Por Lorenzo García Aretio
Pues ya está. La semana pasada cumplí mis 80 años y, al menos hasta ahora, sigo con alguna fuerza y ganas para continuar con este proyecto. Quienes me conocen más o son más cercanos, no dejan de decirme, “¡qué valor tienes!”, y “¡con la que te está cayendo!”, y “¡con tu edad…”!, y… Pues eso, a ver hasta dónde, mis fuerzas (que van mermando) y mi entorno (que es irreversible), me permiten llegar. Desde el pasado 8/1/2025 que inicié esta serie, voy cumpliendo el compromiso, dos entradas por semana (lunes y jueves). ¿Hasta cuándo?, sólo Dios lo sabrá. Vamos allá con la nº 20 que cierra el Módulo I de este empeño.
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A lo largo de las entradas anteriores de la serie “80 años. Compendio EaD”, hemos observado cómo la educación a distancia (EaD) ha experimentado transformaciones profundas que trascienden lo meramente tecnológico. Desde el intercambio postal de materiales, pasando por el uso de soportes audiovisuales y hasta llegar a la proliferación de entornos virtuales dinámicos, las instituciones de EaD han debido replantearse continuamente cómo diseñar y gestionar sus procesos para asegurar experiencias de aprendizaje de calidad.
Hoy, para culminar el Módulo I de esta serie, les presento la metáfora del “Edificio de la Educación a Distancia” que la he ido enriqueciendo a lo largo de más de tres décadas, sobre un primer gráfico de una conferencia impartida en 1991 en mi querida América, evolucionando desde las imágenes y propuestas iniciales, en acetatos (jejeje!), que utilizaba en los años ochenta hasta la versión más actual.
En esta representación, la parte alta o ático del edificio, con la inscripción “Educación a distancia”, simboliza el carácter global de la modalidad, integrando, respaldando y apoyándose en cada uno de los componentes que conforman el sistema. Este “ático” es el elemento que garantiza la cohesión, asegurando que, sin importar la diversidad y complejidad de los bloques, dimensiones, elementos o componentes que se encuentran en el gráfico, todos operen en función de un mismo propósito: ofrecer una educación a distancia de calidad, inclusiva, innovadora y orientada al logro de aprendizajes valiosos, interactuando de forma multidireccional para responder a los desafíos y oportunidades del entorno actual.
EL CONTEXTO
En la metáfora del edificio de la EaD, todo sistema educativo, ya sea presencial o a distancia, se asienta en un contexto social, político, económico, cultural, geográfico e institucional que condiciona sus objetivos, componentes y procesos organizativos. Hoy, ese contexto se ha vuelto más complejo que nunca, debido a factores varios:
- Las transformaciones económicas y sociales. El auge de las tecnologías digitales y la creciente globalización han impulsado la diversificación de la oferta educativa en línea. Así, instituciones gubernamentales, iniciativas privadas, consorcios universitarios internacionales y organizaciones no gubernamentales ofrecen cursos y programas a distancia para perfiles muy diversos. Además, la pandemia de COVID-19 aceleró la aceptación de esta modalidad, exponiendo tanto sus enormes posibilidades como los desafíos que conlleva.
- La influencia de la transformación digital. Las plataformas virtuales de aprendizaje, las redes sociales, las aplicaciones móviles, las herramientas de videoconferencia y hoy, la inteligencia artificial, han transformado la forma de diseñar y ofrecer programas educativos, facilitando el acceso a recursos desde cualquier lugar y en cualquier momento. Sin embargo, este cambio también exige mayores competencias digitales en docentes y estudiantes.
- El panorama laboral, económico y geográfico también afecta. El mercado laboral actual demanda perfiles capaces de desenvolverse en contextos cambiantes y entornos interculturales. Esto ha impulsado la formación continua y el reciclaje profesional, para lo cual la EaD resulta una solución ágil y flexible. Hoy, las instituciones de educación a distancia compiten con cursos abiertos en línea (MOOC), microcredenciales y certificaciones de empresas tecnológicas. Por su parte, el contexto o área geográfica condiciona las necesidades: determinadas zonas, bien sea por sus grandes dimensiones o por infraestructuras de comunicación física o digital deficientes, hacen que formatos de EaD “menos digitales” (por ejemplo, materiales impresos o la radio) sigan teniendo cabida para atender a ciertos públicos.
En síntesis, el contexto se ha hecho más complejo. Lo que antes se consideraba una modalidad “secundaria” se ha convertido en una alternativa eficaz para:
- profesionales que buscan reciclarse,
- jóvenes que inician su formación superior,
- adultos mayores deseosos de mantenerse activos, o
- comunidades alejadas geográficamente.
La rápida evolución tecnológica, con avances en inteligencia artificial y entornos virtuales, también forma parte de este contexto, obligando a las instituciones a anticipar cómo integrarlos de manera eficaz y ética para no quedarse rezagadas.
EL “ÁTICO” DEL EDIFICIO: EDUCACIÓN A DISTANCIA
En la parte superior de esta “casita” conceptual se encuentra el “ático”, que lleva el texto “Educación a distancia”. Este elemento es esencial y muestra cómo, dentro de un determinado contexto, está soportado por vigas, postes, columnas, peanas, cimientos, interacciones, agentes, etc. Podríamos simbolizar lo siguiente sobre este cierre superior de nuestro edificio:
- Integración y cohesión: este cierre superior actúa como si fuese una envoltura que recubre todo el sistema, garantizando que cada elemento o componente restante esté orientado hacia el mismo fin.
- Solidez y visibilidad: representa la consolidación de un modelo educativo que, a pesar de las transformaciones y desafíos, se mantiene firme y bien sostenido, ofreciendo un espacio seguro y coherente para el desarrollo del aprendizaje.
- Declaración de identidad: al exhibir de forma destacada “Educación a distancia”, se reafirma la identidad y denominación preeminente de la modalidad y el compromiso con el que ha sabido adaptarse e innovar a lo largo del tiempo.
Con este elemento superior, el edificio no solo se muestra robusto en su estructura interna, sino también en su capacidad de brindar una experiencia educativa integral.
LA INSTITUCIÓN Y SU MISIÓN
En la parte alta de nuestro “edificio”, justo por debajo del “ático”, se encuentra la institución de EaD, con su misión, objetivos y metas. Puede tratarse de una universidad, un consorcio de instituciones, un organismo gubernamental o una organización privada. Esta institución se define por:
- Su misión y visión: cuáles son sus objetivos formativos, en qué campos disciplinares se especializa y hacia qué público dirige sus esfuerzos.
- La coherencia con el entorno: la misión institucional debe dialogar con el contexto social, político, económico y cultural al que se aludió antes.
En el panorama digital actual, surgen misiones institucionales muy variadas: algunas se enfocan en programas de grado y posgrado completamente en línea, otras priorizan la formación para el empleo a corto plazo, y existen también propuestas que promueven la educación abierta, la colaboración global o la investigación interdisciplinar. Para que un proyecto de EaD se consolide, no basta con disponer de tecnología ni con diseñar planes de estudio “atractivos”. La institución debe tener una misión clara, realista y alineada con las demandas del entorno. Cuando la misión se formula de manera difusa o no responde a las necesidades sociales y laborales, la institución corre el riesgo de no sostenerse.
GESTIÓN, LIDERAZGO Y ESTRATEGIAS
Existen componentes que no siempre se “ven” a simple vista, pero que son fundamentales para la viabilidad del proyecto: la organización, gestión y liderazgo. Entre ellos destacan:
- Diseño y producción de materiales: equipos multidisciplinares (expertos en contenidos, diseñadores pedagógicos, programadores, correctores de estilo, editores de audio y vídeo, etc.) encargados de crear los recursos didácticos.
- Distribución de materiales y gestión de la comunicación: asegura el acceso a los recursos (por vía física o digital) y mantiene operativos los entornos virtuales de aprendizaje.
- Gestión y administración académica: encargada de la matrícula, el control de calificaciones, la expedición de certificados, etc.
- Evaluación y calidad: unidades que monitorean la calidad de los programas, emiten informes y diseñan planes de mejora continua.
- Centros de apoyo al estudio: sedes regionales o virtuales que brindan soporte a los estudiantes, especialmente en instituciones de gran envergadura.
El liderazgo dentro de la institución es crucial para fomentar una cultura de innovación y cooperación. Sin un liderazgo comprometido con la EaD, es fácil caer en la improvisación y la falta de cohesión. En la actualidad, parte de esa estrategia de gestión incluye la transformación digital: la adopción de herramientas como analítica de aprendizaje o sistemas de inteligencia artificial que optimicen la administración y la toma de decisiones. Los directivos deben saber equilibrar tradición e innovación, asegurando la calidad educativa al mismo tiempo que incorporan mejoras tecnológicas que faciliten la escala y eficiencia del proyecto.
PROGRAMAS INSTITUCIONALES
Otro de los bloques importantes del edificio de la EaD son los programas curriculares, que definen el perfil de un sistema o de una institución. Estos planes de estudio deben estar en sintonía con la misión institucional y con las necesidades de la sociedad y de los estudiantes. En la actualidad, en el enfoque de estos programas, se tiende:
- A la flexibilidad en la estructura de los planes de estudio: desde programas completos en línea o híbridos hasta itinerarios formativos personalizables (microcredenciales, certificaciones parciales, etc.).
- Al diseño de experiencias de aprendizaje adaptativo: algunas instituciones comienzan a emplear inteligencia artificial para sugerir rutas de estudio personalizadas o proponer intervenciones pedagógicas específicas. Por ejemplo, plataformas inteligentes pueden ajustar el nivel de dificultad de las actividades en función del rendimiento del estudiante, recomendar recursos adicionales cuando detectan carencias e incluso adaptar el ritmo de enseñanza para cada alumno. Esto individualiza la experiencia formativa y permite brindar apoyo oportuno a quienes lo necesitan
- Al aprendizaje basado en competencias: la evaluación se centra en las capacidades y logros del estudiante, más allá de las horas cursadas o las calificaciones de exámenes convencionales.
Lograr coherencia entre los programas ofrecidos y la realidad del estudiante es un desafío que exige un análisis continuo de las tendencias del mercado laboral y de las transformaciones sociales y científicas.
DISEÑO Y ACCIÓN PEDAGÓGICA
En la EaD, las técnicas y estrategias de enseñanza dependen en parte del tipo de programa y de las necesidades que se pretende satisfacer, así como de la filosofía educativa y valores del sistema. En este apartado, destacaríamos:
- Estrategias activas y colaborativas: aprendizaje basado en proyectos o retos, foros, seminarios virtuales y estudios de caso compartidos, potenciados por la web 2.0 y las redes sociales.
- Evaluaciones continuas y formativas: con retroalimentación constante mediante cuestionarios interactivos, automatizados, ejercicios autocorregidos o revisión por pares.
- Uso de simuladores y laboratorios virtuales (y Realidad Aumentada): cada vez más frecuentes en áreas científicas, de ingeniería o de la salud. Permiten experimentar y ensayar hipótesis de forma segura en un entorno controlado. La realidad aumentada (RA) complementa estas experiencias al superponer información digital sobre el mundo real, facilitando prácticas interactivas incluso desde casa
- Analítica de aprendizaje y evaluación asistida por IA: seguimiento digital de la interacción y el rendimiento para ofrecer una asistencia más personalizada, permitiendo intervenciones pedagógicas tempranas. Las plataformas de análisis de datos, apoyadas en algoritmos de inteligencia artificial, pueden identificar a tiempo qué estudiantes necesitan apoyo y adaptar la experiencia en consecuencia. Asimismo, la IA facilita nuevas formas de evaluar: por ejemplo, generar automáticamente preguntas o calificar actividades objetivas, liberando tiempo al docente para centrarse en aspectos más cualitativos de la evaluación
La “distancia” se reduce gracias a la inmediatez de la comunicación virtual y a la creciente sofisticación de las herramientas tecnológicas que sustentan estas estrategias. Las experiencias inmersivas son un buen ejemplo: hoy es posible “aprender haciendo” en entornos virtuales que imitan la realidad, algo impensable décadas atrás. Todo ello contribuye a que el estudiante se sienta más cercano a los contenidos y a la comunidad educativa, pese a la separación física.
EL ESTUDIANTE EN EL CENTRO: PERSPECTIVA INDIVIDUAL Y SOCIAL
El agente más relevantes de la educación en general y de la educación a distancia en particular es el estudiante, quien debe ser el centro de todo el proceso formativo, así aparece en nuestro “edificio”. En la actualidad, esto implica no solo ofrecer programas flexibles en cuanto a espacio, tiempo y ritmo, sino también personalizar la experiencia para adaptarla a las necesidades y motivaciones de cada persona.
Perfilar a los estudiantes: el estudiantado en EaD es heterogéneo, jóvenes que trabajan mientras estudian, personas mayores que vuelven a la vida académica tras años de inactividad, profesionales en busca de actualización, entre otros. Cada estudiante posee un contexto propio, estilos de aprendizaje, motivaciones, limitaciones tecnológicas, económicas o familiares, que la institución debe considerar:
- Superar las barreras de acceso: asegurar la conectividad y la disponibilidad de dispositivos adecuados, así como ofrecer orientación para el desarrollo de competencias digitales.
- Superar los posibles sentimientos de soledad o la desconexión: la modalidad en línea puede propiciar sentimientos de aislamiento, por lo que es fundamental contar con estrategias de acompañamiento y soporte continuo (tutorías personalizadas, foros de discusión, seguimiento proactivo del progreso, etc.).
- El apoyo integral: tutores, mentores o servicios de asesoramiento psicosocial pueden marcar la diferencia en la experiencia formativa, atendiendo necesidades particulares más allá de lo estrictamente académico.
La relación entre pares: en los inicios de la EaD, la interacción entre estudiantes era muy complicada. Hoy, las plataformas digitales han potenciado la colaboración y el contacto regular entre compañeros: foros, grupos de trabajo virtuales y redes sociales académicas fomentan un sentido de comunidad que incrementa la motivación y reduce la tasa de abandono. Incluso, entornos virtuales inmersivos proporcionan nuevas formas de interacción social, permitiendo a los alumnos reunirse en espacios simulados donde pueden conversar y trabajar juntos como si compartieran un aula.
LAS COLUMNAS: MATERIALES/CONTENIDOS Y VÍAS DE COMUNICACIÓN
Siguiendo con la analogía de nuestro “edificio”, los materiales y las vías de comunicación constituyen las columnas del edificio de la EaD sin las cuales el edificio se vendría abajo. Estos elementos han vivido una transformación radical gracias a los avances tecnológicos.
De los materiales impresos a los recursos digitales: durante décadas, la EaD se basó en guías de estudio impresas, libros de texto y, en ocasiones, cassettes, vídeos o CD-ROMs. Hoy, la producción de materiales didácticos contempla una amplia variedad de formatos digitales: documentos interactivos, vídeos, podcasts, infografías, simulaciones, juegos serios, laboratorios remotos, etc. La calidad de estos recursos depende del diseño pedagógico y de la aplicación de estándares de accesibilidad y usabilidad, y su actualización continua es fundamental en un entorno cambiante.
Vías de comunicación y acompañamiento: en los años 70, 80 y 90, las vías de comunicación incluían correo postal, teléfono, radio, tv y, más tarde, correo electrónico y los inicios de la Web. Actualmente, la oferta es mucho mayor: foros, videoconferencias, mensajería instantánea, redes sociales, realidad virtual e incluso tutores virtuales basados en inteligencia artificial. Podemos distinguir varios tipos de interacción:
- Interacción síncrona: sesiones de clase en directo, tutorías virtuales, debates en tiempo real mediante videoconferencia u otras herramientas.
- Interacción asíncrona: foros, blogs, wikis, correos electrónicos o tablones de anuncios, donde cada participante contribuye en distintos momentos.
- Interacción inmersiva (metaversos): espacios virtuales tridimensionales donde alumnos y docentes, representados por avatares, se reúnen para participar en actividades en tiempo real dentro de entornos simulados. Estos entornos, apoyados en tecnologías de RV/RA, hacen que la educación sea más inmersiva, colaborativa, personalizada y accesible. Un ejemplo es la creación de campus virtuales donde los estudiantes pueden asistir a clases, recorrer laboratorios o pasear por las instalaciones y conectar con sus compañeros, independientemente de la parte del mundo en que se encuentren. De este modo se eliminan las barreras físicas y se logra una sensación de presencialidad antes inalcanzable en la EaD.
- Inteligencia artificial conversacional: chatbots o asistentes virtuales para resolver dudas de logística o de contenido, derivando a un tutor humano cuando la complejidad lo requiere. Suelen estar disponibles 24/7, brindando apoyo inmediato, y pueden aprender de cada interacción para refinar sus respuestas con el tiempo
Estos canales han favorecido la personalización del aprendizaje y la creación de comunidades académicas más cohesionadas. El estudiante dispone de múltiples vías para comunicarse, colaborar y resolver sus inquietudes, lo que disminuye la sensación de aislamiento. Al mismo tiempo, la variedad de medios exige una alfabetización digital tanto del alumno como del docente, para sacar el máximo provecho de cada herramienta.
EN LA BASE: SOPORTES Y RECURSOS DIGITALES
La infraestructura tecnológica constituye la base que soporta todo el edificio:
- Plataformas virtuales robustas: sistemas escalables, en la nube y seguros que permiten gestionar la alta demanda de usuarios y asegurar el acceso continuo desde diferentes regiones.
- Recursos tecnológicos: equipamiento, software y herramientas digitales que facilitan la creación, distribución y actualización de contenidos (desde un buen ancho de banda e internet de alta velocidad, hasta servidores, aplicaciones específicas y servicios de computación).
- Accesibilidad y usabilidad: la infraestructura debe cumplir con estándares de accesibilidad para asegurar la participación plena de todos los estudiantes, sin importar sus limitaciones. Las plataformas actuales están diseñadas para ser accesibles a estudiantes de todas las capacidades, integrando funciones adaptativas como lectores de pantalla, subtitulado automático de vídeos o traducción de texto en tiempo real, que ayudan a quienes tienen discapacidades sensoriales o barreras idiomáticas.
- Entornos de aprendizaje adaptativos e inteligentes: la base tecnológica incorpora cada vez más inteligencia artificial para ajustar la experiencia a cada estudiante. Por ejemplo, las plataformas pueden analizar las interacciones y el progreso de un alumno y personalizar la presentación de contenidos, sugerir actividades de refuerzo o modificar el ritmo de las lecciones de forma automática. De igual modo, mediante el análisis de grandes volúmenes de datos, estos sistemas pueden identificar qué contenidos o métodos son más eficaces y optimizar los cursos en tiempo real para maximizar el aprendizaje. La infraestructura deja así de ser un mero soporte pasivo para convertirse en un agente activo en la mediación pedagógica.
Esta base tecnológica es imprescindible para sostener el edificio, el proceso de enseñanza-aprendizaje en un entorno digital. Cuando la plataforma tecnológica falla o es insuficiente, todo el edificio se resiente. Por ello, las instituciones invierten fuertemente en servidores fiables, seguridad informática, soporte técnico y mejoras continuas de sus entornos virtuales.
COMO CIMIENTOS: EL DOCENTE/TUTOR
Dentro de la metáfora del edificio, el profesorado se ubica en los cimientos. El éxito de una institución de EaD depende en gran medida de la formación, las competencias y la motivación de sus docentes. En un entorno tan dinámico, las competencias del profesor a distancia abarcan:
- Conocimiento didáctico y disciplinar: dominio tanto de los contenidos de la asignatura como de las metodologías más adecuadas para la enseñanza en línea.
- Dominio de herramientas digitales: uso fluido de la plataforma que corresponda (Moodle, Canvas, Blackboard, etc.), videoconferencias, wikis, blogs, laboratorios virtuales, herramientas de autoría de contenidos y aplicaciones basadas en IA (por ejemplo, asistentes virtuales de tutoría o generadores de contenidos apoyados por inteligencia artificial).
- Habilidades de tutoría y acompañamiento: el docente a distancia actúa a menudo como facilitador y orientador, comunicándose tanto de forma asíncrona (foros, mensajería) como síncrona (videoconferencias) para guiar y motivar al estudiante.
- Actitud de aprendizaje continuo: la evolución constante de la tecnología y la pedagogía obliga a una formación permanente y a una mentalidad abierta a la innovación.
En definitiva, el profesor de EaD no se limita a impartir contenidos, sino que inspira, guía y motiva a estudiantes que, en muchos casos, carecen de la presencia física de compañeros de aula o de un tutor a quien ver de manera regular. Su rol evoluciona con la tecnología: hoy debe saber, por ejemplo, cómo aprovechar las analíticas de la plataforma para identificar dificultades de sus alumnos, o cómo integrar un simulador o un chatbot educativo en sus actividades. Esta versatilidad resulta crucial para cimentar la calidad del sistema.
En las instituciones con mayor número de estudiantes suelen estar diferenciadas la figura del docente o equipo responsable de una determinada asignatura, disciplina o curso y la del tutor que, según instituciones, pueden intervenir tanto de forma presencial, en momentos puntuales, como a distancia. En su momento abordaremos en esta serie con más detalle estas figuras.
EVALUACIÓN: EL MARCO INTEGRADOR
Finalmente, la evaluación se sitúa como abarcadora del edificio, cubriendo no solo la medición de los logros académicos de los estudiantes, sino también apuntando a la valoración de todos y cada uno de los componentes del sistema. La evaluación constituye una mirada crítica para verificar el cumplimiento de las metas y la coherencia interna de la institución.
Evaluación del aprendizaje: las estrategias de evaluación van más allá de la prueba escrita tradicional. Se emplean portafolios digitales, proyectos colaborativos, rúbricas de evaluación formativa y revisión por pares para valorar competencias de forma más auténtica. Además, la analítica de aprendizaje permite monitorear la participación y el desempeño a lo largo del curso, facilitando intervenciones pedagógicas tempranas para apoyar al estudiante. Surge también la evaluación asistida por IA, mediante herramientas que pueden generar cuestionarios adaptados al progreso individual o calificar automáticamente ciertos tipos de ejercicios, complementando la labor del docente. Y la evaluación en línea. Reservaremos espacio más adelante, en esta serie, para abordar tan interesante temática.
Evaluación del docente y de los materiales: se evalúa la labor docente y la calidad de los contenidos a través de encuestas y análisis de datos. Los docentes reciben retroalimentación que les ayuda a mejorar y ajustar sus prácticas, identificando qué estrategias funcionan mejor. Del mismo modo, los materiales y recursos digitales se revisan continuamente (a veces analizando métricas de uso) para asegurar su pertinencia y atractivo.
Evaluación institucional: la institución, en su conjunto, debe someterse a procesos de control de calidad y acreditación que avalen su misión, infraestructura y eficiencia administrativa. Estos procesos (internos y externos) garantizan la confianza de la sociedad, las agencias de acreditación y los empleadores en la educación ofrecida. Indicadores como la tasa de graduación, la empleabilidad de los egresados, la satisfacción de los estudiantes o la innovación pedagógica forman parte de esta evaluación global.
INTERACCIÓN, COHESIÓN Y APERTURA
Una característica fundamental del “Edificio de la Educación a Distancia” es la interconexión permanente entre sus diferentes elementos. Si un componente o elemento no existe, distorsiona o falla, sería posible el derrumbe de nuestro edificio. Ningún componente opera de forma aislada, Así ha de contarse con:
- Comunicación multidireccional: las flechas de doble sentido en el gráfico original simbolizan la retroalimentación continua entre todos los elementos, de modo que cada cambio se refleja en el conjunto. Por ejemplo, si las necesidades del contexto varían, la misión institucional debería ajustarse; si la tecnología ofrece una nueva herramienta, el diseño pedagógico evaluará cómo incorporarla, y así sucesivamente.
- Coherencia y flexibilidad: esta integración permite que cualquier ajuste en un bloque repercuta en los demás, facilitando la adaptación ágil a nuevos retos y oportunidades.
- Sinergia sistémica: la interacción entre infraestructura tecnológica, diseño pedagógico, gestión institucional y el rol central del estudiante crea un entorno holístico, donde cada componente contribuye al logro de aprendizajes valiosos. En la EaD moderna, esta sinergia se ve potenciada por los datos: por ejemplo, una plataforma puede alertar a un tutor sobre la disminución en la participación de un estudiante, lo que activa una respuesta coordinada (el tutor contacta al estudiante, se ajustan actividades, etc.). Todo está conectado.
Finalmente, este edificio mantiene sus puertas y ventanas totalmente abiertas y receptivas a la innovación educativa, a la integración de nuevos aportes tecnológicos que puedan integrarse en los diseños con sentido pedagógico para mejorar los aprendizajes y a la colaboración institucional y de los equipos docentes.
CONCLUSIONES
El “Edificio de la Educación a Distancia” representa un modelo integral en el que cada bloque, desde el ático simbólico que proclama “Educación a distancia” hasta los cimientos del docente, se articula de forma coherente y multidireccional para ofrecer una experiencia educativa de calidad. El ático integrador reafirma la identidad y el compromiso de una modalidad que abarca todas las dimensiones del aprendizaje.
La interacción constante entre contexto, misión, gestión, programas, diseño pedagógico, el estudiante, los materiales, la infraestructura y la evaluación garantiza una respuesta dinámica y adaptativa a los desafíos del entorno. Esta visión sistémica invita a las instituciones y equipos docentes a reflexionar sobre cómo fortalecer cada dimensión, implementar mecanismos de retroalimentación efectivos y transformar los desafíos en oportunidades para seguir innovando en la educación a distancia.
La metáfora del “edificio de la EaD”, empleado por este autor desde hace más de tres décadas, mantiene su plena vigencia, ya que ofrece un marco claro de los elementos fundamentales de la EaD: el contexto, la institución, el estudiante, el profesorado, los programas curriculares, las técnicas y estrategias de enseñanza, los materiales y vías de comunicación, la organización y gestión, los recursos y, finalmente, la evaluación.
Sin embargo, las circunstancias actuales difieren notablemente de las de finales del siglo XX. El entorno digital ha transformado el acceso al conocimiento, generando nuevas oportunidades y exigiendo una evolución constante de instituciones y actores implicados. El profesorado debe actualizar sus competencias digitales y pedagógicas; las instituciones deben replantear su misión de cara a un escenario global; y el estudiantado demanda flexibilidad, acompañamiento y reconocimiento de sus logros en formatos cada vez más diversos. La competencia entre instituciones se ha intensificado a nivel local e internacional, de modo que la calidad, la pertinencia de los programas, la solidez de la infraestructura tecnológica y la eficiencia de la gestión son factores críticos de diferenciación.
Para que el “edificio de la EaD” se sostenga con solidez, sus cimientos y columnas deben ser robustos, a la vez que se mantienen abiertas sus puertas y ventanas a la innovación y la colaboración. En este contexto, la integración de tecnologías emergentes (como la inteligencia artificial para la personalización o la realidad virtual para experiencias inmersivas) se convierte en una oportunidad para enriquecer cada dimensión y elemento del edificio, siempre que se incorpore con un sentido pedagógico y con criterios de equidad. En definitiva, la idea de “edificio de la EaD” recuerda que no basta con añadir tecnología a la enseñanza para lograr el éxito de la modalidad a distancia.
Es preciso diseñar un sistema coherente e integrado en el que cada componente, desde la misión institucional hasta la evaluación, pasando por la centralidad del estudiante, la preparación del profesorado, las estrategias didácticas y los canales de comunicación, funcione de manera armónica con el resto. Solo así este edificio podrá mantenerse firme y ofrecer un entorno idóneo para el desarrollo integral de quienes opten por la educación a distancia.
Con ello, cerramos el Módulo I de esta serie “80 años. Compendio EaD”, dejando sentadas las bases para seguir profundizando en los módulos siguientes en los múltiples desafíos y oportunidades de esta modalidad formativa.
CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DEBATE
- Coherencia entre misión institucional y diseño curricular. ¿De qué manera se garantiza que la misión y visión de la institución estén alineadas con los planes de estudio y las necesidades reales del entorno social y laboral? ¿Existen mecanismos para revisar y actualizar regularmente esa coherencia en función de los cambios en el contexto?
- Estrategias para el acompañamiento y la motivación del estudiante. ¿Qué acciones concretas se llevan a cabo para reducir la sensación de soledad y fomentar la interacción entre pares en la EaD?
FUENTES
- García Aretio, L. (2001). Bases conceptuales. En La educación a distancia. De la teoría a la práctica. Ariel.
- García Aretio, L. (2009). Por qué va ganando la educación a distancia. UNED.
- García Aretio, L. (2012). El edificio de la educación a distancia. Youtube.
- García Aretio (2012). El edificio de la Educación a Distancia (sobre gráfico de 1991). Contextos universitarios mediados.
- García Aretio, L. (2014). La educación a distancia. Bases conceptuales. En Bases, mediaciones y futuro de la educación a distancia en la sociedad digital. Síntesis.
García Aretio (17 de marzo de 2025). 80 años. Compendio EaD (20). El edificio de la educación a distancia. Una visión de hoy. Contextos universitarios mediados. Recuperado 24 de marzo de 2025 de https://doi.org/10.58079/13ho4