Por Mariana Sofía Jiménez Nájera
Cuando la cultura del ajetreo y los dispositivos tecnológicos tienen una gran prevalencia en nuestro día a día, necesitamos hacer de todo, y rápido. La tecnología nos ha brindado la oportunidad de realizar muchísimas cosas dentro de una sola unidad. En esta era digital, la tecnología ha facilitado e impulsado enormemente las habilidades de multitasking de las personas, pero ¿realmente podemos realizar más de dos tareas a la vez?
El término multitasking o multitareas apareció por primera vez en un reporte de la empresa IBM en 1965, donde se describía las capacidades de su IBM System/360; el cual se refería a los múltiples procesos que una computadora podía ejecutar en un determinado lapso de tiempo. A partir de ahí, el concepto fue acuñado para referirse al multitasking humano, es decir, la aparente habilidad de realizar dos o más actividades independientes a la vez, las cuales tienen diferentes metas.
No es que no sea posible que puedas realizar varias tareas a la vez (de hecho, solo 2.5 % de las personas pueden hacerlo), el problema viene cuando pensamos que somos buenos en ello y que podemos hacer cualquier actividad a la par con otra u otras. Por ende, pensamos que somos más eficientes al hacerlo y aplaudimos esta “habilidad”, cuando en realidad es todo lo contrario: el multitasking destruye tu productividad, y no solo eso, ya que tiene consecuencias negativas para tu cerebro.
Aunque nos podemos encontrar haciendo diferentes cosas a la vez sin darnos cuenta, hay diferentes niveles para realizar multitareas. No es lo mismo cantar al pie de la letra tu canción favorita mientras realizas los quehaceres del hogar, que utilizar el celular mientras manejas por una calle transitada. Hay actividades que requieren de nuestra total y completa atención, y aunque pensamos que podemos hacerlas todas, no las realizamos con la misma calidad que si las realizamos individualmente.
Al llevar a cabo dos o más actividades que requieren un alto nivel de concentración, lo que realmente hacemos es cambiar nuestra atención rápidamente entre tareas, llamado switchtasking (cambio de tareas), lo cual tiene un costo de tiempo y de pérdida de hasta el 15 % de eficiencia cognitiva. En consecuencia, nuestra mente está siendo constantemente interrumpida y perdemos la concentración, poniendo atención parcial a lo que hacemos.
Nuestro cerebro no está hecho para enfocarse en más de una cosa simultáneamente, por tanto, realizar varias a la vez no solamente afecta nuestros procesos cognitivos, sino también nuestra salud mental. Cambiar tan rápido entre tareas sobreestimula nuestro cerebro y causa estrés y ansiedad, ocasionando que la persona se sienta dispersa y desesperada por no completar sus actividades.
Cuando realizamos varias tareas a la vez hasta puede sentirse una sensación de productividad. Por ejemplo, “pude solucionar un problema por teléfono mientras terminaba de llenar una forma y avanzar mi presentación de PowerPoint”. Y sí, suena bastante productivo, pero si vemos de cerca cada una de las actividades, es muy probable que la calidad de ellas no sea la óptima. Se pudo hablar por teléfono, pero es posible que se olviden ciertos detalles, la forma llenada en realidad solo fue leída por encima, y las palabras en la presentación tienen errores ortográficos o los enunciados no están completos. El cerebro está tan fragmentado en cada tarea que no se compara la calidad en la que se hubiera realizado cada tarea por separado.
Estudios comprueban que la productividad de las personas al trabajar en diferentes tareas al mismo tiempo reduce su productividad hasta en un 40 %. Esto se debe a que somos más propensos a cometer errores por falta de atención al detalle, además de que nuestra habilidad de retención se reduce considerablemente. “Las personas que hacen múltiples tareas a la vez no son capaces de filtrar la irrelevancia […] Están crónicamente distraídas”, menciona el psicólogo Clifford Nass.
Estudios han encontrado que un gran porcentaje de personas se consideran multitaskers, lo cual comprueba que la metacognición de las personas también se ve afectada. Las personas piensan que realmente pueden gestionar varias cosas a la vez y que además son buenas en ello, lo cual resulta muy peligroso en algunos casos.
Un pequeño experimento
Un interesante ejercicio que comprueba la inefectividad del multitasking es el que propone Scott Blades, el cual consiste en tomar lápiz y papel y poner un temporizador donde tomes el tiempo para escribir tu primer nombre y apellido (Mariana Jiménez), y bajo esto escribir por cada letra un número (1, 2, 3, 4, etc.) en secuencia (1234567 891011121314). En mi caso, tardé aproximadamente 15 segundos.
Ahora, prueba hacer lo mismo, pero escribe una letra, baja un renglón, escribe el número y regresa al renglón de las letras, y así sucesivamente hasta que termines tu nombre. Verás que tardarás más en escribir un enunciado a la vez. En mi caso tardé 27 segundos. Si en este ejercicio tan sencillo se refleja claramente que somos menos eficientes al hacer dos cosas a la vez, ¡ahora imagina los resultados de cuando realizas tareas más complejas!
Destronando el multitasking: monotasking
“Si queremos terminar todas nuestras tareas y hacer de todo, debemos entender cuando hace sentido hacer multitasking y cuando es mejor darle a una tarea toda nuestra atención” (Cooks-Campbell, 2023). Si no puedes concentrarte para sacar adelante un pendiente, pones en peligro a los demás o a ti mismo, o no terminas tu lista de tareas; lo mejor es hacer una cosa a la vez. Rápido no necesariamente significa eficiente.
Tener la habilidad de multitareas es lo más celebrado e incluso un requisito para un puesto de trabajo, pero la realidad es que no es tan bueno como parece, además de que consume nuestra energía mucho más rápido que enfocarnos en una cosa. El monotasking, como su nombre en inglés lo indica, significa llevar a cabo una sola actividad a la vez. Suena sencillo, pero con la incesante saturación de información, notificaciones y fugaz ritmo de vida a la que estamos acostumbrados en estos días puede ser un gran reto para muchos.
Entonces, ¿qué se puede hacer para incentivar la atención a una sola tarea? Te compartimos algunos consejos:
- Prioriza: Al comenzar el día, muchas veces perdemos la cabeza y nuestros pensamientos están por doquier. Libérate de ellos y escríbelos, después puedes enumerarlos para saber cuáles requieren mayor prioridad.
- Organiza: Puedes tener un horario determinado para cada actividad o designar un espacio para realizar ciertas actividades. Por ejemplo, si dedicas mucho tiempo revisando mensajes personales vía redes sociales, puedes designar unos minutos para revisarlos todos de golpe en vez de distraerte cada vez que recibas uno nuevo.
- Temporiza: Una buena técnica a implementar es la regla de los 20 minutos, en la cual se busca el enfoque total en una tarea, por lo que al pasar el tiempo, puedes tomar un descanso o seguir con la siguiente tarea. Con el tiempo podrás ir incrementando los minutos e incluso pasar a una hora.
- Limita: Las distracciones están por todos lados, y nuestros celulares tienen todo el potencial para hacerlo. Mantenlo en “no molestar” durante una tarea determinada o utiliza audífonos con música clásica sin letras o ruido blanco para no interrumpir tu concentración.
Desde el inicio, el término multitasking nació para las computadoras. Para los humanos, seamos sensatos al momento de saber cuándo podemos llevar a cabo más de una habilidad a la vez y cuándo no. Esto llevará a que gestiones tu tiempo de la mejor manera, cometas menos errores y mantengas tu salud mental. ¡Recordemos que hacer mucho al mismo tiempo no equivale a productividad!
Tomado de EDUNEWS del Tec de Monterrey
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