proporciona algunas pistas a los profesores para encontrar el camino: ”
Más bien los niños descubren que pueden aprender de sus compañeros; es
más, descubren y comprueban que el talante cooperativo de la comunidad
de investigación, comprometida en la búsqueda de la verdad, es
precisamente el rasgo que marca las diferencias” y apostilla que es el diálogo abierto el camino para que cada niño pueda defender su punto de vista.
Así, visto lo visto, la pelota está en el tejado de los docentes. Los docentes somos los verdaderos protagonistas del cambio educativo. Los que estamos en activo tenemos la responsabilidad y nos ha tocado el inmenso honor de mejorar la educación. Un honor que le hemos arrebatado a los legisladores. No nos vale el BOE. No CREEmos en él. Ante esta situación no nos queda otra opción que buscar respuestas en nosotros mismos: “Empieza por cambiar tú y todo cambiará a tu alrededor, en lo que a tu ámbito de influencia se refiere”, dice el primer mandamiento del cambio.
Así, visto lo visto, la pelota está en el tejado de los docentes. Los docentes somos los verdaderos protagonistas del cambio educativo. Los que estamos en activo tenemos la responsabilidad y nos ha tocado el inmenso honor de mejorar la educación. Un honor que le hemos arrebatado a los legisladores. No nos vale el BOE. No CREEmos en él. Ante esta situación no nos queda otra opción que buscar respuestas en nosotros mismos: “Empieza por cambiar tú y todo cambiará a tu alrededor, en lo que a tu ámbito de influencia se refiere”, dice el primer mandamiento del cambio.
¿Pero, estamos preparados?¿Dónde buscamos?
De nuevo me animo a rebuscar en el realismo didáctico, basado en la experiencia docente reflexiva. Un realismo que genera prácticas bebidas de fuentes pedagógicas enormes:
Bandura, Skinner, Piaget, Vigotsky, Ausubel, Kilpatrick, Bruner,
Decroly, Gadner… Fuentes que, como indica Jose Luis Coronado en INED21, no son teoricismo, son estrategias que un profesor del s.XXI debe incorporar.
Se trata de un realismo que evidencia
tanto la inutilidad de promover el aprendizaje de contenidos por medio
de clases magistrales, transmisoras y sin participación del alumnado
como la ineficacia para el aprendizaje del uso de tecnologías de la
información y la comunicación sin un soporte metodológico amplio y
versátil que le sustente. Un equilibrio metodológico, válido para las
situaciones diversas y reales de las aulas (de aulas reales en contextos
reales). Para conseguir este equilibrio del que hablamos no es
necesario hacer malabarismos, ni rupturas abruptas, pero sí un
enriquecimiento sistemático del concepto personal de enseñanza a través
de un proceso personal e intransferible: compartir, debatir y reajustar
nuestras propias experiencias y creencias con otros.
Crear una nueva cultura escolar es posible y necesario.
El objetivo es claro: avanzar hacia una enseñanza que, como
consecuencia de las prácticas educativas, produzca cambios duraderos de
capacidades y conductas en los educandos, en nuestro alumnado, que
puedan ser transferidos (recordados y aplicados con éxito) a nuevas
situaciones que serán vitales para el alumnado (incluso y
preferiblemente, fuera del contexto escolar). Este es el éxito docente.
El cuadrado del aprendizaje auténtico: Conocer, Comprender, Crear y Compartir.
La secuencia del aprendizaje auténtico
tiene cuatro estaciones de tránsito ineludible, cada una de ellas
conformada a través de varias subestaciones. Se trata de una secuencia
no lineal, que retrocede cuando lo necesita a recuperar lo valioso. Un
recurrente proceso de investigación-acción para el aprendizaje.
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Conocer: Es el primer
paso hacia el aprendizaje. Comenzamos el aprendizaje a partir de una
estrategia perceptiva. Una nueva información que nos llega a través de
los sentidos, como consecuencia bien de una experimentación directa y
concreta (manipulando, jugando, identificando y clarificando objetos) o
bien de una experiencia abstracta (que es la que tenemos cuando leemos,
escuchamos lo que alguien nos cuenta o vemos en una imagen o un video).
Contactar y conectar. Es imprescindible que la nueva información contacte con el que aprende por medio de la observación. Promover la novedad, la sorpresa, la captación de la atención y la curiosidad que nos indicaba hace unos días Roberto Rosler. Una hipótesis, una pregunta… un desequilibrio cognitivo.
Contactar como paso previo a una acción mucho más rica: conectar. Para conectar es imprescindible partir de las ideas y experiencias previas del alumnado como seguro de conexión lógica y psicológica (significativa). Hablamos de conexión conceptual y también de conexión emocional de los nuevos contenidos. Una conexión que abrirá una vía a los posibles nuevos aprendizajes, un camino por donde fluirá la nueva información buscando un lugar amigo donde anclarse en el esquema de conocimientos previos que ya posee el individuo.
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Estas experiencias concretas o abstractas se transforman en conocimiento mediante estrategias de comprensión. Para ello la información puede ser procesada, elaborada amasada en nuestro intelecto, mediante tres estrategias docentes:
Estas experiencias concretas o abstractas se transforman en conocimiento mediante estrategias de comprensión. Para ello la información puede ser procesada, elaborada amasada en nuestro intelecto, mediante tres estrategias docentes:
La primera es el diálogo, la confrontación de ideas, el debate intelectual y creativo, la verbalización colectiva como forma de generar pensamiento, tomar conciencia de lo que sabe y explicarlo utilizando el relato de sus propias palabras..
La segunda es la reflexión con adultos e iguales, donde la clasificación, el análisis, la selección, la experimentación activa, la comparación, la representación gráfica, la ejemplificación y la predicción, pueden ser acciones válidas para el discurrir del conocimiento que se está gestando.
La tercera es la práctica en uso. Aprender haciendo. Una práctica individual y colectiva pero personalizada, que ponga el énfasis en las capacidades de cada uno y las potencie a su máxima expresión.
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El camino hacia el pensamiento crítico, sustentador de verdaderos aprendizajes tiene su próxima parada en la creación. Crear es,
seguramente, la acción clave que define el aprendizaje de nuestro
tiempo y que fortalece y asegura cualquier nuevo aprendizaje.
Cuando los individuos somos capaces de aplicar aquello que habíamos comprendido en “objetos de aprendizaje” tangibles y válidos culturalmente, estamos desarrollando uno de los pensamientos de orden superior imprescindibles en cualquier individuo: el pensamiento crítico y creativo. Recopilar la información, organizar equipos y proyectos, diseñar aparatos y exposiciones, conocer su utilidad y su aplicación y evaluar procesos y productos, constituyen en esta estación las acciones clave de lo que hemos venido llamando aprendizaje auténtico.
Cuando los individuos somos capaces de aplicar aquello que habíamos comprendido en “objetos de aprendizaje” tangibles y válidos culturalmente, estamos desarrollando uno de los pensamientos de orden superior imprescindibles en cualquier individuo: el pensamiento crítico y creativo. Recopilar la información, organizar equipos y proyectos, diseñar aparatos y exposiciones, conocer su utilidad y su aplicación y evaluar procesos y productos, constituyen en esta estación las acciones clave de lo que hemos venido llamando aprendizaje auténtico.
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Por último, compartir aprendizajes y conocimientos mediante exposiciones nos sirve para validar y aplicar lo aprendido. Una última estrategia para convertir una información en aprendizaje auténtico pasa por dar la oportunidad de transferir lo aprendido a otros contextos más allá de la escuela, donde recordarlo y utilizarlo de manera personal y frecuente será la garantía de un aprendizaje fuerte, duradero y útil.
Por último, compartir aprendizajes y conocimientos mediante exposiciones nos sirve para validar y aplicar lo aprendido. Una última estrategia para convertir una información en aprendizaje auténtico pasa por dar la oportunidad de transferir lo aprendido a otros contextos más allá de la escuela, donde recordarlo y utilizarlo de manera personal y frecuente será la garantía de un aprendizaje fuerte, duradero y útil.
¿Hemos dicho última? Sí, pero seguro quisimos decir la primera, el inicio de un nuevo ciclo de una historia interminable: Aprender.
Tomado de http://ined21.com/una-secuencia-para-el-aprendizaje-autentico/ con permiso de su autor.
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