martes, 16 de octubre de 2018

Los quijotes en ciencia también existen

Escribe María del Mar Camacho

Dícese “quijote” de una persona, hombre o mujer, que tiene ideales elevados. Muchos hablan de los científicos como personas abnegadas dedicadas a la investigación, que dedican parte de su vida a promover el conocimiento básico en un campo científico concreto. Sin embargo, muchas personas en nuestro país entienden que sólo el descubrimiento de un nuevo medicamento, una patente, una nueva tecnología o el funcionamiento de las células del cáncer se pueden considerar ciencia. También existen otras investigaciones relevantes, reconocidas como tales en muchos países del mundo, como puede ser un nuevo yacimiento arqueológico en el que se descubren huellas de nuestro pasado, si la educación física condiciona el perfil psicológico de nuestros adolescentes, la explicación de cómo se adquieren mejor competencias lingüísticas en inglés, cómo es más rentable la orientación de un molino de viento o cómo se comprende mejor un texto. Eso también es ciencia.
Desde el campo al que me dedico, la contabilidad, reivindico la existencia de investigaciones científicas en esta área de los negocios. Llegados a este punto algunos lectores se podrán preguntar qué investigamos. Muchos colegas investigadores intentamos explicar, por ejemplo, qué indicadores económico-financieros pueden ayudar a intuir una insolvencia o a propiciar una reorganización empresarial, intentamos correlacionar variables de auditoría con una posible quiebra, analizamos cómo la manipulación de resultados (earnings management) puede ser una posible causa-efecto del concurso de acreedores, etc. Y no sólo podemos dedicar parte de nuestra curiosidad, de nuestro tiempo y de nuestra vida a estos trabajos académicos, sino que me permito afirmar, sin lugar a dudas, de que podemos hacerlo muy bien a nivel internacional. Permítanme que me explique a continuación con más detalle.
Concretamente hace unos días recibimos la aceptación de un artículo en una revista de gran prestigio internacional en el área de “Business”, con un elevado índice de impacto. Esto significa que la academia internacional en nuestra área reconoce la valía y la contribución de nuestra investigación. Después de cuatro años de investigación, sin medios de apoyo a la investigación, sin proyectos que financien nuestros congresos, sin becarios ni colaboradores internacionales, sin alicientes adicionales, sin apoyo de ningún “lobby”, impartiendo las mismas horas de clase que el resto de nuestros compañeros a tiempo completo, e incluso sin el reconocimiento expreso de nuestra institución (me atrevería a decir, aunque sea políticamente incorrecto), hemos conseguido publicar en una revista académica de primer cuartil de la base de datos de revistas científicas más prestigiosa a nivel mundial, el Journal of Citation Reports (JCR). No aspiramos a salir en el telediario, desde luego, somos una gota en el océano: una profesora recién doctorada, una profesora experta en metodologías de inteligencia artificial, y dos profesores de contabilidad. Tres mujeres y un hombre, con 9 hijos en el equipo, de edades que van desde los 18 años a los 5, conciliando cada día…
Con toda la humildad del mundo, nos reafirmamos en la creencia de que con mucha ilusión, mucha constancia y mucho esfuerzo, se pueden conseguir grandes logros investigadores como el recién conseguido. Y no es vanagloria ni falso orgullo, sino un mensaje muy claro a los doctorandos y jóvenes investigadores españoles: se puede investigar con calidad, hay que marcarse objetivos elevados, al menos hay que intentarlo. Se fracasa muchas veces pero, alguna vez, también se consigue. El coste es elevado y desafortunadamente te sientes incomprendido, y muy poco valorado, un quijote. Pero echando la vista atrás, creo que ha merecido la pena. Recibir el correo electrónico con la noticia es una sensación maravillosa. No obstante, no compensa las horas que le quitamos al sueño y a nosotros mismos. Principalmente merece la pena porque, durante el proceso de investigación, hemos disfrutado mucho, tanto a nivel humano como profesional. Hemos aprendido unos de otros, superado muchos retos, rebatido a los revisores y al editor, expertos internacionales en el área… y les hemos convencido de que nuestra investigación[1] es relevante. Se trata de utilizar el contenido del informe de auditoría para la predicción del concurso de acreedores, es decir, conocer si una empresa puede ser insolvente con la lectura detallada de la opinión del auditor, del número de sus comentarios, si los hay, y de qué tipo de salvedades recoja dicho informe.
Finalmente me pregunto: ¿qué hubiésemos conseguido con más apoyo, con proyectos financiados, con más dedicación…? Dejo la pregunta al aire. Sinceramente, no quiero entrar en detalles. Prefiero seguir disfrutando de mi investigación, día a día, y poco a poco. Reto a reto y paso a paso. ¡Gracias, equipo! Como decía la científica premio Nobel de Ciencia Dra. Rita Levi-Montalcini “together we are wonderful!”

Tomado del blog de Studia XXI con permiso de sus editores

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