Por Lorenzo García Aretio
Hoy exponemos una síntesis de aspectos esenciales del tercer artículo de RIED más citado de 2019, de entre todos los publicados (33) en ese año, Vols. 22(1) y 22(2). Es decir, uno de los artículos de RIED que más impacto han generado. Debajo aparece la referencia del trabajo y el enlace para poder consultarlo junto a las fuentes bibliográficas del artículo. Las citas en este caso hasta el día de la fecha en Google Scholar, son un total de 157. Y, por otra parte, aquí se muestran todos los artículos resumidos en esta serie.
Las universidades han de innovar, evolucionar y reinventarse. La tendencia es hacia la educación abierta, entendiendo ésta como la construcción de experiencias de aprendizaje flexible en relación con el qué, el dónde, el cuándo y el cómo. Y en este sentido, las TIC serán útiles en muchas formas: anulando barreras, proveyendo el acceso a la educación sin fronteras de tiempo ni espacio, incrementando la colaboración, promoviendo la enseñanza personalizada y facilitando el uso y acceso a recursos educativos abiertos (OER).
Para ello se pueden diseñar cuatro escenarios de aprendizaje en enseñanza superior que, además de ser complementarios, requieren de la utilización de tecnologías y por ende del desarrollo de competencias digitales en docentes y discentes. Estos cuatro escenarios representan las siguientes situaciones de aprendizaje:
- el aprendizaje guiado, la búsqueda de orientaciones en comunidades y grupos (“learning café”);
- el aprendizaje autónomo vinculado a la propia motivación del estudiante (“learning for life”);
- el aprendizaje certificado, referido a aquellos procesos que requieren de un reconocimiento y una certificación con valor oficial (“learning certified”).
- Una combinación de estos dos últimos nos conduce al “open training”, modelo en el cual el aprendiz tiene un contexto formal y reglado, con aprendizajes certificados, pero a la par busca la colaboración en espacios más abiertos.
En el marco de estos escenarios de aprendizaje, cobran una gran importancia las competencias como base de la formación universitaria, habiendo adquirido un significativo valor en el contexto de la pedagogía en las últimas décadas, tanto en el aspecto teórico y de investigación como en el ámbito de la práctica educativa real.
Tras analizar abundante información, los autores señalan que el concepto de competencia digital docente incluye:
- las dimensiones propias del concepto de competencia digital (componente tecnológico/técnico, el comunicativo/informacional y el de la alfabetización multimedia);
- a dichas dimensiones se añade la capacidad de utilización efectiva de las tecnologías en contextos educativos con criterios pedagógicos.
Así, podría considerarse que las áreas de la competencia digital docente serían:
- conocimiento general y habilidades funcionales de uso de la tecnología;
- comunicación y colaboración;
- información;
- privacidad, seguridad y aspectos legales;
- uso cotidiano y resolución de problemas;
- actitud frente a las tecnologías y comprensión de su impacto social;
- creación de contenidos;
- desarrollo profesional y uso creativo;
- diseño y desarrollo curricular;
- gestión educativa; investigación e innovación.
La medida y certificación de la competencia digital es un tema sobre el que se viene trabajando desde hace unos años pero que está cobrando una mayor importancia desde que se plantea su importancia en la Agenda Digital para Europa en el marco de la Estrategia Europa 2020 (Comisión Europea, 2014).
En el caso del profesorado en general -y del profesorado universitario en particular-, la competencia digital es clave en el desempeño de su profesión, sobre la que se han realizado muchos trabajos y se han aplicado instrumentos que permiten su medida desde el punto de vista de la autopercepción, pero no para la certificación.
Así, parece relevante aludir a la certificación, por la importancia que puede tener en el futuro de cara a la competencia profesional de los docentes. Hoy es necesario reconocer esas necesidades de certificación junto con la adquisición de habilidades y competencias llevada a cabo en procesos abiertos y no formales o informales. Es por ello que necesitamos evaluar estas competencias para que puedan ser certificadas.
Se realiza un análisis bibliográfico exhaustivo sobre pruebas de certificación de la competencia digital. Tras esta búsqueda se presentan los diferentes instrumentos de certificación entre los que solo dos de ellos se centran en la competencia digital docente, uno de ellos el elaborado por el INTEF (2017a) y otro que en estos momentos se encuentra en proceso de validación en el marco de nuestra investigación, siendo además este último el único instrumento existente en nuestro contexto destinado a certificar la competencia digital del profesorado universitario con las particularidades que conlleva este tipo de docente.
Los autores concluyen con la consideración de la importancia que tiene su investigación, pues abre la vía a la realización de pruebas específicas de certificación de la competencia digital por parte del profesorado universitario. Además, ha sido diseñada a partir de un modelo que reconoce todas las dimensiones de la actividad profesional de estos profesores en un contexto como es el universitario, en el cual se desarrolla una labor tanto de docencia como de investigación y de gestión.
En este contexto la competencia digital, por tanto, adquiere una tridimensionalidad que la prueba de certificación ha de evaluar adecuadamente. Los autores creen que esta línea de investigación ha de tener una importante repercusión en el futuro, dada la cada vez más creciente consideración de la competencia digital como base de la formación del profesorado en todos los niveles y como base de la formación de ciudadanos para el siglo XXI.
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