miércoles, 28 de junio de 2023

Las pérdidas de aprendizaje en América Latina pueden no ser tan catastróficas como algunos predicen

 Por Michael Ward

Los tomadores de decisiones en los sistemas educativos de América Latina están preparándose para lo que anticipan serán noticias desagradables. Tras el impacto devastador de la pandemia sobre la escolarización, están anticipando con nerviosismo los resultados de la ronda más reciente del Programa Internacional de Evaluación de los Aprendizajes de la OCDE (PISA por sus siglas en inglés) que serán dados a conocer a finales de este año.  

En los países de América Latina se espera con ansias la posibilidad de comparar el desempeño de sus estudiantes de 15 años en las pruebas de lectura, matemáticas y ciencias de PISA 2022 con el de los que participaron en PISA 2018, la última vez que se llevó a cabo la evaluación.  

Sin embargo, los datos ya disponibles de la iniciativa PISA para el Desarrollo (PISA-D), también de la OCDE, que miraron los niveles de aprendizajes entre los jóvenes fuera de la escuela en cuatro países de la región sugieren que las pérdidas de aprendizajes en la región podrían no ser tan catastróficas como algunos anticipan, en buena medida porque las escuelas no estaban proveyendo oportunidades efectivas de aprendizaje cuando estaban abiertas.  

Expectativas sombrías 

Según el último informe conjunto sobre el impacto educativo de la pandemia de COVID-19 de la OCDE, UNESCO, UNICEF y el Banco Mundial “Dos años después: Salvando a una Generación”, los niños en América Latina y el Caribe vivieron los cierres de escuelas debidos a COVID-19 más largos e ininterrumpidos en el mundo. En promedio, los estudiantes de la región perdieron, de manera completa o parcial, dos tercios de todos los días de clases desde el inicio de la pandemia. Como consecuencia, el BID ha documentado caídas en el tiempo dedicado al estudio de hasta 50%.  Todos los estudiantes de secundaria de la región se convirtieron en la práctica en jóvenes fuera de la escuela durante este periodo.  

Se espera que la pérdida de tantos días de escuela en América Latina durante la pandemia tendrá un efecto devastador sobre el aprendizaje, que algunos estiman en 1.5 años de pérdida desde el inicio del confinamiento. Una de las primeras oportunidades para saber cuánto aprendizaje se ha perdido efectivamente llegará en diciembre de 2023, cuando se den a conocer los resultados de PISA 2022. Pero la información de PISA-D sobre los jóvenes fuera de la escuela ya nos proporciona algunas pistas de qué esperar.  

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Los primeros resultados de PISA-D 

Los resultados del programa PISA para el Desarrollo PISA-D, cuyo objeto es alentar y facilitar la participación de países de ingreso medio y bajo en la evaluación internacional de aprendizajes, muestran que los estudiantes de 15 años matriculados en los grados medidos en PISA (en promedio la mitad de las poblaciones de 15 años en los cuatro países medidos: Guatemala, Honduras, Panamá y Paraguay) tuvieron un mejor desempeño que los jóvenes incluidos en la evaluación fuera de la escuela.  

En promedio para los cuatro países de América Latina, menos de 2% de los jóvenes fuera de la escuela (que constituyen aproximadamente la mitad de la población de 14-16 años) obtuvieron niveles mínimos de competencia en lectura (Nivel 2 de PISA), comparado con casi el 30% de los jóvenes matriculados en la escuela.  

Por lo tanto, la escolarización sí importa en lo que se refiere a lectura y no existe una riqueza oculta de literacidad en la población fuera de la escuela, pero al mismo tiempo, la diferencia en el desempeño entre los jóvenes matriculados y los que están fuera de la escuela no es tan amplia como uno podría esperar: 70% de los estudiantes escolarizados en los cuatro países no lograron obtener niveles mínimos de competencia al igual que el 98% de los no escolarizados.  

En matemáticas, la diferencia en el desempeño entre los jóvenes escolarizados y no escolarizados fue incluso menor, con 99% de los no escolarizados por debajo del nivel mínimo de competencia (Nivel 2), comparado con el 88% en promedio de la población matriculada en la escuela.  

Mientras que los estudiantes fuera de la escuela con un mejor desempeño en lectura fueron aquellos que habían ido a la escuela por un periodo más largo, en matemáticas hubo muy poca diferencia en desempeño entre los estudiantes con registros de asistencia más largos o cortos.  

Este análisis, desde luego, infiere impactos a partir de meras correlaciones y es posible que haya otras explicaciones, más allá de duración de la asistencia a la escuela, para la diferencia de desempeño en lectura. Además, es importante recordar que la prueba PISA no solo se enfoca en el conocimiento del currículo sino en el uso del conocimiento y las competencias en contextos de la vida cotidiana.  

También vale la pena precisar que los jóvenes fuera de la escuela incluidos en la evaluación de PISA-D no son comparables en términos de niveles de competencia previos con los jóvenes que dejaron la escuela debido al COVID-19 entre 2020 y 2022, que han regresado a las escuelas una vez que estas reabrieron. Y desde luego, los cuatro países de América Latina que participan en PISA-D pueden no ser representativos de todos los países de la región.  

¿Son buenas o malas noticias? 

A pesar de estas reservas, los resultados de PISA-D sugieren que las diferencias entre PISA 2018 y PISA 2022 en América Latina podrían no ser tan amplias como muchos anticipan, especialmente en matemáticas. Pero si este resulta ser el caso, no se tratará de una buena noticia para la región, por tres motivos principales: 

  • Primero, la muestra de estudiantes representados en PISA 2022 puede ser más selectiva que la de PISA 2018 en caso de que la deserción haya aumentado tras los cierres de escuelas por el COVID – esto tendrá que confirmarse mediante un análisis de la cobertura del estudio.  
  • Segundo, dichos resultados reforzarían los descubrimientos de rondas previas de PISA y PISA-D de que la escolarización no se corresponde con aprendizajes para la mayoría de los estudiantes de la región. 
  • Tercero, los resultados mostrarían que el énfasis actual en la recuperación de aprendizajes perdidos debido a los cierres de las escuelas sería inadecuado ante la necesidad mayor y preexistente de acelerar los aprendizajes para que una mayor proporción de los estudiantes de América Latina obtengan al menos los niveles mínimos de competencia en lectura, matemáticas y ciencias.  

    Tomado de Enfoque educación, blog del BID

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