Por Lorenzo García Aretio
Todas las entradas de la serie “80 años. Compendio EaD”, VER AQUÍ
Quien esté siguiendo este proyecto, a estas alturas, si no tenía plenas certezas, ya no dudará de que la educación a distancia (EaD) se ha consolidado en las últimas décadas como una modalidad educativa de pleno derecho, impulsada por la transformación digital de la sociedad y, más recientemente, por la experiencia global de la pandemia de COVID-19. Según datos UNESCO, durante 2020, más de 1.500 millones de estudiantes se vieron afectados por el cierre de escuelas y universidades, y unos 63 millones de docentes tuvieron que migrar súbitamente a la enseñanza remota en primaria y secundaria y, en torno a 14 millones, en el nivel universitario (UNESCO, 2020). Incluso en países con infraestructura avanzada, esta transición reveló dificultades importantes, mientras que en regiones con brechas digitales, la continuidad pedagógica fue altamente complicada o. sencillamente, imposible. Este contexto evidenció la urgente necesidad de adaptar y capacitar al profesorado para los entornos virtuales de aprendizaje. Así, arrancamos con nuestro Módulo 3 de esta serie.
En consecuencia, el rol del docente universitario se ha visto forzado a redefinirse, de ser un transmisor tradicional de contenidos está pasando a convertirse en un facilitador del aprendizaje autónomo y mediado por tecnología. La figura del profesor en la era digital debe ser reinventada diríamos que, al igual que las instituciones, para adecuarse a los nuevos tiempos y aprovechar las oportunidades que brindan las herramientas emergentes, sin perder de vista los principios pedagógicos fundamentales.
En los módulos previos de este compendio se han examinado los fundamentos teóricos y de diseño en la EaD; a partir de ahora, el foco se desplaza hacia la práctica docente y la tutoría en entornos no presenciales. Inauguramos este Módulo 3 analizando la figura central del docente, y cómo su perfil profesional se redefine en el contexto de la educación superior a distancia actual. El docente universitario en línea afronta retos y funciones diferentes a los del profesor presencial. La separación física del estudiante, la mediación tecnológica como canal principal de comunicación, la flexibilidad espacial y temporal, así como la creciente diversidad del alumnado, exigen asumir nuevas competencias y roles.
No se trata simplemente de trasladar la clase magistral a una plataforma virtual; por el contrario, implica repensar su misión como educador en un entorno digital y distribuido. La convergencia entre la enseñanza presencial y la enseñanza en línea ha hecho que hoy prácticamente todos los docentes necesiten convertirse en agentes de cambio e innovadores en el uso educativo de la tecnología. Este movimiento de transformación pedagógica se aceleró durante la mencionada pandemia, pero trasciende esa coyuntura, responde a una evolución más amplia de la sociedad del conocimiento.
En este panorama, el profesor a distancia ya no es solo un expositor de contenidos, sino un diseñador de experiencias de aprendizaje y un guía del estudiante. La enseñanza centrada en la mera transmisión de información y memorización resulta obsoleta en la EaD moderna. Por el contrario, el modelo actual promueve que el estudiante construya activamente su conocimiento, interactúe con contenidos y con la comunidad educativa, y desarrolle competencias a partir de experiencias flexibles. Al profesor le corresponde entonces un rol más dinámico y complejo:
- orientar el proceso,
- motivar e involucrar al alumno,
- personalizar en lo posible las experiencias de aprendizaje, y
- apoyarse en múltiples herramientas tecnológicas para alcanzar los objetivos formativos.
Todo ello sin renunciar a los principios pedagógicos, pero aplicándolos en un medio distinto.
A continuación, se analizan las funciones clave y el perfil profesional del docente en la educación a distancia, delineando los principales roles que asume en la práctica y las responsabilidades asociadas a cada uno. Este recorrido permitirá comprender cómo la figura del profesorado universitario en esto contextos mediados, se ha reinventado en la era digital y qué se espera de ellos para garantizar una educación a distancia de calidad.
ROLES Y FUNCIONES DEL DOCENTE EN LA EAD.
En la educación presencial tradicional, las tareas docentes recaen casi exclusivamente en el profesor de aula, que planifica sus clases, imparte contenidos, evalúa a sus alumnos y ofrece tutorías ocasionales, por lo general de forma individual. En cambio, la EaD contemporánea tiende a diversificar y especializar esas funciones entre distintos actores (diseñadores, tutores, técnicos, etc.), como detallaremos en la siguiente entrada. Sin embargo, circunscribiéndonos al profesor en sí, podemos identificar una serie de roles fundamentales que este profesional desempeña directamente en la interacción con el estudiante y en la conducción del curso a distancia. Basándonos en la literatura y en la experiencia acumulada en EaD, destacaremos seis grandes roles que a menudo asume el profesor en línea (solo o junto a otros colegas) para asegurar una docencia efectiva:
Diseñador y gestor del proceso de enseñanza–aprendizaje:
El profesor estructura el curso y organiza los contenidos en el entorno virtual, gestionando las actividades y recursos disponibles. Decide la “arquitectura pedagógica” del curso o asignatura en general y del tema, unidad o acciones pedagógicas concretas en línea en particular, como qué herramientas tecnológicas se usarán (foro, videoconferencia, quiz, etc.) y cómo se secuenciarán las actividades en función de los objetivos formativos. Incluso cuando existen materiales prediseñados, el docente adapta e hilvana el itinerario de aprendizaje, estableciendo una secuencia didáctica coherente. En suma, actúa como planificador pedagógico, asegurando que detrás de la flexibilidad del aprendizaje en línea haya una cuidadosa planificación previa (como la vista en el Módulo 2 de este compendio) y una gestión permanente durante la impartición.
Orientador personal del estudiante:
Aunque se hable de distancia, soledad, aislamiento…, en la EaD el profesor debe preocuparse por conocer y diagnosticar las necesidades individuales de sus alumnos (sus contextos, estilos de aprendizaje, ritmos, dificultades particulares) para poder personalizar la enseñanza en la medida de lo posible. Asume un rol cercano al de mentor, aconsejando a los estudiantes sobre cómo abordar la materia, ajustando expectativas y brindando apoyo adaptado. Esto es especialmente importante para evitar esa sensación de aislamiento adjudicada a la EaD, el profesor debería convertirse en un punto de referencia accesible que guía a cada estudiante en su trayectoria académica. Este acompañamiento incluye:
- orientar en técnicas de estudio a distancia,
- gestión del tiempo,
- uso de la plataforma, etc.,
Todo ello fomenta la autonomía y autorregulación del alumno. Y como veremos en otras entradas siguientes, en instituciones o programas de mayors dimensiones o con considerables volúmenes de estudiantes, este rol es más habitualmente desempeñado por el denominado tutor.
Proveedor de recursos y mediador de la información:
Más allá de exponer conocimientos, el profesor de la EaD de hoy actúa como curador de contenidos digitales. Busca, selecciona y pone a disposición de sus alumnos información pertinente y relevante (lecturas, enlaces, videos, simulaciones), enseñándoles también a filtrar y evaluar recursos por sí mismos en Internet. Dado el enorme volumen de información disponible en la red, esta labor de filtrado y mediación es muy valiosa. El docente:
- orienta a sus alumnos en lo que deben estudiar,
- sugiere fuentes confiables,
- organiza el contenido en módulos o unidades manejables, y
- elabora materiales didácticos apropiados.
En palabras actuales, asume la función de curador de contenidos (content curator), agregando valor pedagógico a la información dispersa.
Dinamizador del aprendizaje colaborativo:
Una de las funciones más destacadas en EaD es crear comunidad entre estudiantes que no comparten un espacio físico. El docente debe:
- generar un ambiente propicio para el aprendizaje en comunidad,
- fomentar la comunicación horizontal entre los estudiantes, y
- promover la colaboración.
Esto implica:
- moderar foros de discusión,
- proponer debates,
- coordinar trabajos en grupo,
- estimular la participación de quienes tienden a quedarse al margen y, en general,
- animar la interacción.
En ausencia de un aula presencial, el profesor en línea enciende y mantiene viva la chispa social del curso o asignatura, entendiendo que el aprendizaje también ocurre entre pares. Convertirse en un buen administrador o gestor de la comunidad educativa es ahora parte del repertorio docente, saber usar las herramientas comunicativas para que los alumnos dialoguen, se apoyen mutuamente y formen redes de aprendizaje.
Facilitador y motivador del aprendizaje:
Un buen profesor a distancia sabe motivar e inspirar a sus estudiantes incluso a través de la pantalla. Supera el rol tradicional de transmisor; en lugar de ello:
- plantea retos,
- despierta la curiosidad,
- orienta la resolución de problemas,
- apoya al alumno para que supere obstáculos,
- proporciona retroalimentación constante y constructiva,
- reconoce los logros (por pequeños que sean) e,
- inculca confianza.
- Además, explota las posibilidades didácticas de las nuevas tecnologías para hacer el aprendizaje más ameno y significativo (por ejemplo, mediante gamificación, recursos multimedia, laboratorios virtuales, etc.).
En síntesis, actúa como un buen entrenador (coach) del aprendizaje, acompañando, alentando y empoderando al estudiante para que desarrolle todo su potencial.
Evaluador y supervisor del progreso:
Por último, el docente en EaD realiza un seguimiento cercano del rendimiento de los estudiantes. Diseña y administra evaluaciones en línea (pruebas, actividades, proyectos) y analiza la participación en las actividades para monitorear el avance individual y grupal. Un aspecto importante es privilegiar la evaluación formativa así, el profesor a distancia:
- tiende puentes,
- detecta errores o lagunas a tiempo,
- orienta al estudiante para mejorar, más allá de solo asignar calificaciones numéricas,
- vela por la integridad académica en un entorno donde la tentación de la deshonestidad puede ser mayor (plagios, suplantaciones en exámenes, etc.), por ello:
- promueve la honestidad,
- la autorregulación. y
- establece mecanismos claros de evaluación justa.
En esta labor de supervisión continua, el docente de hoy se apoya también en las analíticas de aprendizaje que ofrecen las plataformas (p. ej., registros de acceso, participación en foros), a fin de identificar estudiantes rezagados o desconectados y tomar medidas proactivas.
Estos roles evidencian la naturaleza multifacética del trabajo docente en entornos virtuales. Cabe destacar que no siempre un solo individuo realiza todas estas funciones al 100%. En muchos programas a distancia bien estructurados, algunas, o todas y cada una de estas tareas se reparten entre varios profesionales, por ejemplo, un equipo de tutores puede encargarse de la orientación personalizada, mientras el docente responsable diseña contenidos y evalúa, y un experto pedagógico asesora en la planificación didáctica. Sin embargo, comprender la totalidad de estos cometidos ayuda a delimitar el perfil ideal del docente a distancia, quien debe al menos tener la capacidad de asumir cada uno de estos roles en mayor o menor medida según las circunstancias, dimensión de la institución o programa y número de estudiantes.
HACIA UN NUEVO PERFIL PROFESIONAL
La suma de roles descritos configura un perfil profesional del docente a distancia que trasciende al del profesor tradicional. Este nuevo perfil requiere una combinación de saberes, competencias y actitudes que analizaremos en detalle en las próximas entradas. En esencia, el profesor en la era digital debe ser simultáneamente, y más allá de su especialidad académica, pedagogo, comunicador, tecnólogo y mentor. Debe estar comprometido con:
- el éxito de sus estudiantes,
- la calidad de sus cursos,
- su propia actualización permanente, y
- la innovación educativa.
A continuación, en la siguiente Entrada examinaremos los distintos agentes educativos que intervienen en los sistemas de EaD (más allá del profesor), ya que el trabajo en equipo es otra característica de esta modalidad; y en entradas posteriores abordaremos las competencias y compromisos que completan el perfil del buen docente en línea y, posteriormente, la destacada figura del tutor.
CONCLUSIÓN
El ejercicio de la docencia en entornos de educación a distancia exige una reformulación profunda del perfil y de las funciones del profesorado. El paso de un modelo centrado en la presencialidad hacia otro mediado por tecnologías implica, no solo un cambio de formato, sino una transformación en la identidad docente. El profesor a distancia ha dejado de ser un mero transmisor de contenidos para convertirse en:
- diseñador de experiencias de aprendizaje,
- gestor del conocimiento,
- dinamizador de la interacción, y ´
- facilitador de procesos educativos mediados.
Su rol es múltiple y complejo, implicando competencias técnicas, pedagógicas, comunicativas, sociales y éticas. En la era digital, caracterizada por la expansión de plataformas virtuales, la ubicuidad del acceso a la información y la irrupción de la inteligencia artificial, este docente debe ser también un profesional reflexivo, capaz de:
- adaptarse a contextos cambiantes,
- responder a la diversidad del alumnado, y
- construir entornos de aprendizaje inclusivos y significativos.
Su actuación ya no está circunscrita a un aula ni a un horario, sino que se despliega de manera continua y ubicua, con presencia activa en foros, plataformas, videoconferencias y diversos canales de interacción síncrona y asíncrona.
Esta redefinición del rol docente en la EaD demanda una formación específica, que combine dominio del contenido con conocimientos teóricos, metodológicos, tecnológicos y de evaluación, así como un claro compromiso con el acompañamiento de los estudiantes. Requiere también una actitud ética sólida y un compromiso institucional con la mejora continua y la calidad educativa.
Por tanto, el perfil del profesor a distancia debe entenderse desde una perspectiva integral, que aúne profesionalidad, flexibilidad, compromiso con la innovación y capacidad para asumir con solvencia los desafíos del ecosistema digital. El éxito de la educación a distancia depende, en gran medida, de la calidad humana y profesional de quienes la conducen.
CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DEBATE
- ¿En qué medida los docentes de nuestra institución están asumiendo estos nuevos roles en la educación en línea? ¿Qué roles fortalecen en su institución con naturalidad y cuáles podrían requerir mayor apoyo o formación?
- Desde la perspectiva institucional, ¿qué cambios (en formación, recursos, organización) serían necesarios para que un profesor tradicional se transforme en un profesor a distancia efectivo que desempeñe todos estos roles de manera equilibrada?
FUENTES
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García Aretio (12 de mayo de 2025). 80 años. Compendio EaD (37). El profesor a distancia en la era digital: perfil y tareas. Contextos universitarios mediados. Recuperado 25 de mayo de 2025 de https://doi.org/10.58079/13wlo