Escribe José Blas García Pérez
En toda la innovación educativa
actual ronda la idea de que el aula ha dejado de ser el espacio
exclusivo y cerrado de distribución de información y adquisición de
conocimientos. Un escenario donde se disponía de todo lo necesario para “la enseñanza que se impartía” y donde los libros de texto eran más que suficientes para el desarrollo de una acción educativa eficaz.
Un
escenario donde la narrativa docente estaba más que repetida año tras
año, curso tras curso, como una obra de enorme éxito que siempre
permanecía en cartel durante
MUCHAS TEMPORADAS.
Un escenario que tenía al docente como
actor principal, soporte básico de la representación educativa y
conocedor de todos los papeles, y al alumnado como apuntador, figurante, y a lo sumo, con un pequeño papel secundario que respondía a la tautología de saber lo que tenía que saber y aprender lo que, indefectiblemente, debía aprender.
Una
antigua asimetría de protagonismo que, generada y amparada desde una
tradición de pedagogías asimilacionistas, transmisoras y basadas en las
teorías conductistas del aprendizaje, cumplía fielmente con el papel
otorgado por la historia a la escuela: reproduccionismo cultural y social.
TRÁNSITO
HACIA LA INNOVACIÓN
A veces, en los procesos de innovación educativa con docentes en activo, observo que ocurre el siguiente fenómeno: los
contenidos innovadores no pueden ser asimilados y acomodados en las
estructuras mentales docentes con las que ya cuentan de antemano. Su realidad aula es concreta y es desde esa realidad física desde donde pueden realizar los primeros ejercicios de cambio e innovación.
Observo que, otras veces, la gran
proliferación de conceptos educativos excesivamente rompedores o
desarrollos tecnológicos complejos, se perciben en la escuela como
alejados de la “realidad de SU aula”, y producen en los docentes de “a
pie” un efecto rechazo acrítico que acaba por enrocarles en
posicionamientos de cultura docente tradicional, inhibidora de la
necesaria superación metodológica que los alumnos actuales necesitan.
Desde mi opinión, cualquier mejora sólo podrá asumirse desde el dominio de los espacios en distancias cortas, desde el dominio de metodologías imbricadas en, y con, evidencias del día a día del aula
La educación es una hecho en el que intervienen más de dos actores: colaboración y cooperación para una rica socialización.
El
aprendizaje puede generarse en cualquier momento, en cualquier lugar,
también fuera de muros que delimitan las instituciones educativas: educación expandida y confluencia de contexto formal e informal.
La
red ha traspasado las paredes escolares y ha invertido la asimetría
educativa transformándola en relaciones de enseñanza aprendizaje más
democráticas, plurales, horizontales, equilibradas…En definitiva, más
capaces de proporcionar a los alumnos dos características esenciales: autonomía y creatividad desde un aprendizaje ubicuo.
La educación no está centrada en las ideas del docente de enseñar sino en las motivaciones de los alumnos en aprender: personalización de los aprendizajes, y saber que el alumnado también cuenta.
DÓNDE Y CÓMO
encontramos los docentes
las evidencias del
CAMINO
?
Nuestra
fuente siempre estará situada en la práctica como escenario de
reflexión mediante procesos de investigación-acción y el desarrollo de
una mirada más amplia, multidimensional y colectiva.
ESCENARIO
ESCUELA
Quiero
compartir brevemente la experiencia desarrollada en estos días primeros
del curso con un grupo de estudiantes de Grado en Educación Primaria.
En mis
clases desarrollo una metodología cercana a lo que podemos llamar “clase
invertida” con el objeto de aprovechar la máxima interacción entre
alumnos en las horas que siempre hemos llamado “de docencia” y que ahora
prefiero denominar “de aprendizaje”. Con esta metodología comienzo a
introducir las redes sociales (personales y virtuales) como herramienta y
metodología para aumentar su aprendizaje, pero sobre todo para hacerles
conscientes de cómo aprenden, dejándoles ver cómo son capaces de crear
autónomamente contenidos propios mediante un proceso sencillo de observación, investigación, diálogo y propuestas:
(1) crear cierto conflicto cognitivo; (2) observar sus carencias (qué sé y qué desconozco); (3) leer, escuchar, ver documentos propuestos; (4) generar un primer texto común mediante dinámicas cooperativas; (5) iniciar una investigación (orientada o consensuada con compañeros) en la red. Con todo el material recopilado continúan con (6)
una reflexión en el aula y un debate grupal, a través de la aplicación
de dinámicas simples de trabajo cooperativo. Este documento se (7)
comparte en gran grupo, intercambiando y exponiendo conceptos, ideas,
opiniones que complementan al documento de cada grupo. Un texto final
es (8)
reelaborado y presentado en formatos diferentes, es compartido con el
resto de la clase en las redes del grupo en un documento que hemos
denominado:
“Escenarios de la acción educativa del siglo XXI”
En
estos documentos finales, los alumnos establecen un símil entre la
escuela como escenario de acción educativa y un escenario teatral. Lo hacen desde tres elementos: los protagonistas; la escenografía y el guión teatral. Lo que se presenta a continuación es un resumen de lo conseguido (hasta ahora) con el proceso seguido:
1
Protagonistas
Mis
alumnos reconocen los actores principales. Su respuesta es inmediata y
esperable pues procede de su experiencia como alumnos: el profesor y los alumnos.
Visualizan el profesor como
un elemento con una actividad individualista, siempre sólo y aislado en
su aula, sin más recursos personales que sus buenas o malas
competencias como docente y sus habilidades personales. Celoso de su
intimidad aula, sólo le gusta actuar con sus alumnos, pero difícilmente
cuando hay más público en la escena.
Los alumnos los
ven (se ven) como un grupo y, aunque también son individuos, la
tendencia a impersonalizarlos, como un todo homogéneo, es alta.
Evidentemente una cultura bebida en su propia experiencia. Son los
protagonistas del aprender, pero aún así, siempre en un papel segundón
frente al protagonismo del enseñar que lo ostenta el docente.
En el
transcurso co-constructivo enseguida evidencian que la escena educativa
actual debe ser protagonizada por más actores de los que
tradicionalmente ocuparon ese papel principal y, van intuyendo también,
cómo el equilibrio de la acción educativa se inclina hacia la balanza de
aprender, pues todas las acciones apuntan hacia esa
trama teatral. De esta manera, aumentan los protagonistas (aunque se
resisten a eliminar la diferencia entre papeles primarios y
secundarios):
Otros docentes y otros profesionales educativos. Otros
docentes aportan al aula complementariedad, ayuda, colaboración. Varios
docentes que piensan juntos sobre las necesidades del mismo grupo y que
actúan indistintamente como “actor principal” o “actor secundario”
dependiendo de criterios de competencia, especialización o afinidad con
los contenidos que se tratan en el aula. De este modo pueden ser actores
educativos cualquier profesional del centro: especialistas, de apoyo, de orientación, del equipo docente y personal de servicios.
Otros profesionales de la comunidad, entran
en escena educativa pues pueden aportar al aula recursos variados y
visiones multiópticas de los objetos de conocimiento, provocando un
enriquecimiento exponencial de la narrativa del aula.
Las familias como
actor participante por derecho propio. Un aula abierta a la comunidad
educativa primaria, capaz de aportar un procomún conocimiento necesario,
que ofrece coherencia y continuidad entre la tarea educativa familiar y
la escuela.
Otros adultos de la comunidad. Voluntarios,
asociaciones, jubilados… que interaccionan en tareas acordadas,
secuenciadas, planificadas de antemano con los docentes y que enriquecen
la trama curricular con contenidos extra y con más contenidos ocultos o
invisibles.
Otros alumnos. Alumnos
de otras aulas, de otros cursos y niveles que entran y salen en la
escena educativa y del aula para aprender o para enseñar, para colaborar
o pedir ayuda, para exponer o para valorar las exposiciones… todo
depende la trama curricular que se diseñe.
2
Escenografía
La escenografía educativa visualizada en varios elementos: attrezzo (conjunto de enseres mobiliarios que aparecen en escena) y escenografía como conjunto de recursos (decorado, iluminación, sonido, vestuario, etc.) necesarios para representar la acción educadora.
Es muy curioso cómo toda su visión del atrezzo educativo se reduce a sillas, pupitres, pizarra (también PDI), armarios y estanterías. Pero enseguida ampliamos a otros elementos:
Mesas
redondas que permitan el trabajo colaborativo; mobiliario de uso
flexible que se adapta a la secuencia de aprendizaje desarrollada;
tarimas que se utilizan de espacio escenario para exposiciones; menos
armarios y más estanterías accesibles para todos; expositores
organizados y tablones de comunicación abiertos (también pueden ser
virtuales, recuerdan); enseres amables como alfombras, grandes cojines,
taburetes …que invitan al aprendizaje placentero…
La escenografía
también varía por minutos en sus debates colectivos: espacios
diferenciados que posibiliten la multitarea, segundos escenarios fuera
del aula y virtuales que se simultanean con el escenario principal;
recursos tecnológicos ( para escribir y leer; para reproducir tratar y
para crear imágenes estáticas y en movimiento; para reproducir o crear
sonidos…), bibliográficos y bibliográficos virtuales; juegos (también
virtuales) para aprender y para motivar, recursos didácticos virtuales y
reales mediadores en el aprendizaje experimental…
Una
escenografía reversible que, por un lado se expande del aula y
aprovecha escenarios reales del colegio y el barrio ( bibliotecas,
museos, cines, supermercados, centro de salud..) y, por otro, un barrio
que entra al aula a ver simulaciones escolares de museos, de salas de
lectura o de cines donde se proyectan “películas escolares de estreno”…
3
Guión
El libreto de la acción educativa lo analizamos desde dos aspectos: relaciones y narrativa.
Mi
alumnos, basados en su experiencia, partían de una definición del
libreto teatral de la escuela unidireccional y jerárquico (de profesor a
alumno), único y, en muchas ocasiones, monologado y frío.
Tras el trabajo reflexivo, iterativo, interactivo y constructivo han llegado la conclusión que la narrativa de la escuela actual debe cumplir las siguientes características:
Interactiva
Como
procedimiento básico de aprendizaje, antitética del aprendizaje
solitario y de la comprensión si intervención del lenguaje y de la
reflexión compartida. Un guión de estructura dialógica, comunicativa y
retroalimenticia.
Mediada
Como proceso cognitivo que atribuye sentido a la acción.
Creativa
Como antagónica al discurso repetitivo y machacón que busca erróneamente la transformación de los datos en conocimiento.
Crítica
Como
antítesis al pensamiento nulo, a la asimilación sin razonamiento y a la
memorización descontextualizada y abstracta como valedor de los
aprendizajes. Una narrativa basada en pensamiento analítico que observa,
compara y crea
Constructiva
Como
contraposición a la narrativa escolar reproductiva de ideas de otros y
que utiliza el mecanismo de la asimilación como manera de comprensión
aparente y de un aprendizaje placebo.
Innovadora
Como
proceso de constante cambio, basado en integración de la tecnología en
el aula, retador, que elimina el aburrimiento y la apatía por el
aprendizaje y le introduce elementos de curiosidad y motivación hacia la
consecución de un logro: la creación de conocimiento.
Afectiva
Como
modelo para una relación en la escena empática, vinculante con las
otras personas que actúan y con sus causas perdidas y ganadas. La
afectividad como modo de disponer la mente para abrazar al conocimiento a
través del corazón, de la piel y de la mirada…antítesis de la narrativa
del esfuerzo, del sufrimiento y del dolor como camino a la adquisición
de conocimiento.
EL APRENDIZAJE SE PRODUCE ENTRE PERSONAS
Seres con rostro, con historias personales.
Más que mirarnos,
nos vemos, nos interpelamos, nos sentimos,
NOS EMOCIONAMOS
Tomado de Ined 21 con permiso de su autor. 4-2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario