Escribe Ángel Fiallo
Las universidades (y realmente cualquier centro formativo) tiene tres tipos de servicios principales: administrativos, académicos y formativos. Los servicios administrativos son digitales desde hace mucho tiempo. No cabe imaginar, por ejemplo, una gestión de nóminas sin estar informatizada. Los servicios académicos se van digitalizando de forma progresiva y algunos de ellos lo están desde hace tiempo (por ejemplo, la gestión de matrículas), mientras que otros lo hacen de forma más lenta.
Los servicios formativos también suelen estar. Así pues, todas las universidades tienen sistemas e-learning donde el profesorado puede, por ejemplo, incluir los contenidos de su asignatura para facilitar su acceso al alumnado, utilizar foros para resolver dudas, utilizar el servicio de mensajería para comunicarse con el alumnado, etc. También la mayoría de las aulas están digitalizadas, con acceso a internet para facilitar el acceso del profesorado a través de presentaciones digitales y para que el alumnado pueda realizar actividades a través de su móvil o tableta.
Todo es digital, pero realmente no hay cultura digital. ¿No se lo creen? Les invito a realizar una prueba con dos casos concretos:
Caso 1. Si usted como profesorado se encuentra en un contexto de formación presencial y responde las tutorías a través de medios digitales (Skype, foros, correo electrónico, etc.), es conveniente que contabilice la horas empleadas para comunicar a su responsable académico que ha realizado sus tutorías de forma digital, que tiene evidencias de ello, y que por tanto no va a realizar las horas de tutoría presenciales (que habitualmente no son muy utilizadas) ¿qué le contestarán? Pues que las horas de tutoría digital no contabilizan como tiempo de dedicación del profesorado, que tiene que seguir manteniendo el número de horas de tutorías de forma presencial.
Caso 2. Durante una clase presencial haga una pregunta a su alumnado sobre su asignatura, que de antemano usted suponga que no saben contestarla. Lo más seguro es que nadie la conteste pero ¿algún alumno ha utilizado su móvil para buscar en internet la respuesta? A buen seguro nadie lo hará, aunque fuera del aula no dudaría ni dos segundos en realizarlo.
El primer caso ilustra una falta de cultura digital de nuestra normativa y el segundo caso muestra una falta total de cultura digital en nuestras aulas, tanto por parte del profesorado (algunos de ellos sancionarían la utilización del móvil para buscar la respuesta) como del alumnado (que tiene la percepción de que la utilización del móvil está prohibida en las aulas, seguramente debido a normas impuestas durante su formación previa).
De nada sirve una transformación digital de nuestros servicios formativos si no hay una cultura digital en su uso. Es necesario ir construyendo la cultura digital y eso se hace en los pequeños y cotidianos detalles formativos del día a día.
Tomado de Innovación educativa con permiso de su autor
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