lunes, 26 de febrero de 2024

La insoslayable urgencia de defender la privacidad.

 Por Marvin G. Soto

La explotación de datos digitales y la invasión a la privacidad nunca ha sido más crítica como en nuestro tiempo. Como usuarios finales hemos llegado incluso a creer que es una causa perdida y la verdad es que no lo es; porque la privacidad tiene que ver con poder y es muy importante que este poder termine en las manos adecuadas, es decir, las de cada uno de nosotros. Como abierto defensor de nuestro derecho a la privacidad, en múltiples artículos les he platicado sobre:

He citado que la privacidad vista desde la virtualidad, tiene que ver con la información que dejamos en nuestro tránsito como humanos en el ciberespacio, algo a lo que llamamos “boronas digitales”, o “huella digital” y esto es importante porque sabemos que la información confiere poder sobre nosotros mismos como seres humanos. Casos como el relatado en el documental “El dilema de las redes sociales”, desenmascaran estas verdades.

Si nos preocupamos por nuestra capacidad de ser seres humanos auténticos, realizados y libres, debemos preocuparnos por las reglas que se aplican a la información sobre nosotros. Cuando compras en línea, lees las noticias, buscas algo, votas, buscas direcciones, adquieres o consumes bienes o servicios, usas aplicaciones de geoposicionamiento, de entrega a domicilio o movilidad o cualquier otra cosa, estás confiando tu información a esa plataforma tecnológica, a toda su cadena de suministros y demás intermediarios en el tránsito de los datos. Gran parte de nuestra sociedad moderna está estructurada en torno a la información. Si vivimos en lo que acuñamos como la sociedad de la información, nuestra información importa y, por tanto, la privacidad es vital.

Así dicho, la privacidad es la seguridad de que nuestros datos solo serán vistos por las partes a las que les consentimos verlos y para el uso que aceptamos. Por ejemplo; en el contexto de un sistema de mensajería instantánea, el cifrado de datos, de extremo a extremo, proporciona privacidad al mantener su mensaje visible solo para usted y el destinatario con quien hace el intercambio.

Por otra parte, la seguridad es la capacidad de confiar en las aplicaciones que utilizamos y las tecnologías que mantienen esas aplicaciones seguras. En el contexto de la navegación web, la seguridad puede proporcionarse mediante certificados. Los certificados digitales, criptográficos o de llave pública, demuestran que está hablando directamente con el sitio web que está visitando y evitan que los atacantes lean, manipulen, intercepten o modifiquen los datos enviados hacia o desde el sitio web.

El anonimato se define como la capacidad de actuar sin un identificador persistente. Puedes lograr esto en línea mediante el uso de anillos de intermediarios como la red TOR, I2P, incluso VPN, que te permiten navegar en el ciberespacio con una dirección o conexión de red aleatoria o bien mediante el uso de navegadores Web de baja huella. En la misma línea, el pseudonimato es un concepto similar utilizado que nos permite tener un identificador persistente sin que esté vinculado a su identidad real. Es decir; todos te conocen con un pseudónimo y nadie sabe tu nombre real.

Un contraargumento común a los movimientos a favor de la privacidad es la noción de que uno no necesita privacidad si no tiene “nada que ocultar”. Se trata de un concepto erróneo y peligroso, porque crea la sensación de que las personas que exigen privacidad deben ser personas desviadas, criminales o que esconden algo.

La privacidad es el principio de la separación de nuestras preocupaciones, los diferentes espacios de nuestra vida no deben inferir entre sí. Sumado, la privacidad es necesaria para comprender cómo se usa nuestra información y tener la oportunidad de asegurarnos de que se use de manera justa. Sin este derecho, toda la sociedad puede entrar en cualquier espacio y juzgarlo de formas impredecibles. Sin privacidad no podemos comprender las consecuencias de nuestras propias elecciones.

La privacidad, como lo señalo en el artículo “La privacidad: el derecho más importante de nuestro tiempo”, se trata de la vida cotidiana y es el derecho más importante de nuestro tiempo. Influye en todo lo demás, de manera que, sin privacidad, no sabemos qué reglas se aplican y cualquier cosa podría ser malinterpretada. Nuestras vidas serán juzgadas de acuerdo con las reglas de otra persona, de formas que ni siquiera podemos imaginar.

No debemos, por tanto; confundir privacidad, con secreto. Sabemos lo que pasa en el baño, pero aun así cerramos la puerta. Eso es porque queremos privacidad, no secreto. La necesidad de privacidad es legítima y eso es lo que nos hace humanos. La privacidad consiste en potenciar nuestros derechos sobre nuestra propia información, no en ocultar secretos.

Una definición común de privacidad es la capacidad de controlar quién tiene acceso a nuestros datos, el famoso “Acepto” cookies y uso de mis datos en sitios Web, por ejemplo. Es fácil caer en esta trampa. Ese es un ejercicio de arquitectura de elección, diseñado para que usted tome el camino más fácil en lugar de profundizar en un laberinto de opciones de configuración que no necesitan existir en primer lugar. Suena bien y atrae a mucha gente, pero en la práctica simplemente no funciona.

El control de tu privacidad dentro de la mayoría de las aplicaciones es una ilusión. Es un panel brillante, con todo tipo de opciones que puedes tomar sobre tus datos, pero rara vez las opciones que estás buscando, como “usa mis datos solo para ayudarme”. Este tipo de control tiene como objetivo hacerte sentir culpable por tus elecciones, porque “tuviste la opción” de hacer que las aplicaciones que usas sean más privadas y elegiste no hacerlo.

La comprensión correcta de la privacidad nos permitirá poseer una mayor autonomía en nuestras elecciones y más libertad para opinar responsablemente.

La privacidad es un derecho, no debemos permitir como sociedad que se convierta en un privilegio.

Fuente consultadaWhy Privacy Matters (2021) de Neil Richards

Tomado de Marvin G. Soto

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