Por Valentina Giménez
Pensar es un acto natural para los seres humanos. Todos los días tenemos miles de pensamientos. Ahora bien, solo por estar pensando, no significa que estemos haciéndolo bien ni que todos nuestros pensamientos requieran de un razonamiento crítico, porque hacerlo sería demasiado agotador. En un mundo que cambia con gran dinamismo, el pensamiento crítico se vuelve una habilidad central. Pensar críticamente no solo ayuda a generar una opinión personal fundamentada, sino que también ayuda a resolver problemas complejos de muchas maneras.
Ante la importancia de esta habilidad, la buena noticia es que el pensamiento crítico se puede ejercitar y entrenar. En otras palabras, esta habilidad del Siglo XXI se puede educar de manera intencional. A continuación te explicaremos cómo.
¿Qué es el pensamiento crítico?
De acuerdo a la publicación de la serie de brief “Habilidades para la vida. Fomentar el pensamiento crítico”, de la Iniciativa de Habilidades del Siglo XXI, “el pensamiento crítico implica evaluar la fortaleza y pertinencia de una afirmación, teoría o idea a través de un proceso de cuestionamiento y toma de perspectiva, lo cual puede o no resultar en una afirmación o teoría posiblemente novedosa.
Más aún, en esta publicación de Stéphan Vincent-Lancrin se argumenta que “no necesariamente (el pensamiento crítico) conduce a una postura original sobre un problema. Sin embargo, típicamente involucra el examen y la evaluación de diferentes posiciones posibles”.
En otras palabras, no se limita a la resolución de problemas después de un proceso reflexivo. También se trata de ser capaz y estar dispuesto a desafiar los supuestos centrales de teorías, paradigmas o conocimientos aceptados.
El “critical thinking” como se conoce en inglés, implica reconocer que otras perspectivas también pueden tener asidero y, por lo tanto, se pueden evaluar posibles fortalezas, debilidades y sesgos de cada argumento o teoría, por más alineados que no estén con lo que pensamos.
El pensamiento crítico implica el uso de la lógica, el razonamiento y la creatividad para llegar a las conclusiones.
¿Cuál es la importancia del pensamiento crítico?
El pensamiento crítico es una habilidad que tiene aplicaciones en prácticamente todos los aspectos de la vida cotidiana. Puede ayudarte a tomar mejores decisiones, mejorar la empleabilidad y entender mejor el mundo. Es decir, el pensamiento crítico es una habilidad fundamental para ser un ciudadano del siglo XXI.
¿Para qué sirve el pensamiento crítico?
El pensamiento crítico tiene diversas funcionalidades en la vida cotidiana, ya sea en el cumplimiento de las obligaciones profesionales o en el desenvolvimiento de las actividades personales. Pensar críticamente sirve para:
- Tomar buenas decisiones: es importante como ejercicio para analizar y evaluar las fuentes de información en función de su veracidad, relevancia, y fundamentación, lo que deriva una mejor toma de decisiones. Preguntar o cuestionar primero, antes de aceptar las cosas tal cual parecen ser, así como formar tu propio juicio a partir de los hechos, la información y el conocimiento disponible.
- Resolver problemas: utilizar la lógica y la razón para analizar y deconstruir problemas, así como elegir las mejores soluciones considerando las debilidades y fortalezas de cada solución alternativa.
- Promueve la creatividad: esta es una de las principales características del pensamiento crítico y está asociada al punto anterior, al cuestionar los hechos, teorías o conceptos, se abre también el espacio de gran utilidad para el desarrollo de nuevas soluciones a los problemas.
- Mejorar la empleabilidad: sobre todo en la era digital, en que muchos trabajos están siendo automatizados, existe consenso en que tanto el pensamiento crítico como la creatividad son dos habilidades fundamentales para mejorar las perspectivas laborales de las personas.
- Ciudadanía digital y global: El pensamiento crítico desempeña un papel en el bienestar individual, pero sobre todo se lo considera un pilar esencial del funcionamiento de las democracias modernas.
La capacidad de emitir una opinión independiente y bien fundamentada para votar, y sopesar la calidad de los argumentos presentados en los medios de comunicación y otras fuentes de información.
Además, en momentos en que la desinformación, las falacias y las fake news pueden ser un problema para los sistemas democráticos, el pensamiento crítico ayuda a evitar la propagación de información falsa y contribuye en las comunidades digitales y redes sociales con un contenido verificado, respetuoso, y ético.
4 pasos para ejercitar el pensamiento crítico
De acuerdo a la publicación sobre pensamiento crítico, existen cuatro procesos cognitivos clave involucrados en el ejercicio del pensamiento crítico:
1. Indagar
Determinar y comprender el problema es una primera dimensión importante de un proceso inquisitivo de pensamiento crítico. Esto a veces incluye preguntarse por qué el problema está planteado de cierta manera, examinar si las soluciones o afirmaciones asociadas pueden basarse en hechos o razonamientos inexactos, e identificar las brechas de conocimiento.
Este proceso de indagación concierne en parte al pensamiento racional (verificar hechos, observar, analizar el razonamiento), pero incluye una dimensión más ‘crítica’ cuando se trata de identificar las posibles limitaciones de la solución y cuestionar algunos de los supuestos e interpretaciones subyacentes, incluso cuando los hechos son precisos.
2. Imaginar
En el pensamiento crítico, la imaginación juega un papel importante como elaboración mental de una idea, pero todo pensamiento involucra cierto nivel de imaginación.
A un nivel superior, la imaginación también consiste en identificar y revisar visiones del mundo y teorías alternativas o competitivas con mente abierta para considerar el problema desde múltiples perspectivas.
Esto permite una mejor identificación de las fortalezas y debilidades de las evidencias, argumentos y supuestos propuestos, aunque esta evaluación también pertenece al proceso inquisitivo.
3. Crear
El producto del pensamiento crítico es la posición o solución de uno frente a un problema o juicio sobre las posiciones o soluciones de otros. Esto implica principalmente una buena inferencia, un equilibrio entre las diferentes formas de mirar el problema, y, por lo tanto, el reconocimiento de sus posibles complejidades.
Como con cualquier buen pensamiento, el pensamiento crítico implica la capacidad de argumentar y justificar la propia posición de manera racional, con información relevante, de acuerdo con perspectivas existentes y formas socialmente reconocidas de razonamiento, o posiblemente algunas nuevas.
4. Reflexionar o evaluar
Finalmente, a pesar de que uno puede considerar que su posición o forma de pensar es superior a algunas alternativas, quizás porque abarca una visión más amplia o está mejor respaldada por la evidencia existente, el pensamiento crítico implica algún proceso de autorreflexión sobre la perspectiva que uno respalda, sus posibles limitaciones e incertidumbres.
Por lo tanto, este tipo de pensamiento implica cierto nivel de humildad, pues el proceso mental de pensar de forma crítica también supone apertura a otras ideas competitivas. Si bien no hay que adoptar el escepticismo antiguo y suspender el juicio en todos los casos, a veces esta puede ser la posición más apropiada.
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¿Cómo ser un pensador crítico?
Es claro que ser un pensador crítico trae enormes beneficios que van más allá del ámbito laboral. También es bueno para el desarrollo personal y la vida diaria en comunidad. Entonces, ¿cómo conseguirlo?
Para ser un pensador crítico hay que ejercitar otros hábitos y habilidades, como fomentar la curiosidad, cuestionar lo que está establecido, mejorar habilidades de análisis y comunicación, mantener la autodisciplina y estar alerta a los sesgos cognitivos.
Repasemos algunas de las habilidades clave que adquieren los grandes pensadores críticos:
- Identificar y determinar las relaciones entre variables, incluida la identificación de variables, prueba de hipótesis y control de covariables.
- Dominar el pensamiento sistémico y razonamiento científico.
- Comprender las relaciones sociales, naturales y tecnológicas subyacentes en un sistema.
- Ejercitar la alfabetización informacional, lo que incluye la comprensión de los datos, encontrar y obtener datos, leer, interpretar y evaluar datos, manejo de datos.
- Evitar los sesgos cognitivos, es decir, considerar toda la información disponible, no solo la que se alinea con tu punto de vista.
- Ser capaz de crear una estrategia, teoría, método o argumento basado en una síntesis de evidencia.
- Crear un argumento que vaya más allá de la información disponible.
- Pensamiento computacional: por ejemplo, las abstracciones y generalizaciones de patrones, descomposición estructurada del problema, pensamiento iterativo.
- Ser capaz de criticar un producto de trabajo con respecto a su credibilidad, relevancia y sesgo utilizando un conjunto de estándares o un marco específico.
Estas actividades para fomentar el pensamiento crítico pueden ser impulsadas en el hogar, en la escuela o de manera individual.
Enseñando el pensamiento crítico
Aunque los sistemas educativos no suelen tener una asignatura específicamente dedicada al desarrollo del pensamiento crítico, esta competencia puede ser desarrollada como parte de otros aprendizajes. Por eso, la publicación “Habilidades para la vida: fomentar el pensamiento crítico” desarrolla algunas estrategias para enseñar esta habilidad en las escuelas.
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Sugerencias para incluir el pensamiento crítico en la educación
- Usar rúbricas conceptuales que clarifiquen las habilidades involucradas.
- Incluir el pensamiento crítico como objetivo de aprendizaje en los planes de clases.
- Proveer a los estudiantes tareas y problemas que los incentiven a cuestionar desde sus habilidades cognitivas, supuestos y explorar múltiples perspectivas.
- Generar un ambiente en el que los estudiantes se sientan seguros de correr riesgos de expresar el pensamiento propio y expresiones surgidas de su racionamiento.
- Evaluar el pensamiento crítico incluyéndolo en exámenes y evaluaciones nacionales.
Fomentando estas estrategias en todos los niveles educativos, se puede preparar mejor a los estudiantes para el futuro con habilidades de pensamiento crítico y mejorar la calidad de su educación.
Y tú, ¿te consideras un pensador crítico? ¿En qué te ha ayudado en tu vida ejercitar el pensamiento crítico? ¡Ingresa en nuestro blog y descubre más contenido para impulsar tu pensamiento crítico!
Tomado de Enfoque educación, blog del BID
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