martes, 24 de mayo de 2022

Radio, televisión, audio y vídeo en educación, ¿también en la sociedad digital?

 Por Lorenzo García Aretio

Director-Editor Jefe de RIED: 

La RIED-Revista Iberoamericana de Educación a Distancia publicaba su Vol. 25(1) correspondiente a enero de este año 2022, dedicado en parte fundamental a un monográfico sobre la temática que recoge el título de este post. Esta revista siempre trata de atender, dentro de su cobertura temática, aquellos tópicos que pueden entenderse como innovadores, no suficientemente cubiertos por otras publicaciones y, en muchos casos, emergentes, relacionados con la educación, la enseñanza y el aprendizaje. Podría preguntarse entonces si esta temática abordada en dicho monográfico es oportuna para que haya sido seleccionada por RIED. Responder a ello es de lo que se trata en este post, extraído de este artículo en dicho monográfico (García Aretio, 2022).

Nuestros hogares cuentan, y contaron desde décadas atrás, con medios audiovisuales de uso ordinario (radio, TV, vinilo, casete, vídeo, CD, DVD, Blu-ray, etc.).  El medio audiovisual está tan extendido que fue la gran apuesta educativa de muchos años, especialmente en formatos no presenciales y, en los dos últimos años, de forma notable durante los tiempos de pandemia.

Diferentes investigaciones, especialmente a lo largo de las tres últimas décadas, vinieron probando que esos recursos audiovisuales, bien utilizados, potenciaban la capacidad de aprendizaje y retención, podían suplir tareas rutinarias y mecanicistas del docente, así como presentar hechos y fenómenos de difícil contacto o visión directa.

Más allá de muchas consideraciones genéricas que podrían hacerse sobre el valor del medio audiovisual, en marzo de 2020 llegó la pandemia y el subsiguiente cierre total de instalaciones educativas y los posteriores cierres parciales o intermitentes. Fue evidente que en muchos países recursos como la radio o la televisión tuvieron una destacada relevancia en los tiempos de confinamiento, con el propósito de que nadie se quedase atrás, sobre todo, los grupos más vulnerables que podrían quedar más lejos de determinadas dotaciones de conectividad o de contar con dispositivos digitales.

En efecto, estos medios cobraron un gran sentido, dado que en muchas situaciones no se disponía de otros recursos para hacer llegar la educación o cuando, simplemente, el aprendizaje en línea era imposible o de difícil acceso.

Es sabido que en nuestros días más del 60% de la humanidad tiene acceso a Internet, pero, leyéndolo de otra forma, quiere decirse que algo menos del 40% de esa población mundial no cuenta con conectividad a la red. Más allá de que muchas de las personas que conforman ese 60% de privilegiados, no disfruta de una conexión fiable, consistente y estable como para acometer procesos educativos en soporte digital con mínima calidad.

Estudios recientes de organismos internacionales ponen de relieve la importancia que la radio, la televisión, el audio y el vídeo tuvieron durante los tiempos más duros de la pandemia en buena parte del globo.

Más allá de que la sociedad y nuestro propio entorno educativo se sumergen hoy en lo digital, aquellas tecnologías de primera generación, analógicas, también cumplieron y pueden continuar respondiendo a determinadas necesidades educacionales. De ahí que, no deba darse por amortizados determinados recursos que hoy aún pueden cumplir su misión en determinados contextos del planeta. La radio y la televisión continúan siendo canales óptimos que complementan otras tecnologías digitales en los diferentes procesos de aprendizaje y en los que la motivación puede aumentar.

Es de destacar que por encima del más escolar y académico de los recursos, por su larga historia (excepción hecha de la voz en directo del docente), que es el texto escrito, el documento sonoro en soporte tecnológico ha venido ocupando un destacado lugar en los sistemas educativos no presenciales. El lenguaje oral y la audición suponen vías principales para la comunicación, siempre y en todas las latitudes.

La radio vino acompañando el aprendizaje de los estudiantes y facilitándolo a aquellos más alejados de las zonas urbanas y con dificultades de acceso al bien de la educación. Pero no se olvide que, en los países desarrollados, gracias al soporte digital, la radio continúa vigente, al facilitarse acceso a destacados contenidos educativos de carácter sonoro que llegan a estimular la imaginación y mejorar la expresión oral.

Este medio vino a complementar el material impreso de las clásicas universidades a distancia, ofreciendo una información actualizada, dando la oportunidad de ofrecer sonidos originales de discursos, conferencias, entrevistas, debates…, y ha sido fundamental para conservar la voz de personajes ilustres. Y, por otra parte, para paliar los problemas de las emisiones en directo, aquellos programas radiofónicos solían grabarse en audiocasetes y se hacían llegar a los estudiantes.

Pero ha sido en tiempos de pandemia cuando se aprovechó al máximo este recurso radio con el fin de llegar a todos los rincones del globo. Además, hoy las emisiones radiofónicas de carácter educativo suelen convertirse en podcast de audio digitalizado que se soporta sin ningún problema en Internet.

Fuente de la imagen: Pixabay

Agregando imagen al sonido, la televisión, para poblaciones sin acceso a Internet, o para quienes siguen aquellos programas educativos que la vienen utilizando como complemento o recurso educativo, se configura como un medio de relevancia educativa indiscutible, dado su alcance masivo y posibilidades didácticas. Y, especialmente, en la educación a distancia, por sus características de amplia cobertura de audiencia.

Además, igual que sucedió con la radio, programas de televisión que pueden ser utilizados en contextos educativos, hoy pueden digitalizarse e integrarse en la red desde cualquier plataforma o canal institucional, y así el estudiante puede acceder al mismo en cualquier momento y lugar.

El papel de la televisión durante la pandemia fue también evidente. Muchos países recurrieron a la educación por televisión con muy diversas estrategias: desde combinaciones de clases en línea y televisadas hasta grabaciones de clases desde el aula, programas específicos, animaciones, etc.; desde propuestas locales hasta decisiones a nivel país; desde programas enfocados a un solo grupo de edad hasta planes de estudio para todos los grados a través de la televisión.

Y para subsanar los problemas de la sincronía, la necesidad del directo, surgió el vídeo muy ligado con la televisión, bien fuese para grabar, almacenar o reproducir emisiones de televisión, bien por necesitar del receptor de televisión para su difusión. Integrar oído y vista, por una parte, y el texto, audio e imágenes por otra, en un mismo recurso educativo, puede imaginarse que potenciará la capacidad de aprender.

Lo que es más habitual hoy es el vídeo soportado en la red, que puede propiciar estrategias didácticas específicas de utilización, ya sea desde la reproducción de determinados programas de televisión, ya sea desde la utilización de vídeos didácticos que hoy tanto abundan en la red y que pueden ser de producción propia o ajena.  No podría ocultarse el crecimiento exponencial de este recurso en las diferentes propuestas formativas, no sólo a distancia, aunque en esta modalidad se han incrementado de forma extraordinaria. Basta con acercarse a los repositorios de vídeos de universidades y otras instituciones o a la cantidad de programas educativos existentes, formales o reglados.

No puede concluirse esta entrada sin hacer una mención final, dentro de esta temática, a la videoconferencia, teleconferencia, videollamada, webinars, etc. Se trata de uno de los recursos que ha explosionado en estos últimos dos años como instrumento de aprendizaje y con el fin de facilitar comunicaciones eficaces entre estudiantes y docentes, o de estudiantes entre sí, especialmente cuando la relación presencial no era posible. Si bien la educación a distancia las vino utilizando con anterioridad a la pandemia, es ahora cuando casi todos los sectores y niveles educativos hicieron uso de ellas.

Concluyendo. La educación a distancia a nivel mundial fue pionera en el uso educativo de los recursos de radio y televisión, audio y vídeo. Sus prestaciones educativas resultan relevantes y, en ocasiones, imprescindibles también en la presencial, para la aprehensión de determinados aprendizajes y adquisición de las competencias concomitantes.

El COVID-19 y los subsiguientes confinamientos y restricciones de movilidad supusieron un incuestionable impulso a estos recursos educativos que salvan distancias, acercan la interacción y aprovechan las inmensas posibilidades del audio, del vídeo, de la sincronía y asincronía, para dar respuestas a propuestas educativas de la más diversa índole. Hoy, los sistemas digitales pueden alojar, grabar y reproducir cualquier tipo de documento sonoro, y esto último, sea en formato síncrono (en directo) o asíncrono (en diferido).

Fuente de este post: García-Aretio, L. (2022). Radio, televisión, audio y vídeo en educación. Funciones y posibilidades, potenciadas por el COVID-19. RIED-Revista Iberoamericana de Educación a Distancia25(1), 09–28. https://doi.org/10.5944/ried.25.1.31468

Cómo citar esta entrada:

García Aretio, L. (2022). Radio, televisión, audio y vídeo en educación, ¿también en la sociedad digital? Aula Magna 2.0. [Blog]. https://cuedespyd.hypotheses.org/10609

Tomado de Aula Magna 2.0 

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