jueves, 13 de febrero de 2020

¿Los niveles de inteligencia emocional del profesorado universitario fomentan su eficacia profesional?

Escriben María José Suárez Martel[i]  y Josefa D. Martín Santana[ii]
iAgencia Canaria de Calidad Universitaria y Evaluación Educativa
iiUniversidad de Las Palmas de Gran Canaria
Todos estamos viviendo como en las últimas décadas ha evolucionado el rol que desarrolla el Personal Docente e Investigador (PDI). En la actualidad ya no desempeñan únicamente el papel de trasmisores del conocimiento como ocurría hace años, sino que deben ser también agentes que contribuyen a la formación integral del alumnado, ajustándose así a las demandas de la sociedad del siglo XXI, donde el trabajo cooperativo o el manejo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) son fundamentales. A la vez, se les exige adaptarse a las exigencias del Espacio Europeo de Educación Superior, donde juegan un papel relevante las evaluaciones de la docencia y de la investigación del profesorado, así como las acreditaciones institucionales (Riesco, 2015; Uskola, Madariaga, Arribillaga, Maguregi, Romero y Fernández, 2015; Ingellis y Lahiguera, 2016).
Estas demandas generan retos y dificultades al profesorado, ya que el entorno laboral en muchos momentos les sobrepasa pudiendo ocasionar la aparición del síndrome de estar quemado o burnout. Síndrome que se evidencia a través de los siguientes síntomas (Maslach y Jackson, 1986):
  • Cansancio o agotamiento emocional.
  • Despersonalización o actitud cínica hacia los demás.
  • Falta de realización personal caracterizada por sentimientos de incompetencia y fracaso laboral.
Síntomas con un alto componente emocional, por lo que no todo el profesorado afronta las demandas de la misma manera, existiendo rasgos de personalidad que protegen a los docentes de sufrir burnout (Maslach, Schaufeli y Leiter, 2001), además de identificarse diferencias entre hombres y mujeres o entre el profesorado con menor y mayor experiencia laboral (Otero-López, 2012; León-Rubio, Cantero y León-Pérez, 2011).
Sabemos que desde la aparición del constructo de inteligencia emocional (Salovey y Mayer, 1990) se ha subrayado la importancia que el conocimiento y la regulación de las emociones puede desempeñar sobre el bienestar de los individuos (Mayer y Salovey, 1995). En este sentido, el profesorado emocionalmente inteligente presenta una mayor capacidad para comprender y gestionar mejor las relaciones humanas, para reducir el impacto emocional negativo que surge por la falta de recursos personales y materiales y para disminuir la disonancia emocional que surge entre sus emociones, expectativas y deseos y la realidad actual en el trabajo. Todas estas habilidades son elementos clave en los docentes emocionalmente inteligentes que evitan la aparición del desgaste emocional que puede llevar al burnout.
La inteligencia emocional actúa como factor preventivo del malestar docente, explicando por qué hay docentes que son más resistentes a los factores estresantes propios de la profesión (Palomera, Gil-Olarte y Brackett, 2006). Por otro lado, el mayor número de emociones positivas de un docente mejora su bienestar y, además, facilita la creación de un clima en el aula que propicia el aprendizaje (Extremera y Fernández-Berrocal, 2015). En suma, y en base a los hallazgos expuestos, la inteligencia emocional se puede considerar como un recurso personal importante a la hora de percibir, asimilar y regular los estados de ánimo negativos, siendo un factor protector contra la aparición del burnout  (Palomera et al., 2006).
Los resultados del estudio realizado por Suárez-Martel y Martín-Santana (2019) en el PDI de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, revelan que el género influye en la inteligencia emocional, en concreto, en la comprensión emocional y la regulación emocional, siendo las mujeres las que presentan un mayor grado, datos similares a los obtenidos por Fernández-Berrocal, Berrios-Martos, Extremera y Augusto (2012).
A la hora de analizar la influencia del perfil del PDI en los niveles de las distintas dimensiones que componen el burnout, señalar que en el género del profesorado se evidencia su influencia en el agotamiento y en el cinismo, siendo las mujeres las que presentan un mayor grado. Estos resultados coinciden en la dimensión de agotamiento con el estudio en profesorado gallego realizado por Otero-López (2012). También se halla influencia de la categoría docente, en concreto en la dimensión de agotamiento, siendo el Profesorado Colaborador los que presentan un mayor agotamiento. En cambio, el estudio de Sánchez-Fernández y Clavería (2005) revela como las categorías laborales más castigadas por el burnout las de Profesorado Asociado y Titular de Escuela Universitaria.
En relación a los años de ejercicio en la docencia, esta variable también influye, en concreto en el cinismo, siendo el profesorado con más de 30 años de experiencia el que presenta un mayor nivel. Además, se puede observar que el mayor número de años de experiencia origina un mayor cinismo. Sin embargo, la investigación realizada por Sánchez-Fernández y Clavería (2005) sentencia que los sujetos con mayor experiencia laboral son los menos afectados por el síndrome de estar quemado. Por otro lado, la dedicación docente del PDI también influye en el estado emocional, en concreto en el cinismo, siendo el profesorado con una jornada completa el que presenta un mayor frente al profesorado a tiempo parcial, resultados avalados por León-Rubio, Cantero y León-Pérez (2011).
Por último, en relación al desempeño de actividades de gestión, se puede afirmar que esta variable también es relevante en el estado emocional del PDI, en concreto en el agotamiento, siendo el profesorado que sí realiza actividades de gestión el que presenta un mayor nivel en contraposición con aquellos que no las realizan, resultados avalados por León-Rubio et ál. (2011).
Los resultados del Structural Equation Modeling indican que la inteligencia emocional influye negativa y significativamente en el agotamiento experimentado por el PDI, pero positiva y significativamente en la eficacia profesional manifestada por estos docentes. Estos resultados son coincidentes con los existentes en la literatura, ya que Augusto-Landa, López-Zafra y Berrios-Martos (2012) también concluye que la inteligencia emocional predice el desgaste profesional. Por otro lado, el agotamiento experimentado por el PDI influye positiva y muy significativamente en el nivel de cinismo mostrado por este colectivo, resultados avalados por la investigación de Guaderrama, Arroyo y Flores (2017).
Referencias bibliográficas:
Augusto-Landa, J. M., López-Zafra, E., Berrios-Martos, M. P., & Pulido-Martos, M. (2012). Analyzing the relations among perceived emotional intelligence, affect balance and burnout. Psicología Conductual, 20(1), 151.
Extremera, N., & Fernández-Berrocal, P. (2015). Inteligencia emocional y educación: Psicología. Madrid, España: Editorial Grupo5.
Fernández-Berrocal, P., Berrios-Martos, M. P., Extremera, N., & Augusto, J. M. (2012). Inteligencia emocional: 22 años de avances empíricos. Psicología Conductual, 20(1), 5-13.
Guaderrama, A. I. M., Arroyo, J. C. & Flores, G. R. (2017). Efecto de la violación del contrato psicológico y el agotamiento emocional sobre el cinismo del empleado. Estudios Gerenciales, 33(143), 124-131.
Ingellis, A. G., & Lahiguera, C. P. (2016). Análisis de un modelo de tutorización de Trabajos Fin de Grado (TFM) en el Espacio Europeo de Educación Superior: una aplicación en el Grado de Relaciones Laborales y Recursos Humanos. Lan Harremanak. Revista de Relaciones Laborales, (32), 527-552. doi: 10.1387/lan-harremanak.15445
León-Rubio, J. M., Cantero, F. J., & León-Pérez, J. M. (2011). Diferencias del rol desempeñado por la autoeficacia en el burnout percibido por el personal universitario en función de las condiciones de trabajo. Anales de Psicología, 27(2), 518-526.
Maslach, C. & Jackson, S. E. (1986). MBI: Maslach burnout inventory; manual research edition. California, USA: Consulting Psychologists Press.
Maslach, C., Schaufeli, W. B., & Leiter, M. P. (2001). Job burnout. Annual Review of Psychology, 52(1), 397-422.
Mayer, J. D., & Salovey, P. (1995). Emotional intelligence and the construction and regulation of feelings. Applied and Preventive Psychology, 4(3), 197-208.
Otero López, J. M. (2012). Estrés laboral y burnout en profesores de Enseñanza Secundaria. Madrid, España: Ediciones Díaz de Santos.
Palomera, R., Gil-Olarte, P., & Brackett, M. (2006). ¿Se perciben con inteligencia emocional los docentes?: Posibles consecuencias sobre la calidad educativa. Revista de Educación, (341), 687-704.
Riesco, M. (2015). El enfoque por competencias en el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) y sus implicaciones en la enseñanza y el aprendizaje. Tendencias Pedagógicas, (13), 79-106.
Salovey, P. & Mayer, J. (1990). Emotional intelligence. Imagination, cognition, and personality, 9, 185-211.
Sánchez-Fernández, M., & Clavería, M. (2005). Profesorado universitario: estrés laboral. factor de riesgo de salud. Enfermería Global, 4(1), 1-16.
Suárez Martel, M. J. y Martín Santana, J. D. (2019). Influencia del perfil sociodemográfico del profesorado universitario sobre la inteligencia emocional y el burnout. Educación XX1, 22(2), 93-117.
Uskola, A., Madariaga, J. M., Arribillaga, A., Maguregi, G., Romero, A., & Fernández, M. (2015). Propuesta e implementación de un plan de tutorización de una tarea interdisciplinar universitaria de carácter modular. REDU. Revista de Docencia Universitaria, 13(2), 207-232.
Fuente original de la revista:
Suárez Martel, M. J. y Martín Santana, J. D. (2019). Influencia del perfil sociodemográfico del profesorado universitario sobre la inteligencia emocional y el burnout. Educación XX1, 22(2), 93-117, doi: 10.5944/educXX1.22514 Recuperado de http://revistas.uned.es/index.php/educacionXX1/article/view/22514
Cómo citar esta entrada:
Suárez Martel, M. J. y Martín Santana, J. D. (2020). ¿Los niveles de inteligencia emocional del profesorado universitario fomentan su eficacia profesional?. Aula Magna 2.0. [Blog]. Recuperado de: https://cuedespyd.hypotheses.org/7259
[i] María José Suárez Martel. Licenciada en Psicopedagogía y Doctora en Formación del Profesorado por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Maestra de Educación Especial y Educación Primaria desde 2010. En el año 2016 se incorporó a la Agencia Canaria de Calidad Universitaria y Evaluación Educativa en comisión de servicios. Sus líneas de investigación principales están relacionadas con el estado emocional en docentes no universitarios y universitarios.
[ii] Josefa D. Martín Santana. Licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales y Doctora en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Catedrática de Universidad en la misma universidad. Su producción científica se centra en comunicación e imagen y, más concretamente, en eficacia publicitaria. Así mismo, ha trabajo en otras líneas de investigación relacionadas con otros ámbitos de aplicación del marketing tales como el marketing interno, el marketing social y marketing turístico. Ha publicado en revistas tales como  Journal of Advertising Research, Tourism Management, Annals of Tourism Research, Family Business Review (FBR), Business Research Quarterly (BRQ) y Journal of Business Ethics.
Tomado de Aula Magna 2.0 con permiso de sus editores

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