Escribe Ángel Fidalgo
Para que una experiencia de cambio educativo se pueda considerar como innovación educativa tienen que ocurrir dos cosas:
1-Que cumpla la definición de innovación educativa:
“La innovación educativa es la aplicación de una idea que produce cambio planificado en procesos, servicios o productos que generan mejora en los objetivos formativos” (*)
2-Que tenga una serie de características:
- Originalidad.
- Eficacia.
- Eficiencia.
- Transferibilidad.
- Sostenibilidad.
Cualquier experimento docente realiza cambios y suele suponer una mejora en los objetivos formativos, por tanto se cumple la definición. Si nos quedamos en este paso, todas las experiencias serían innovación educativa. Por ejemplo, imagínese que un profesor siempre ha dado sus clases magistrales con una tiza y pizarra, de repente descubre que se pueden hacer presentaciones en el aula con el ordenador ¿estaría innovando?
Realmente cumpliría con la definición de innovación educativa y lo sería si el universo fuese su propia aula, pero en este caso lo que realmente está haciendo este profesor es aplicar una innovación educativa de hace 30 años.
En este caso es muy fácil observar que no cumple la característica “originalidad”. Sin embargo, no siempre es tan sencillo. Por tanto, para que una experiencia se pueda considerar de innovación educativa, se debe comprobar que satisface los siguientes principios:
- Originalidad. Se debe tener en cuenta experiencias previas que se hayan realizado en el campo de la formación. La originalidad no suele venir dada por la tecnología aplicada, sino por la forma de utilizar esa tecnología para mejorar las metodologías.
- Eficacia. Debe cumplir los objetivos para los que fue diseñada la innovación, y además, demostrar que se cumplen (habitualmente utilizando el método científico).
- Eficiencia. El coste/esfuerzo de aplicar la innovación educativa nunca debe ser superior al coste/esfuerzo realizado antes de aplicarla.
- Transferibilidad. Se debe poder utilizar en otras asignaturas.
- Sostenibilidad. Una vez desarrollada la innovación educativa su aplicación no requiere nuevos desarrollos. Por ejemplo, muchas experiencias de innovación educativa se realizan porque hay financiación y una vez finalizada ésta continúan requiriendo aportes económicos. En este caso la innovación no sería sostenible.
(*) Sein-Echaluce, M.L, Fidalgo-Blanco, A y Alves, G (2016). Technology behaviors in education innovation. Computers in Human Behavior, In press. http://dx.doi.org/10.1016/j.chb.2016.11.049
Tomado de Innovación educativa con permiso de su autor
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