martes, 7 de junio de 2022

La competencia investigadora en los estudiantes universitarios

Por Jesús Miguel Rodríguez-Mantilla[i]

Director Adjunto de Bordón. Revista de Pedagogía

Universidad Complutense de Madrid

En el contexto actual del siglo XXI, es indudable que la educación presenta cambios notables y desempeña un papel que va más allá de su carácter formativo. En este contexto, y dentro del marco del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), la universidad resulta un elemento clave para la innovación y la transformación. Ante esta responsabilidad, la universidad ha tenido que adaptarse y establecer cambios sustantivos en los enfoques pedagógico-curriculares, entre otros aspectos, haciendo hincapié en la necesidad de atender a problemas reales, en el desarrollo de competencias (no solo de estudiantes, sino también de docentes) y en la investigación formativa como una estrategia didáctica fundamental que ayude a resolver dichos problemas.

En este escenario, la sociedad exige a la universidad que forme a sus estudiantes en competencias de diversa índole. Se requiere que un estudiante, no solo adquiera y desarrolle su competencia lingüística, sino que, entre otras, es necesario que también desarrolle su:

  • Competencia comunicativa: es decir, que sea capaz de utilizar otros códigos y medios de comunicación en contextos comunicativos plurales y situaciones comunicativas diversas.
  • Competencia tecnológica: que sea capaz de utilizar de forma adecuada y eficaz las herramientas de información y comunicación.
  • Competencia investigadora: esto es, que sea capaz de buscar y seleccionar, así como procesar y sistematizar la información con el fin de identificar y resolver problemas).

En concreto, esta competencia investigadora hace referencia a la capacidad de interpretar, argumentar, proponer, preguntar y escribir con respecto a una problemática específica, por medio de un argumento crítico acompañado de un desempeño académico eficiente que fomente el intercambio y la confrontación de ideas (Aular de Durán et al., 2009). Así, el desarrollo de esta competencia busca la comprensión del significado, de la importancia y de las implicaciones de la investigación, para lo cual es necesario estar formado adecuadamente en los procesos de observación, registro, evaluación, interpretación, análisis y descripción de resultados y para proponer soluciones a los problemas detectados, utilizando correctamente los conceptos y los métodos de investigación (ya sean interpretativos, explicativos o críticos). De igual modo, la competencia investigadora implica saber argumentar acerca de las relaciones que se pueden establecer entre los fenómenos estudiados y ser capaz de plantear soluciones a los problemas de investigación planteados.

Fuente de la imagen: Pixabay

En el proceso formativo que se produce en las universidades, y especialmente en el ámbito competencial de la investigación, son muchos los factores que impactan, pero el papel del profesor es fundamental. Benavides, Ramos y Villacís (2017) y Shin, Arimoto, Cummings y Teichler (2014) remarcan el interés creciente de los profesores universitarios por la investigación, hecho por el que cabría suponer que la formación investigadora de los estudiantes se ha de ver beneficiada. Sin embargo, no siempre es así, ya que como señala Guadarrama (2014, p. 25) “en ocasiones algunos profesores de metodología de la investigación científica no han sido ellos personalmente ejecutores de algún proyecto de investigación, o no han elaborado o sustentado alguna tesis doctoral”.

Sea como fuere, es necesario remarcar que la enseñanza de la investigación es una tarea compleja y, a la vez, una actividad diversificada. En la práctica docente actual, aunque en ocasiones de una manera lenta, el profesor universitario está cambiando su rol de simple transmisor de información por el de mediador del conocimiento científico, integrando la investigación como estrategia de enseñanza-aprendizaje en la formación de los estudiantes. Así, la formación en competencias investigadoras implica:

  • Adquirir conocimientos sobre los procesos de investigación.
  • Desarrollar habilidades metodológicas.
  • Desarrollar actitudes de interés, disciplina, honestidad, respeto y reconocimiento al trabajo de terceros.

Si bien el desarrollo de estas competencias ha de estar presente en el nivel de Grado, no cabe duda de que el espacio idóneo para formar investigadores es en Posgrado, donde el éxito de los estudiantes depende del desarrollo de sus competencias investigadoras (Banderas et al., 2018). Aunque el nivel de doctorado es uno de los principales espacios donde se forman los investigadores, esta formación para la investigación ha de estar presente ya en los niveles de Máster.

Para el desarrollo de ciencia y tecnología, las universidades desempeñan un papel fundamental en términos de orientación sobre líneas y campos temáticos prioritarios, especialmente en los niveles de doctorado. En este contexto, la inclusión de las universidades en los rankings (y su posicionamiento en estos) se debe, en gran parte, a la producción de nuevo conocimiento, lo cual está directamente relacionado con la investigación. Por ello, la formación en estas competencias es un eje fundamental de la formación de los estudiantes de Máster y especialmente en aquellos que van a realizar o están realizando sus estudios de doctorado, y ha de ser concebida desde un enfoque procesual-práctico y estructural-formal teniendo su máxima expresión en la realización del Trabajo Fin de Máster (TFM) o de la Tesis Doctoral. La necesidad de desarrollar dicha competencia resulta más que evidente, y para ello en los planes de estudios de los Másteres y Programas de Doctorado se contempla la inclusión de asignaturas que permitan al estudiantado adquirir conocimientos y habilidades en la metodología de la investigación científica, la impartición de clases tipo seminarios/taller, la orientación de tareas investigadoras individuales y grupales en diversas asignaturas, entre otras medidas. Sin embargo, diversos estudios ponen de manifiesto la existencia de cierta falta de conocimiento y dominio sólido sobre la metodología de investigación, los esquemas y estructuras para la redacción de proyectos de investigación en los estudiantes de enseñanza de posgrado, tanto a nivel de Máster como en doctorandos (Argota, 2009; Sánchez, 2014), por lo que resulta de especial interés y necesidad identificar y analizar dichas debilidades (y puntos fuertes) como elemento clave para la mejora en la formación de competencias investigadoras de los estudiantes universitarios.

Referencias bibliográficas:

Argota, G. (2009). Cognición sobre metodología de la investigación científica en doctorandos de la escuela de postgrado, Puno-Perú. Revista de Investigaciones (Puno)-Escuela de Posgrado de la UNA PUNO5(4), 5-15.

Aular de Durán, J., Marcano, N., & Moronta, M. (2009). Competencias investigativas del docente en educación superiorLaurus, 15(30), 138-165.

Banderas, C., Cárdenas, G., & Martínez, M. E. (2018). Perspectivas docentes sobre la formación de competencias investigativas en relación con los programas de asignatura. Sincronía74, 589-616.

Benavides, R., Ramos, J. J., & Villacís, M. (2017). El entorno virtual de aprendizaje (EVA) en la generación de conocimiento de estudiantes universitarios. CienciaAmérica6(1), 46-52.

Guadarrama, P. (2014). Dirección y asesoría de la investigación científica. NEISA.

Shin, J. C., Arimoto, A., Cummings, W. K., & Teichler, U. (2014). Teaching and research in contemporary higher education. Springer. https://doi.org/10.1007/978-94-007-6830-7

Cómo citar esta entrada:

Rodríguez-Mantilla, J.M. (2022). La competencia investigadora en los estudiantes universitarios. Aula Magna 2.0. [Blog]. https://cuedespyd.hypotheses.org/10645

Tomado de Aula Magna, con permiso de sus editores

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