lunes, 7 de octubre de 2019

Más sobre aprendizaje centrado en el estudiante

Escribe Javier Tourón

Cada vez, con más frecuencia, hablamos de las diferencias y similitudes entre enfoques o modelos que consideramos opuestos o diversos. También lo hacemos para exponer más claramente cuáles son las cualidades o peculiaridades de una aproximación concreta. Este es el caso de la presente entrada en la que, apoyado en algunas lecturas, recojo algunas diferencias entre dos enfoques que tendemos a oponer, pero que se complementan o necesitan mutuamente.

Diferencias entre un enfoque del aprendizaje centrado en el profesor y otro centrado en el alumno

CENTRADO EN EL PROFESORCENTRADO EN EL ALUMNO
El foco está puesto en el profesorEl foco está puesto en ambos: profesor y alumno
El foco está puesto en las formas del lenguaje y estructuras que el profesor conoceEl foco se pone en el lenguaje usado en situaciones típicas (en cómo el alumno usará el lenguaje)
El profesor habla; el alumno escuchaEl profesor modela; el alumno interactúa con el profesor y otros alumnos
Los estudiantes trabajan solosLos estudiantes trabajan en parejas, grupos o solos, dependiendo del propósito de la actividad
El profesor sigue y corrige a cada estudianteLos estudiantes hablan entre sí, sin seguimiento constante del profesor; el profesor ofrece feedback o correcciones cuando surgen preguntas
El profesor responde a preguntas de los estudiantes sobre el lenguajeLos estudiantes responden a las preguntas de otros, utilizando al profesor como fuente de información
El profesor elige los temasLos estudiantes pueden elegir algunos temas
El profesor evalúa el aprendizaje de los estudiantesLos estudiantes evalúan su propio aprendizaje; el profesor también evalúa
La clase está en calmaLa clase frecuentemente es ruidosa y está en actividad
Fuente: The National Capitol Language Resource Center (a project of the George Washington University)
Pasar de una clase tradicional centrada en el maestro a una clase centrada en el estudiante puede ser desalentador. Pero, cuando empoderamos a nuestros estudiantes, se desata su potencial. La escuela y el aprendizaje ya no son algo que se les hace a los estudiantes; está hecho con ellos.
La experiencia común de muchos profesores es que cuando confiamos en los alumnos y les damos capacidad de elegir y de hacer, siempre nos sorprenden
Brindar a los estudiantes la oportunidad de elegir siempre ha sido la piedra angular de la instrucción diferenciada. Y es que no acabamos de creer en ellos y no acabamos de aceptar que sus capacidades, motivaciones, ilusiones y proyectos son diversos. No podemos convertir la escuela, como muchas veces se ha señalado, en una máquina de producción en serie. Por muchas razones, pero una basta: las personas no somos cosas.
No en vano decía Eisner, como cito con frecuencia, que la escuela está para promover las diferencias, no la igualdad. Eso sí, elevando la media, pero incrementando la varianza.
Daniel Pink, autor de A Whole New Mind and Drive, nos recuerda que primero debemos conocer a nuestros alumnos y luego debemos ayudar a nuestros alumnos a conocerse a sí mismos.
¿Qué sucede si incluimos los perfiles de los alumnos en los cuadernos, haciendo que ellos mismos, cuando sea oportuno, establezcan objetivos y reflexionen sobre la mejor manera de aprender?
Cuando digo que cada escuela tiene que evaluar todas las dimensiones pertinentes para organizar el aprendizaje quiero señalar esto mismo. Pensando en CADA alumno: ¿qué sabe ya? ¿qué le queda por aprender? (evaluación curricular basada en el dominio; o enseñanza basada en competencias); ¿qué potencial tienen para este o aquel aprendizaje? (evaluación aptitudinal); ¿cuáles son sus motivaciones, intereses, fortalezas del corazón, en terminología de Pfeiffer? (evaluación de las llamadas soft skills).
Existen herramientas, en muchos casos online, para poder llevar a cabo estas tareas. Lo que hace falta, como dicen los jóvenes de manera gráfica, es cambiar el chip.
Dar voz y capacidad de decisión a los alumnos, significa que estamos ayudándoles  a aprender, a abogar por ellos mismos, a tomar decisiones, a practicar y desarrollar una comprensión de sí mismos como aprendices. Puedes preguntarte: ¿Qué estoy haciendo actualmente para que mis estudiantes puedan hacer por sí mismos algo?
Nuestra naturaleza es correr al rescate, resolver problemas y componer, conducir y orquestar cada minuto del aprendizaje... porque no confiamos en ellos. ¿Dónde puedes dar un paso atrás y dejar que tus alumnos den un paso al frente? Busca maneras de proporcionar oportunidades para que los niños tomen decisiones sobre lo que sucede en el aula y en su aprendizaje.
El espacio flexible en las aulas es un componente importante del aprendizaje personalizado. Un mobiliario modular que pueda disponerse de diversos modos según en trabajo a realizar, la posibilidad de cambiar de lugar, son importantes para nuestros estudiante, lo mismo que lo son para nosotros mismos. Deberíamos tener esto en cuenta.
Cuando los maestros ayudan a los estudiantes a tomar decisiones útiles sobre dónde y cómo trabajar, el protagonismo de estos sobre su aprendizaje crece.
Lo dejamos aquí. Espero que estas pocas ideas os ayuden a seguir reflexionando sobre este asunto, razón de ser última de nuestros esfuerzos: el desarrollo y la felicidad de nuestros estudiantes.
Tomado de Javier Tourón con permiso de su autor

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