Escribe: Manuel Area
Hace pocos días, en este mes de marzo de 2012, se ha difundido la noticia/rumor sobre la posible desaparición del denominado Programa ESCUELA 2.0 en España, el cual responde a la política educativa de dotación masiva de la tecnología a las aulas de las escuelas, y que, internacionalmente se conoce como modelo1 a 1 o de un ordenador por alumno. La noticia, como muchos ya saben, surgió del periódico ABC expandiéndose en la twittersfera (#esquela2.0) y provocando más de una entrada de blog (por ejemplo el magnífico "El fin de la escuela 2.0 y hacia donde va el mundo de J. Adell).
Hace pocos días, en este mes de marzo de 2012, se ha difundido la noticia/rumor sobre la posible desaparición del denominado Programa ESCUELA 2.0 en España, el cual responde a la política educativa de dotación masiva de la tecnología a las aulas de las escuelas, y que, internacionalmente se conoce como modelo1 a 1 o de un ordenador por alumno. La noticia, como muchos ya saben, surgió del periódico ABC expandiéndose en la twittersfera (#esquela2.0) y provocando más de una entrada de blog (por ejemplo el magnífico "El fin de la escuela 2.0 y hacia donde va el mundo de J. Adell).
El titular en el periódico aludido es toda una declaración de intenciones: "Educación elimina por ineficaz el plan Gabilondo de ". Sin embargo, el titular es engañoso, ya que la lectura de dicha nota de prensa no hace referencia a que el Ministerio de Educación haya aprobado o decidido la supresión del programa Escuela 2.0, sino que recoge, por una parte, algunas palabras del Ministro refiriéndose a la necesidad de evaluarlo antes de seguir invirtiendo en el mismo y por otra, se incluyen las opiniones del director del Instituto F de Investigación Educativa y del director de Instituto de Técnicas Educativas del CECE (Confederación Española de Centros de Enseñanza), en el marco de la presentación de un estudio de la propia CECE denominado Informe sobre Tecnología Educativa 2011 donde se hacen evidente su disgusto con dicho programa y que el reportaje amplifica. El dato que quisiera destacar es que, a pesar de que el titular de ese artículo afirma que se elimina el Escuela 2.0, el Ministerio de Educación todavía no ha tomado oficialmente esa medida, al menos por ahora. De hecho, a día de hoy, en la web oficial tanto del Ministerio de Educación como del INTEF -antiguo ITE- el programa Escuela 2.0 sigue apareciendo como parte de las iniciativas o planes institucionales.
En fin, ¿qué me sugiere todo esto? Que estamos ante un globo sonda para solicitar o anunciar la supresión de otra medida o plan educativo del anterior gobierno socialista. Era (y es) previsible que, en los nuevos tiempos gubernamentales, el programa Escuela 2.0 fuera puesto en entredicho y cuestionado ya que dicho plan ha estado demasiado ligado al anterior equipo ministerial, y desde su inicio incluso ciertas comunidades autónomas (Madrid y Valencia) han sido beligerantes con el mismo ninguneándolo todo lo posible. En fin, cosas de las batallas partidistas de nuestros queridos políticos que enredan más que arreglan.
¿Qué escenario es previsible a corto y medio plazo?
En estos tiempos de recortes, de tijeretazos de corte y confección económica de las administraciones públicas, es de suponer que una pieza jugosa a cobrarse pudiera ser reducir (o eliminar todo lo posible) la adquisición y compra de tecnología -ordenadores portátiles- para el alumnado de la escuela pública. Seguramente el ahorro en aparatos, tanto para los gobiernos autónomos como del propio Ministerio de Educación, sea notorio y, si los vientos no cambian, es previsible que la llegada de las tecnologías digitales a los centros educativos públicos comience a menguar, aunque intuyo que seguramente no desaparezca.
Eliminar políticas destinadas a introducir las TIC en las escuelas sería una irresponsabilidad política que un gobierno de un país desarrollado europeo, como es el caso de España, no puede asumir. Hacerlo sería dar la espalda a la realidad económica, social y cultural de la sociedad digital. Sería navegar contracorriente tanto ante las necesidades de la sociedad del siglo XXI, como de todas las tendencias internacionales. Sería negar la posibilidad de formar, preparar o alfabetizar a los actuales niños y niñas –futuros ciudadanos- ante el uso inteligente de las herramientas y de la cultura digital.Si desaparecen proyectos gubernamentales de inversión y dotación de TIC en las escuelas públicas los perjudicados serán los niños y niñas de los sectores económicos más desfavorecidos, porque aquellos centros cuyas familias puedan compran ordenadores, estoy convencido, que no renunciarán a usarlos con fines educativos.
¿O acaso, en esta segunda década del siglo XXI, se pueden desarrollar proyectos innovadores y de excelencia educativa, como se dice ahora, sin que existan en las aulas tecnologías y acceso a Internet? Sería como querer enseñar a leer, sin poder disponer de libros o documentos escritos. Para enseñar competencias ante las nuevas formas culturales es imprescindible la disponibilidad de tecnologías de acceso al ciberespacio en los colegios. Sin TIC en las aulas no puede haber enseñanza ni aprendizaje competente para enfrentarse adecuadamente a la cultura, economía y sociedad del siglo XXI. Y los proyectos o planes como el Escuela 2.0 no es un invento exclusivo del anterior gobierno, sino que responden a una tendencia internacional conocida como modelo 1 a 1 (es decir, un ordenador por alumno) que está desarrollándose en distintas latitudes y geografías del planeta. Véase, por ejemplo, el número monográfico publicado recientemente por la Revista Iberoamerica de Educación sobre este modelo en distintos países.
Intuyo que la inversión gubernamental en España –tanto por parte del Ministerio de Educación como de los gobiernos autonómicos- en TIC continuará, no sé si bajo el paraguas del programa Escuela 2.0. Creo que lo más probable es que adopte otra denominación o nombre de forma que sea presentada ante la opinión pública como un cambio de la política educativa ante la Tecnología en Educación que impulsa el nuevo gobierno. Al final, será el mismo perro (es decir, introducir TIC en el ámbito escolar), pero con distinto collar (en vez de Escuela 2.0, tendrá otro nombre). Eso espero, porque la supresión total de cualquier programa TIC representará que las escuelas públicas no puedan formar a sus alumnos con las herramientas culturales del actual presente. Es decir, significará que los alumnos formados en el sistema escolar público estén en condiciones de desigualdad en el acceso a la cultura digital.
Creo que para los que somos educadores lo de menos es la etiqueta o denominación de estas políticas de modernización de la enseñanza en las escuelas. Lo relevante son, evidentemente, las metas y el contenido de las mismas. Y todavía, no tenemos (o yo desconozco) información de sobre los nuevos planes o proyectos ministeriales que sustituirán a la Escuela 2.0. Habrá que estar atentos.
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