jueves, 17 de febrero de 2022

Aprendizaje inconcluso: los efectos persistentes de la pandemia

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Según la consultora McKinsey, a raíz de la pandemia alumnos de primaria y secundaria están cinco meses atrasados en matemáticas y cuatro meses atrás en lectura.


A medida que comienza otro año de pandemia es necesario analizar su impacto en el aprendizaje de los estudiantes. Sin duda, la llegada del Coronavirus y su permanencia provocaron un sin fin de desafíos para educadores y estudiantes, ya que se vieron obligados a adaptar un modelo en línea o híbrido. Aún así, ha ayudado a abordar las desigualdades históricas en la educación.

Para analizar el impacto que ha tenido el COVID-19 en el aprendizaje de los alumnos de primaria y secundaria, la compañía de consultoría McKinsey, analizó los resultados de estudiantes estadounidenses en el ciclo escolar del 20-21. Los resultados preliminares demostraron que, en promedio, los alumnos están cinco meses atrasados en matemáticas y cuatro meses atrás en lectura. Además, la pandemia amplió las brechas preexistentes de oportunidades, afectando a aquellos estudiantes más desfavorecidos.

Aunque aún no se puede conocer cuáles serán todas las consecuencias de la pandemia, según McKinsey, una de las áreas más afectadas es la salud mental. En su análisis, descubrieron que el 35 % de las familias están “muy preocupados” o “extremadamente preocupados” por la salud mental de sus hijos, lo que amenaza sus oportunidades hasta la edad adulta. Esto podría causar un efecto dominó que puede socavar sus posibilidades de asistir a la universidad y, en el peor de los casos, un trabajo gratificante. Aún así, uno de los estragos más alarmantes que ha dejado toda la situación ha sido el aprendizaje inconcluso. 

El aprendizaje inconcluso

Al comienzo del ciclo escolar 20-21 de Estados Unidos, sólo un 40 % de los estudiantes de primaria y secundaria tenían la opción de tener clases presenciales, al final del año este porcentaje aumentó al 98 %. Esto no significa que los niños volvieron a clases como ocurría normalmente antes de la pandemia, si no que, o iban los tradicionales cinco días o en algún modelo híbrido en la que asistían a la escuela en semanas intercaladas. Durante este tiempo, los estudiantes enfrentaron múltiples cambios de horario, nuevos maestros a mitad del año, problemas de conexiones, fatiga de Zoom y más problemas en lo que las instituciones educativas experimentaron entre el aprendizaje virtual, híbrido y en persona. Estos desafíos causaron el aprendizaje inconcluso en muchos estudiantes. 

Los autores de la investigación describen el término “aprendizaje inconcluso” para referirse a aquellos estudiantes que no tuvieron la oportunidad de completar el aprendizaje que habrían completado en un año típico. Esto no precisamente significa que abandonaron sus estudios, simplemente que aprendieron menos de lo que habrían aprendido en un año sin pandemia. Esto se vuelve un problema aún más grave cuando éstos pasan al siguiente grado sin estar preparados y no dominan los temas necesarios para tener éxito en el siguiente año escolar, creando un efecto dominó que puede llevarlos a no acabar el bachillerato u obtener un título universitario. Corren el riesgo de terminar la escuela sin las habilidades, los comportamientos y la mentalidad para tener éxito en la universidad o en la fuerza laboral. 

Para evaluar el aprendizaje, McKinsey analizó los resultados de más de 1.6 millones de alumnos de escuelas primarias en más de 40 estados publicados en i-Ready de Curriculum Associates. En las evaluaciones, los estudiantes estaban diez puntos atrasados en matemáticas y nueve puntos en lectura, en comparación con los resultados del año anterior del mismo grado. Para tener una idea más clara de la magnitud de la brecha entre un año y otro, los autores tradujeron las diferencias entre los puntos a meses. “Aunque no existe una manera perfecta de hacer esta traducción, podemos tener una idea de cuán atrasados están los estudiantes al comparar los niveles que alcanzaron los estudiantes esta primavera con el crecimiento en el aprendizaje que generalmente ocurre de un nivel de grado al siguiente. Descubrimos que esta cohorte de estudiantes tiene cinco meses de retraso en matemáticas y cuatro meses de retraso en lectura, en comparación con lo que esperaríamos que estuvieran según los datos históricos”, dijeron. 

Los resultados arrojaron que el aprendizaje inconcluso no varió significativamente entre los grados de primaria, a pesar de que las clases remotas fueron más desafiantes para los estudiantes de este nivel. Los autores plantearon la hipótesis de que estos estudiantes recibieron más apoyo ya sea de su madre, padre o hermanos mayores, en comparación con los estudiantes de los últimos grados de primaria. Sin embargo, un estudio publicado por Curriculum Associates sugiere que más niños de primer y segundo grado han terminado el año escolar por debajo de las expectativas que en cualquier año. Normalmente en estos años escolares ya dominan la lectura y tienen un buen entendimiento crítico de lo que leen, lo que es clave para obtener el éxito académico más adelante. 

Según observaciones de los investigadores de McKinsey, cuando las escuelas cerraron en la primavera del 2020, los estudiantes se retrasaron rápidamente en matemáticas, casi no aprendieron nada de forma remota. En el año escolar 20-21, aprendieron a un ritmo más lento, resultando en los meses de aprendizaje inconcluso. En la lectura, sin embargo, la historia es algo diferente. Cuando las instituciones educativas cerraron, su progreso continuó en las clases en línea, sólo que a un ritmo más lento y en el siguiente ciclo escolar, aumentó ligeramente. Esto resultó en cuatro meses de aprendizaje sin terminar. “Dicho de otra manera, el impacto inicial en la lectura fue menos severo, pero las mejoras en el aprendizaje remoto e híbrido parecen haber tenido menos impacto en la lectura que en las matemáticas,” explican los autores.

Aunque esto pareciera representar un escenario optimista, sólo toman los resultados de aquellos estudiantes que tomaron evaluaciones de manera presencial, excluyendo a los que permanecieron en clases en línea durante todo el año escolar.

El daño va más allá de lo académico

Más allá de perder meses de aprendizaje durante la pandemia, muchos estudiantes perdieron familiares o personas cercanas, vieron a sus cuidadores perder su fuente de ingreso y experimentaron aislamiento social. 

Mckinsey decidió encuestar a 16,370 madres, padres y cuidadores en todo Estados Unidos para conocer cómo el Coronavirus ha afectado a los estudiantes más allá del aprendizaje. En total, aproximadamente el 80 % tiene algún nivel de preocupación por la salud mental o el desarrollo social y emocional de sus hijos desde que comenzó la pandemia. Más específicamente, el 35 % de los encuestados dijeron que están “muy o extremadamente preocupados por la salud mental de sus hijos y por su bienestar social y emocional”. Aún así, la cantidad de evaluaciones y pruebas de salud mental realizadas a niños es un 6.1 % menor que en el 2019, la disminución más pronunciada en las tasas de evaluación y pruebas de cualquier grupo de edad.

Los que vieron un retraso significativamente mayor en el aprendizaje de sus hijos son los que reportaron estar “muy o extremadamente preocupados” por la salud mental de los estudiantes. Esto demuestra que el bienestar general no es independiente de lo académico; el trauma y otros problemas que afectan la salud mental pueden influir en la asistencia de los niños, su capacidad para completar las asignaciones, y la forma en la que aprenden. 

En la encuesta, los investigadores descubrieron que el ausentismo crónico para los estudiantes de 8 a 12 años ha aumentado en un 12 %. Mientras que el 42 % de los estudiantes que no solían faltar de manera habitual ahora ni siquiera asisten a sus clases, según sus familiares. Aún así, no está claro si los que faltan por temas relacionados con la pandemia abandonarán por completo la escuela, algunos pueden optar por regresar una vez que se restablezcan las clases en línea. Los investigadores estiman que entre 617,000 y 1,2 millones de alumnos no volverán a las aulas si no se hace un esfuerzo por incluirlos.

En cuanto a asistir a la universidad, según la encuesta, el 17 % de los entrevistados en su último año de preparatoria respondieron que tenían planeado continuar su educación pero abandonaron ese sueño con la llegada del COVID-19, la mayoría porque veían más importante unirse a la fuerza laboral o porque los costos de las universidades son demasiado altos. Los efectos de la pandemia con el aprendizaje inconcluso y el absentismo crónico puede afectar a largo plazo a una generación entera de estudiantes. Para abordar el aprendizaje inconcluso y demás problemáticas educativas provocados por la pandemia, líderes en la educación crearon El Council of Chief State School Officer o Consejo de Oficiales Principales de Escuelas Estatales (CCSSO por sus siglas en inglés).

Tomado de EduNews

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