viernes, 30 de mayo de 2025

80 años. Compendio EaD (37). El profesor a distancia en la era digital: perfil y tareas

 Por Lorenzo García Aretio

RESUMEN PODCAST-AUDIO

Todas las entradas de la serie “80 años. Compendio EaD”, VER AQUÍ

Quien esté siguiendo este proyecto, a estas alturas, si no tenía plenas certezas, ya no dudará de que la educación a distancia (EaD) se ha consolidado en las últimas décadas como una modalidad educativa de pleno derecho, impulsada por la transformación digital de la sociedad y, más recientemente, por la experiencia global de la pandemia de COVID-19. Según datos UNESCO, durante 2020, más de 1.500 millones de estudiantes se vieron afectados por el cierre de escuelas y universidades, y unos 63 millones de docentes tuvieron que migrar súbitamente a la enseñanza remota en primaria y secundaria y, en torno a 14 millones, en el nivel universitario (UNESCO, 2020). Incluso en países con infraestructura avanzada, esta transición reveló dificultades importantes, mientras que en regiones con brechas digitales, la continuidad pedagógica fue altamente complicada o. sencillamente, imposible. Este contexto evidenció la urgente necesidad de adaptar y capacitar al profesorado para los entornos virtuales de aprendizaje. Así, arrancamos con nuestro Módulo 3 de esta serie.

En consecuencia, el rol del docente universitario se ha visto forzado a redefinirse, de ser un transmisor tradicional de contenidos está pasando a convertirse en un facilitador del aprendizaje autónomo y mediado por tecnología. La figura del profesor en la era digital debe ser reinventada diríamos que, al igual que las instituciones, para adecuarse a los nuevos tiempos y aprovechar las oportunidades que brindan las herramientas emergentes, sin perder de vista los principios pedagógicos fundamentales.

En los módulos previos de este compendio se han examinado los fundamentos teóricos y de diseño en la EaD; a partir de ahora, el foco se desplaza hacia la práctica docente y la tutoría en entornos no presenciales. Inauguramos este Módulo 3 analizando la figura central del docente, y cómo su perfil profesional se redefine en el contexto de la educación superior a distancia actual. El docente universitario en línea afronta retos y funciones diferentes a los del profesor presencial. La separación física del estudiante, la mediación tecnológica como canal principal de comunicación, la flexibilidad espacial y temporal, así como la creciente diversidad del alumnado, exigen asumir nuevas competencias y roles.

No se trata simplemente de trasladar la clase magistral a una plataforma virtual; por el contrario, implica repensar su misión como educador en un entorno digital y distribuido. La convergencia entre la enseñanza presencial y la enseñanza en línea ha hecho que hoy prácticamente todos los docentes necesiten convertirse en agentes de cambio e innovadores en el uso educativo de la tecnología. Este movimiento de transformación pedagógica se aceleró durante la mencionada pandemia, pero trasciende esa coyuntura, responde a una evolución más amplia de la sociedad del conocimiento.

En este panorama, el profesor a distancia ya no es solo un expositor de contenidos, sino un diseñador de experiencias de aprendizaje y un guía del estudiante. La enseñanza centrada en la mera transmisión de información y memorización resulta obsoleta en la EaD moderna. Por el contrario, el modelo actual promueve que el estudiante construya activamente su conocimiento, interactúe con contenidos y con la comunidad educativa, y desarrolle competencias a partir de experiencias flexibles. Al profesor le corresponde entonces un rol más dinámico y complejo:

  • orientar el proceso,
  • motivar e involucrar al alumno,
  • personalizar en lo posible las experiencias de aprendizaje, y
  • apoyarse en múltiples herramientas tecnológicas para alcanzar los objetivos formativos.

Todo ello sin renunciar a los principios pedagógicos, pero aplicándolos en un medio distinto.

A continuación, se analizan las funciones clave y el perfil profesional del docente en la educación a distancia, delineando los principales roles que asume en la práctica y las responsabilidades asociadas a cada uno. Este recorrido permitirá comprender cómo la figura del profesorado universitario en esto contextos mediados, se ha reinventado en la era digital y qué se espera de ellos para garantizar una educación a distancia de calidad.

ROLES Y FUNCIONES DEL DOCENTE EN LA EAD.

En la educación presencial tradicional, las tareas docentes recaen casi exclusivamente en el profesor de aula, que planifica sus clases, imparte contenidos, evalúa a sus alumnos y ofrece tutorías ocasionales, por lo general de forma individual. En cambio, la EaD contemporánea tiende a diversificar y especializar esas funciones entre distintos actores (diseñadores, tutores, técnicos, etc.), como detallaremos en la siguiente entrada. Sin embargo, circunscribiéndonos al profesor en sí, podemos identificar una serie de roles fundamentales que este profesional desempeña directamente en la interacción con el estudiante y en la conducción del curso a distancia. Basándonos en la literatura y en la experiencia acumulada en EaD, destacaremos seis grandes roles que a menudo asume el profesor en línea (solo o junto a otros colegas) para asegurar una docencia efectiva:

Diseñador y gestor del proceso de enseñanza–aprendizaje:

El profesor estructura el curso y organiza los contenidos en el entorno virtual, gestionando las actividades y recursos disponibles. Decide la “arquitectura pedagógica” del curso o asignatura en general y del tema, unidad o acciones pedagógicas concretas en línea en particular, como qué herramientas tecnológicas se usarán (foro, videoconferencia, quiz, etc.) y cómo se secuenciarán las actividades en función de los objetivos formativos. Incluso cuando existen materiales prediseñados, el docente adapta e hilvana el itinerario de aprendizaje, estableciendo una secuencia didáctica coherente. En suma, actúa como planificador pedagógico, asegurando que detrás de la flexibilidad del aprendizaje en línea haya una cuidadosa planificación previa (como la vista en el Módulo 2 de este compendio) y una gestión permanente durante la impartición.

Orientador personal del estudiante:

Aunque se hable de distancia, soledad, aislamiento…, en la EaD el profesor debe preocuparse por conocer y diagnosticar las necesidades individuales de sus alumnos (sus contextos, estilos de aprendizaje, ritmos, dificultades particulares) para poder personalizar la enseñanza en la medida de lo posible. Asume un rol cercano al de mentor, aconsejando a los estudiantes sobre cómo abordar la materia, ajustando expectativas y brindando apoyo adaptado. Esto es especialmente importante para evitar esa sensación de aislamiento adjudicada a la EaD, el profesor debería convertirse en un punto de referencia accesible que guía a cada estudiante en su trayectoria académica. Este acompañamiento incluye:

  • orientar en técnicas de estudio a distancia,
  • gestión del tiempo,
  • uso de la plataforma, etc.,

Todo ello fomenta la autonomía y autorregulación del alumno. Y como veremos en otras entradas siguientes, en instituciones o programas de mayors dimensiones o con considerables volúmenes de estudiantes, este rol es más habitualmente desempeñado por el denominado tutor.

Proveedor de recursos y mediador de la información:

Más allá de exponer conocimientos, el profesor de la EaD de hoy actúa como curador de contenidos digitales. Busca, selecciona y pone a disposición de sus alumnos información pertinente y relevante (lecturas, enlaces, videos, simulaciones), enseñándoles también a filtrar y evaluar recursos por sí mismos en Internet. Dado el enorme volumen de información disponible en la red, esta labor de filtrado y mediación es muy valiosa. El docente:

  • orienta a sus alumnos en lo que deben estudiar,
  • sugiere fuentes confiables,
  • organiza el contenido en módulos o unidades manejables, y
  • elabora materiales didácticos apropiados.

En palabras actuales, asume la función de curador de contenidos (content curator)agregando valor pedagógico a la información dispersa.

Dinamizador del aprendizaje colaborativo:

Una de las funciones más destacadas en EaD es crear comunidad entre estudiantes que no comparten un espacio físico. El docente debe:

  • generar un ambiente propicio para el aprendizaje en comunidad,
  • fomentar la comunicación horizontal entre los estudiantes, y
  • promover la colaboración.

Esto implica:

  • moderar foros de discusión,
  • proponer debates,
  • coordinar trabajos en grupo,
  • estimular la participación de quienes tienden a quedarse al margen y, en general,
  • animar la interacción.

En ausencia de un aula presencial, el profesor en línea enciende y mantiene viva la chispa social del curso o asignatura, entendiendo que el aprendizaje también ocurre entre pares. Convertirse en un buen administrador o gestor de la comunidad educativa es ahora parte del repertorio docente, saber usar las herramientas comunicativas para que los alumnos dialoguen, se apoyen mutuamente y formen redes de aprendizaje.

Facilitador y motivador del aprendizaje:

Un buen profesor a distancia sabe motivar e inspirar a sus estudiantes incluso a través de la pantalla. Supera el rol tradicional de transmisor; en lugar de ello:

  • plantea retos,
  • despierta la curiosidad,
  • orienta la resolución de problemas,
  • apoya al alumno para que supere obstáculos,
  • proporciona retroalimentación constante y constructiva,
  • reconoce los logros (por pequeños que sean) e,
  • inculca confianza.
  • Además, explota las posibilidades didácticas de las nuevas tecnologías para hacer el aprendizaje más ameno y significativo (por ejemplo, mediante gamificación, recursos multimedia, laboratorios virtuales, etc.).

En síntesis, actúa como un buen entrenador (coach) del aprendizaje, acompañando, alentando y empoderando al estudiante para que desarrolle todo su potencial.

Evaluador y supervisor del progreso:

Por último, el docente en EaD realiza un seguimiento cercano del rendimiento de los estudiantes. Diseña y administra evaluaciones en línea (pruebas, actividades, proyectos) y analiza la participación en las actividades para monitorear el avance individual y grupal. Un aspecto importante es privilegiar la evaluación formativa así, el profesor a distancia:

  • tiende puentes,
  • detecta errores o lagunas a tiempo,
  • orienta al estudiante para mejorar, más allá de solo asignar calificaciones numéricas,
  • vela por la integridad académica en un entorno donde la tentación de la deshonestidad puede ser mayor (plagios, suplantaciones en exámenes, etc.), por ello:
    • promueve la honestidad,
    • la autorregulación. y
    • establece mecanismos claros de evaluación justa.

En esta labor de supervisión continua, el docente de hoy se apoya también en las analíticas de aprendizaje que ofrecen las plataformas (p. ej., registros de acceso, participación en foros), a fin de identificar estudiantes rezagados o desconectados y tomar medidas proactivas.

Estos roles evidencian la naturaleza multifacética del trabajo docente en entornos virtuales. Cabe destacar que no siempre un solo individuo realiza todas estas funciones al 100%. En muchos programas a distancia bien estructurados, algunas, o todas y cada una de estas tareas se reparten entre varios profesionales, por ejemplo, un equipo de tutores puede encargarse de la orientación personalizada, mientras el docente responsable diseña contenidos y evalúa, y un experto pedagógico asesora en la planificación didáctica. Sin embargo, comprender la totalidad de estos cometidos ayuda a delimitar el perfil ideal del docente a distancia, quien debe al menos tener la capacidad de asumir cada uno de estos roles en mayor o menor medida según las circunstancias, dimensión de la institución o programa y número de estudiantes.

HACIA UN NUEVO PERFIL PROFESIONAL

La suma de roles descritos configura un perfil profesional del docente a distancia que trasciende al del profesor tradicional. Este nuevo perfil requiere una combinación de saberes, competencias y actitudes que analizaremos en detalle en las próximas entradas. En esencia, el profesor en la era digital debe ser simultáneamente, y más allá de su especialidad académica, pedagogo, comunicador, tecnólogo y mentor. Debe estar comprometido con:

  • el éxito de sus estudiantes,
  • la calidad de sus cursos,
  • su propia actualización permanente, y
  • la innovación educativa.

A continuación, en la siguiente Entrada examinaremos los distintos agentes educativos que intervienen en los sistemas de EaD (más allá del profesor), ya que el trabajo en equipo es otra característica de esta modalidad; y en entradas posteriores abordaremos las competencias y compromisos que completan el perfil del buen docente en línea y, posteriormente, la destacada figura del tutor.

CONCLUSIÓN

El ejercicio de la docencia en entornos de educación a distancia exige una reformulación profunda del perfil y de las funciones del profesorado. El paso de un modelo centrado en la presencialidad hacia otro mediado por tecnologías implica, no solo un cambio de formato, sino una transformación en la identidad docente. El profesor a distancia ha dejado de ser un mero transmisor de contenidos para convertirse en:

  • diseñador de experiencias de aprendizaje,
  • gestor del conocimiento,
  • dinamizador de la interacción, y ´
  • facilitador de procesos educativos mediados.

Su rol es múltiple y complejo, implicando competencias técnicas, pedagógicas, comunicativas, sociales y éticas. En la era digital, caracterizada por la expansión de plataformas virtuales, la ubicuidad del acceso a la información y la irrupción de la inteligencia artificial, este docente debe ser también un profesional reflexivo, capaz de:

  • adaptarse a contextos cambiantes,
  • responder a la diversidad del alumnado, y
  • construir entornos de aprendizaje inclusivos y significativos.

Su actuación ya no está circunscrita a un aula ni a un horario, sino que se despliega de manera continua y ubicua, con presencia activa en foros, plataformas, videoconferencias y diversos canales de interacción síncrona y asíncrona.

Esta redefinición del rol docente en la EaD demanda una formación específica, que combine dominio del contenido con conocimientos teóricosmetodológicostecnológicos y de evaluación, así como un claro compromiso con el acompañamiento de los estudiantes. Requiere también una actitud ética sólida y un compromiso institucional con la mejora continua y la calidad educativa.

Por tanto, el perfil del profesor a distancia debe entenderse desde una perspectiva integral, que aúne profesionalidad, flexibilidad, compromiso con la innovación y capacidad para asumir con solvencia los desafíos del ecosistema digital. El éxito de la educación a distancia depende, en gran medida, de la calidad humana y profesional de quienes la conducen.

CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DEBATE

  • ¿En qué medida los docentes de nuestra institución están asumiendo estos nuevos roles en la educación en línea? ¿Qué roles fortalecen en su institución  con naturalidad y cuáles podrían requerir mayor apoyo o formación?
  • Desde la perspectiva institucional, ¿qué cambios (en formación, recursos, organización) serían necesarios para que un profesor tradicional se transforme en un profesor a distancia efectivo que desempeñe todos estos roles de manera equilibrada?

FUENTES

  • García Aretio, L. (1987). Un modelo de acción tutorial presencial. A Distancia, núm. 3.
  • García Aretio, L. (1994). La acción tutorial en la enseñanza a distancia. En Educación a distancia hoy. UNED.
  • García Aretio, L. (1994). La acción docente en la educación a distancia  (II: 1027-1078). En La formación en educación de personas adultas (3 volúmenes). Madrid: MEC-UNED.
  • García Aretio, L. (Eds.) (1999). Perspectivas sobre la función tutorial. Madrid: UNED.
  • García Aretio, L. (Coord.) (1999). La tutoría en la UNED. Bases y orientaciones. Madrid: UNED.
  • García Aretio, L. (2001). Profesores/Formadores y Tutores. En La educación a distancia. De la teoría a la práctica. Ariel.
  • García Aretio, L. (2003). Formadores y docentes en sistemas digitales de enseñanza y aprendizaje. En Fontela, M. y otros, E-learning. Mejores prácticas y recomendaciones para organizaciones iberoamericanas.  Buenos Aires: Tecnonexo, pp. 89-95.
  • García Aretio, L. (2003). El tutor en los sistemas digitales de enseñanza y aprendizaje. BENED.
  • García Aretio, L. (2003). Profesores a distancia. Compromisos y tareas. BENED.
  • García Aretio, L. (2005). Sistemas integrados de enseñanza y aprendizaje. Los compromisos de docentes y formadores. Ponencia de Clausura. Online Educa 2005. Madrid.
  • García Aretio, L. (2007). Docentes en la sociedad de la información. Innovación y formación. Nº 1.
  • García Aretio, L. (2009). Docentes y estudiantes en los nuevos ambientes de enseñanza-aprendizaje. Sus actitudes. En X Reunión Nacional de Educación a Distancia. ANUIES. Puebla (México).
  • García Aretio, L. (coord.), Ruiz, M. y Domínguez, D.  (2011). El profesor y el formador en los sistemas digitales de enseñanza y aprendizaje. En De la ducación a distancia a la educación virtual. Ariel.
  • García Aretio, L. (2011). El docente y los sistemas actuales de enseñanza a distancia. Conferencia invitada. 2do Encuentro Internacional de EaD URBE. Maracaibo (Venezuela), 15-16 de junio de 2011.
  • García Aretio, L. (2012). La encrucijada de los docentes no presenciales. Conferencia de apertura. I Congreso Internacional de educación a distancia: Desafíos, alcances y proyecciones. Buenos Aires.
  • García Aretio, L. (2012). Docentes de calidad para una educación a distancia eficaz. Conferencia magistral. XX Encuentro Internacional de educación a distancia. Universidad de Guadalajara. Guadalajara, México.
  • García Aretio, L. (2013). El docente virtual y a distancia, nuevas perspectivas, nuevas realidades. Innovación y perspectivas de la educación virtual y a distancia. Caracas.
  • García Aretio, L. (2014). El nuevo docente en la educación a distancia. En Bases, mediaciones y futuro de la educación a distancia en la sociedad digital. Síntesis.
  • García Aretio, L. (2015). Docentes de educación a distancia en la sociedad digital. Encuentro PEAFAL: Mejores prácticas en la educación a distancia, Universidad Interamericana de Puerto Rico – Ponce – Puerto Rico.
  • García Aretio, L. (2016). La tutoría virtual a través de las tecnologías de aprendizaje y conocimiento. 2º Congreso Virtual Internacional Multidisciplinario “Innovación Educativa”. Universidad Virtual del Estado de Michoacán (México).
  • UNESCO (2020). Startling digital divides in distance learning emerge. Comunicado de prensa.
  • UNESCO (2020). National education responses to COVID-19: summary report of UNESCO’s online survey. UNESCO.
  • UNESCO. (2020). COVID-19 highlights the digital divide in distance learning. Recuperado de Teacher Task Force – UNESCO.
OpenEdition le sugiere que cite este post de la siguiente manera:
García Aretio (12 de mayo de 2025). 80 años. Compendio EaD (37). El profesor a distancia en la era digital: perfil y tareas. Contextos universitarios mediados. Recuperado 25 de mayo de 2025 de https://doi.org/10.58079/13wlo

jueves, 29 de mayo de 2025

Humanidades en tiempos de hibridaciones tecnológicas

 Por Paola Dellepiane

La educación a distancia (EaD) constituyó el primer antecedente de una propuesta formativa que planteaba la ruptura con la presencialidad, buscando ampliar el acceso a la educación para aquellas personas que, por razones geográficas o de tiempo, no podían participar en propuestas formales convencionales. Esta modalidad, inicialmente basada en materiales impresos enviados por correo, con tutorías a distancia y casi nula posibilidad de interacción entre los participantes, sentó las bases para repensar los vínculos entre tiempo, espacio y enseñanza.

A partir de los 90, con la incorporación de las TIC e Internet en los procesos educativos, comenzaron a tomar protagonismo los entornos virtuales, plataformas tecnológicas que contaban con la integración de correo electrónico, y herramientas de comunicación e interacción como foros y chats. Esto permitió avanzar en la posibilidad de flexibilizar los tiempos y los espacios en las propuestas formativas, junto al desarrollo de materiales multimediales. 

Llegó el 2020 y surgió la educación remota de emergencia, implementada de manera “forzada” durante la pandemia de COVID-19. Resultó un punto de inflexión para explorar nuevas posibilidades y complementar la presencialidad, poniendo en evidencia la necesidad de repensar las estrategias de enseñanza mediadas por entornos virtuales. En este escenario, la videoconferencia comenzó a tomar relevancia, a tal punto que se constituyó en el sustituto de "la clase" pero mediada tecnológicamente, adoptándola como sustituto de la clase y prácticas presenciales, en un contexto de excepcionalidad.

Comenzaron a surgir y circular recomendaciones y orientaciones para atender las prácticas pedagógicas en un entorno sincrónico mediado por una plataforma digital (zoom, meet, teams, por mencionar los más utilizados durante esa época) para encuentros sincrónicos. A modo de ejemplificar estas recomendaciones, comparto la siguiente infografía: 


En tiempos de pospandemia, nos encontramos ante un escenario híbrido, que funciona como una metáfora que estructura la formación mediante la combinación de sincronía y asincronía. 

¿Qué pasó con la clase presencial? 

Definitivamente se vio "intervenida" por la virtualidad y los sistemas de videoconferencias, dando cuenta de una hibridación/combinación de distintas interacciones entre diferentes componentes digitales: con frecuencia -especialmente por cuestiones de contorno como ser paros, marchas sindicales, reducción del número de estudiantes en una clase, indisponibilidad del docente o de los estudiantes para trasladarse físicamente- recurrimos a la videoconferencia en "reemplazo" a la presencialidad.

En el ámbito Universitario Argentino, la última Resolución 2599/23 establece que las actividades formativas sincrónicas, mediadas con tecnologías digitales (de videoconferencia o similares), se considerarán como instancias presenciales toda vez que quede garantizado que:

  • Los estudiantes puedan participar de la sincronía con visibilidad y sonido de calidad;
  • La institución universitaria cuente con un espacio áulico al cual puedan concurrir los/as estudiantes que manifiesten dificultades con la disponibilidad de dispositivos o de conectividad;
  • El espacio áulico, destinado al efecto de la clase sincrónica, esté dotado de dispositivos, conectividad y demás condiciones que permitan la normal interacción entre los participantes;
  • No existan limitantes de otra naturaleza que impidan que el 100% de los/as estudiantes puedan participar de la clase sincrónica.

Con esta normativa, las clases sincrónicas por videoconferencia en una materia o curso son consideradas horas de cursada presencial. Y es posible pensar una "nueva presencialidad" mediada por un sistema de videoconferencia. Podemos, ir un paso más, y pensar en una hibridación de los aprendizajes. 

La hibridación se fundamenta en el reconocimiento de que el aprendizaje hoy ocurre en una ecología compleja que integra entornos presenciales y virtuales, formales e informales. Si las Instituciones actualmente son espacios donde lo digital atraviesa las prácticas, pareciera ser imprescindible pensar en una formación que no quede ajena a esos modos de conocer, comunicar y enseñar.

Enseñar hoy, implica mediar con lenguajes digitales, plataformas y formas de interacción complejas.

Nicholas Burbules (2014) reconoce 4 dimensiones que conforman un aprendizaje ubicuo: la espacial, la portabilidad, la interconexión y la temporalidad.

Abordar la hibridación supone, también, analizar el concepto de ubicuidad del aprendizaje, que alude a la expansión del acto educativo más allá de los marcos tradicionales del aula: aprendemos en múltiples tiempos y espacios, muchas veces mediados por tecnologías. 

En cuanto a la temporalidad, Burbules hace referencia a “tiempos desplazados”, a experiencias sincrónicas, conviviendo con asincrónicas que favorecen el aprendizaje permanente. Ambos casos, sincronía y asincronía, pueden estar mediatizados o no por tecnologías digitales.  Por otra parte, el término espacio se refiere a la ubicación o entorno en el que se genera la interacción o actividad pedagógica. 

En conclusión, contemplar la categoría presencial, en un aula física de clases, y la categoría virtual, es la manera de pensar y desarrollar hoy las actividades pedagógicas en un espacio mediatizado por alguna tecnología.

Tomado de Aplicaciones educativas en entornos virtuales

miércoles, 28 de mayo de 2025

(36). Resumen Módulo 2. De la idea a la experiencia formativa. Planificación y diseño en 12 claves

 Por Lorenzo García Aretio

Todas las entradas de la serie “80 años. Compendio EaD”, VER AQUÍ

Llegamos al final del Módulo 2 de nuestro recorrido por los “80 años. Compendio EaD“, a través de una etapa crucial dedicada a desentrañar los pilares sobre los que se construye una educación a distancia sólida y efectiva en la era digital, la planificación y el diseño pedagógico. Este módulo, compuesto por doce entradas, nos ha permitido profundizar en cómo una concepción cuidadosa y estratégica impacta directamente en la calidad y la innovación de las propuestas formativas a distancia.

El Módulo 2 nos traslada la atención desde el análisis teórico, histórico y conceptual del Módulo 1 a la ingeniería pedagógica necesaria para que un proyecto de educación a distancia alcance solidez, pertinencia y escalabilidad. Veamos:

  • Convergencia estrategia‑diseño. Parte de la premisa de que un programa digital de calidad nace de decisiones estratégicas (visión institucional, públicos meta, recursos, métricas) que luego se integran en diseños pedagógicos concretos.
  • Calidad como espiral iterativa. Todo el módulo refuerza la idea de la calidad entendida como ciclo de mejora continua: diagnóstico → diseño → desarrollo → puesta en marcha → evaluación → retroalimentación → rediseño.
  • Interacción de saberes. Combina marcos clásicos (ADDIE, ASSURE, Gagné, Taxonomía de Bloom…) con tendencias punteras (diseño ágil, analítica de aprendizaje, IA generativa) para ofrecer un panorama que conecta la tradición con la vanguardia.
  • Sentido ético y apertura. Reivindica la producción y reutilización de Recursos Educativos Abiertos (REA) como hilo ético‑social que garantiza equidad y sostenibilidad.
  • Visión sistémica. Sitúa la planificación como “puente” entre la misión institucional y la experiencia del estudiante, e insiste en la coherencia entre objetivos, contenidos, actividades, evaluación y tecnología.

LAS IDEAS PRINCIPALES DEL MÓDULO 2

Este Módulo 2, en su conjunto, nos ofrece una visión integral de cómo la planificación meticulosa y un diseño pedagógico innovador son esenciales para construir experiencias de aprendizaje a distancia significativas y de calidad, preparando el terreno para los desafíos y oportunidades de la educación en la era digital.

ALGUNAS CLAVES PRÁCTICAS QUE DEJA EL MÓDULO

  • Construir un plan maestro multicapas que anticipe roles, calendarios e indicadores de rendimiento, y que sea revisable por ciclos cortos de mejora.
  • Seleccionar un modelo de diseño (ADDIE, design thinking, aprendizaje adaptativo o propuesta del autor de esta serie) acorde al contexto institucional y a los recursos disponibles.
  • Formular objetivos‑competencias observables y enlazarlos a rúbricas digitales y evaluaciones auténticas basadas en desempeño.
  • Integrar IA y analítica para ofrecer rutas de aprendizaje dinámicas, feedback inmediato y alertas tempranas de riesgo académico.
  • Curar, granular y etiquetar contenidos como objetos flexibles, preferiblemente licenciados como REA para maximizar alcance y actualización.
  • Diseñar experiencias inclusivas mediante lineamientos de accesibilidad, lenguaje claro y diversidad de formatos (texto, audio, vídeo, infografía).

PUENTE HACIA EL MÓDULO 3 – DOCENCIA Y TUTORÍA EN LA EaD

El proyecto avanza ahora hacia la dimensión humana de la EaD: el rol, las competencias y los entornos de actuación del docente y del tutor en línea. Según el plan general del Compendio, el Módulo 3 abordará, entre otras, las siguientes temáticas:

  • Perfil y funciones del profesor universitario a distancia.
  • Diversidad de roles y sinergias entre agentes educativos.
  • Competencias pedagógicas y digitales esenciales en entornos virtuales.
  • Modelos y estrategias de tutoría y acompañamiento del estudiante.
  • Formación, desarrollo profesional y evaluación de la actividad docente en EaD.

Así, la planificación y el diseño trabajados en el Módulo 2 encuentran su continuidad natural en el Módulo 3, donde se analizará cómo esos planes se concretan en la acción docente y en la tutoría que sostiene la experiencia del aprendiz.

OpenEdition le sugiere que cite este post de la siguiente manera:
García Aretio (8 de mayo de 2025). (36). Resumen Módulo 2. De la idea a la experiencia formativa. Planificación y diseño en 12 claves. Contextos universitarios mediados. Recuperado 25 de mayo de 2025 de https://doi.org/10.58079/13w4f

martes, 27 de mayo de 2025

Deja de googlear con la IA y rompe paradigmas

 Por Mercedes Leticia Sánchez y Carlos Bravo Reyes


Elaborada con Copilot

El 2020 quedará grabado en la memoria colectiva como un parteaguas, un instante de quietud forzada que, paradójicamente, desató una revolución silenciosa en el ámbito educativo. La pandemia de COVID-19 irrumpió en nuestras aulas, obligando a docentes de todos los niveles a cruzar un umbral hasta entonces reservado, en gran medida, para la educación virtual de posgrados, licenciaturas y algunas experiencias aisladas en el nivel medio superior.

De la noche a la mañana, el aula física, ese espacio de encuentro cotidiano y ritualizado, se desvaneció, dejando en su lugar la pantalla como única ventana al aprendizaje. Para muchos, este salto al mundo virtual no fue una transición gradual, sino un aterrizaje forzoso en un territorio desconocido, un universo digital que demandaba nuevas habilidades, herramientas y, sobre todo, una mentalidad dispuesta a la adaptación.

A partir de entonces, se produjo un desplazamiento paulatino pero constante del omnipresente PowerPoint, herramienta que durante más de dos décadas había reinado en las presentaciones de clase. Fue el momento para que los docentes comprendieran que había otros medios más allá del PowerPoint.

Ante la necesidad de dinamizar las sesiones virtuales y mantener la atención de los estudiantes a través de la pantalla, los docentes comenzaron a explorar un abanico de nuevas posibilidades. Herramientas como Kahoot!, con la ludificación del aprendizaje; los versátiles Formularios de Google, ideales para encuestas y evaluaciones rápidas; plataformas de diseño intuitivo como Canva y Genially, que permitían crear infografías y presentaciones visualmente atractivas; y muchas otras, irrumpieron en el escenario educativo.

Este descubrimiento de las herramientas de autor representó un apoyo para incursionar en interactividad para muchos educadores. La posibilidad de crear cuestionarios dinámicos, diseñar materiales visuales atractivos y fomentar la participación activa de los estudiantes generó una sensación de empoderamiento digital.

Para algunos, estas nuevas herramientas se convirtieron en una suerte de nueva 'zona de confort', una manera de sentir que finalmente estaban integrando las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en sus prácticas pedagógicas, adaptando sus métodos a la nueva realidad virtual.

Sin embargo, apenas cuando muchos docentes comenzaban a sentirse cómodos en este nuevo ecosistema de herramientas digitales, una nueva ola tecnológica irrumpió con fuerza: la inteligencia artificial (IA). Con su aparición, se produjo un cambio casi instantáneo en la forma en que muchos educadores abordaban la búsqueda de información y la interacción digital. Los buscadores tradicionales comenzaron a ser desplazados por los chatbots conversacionales, percibidos inicialmente como una forma más directa y "eficiente" de obtener respuestas.

No obstante, esta adopción inicial de la IA se quedó, para muchos, en la superficie. La IA fue vista, en gran medida, como un buscador avanzado o como una herramienta digital más dentro del mismo catálogo que ya conocían. Se pasó por alto su potencial mucho más profundo y transformador, su capacidad para ir más allá de la simple recuperación de información y convertirse en un verdadero aliado pedagógico.

La revolución de la IA

La verdadera revolución de la inteligencia artificial en la educación apenas está comenzando a desplegarse. Sin embargo, es la mayor disrupción que la educación está viviendo en este siglo. Reducir la IA a un mero buscador o a una herramienta digital más es como contemplar la punta de un iceberg, ignorando la vasta estructura que yace debajo de la superficie. La IA ofrece un abanico de posibilidades mucho más amplio y profundo para transformar la enseñanza y el aprendizaje.

Imaginemos la capacidad de la IA para personalizar el aprendizaje a un nivel sin precedentes, adaptando el contenido, el ritmo y las actividades a las necesidades y estilos de aprendizaje individuales de cada estudiante. Pensemos en su potencial para automatizar tareas repetitivas, como la calificación de ciertos tipos de evaluaciones o la generación de informes, liberando tiempo valioso para que los docentes se enfoquen en la interacción humana, la tutoría individualizada y el diseño de experiencias de aprendizaje más significativas. En el blog hemos abordado varios ejemplos de esta idea. Uno de ellos es De googlear con la IA al diálogo mediado otro de ellos es Mientras la IA trabaja yo en enseño entre otros post,

Consideremos también cómo la IA puede analizar grandes volúmenes de datos de aprendizaje para identificar patrones, predecir dificultades y ofrecer información valiosa para la toma de decisiones pedagógicas más informadas. Desde la creación de asistentes virtuales inteligentes que responden preguntas y ofrecen apoyo las 24 horas del día, hasta el desarrollo de herramientas de retroalimentación sofisticadas que proporcionan a los estudiantes una guía precisa y oportuna para mejorar, la IA tiene el potencial de enriquecer cada aspecto del proceso educativo.

Sin embargo, para desbloquear este potencial transformador, es crucial que los docentes dejen de ver la IA como un simple instrumento utilitario y comiencen a comprenderla como un colaborador inteligente, capaz de potenciar su labor pedagógica de maneras antes inimaginables. Esto implica un cambio de paradigma, una apertura a explorar nuevas formas de enseñar y aprender en colaboración con la inteligencia artificial. Es Girar 180 grados: de la sospecha a la oportunidad de trabajar con la IA

En esencia, la IA en educación va más allá de la búsqueda, ofreciendo herramientas para personalizar el aprendizaje, automatizar tareas, generar contenido inteligente y analizar datos para mejorar la práctica pedagógica. Para aprovechar este potencial, los docentes deben evolucionar su comprensión y uso de la IA como un verdadero colaborador en el aula.

La IA mi aliado

La integración efectiva de la inteligencia artificial en la educación no es simplemente una cuestión de adoptar nuevas herramientas; requiere un proceso profundo de desaprendizaje de ciertas concepciones y prácticas pedagógicas arraigadas. Durante años, e incluso décadas, la labor docente se ha centrado en ser la principal fuente de conocimiento, en diseñar materiales didácticos y en evaluar el aprendizaje de manera tradicional. La llegada de la IA desafía estos roles y exige una re-evolución del quehacer docente. En estos momentos debemos dejar de copiar y pegar prompts a un diálogo con los algoritmos.

Los educadores deben desaprender la idea de que la tecnología es solo una herramienta complementaria y comenzar a verla como un socio inteligente con capacidades únicas. Esto implica dejar de lado la búsqueda de la 'herramienta perfecta' que simplemente digitalice las prácticas existentes y, en cambio, aprender a colaborar con la IA para diseñar experiencias de aprendizaje transformadoras.

También es necesario desaprender la resistencia al cambio y la comodidad de la 'zona de confort' digital alcanzada con las herramientas de autor. La IA exige una mentalidad abierta a la experimentación, a probar nuevas metodologías y a asumir un rol más de curador de contenido generado por IAde validador de información y de diseñador de actividades que exploten las potencialidades de esta tecnología.

Este proceso de desaprendizaje es fundamental para poder aprender nuevas habilidades y competencias necesarias en la era de la IA. Los docentes deben familiarizarse con los principios básicos de la IA, comprender sus limitaciones y potencialidades, y desarrollar la capacidad de utilizarla de manera ética y pedagógicamente sólida.

Esto implica una formación continua y una disposición a salir de la propia zona de confort, a abrazar la incertidumbre y a convertirse en aprendices permanentes en este nuevo panorama tecnológico. En definitiva, la clave para el futuro de la educación no reside en resistir la IA, sino en desaprender viejas formas para aprender a trabajar en simbiosis con ella.

Nuestras futuras competencias están construyéndose

Hoy en día, no basta con poseer un profundo conocimiento de la materia, dominar la didáctica o contar con sólidas competencias digitales. La clave para el futuro reside en la apertura a aprender a dialogar con la inteligencia artificial. Esta conversación no se limita a la búsqueda de información, sino que abre un abanico de posibilidades creativas para generar contenidos educativos que antes apenas podíamos imaginar.

Desde la creación de simuladores interactivos que permiten a los estudiantes experimentar conceptos complejos de manera inmersiva, hasta el diseño de experiencias de aprendizaje personalizadas a una escala sin precedentes, la IA se presenta como una poderosa aliada para expandir los límites de la pedagogía. Estamos pasando: De la piedra al razonamiento cuántico

Este nuevo paradigma requiere que los docentes abandonen la comodidad de las herramientas conocidas y se aventuren a explorar las fronteras de la inteligencia artificial, desaprendiendo viejas concepciones para abrazar un futuro donde la colaboración entre la inteligencia humana y la artificial redefine las posibilidades de la enseñanza y el aprendizaje.

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